La guerra a la cual se vio obligado a participar al fin había cesado. La gente victorea llorando y riendo de alegría, de alivio, sin prestar atención a su alrededor. Las vidas perdidas yacen bajo mantas negras ocultando el dolor reflejado en sus rostros. Y él se pregunta si a válido la pena ¿Qué han ganado? Lo que fuera no duraría, la historia siempre se repite. Así que ondeo la varita en el aire... Ya no habría historia que contar

Más de diez años habían pasado cuando por fin abrió los ojos, estos se le inundaron de lágrimas por el paisaje a su alrededor... y por primera vez en su vida deseo volver a la oscuridad, carente de imperfección.

No olvides pequeño Sun, que tus pasos pueden ser gigantes

Mientras el sol se ocultaba dando paso al manto de estrellas, su sonrisa se ensanchó dando salida a una carcajada que poco a poco se convirtió en una risa histérica. Batió sus manos al suelo dando golpe tras golpe, sin importarle la sangre salpicando sus ropas o lo viscoso de la carne y los cesos ya hechos trizas. Y a pesar de sus manos rotas continuó golpeando, burlándose del bulto inerte bajo sus pies.

Parece injusta pero no lo es, ella no rompe nuestras ilusiones ni opaca nuestros deseos, no destroza nuestros corazones. Son las personas que se burlan de nuestros sueños, quienes pisotean tu corazón (el mismo que les entregas en bandeja de plata) sin importar que con ello fragmentan nuestra alma. Y cada fragmento se hace polvo con cada mentira, cada engaño, cada sonrisa falsa, promesas jamás cumplidas y cariño fingido.

En la mitad de la noche, cuando la oscuridad invade cada rincón, cuando la niebla es tan espesa que ni la luna puede brindar un rayo de luz, es el momento en que quiero llegar a ti, rodearte con mis brazos esperando eso te consuele. Pero la distancia es la que en momentos como estos me llena de tristeza, porque casi puedo verte acurrucada pensando en una salida, que me dejara sin ti.

Mientras las gotas de lluvia caen sobre ella, resbalando entre las llagas en carne viva de su torso y brazos, el único dolor que fuera capaz de sentir se esfumó junto con su alma pisoteada por aquellas botas negras que terminaron con su vida. Que con la misma crueldad de sus actos le permitió conservar el aliento para ser encontrada y despertar un día más, otro y otro más en el mundo, en su pesadilla personal.

¡No la toques! —Grite con desesperó, mientras intentaba alcanzarlo con mis manos. No le importo mi advertencia ni siquiera volvio la mirada hacia atrás. Intenté avanzar más rápido pero sentía que mis piernas colapsarian pronto. — ¡Alejate! —Apenas pude pronunciar con la respiración entrecortada. Solo vislumbre su sonrisa ladina y autosuficiente, con sus labios marchitos acercándose a la piel de porcelana. Di un último impulso y entonces... solo era un pedazo de carne machacada en mis manos.

El rie ante la pregunta incómoda (no plasmada en este escrito) preguntando si es la imagen que tengo de él, y cómo decirle que no cuando se ha presentado en dicho estado.¿Qué hago aqui? repito en mi cabeza cuando no siento nada más que aburrimiento. ¿Qué haces aquí? quiero preguntar, cuando es obvio que te sientes de la misma manera. Deberíamos parar está incomodidad que no hace ningún bien. Debes aprender a disfrutar de la soledad y quizá algún día yo aprenda a amar la compañía de los demás.

Sentado frente a él no puedo sentir nada, le miro por momentos queriendo encontrar algo que me atraiga a él. Mientras habla veo sus ojos divagar alrededor de la habitación sin observar realmente. La mirada queda perdida sobre el pedazo de pan sobre la mesa, el movimiento de sus manos es lento y pesado al dar el bocado. Pienso ¿qué hago aquí? mientras asiento a sus palabras y rio de manera ocasional porque la verdadera pregunta es ¿Qué hace él aquí? ¿Qué es lo que busca de mi?

El reloj continuo sonando a mitad de la madrugada. El sonido rebotando entre las paredes hace eco en la habitación. La oscuridad envolviendo todo, ocultando los cuerpos en las baldosas del suelo carmesí. Los gritos de las almas siendo ahogados, muriendo en desesperación bajo el tik tak.

Voló con tal rapidez que el viento rasgaba su ropa incluso haciendo pequeños rasguños sobre su propio rostro, más no le tomo importancia, tenia un único objetivo en mente. Alguien en mente. Nada importaba más en ese momento, ni su madre seguramente histérica en este momento, ni su "novia", mucho menos los invitados de una boda no realizada. Se deshizo del corbatín y acelero cuando diviso su objetivo, chocando contra los duros músculos. Beso los labios color jade sellando lo único que importaba.

Estiré la mano hacia el firmamento frente a mis ojos, desesperada quise aferrarme a las estrellas. De pronto un ser angelical las opaco con su brillo, sonrió y extendió su mano. La voz no me salía, más el grito silencioso desgarraba mis cuerdas bucales. Los dedos blanquecinos de aquel ser, cuál dagas, atravesaron la piel y entre crujidos y el gorgoteo de la sangre se llevo consigo la esencia del hombre... Desechando el cuerpo vacío e inerte al abismo

La bala se alojó en tu pecho, empapando tu camisa de rojo. El brillo en tus ojos se esfumó y las lágrimas pronto se secaron sobre tus mejillas. Tus labios dejaron de sostener la sonrisa, tapando los dientes cuál perlas. Pero el cuerpo nunca cayó... Te sostendré entre mis brazos llenos de tu sangre y la mía, hasta que ellos vengan por tí. "No te preocupes, prometí abrazarte toda la vida." Susurré en tu oído. "Pero aún me queda mucho por vivir... ...Ahora que al fin me libre de ti".

