La lluvia caía intensamente afuera. Hace más de 48 horas que no para de llover. Mientras doy la última bocanada a lo que queda de mi cigarrillo miro por la ventana y observo a un pequeño gato intentando inútilmente huir hacia un lugar seco. Ella sigue aquí. Regresó ayer en medio de la tormenta, y ahora me está llamando.
Estoy en la cocina intentando buscar los cerillos que encienden la estufa para poder prepararle su maldito café. Mis pensamientos corren libres por toda la estancia. Mientras me dirijo a la habitación con la bandeja en la mano la escucho reír muy fuerte, tan fuerte que me sangran los oídos. Justo entonces tocan el timbre. Inconscientemente dejo caer todo al suelo.
En la puerta está un policía. Dice que tiene una orden de allanamiento y que debo dejar pasar a su equipo. Lo siguiente que escucho son llamados por radio, y sirenas por todos lados. Me están esposando y yo sigo sin saber que pasa. El policía que tocó mi puerta me toma de los hombres y pregunta si esto lo hice yo. No entiendo de que habla. Escucho como enciende la radio y dice:
- Encontramos el cadáver de una mujer. Parece tener 3 días. Tiene una expresión de sonrisa en el rostro que fue cortada con un cuchillo. Es un asesinato.
- Esta persona parece tranquila. La están revisando, pero es evidente que sufre de un trastorno de esquizofrenia.
Estoy en la sala de estar, el médico sigue revisando algo en mi. Alzo la vista y allí la veo, parada, riendo muy alto, tan alto que no se como los demás no se percatan de su presencia. Sabía que no estaba muerta. Yo no la maté. Se burla, y me dice que se va pero que pronto vendrá por mi.
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