Caminaba por la calle paseando con mi perro cuando vino mi amigo Curro y se empezó a reír diciéndome que era muy estúpido que yo paseara al gato con correa. Todo el mundo a mi alrededor se reía a mandíbula batiente y me señalaba gritando que era muy absurdo que paseara así al gato. Pero mi perro era un perro y lo miré: tenía cuerpo de perro, cabeza de perro y cola de perro. Fue ahí cuando mi perro me miró y dijo: —Miau.

El platillo volante se acercó a la tierra con intenciones de darse a conocer a los humanos. Pero antes del primer contacto, los extraterrestres decidieron informarse sobre cómo eran los habitantes del planeta tierra. Al cabo de unas escasas horas de estudiar varios aspectos de la humanidad, todos los tripulantes de la nave espacial decidieron que lo mejor sería dar media vuelta, no volver nunca jamás y avisar al resto de universo de que no se acercaran a la tierra bajo ninguna circunstancia.

La conocí a través de internet y en seguida conectábamos. Nos gustaba el mismo estilo de música, las películas clásicas de monstruos y a ambos nos chiflaba la comida picante. Hablamos online durante tres maravillosos meses hasta que decidimos vernos en persona. Quedamos en mi casa, al anochecer, y cuándo llamó al timbre salí corriendo pues deseaba ver cómo era. Pero cuando me vio, gritó y huyó… En fin, supongo que los esqueletos no eran su tipo.