El silencio siempre me fue agradable, pero esa noche había algo raro en el, una cierta pesadez en el ambiente. Sabía que era la única ahí pero la sensación de que no era así, me erizo la piel. Sin pensar, asome la cabeza por el marco de la puerta de la habitación hacia el oscuro pasillo. Desearía haber sido un poco más cobarde, así me hubiera encerrado en el cuarto hasta el amanecer...

Me pico la curiosidad de conocerla más a fondo, saber que oculta bajo la máscara. Tan ensimismada estaba en su belleza exterior que muy tarde me di cuenta, había caído en el abismo.

Alrededor de su cuello aún yace la marca de pertenencia, apenas se ve a simple vista pero ahí está. Aún la recuerdo a detalle, como si apenas ayer me la hubiera enseñado mientras lágrimas corrían por sus pálidas mejillas. Cada vez que me sonríe evito mirar, le sonrió con la misma alegría mientras mis párpados cerrados ocultan la tristeza del recuerdo. Me entrego al beso que inicia tímido pero que pronto se vuelve desesperado. Le rodeo entre mis brazos, recordándole que soy yo quien ahora lo ama.

Le temblaban las manos como si fuera una principiante y no hubiera hecho lo mismo los dos días anteriores. Con movimientos torpes y la mente en blanco, solo la inercia guiandola a hacer su trabajo. Cuando todo estuvo hecho, se retiró al rincón en el que debía permanecer, reprendiendosé por dentro su inseguridad ante cualquier figura de autoridad.

No olvides que el invierno siempre te alcanzará, disfruta el calor del verano y la frescura del otoño. Porque cuando te alcance, en el frío de sus manos abrazara la calidez, de tu último aliento.

Le suplico que nunca le dejara, que se mantuviera a su lado sin importar que no mirara en su dirección. Bastaba con estar ahí, dónde sus ojos pudieran admirarle y sus fosas nasales disfrutarán de su aroma intoxicante. Le pedía un simple toque de manos, aunque durará un pestañeo. Solo eso quería. Pero aquel ser se rehúso con arrogancia y prepotencia. Aplastando cada pequeña y estúpida esperanza. Dandole menos de lo pedido. Porque si estaba dispuesto a tan poco no tenía derecho a nada.

Cuando abrió el hocico los afiliados dientes llenos de sangre se mostraron amenazantes, por un momento quedé estupefacta. La sien me palpitaba haciendo un caos de mi interior. Él se acercó, dió un paso tras otro pero con la cautela siempre presente en cada movimiento. No podía comprender porque parecía tan temeroso... y en un pestañear todo acabo. El cuerpo cayó inerte profanado por la espada que alguna vez fue suya. Mi alma gemela yacía sin vida. Y yo, al fin pude tomar mi libertad.

Duerme pequeña paloma, tus alas rotas sanarán, mientras sueña con el cielo azul que te ha sido negado. Con la libertad tras los barrotes que aprisionan tu vida. Ten dulces sueños, que las pesadillas te darán la bienvenida al amanecer.

No me dejes en el olvidó Tú, alma única. Ojos esmeralda que vieron en mi aquello cuya existencia incluso yo desconocía. Con la sonrisa que volvió mi escudo en pedazos. Labios color fresa que me elevaron al cielo con su toque en mi mejilla. Portadora de calidez y esperanza. No me dejes, que la muralla que me protegía a caído a causa tuya. No me olvides, no extingas mi alma ahora que se de su existencia. Tú, alma única, ojos color esmeralda, ladrona de corazones. Ladrona de vidas.

El lugar era tan frío y tenebroso, no importaba cuanto arañara, las murallas oscuras a su alrededor no cedían. Sus lágrimas incesantes no eran suficientes para obtener compasión y ser liberado. Permanecería el resto de su vida atrapado sin poder huir porque no importaba si corría, ellas le acompañaban inmensas, inmutables manteniéndolo en cautiverio. El grito ahogado por la almohada y el deseo de pedir auxilio en medio de la calle no serían suficientes ¿Quién lo liberaría de su propio cuerpo?

"Olvida todo" le dije a mi mente pero tan poderosa como siempre, dejo de lado mis palabras pronunciadas en voz alta a cada instante. Siendo incapaz de convencerle, guíe mis pasos hacia la lluvia. Corrí a toda velocidad antes de que ella prestará atención a mis intenciones. Enfocada en el dolor, al fin olvidó todo... Bajo la lluvia ácida carcomiendo mi piel.

Las palabras hirientes y llenas de odio que recibió de aquella boca torcida en malicia días atrás, permanecen en su cabeza, repitiéndose una y otra vez, en un ciclo sin fin. Entonces llega el momento en que todo se detiene pero es demasiado tarde, el daño está hecho, se a impregnado en cada conexión cerebral. Ya no hay escape del martirio de tu propia mente.