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Observaba y era uno más de la familia sin esperar nada a cambio ….. o si ?


Kısa Hikaye Tüm halka açık.

#amor #venganza
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Callado observador

Cuando se terminó el viaje, me desperté en una nueva cálida y húmeda tierra. Amplia, nada de tiestos plásticos si no tierra de verdad oscura y llena de alimentos para mis raíces. Yo era un joven pino, una conífera esbelta de 15 metros que me volvía a alzar recto y horizontal sobre mis pisos de frondosas ramas terminado en una pirámide repleta de hojas en forma de agujas .

Des de encima de sus cabezas vi como marchaban los transportistas que angustiosamente me habían traído tumbado y encorsetado con cuerdas hasta mi nuevo hogar.

La primera vez que sentí cariño fue cuando salieron al jardín mis dueños, dos niños repletos de exultante energía corrieron hacia la manguera que reposaba en lateral de la barbacoa y llenos de vitalidad y alegría empezaron a darme de beber gritando al viento que debía de ser alto y fuerte como un roble, no deseaba desilusionarles pero un pino es lo que es y lo que no es; es un roble. Ellos salieron después, cogidos de la mano, estaban plenos, adivinaba que esa también era su nueva casa que les embargaba la alegría de ver a sus hijos disfrutar de un jardín en plena era moderna sin desplazarse horas en coche a un bosque y sin los peligros que la naturaleza les brindaba. Esa ración de naturaleza que les daba una manguera y un pino al que regar ya era suficiente y suficientemente segura, además habían cumplido con la obligación de plantar un árbol, ya tenían dos hijos que poco les faltaba si se dedicasen a escribir libros.

De mí sólo se esperaba que me alimentara y creciera disfrutando el viento y la lluvia y me bañara en sol para alzarme majestuoso dando sombra a ese rincón del modesto jardín.

Pero yo les observaba cada día, cada mañana al principio, calentara el sol o la lluvia empañara mis ramas, El salía al porche con un café, imagino antes de ir a cualquiera que sea su trabajo con ropa de traje. Solía mirar adentro de casa para cerciorarse de que no le veían y se encendía un cigarro nervioso pero gozando a la vez de su momento de quietud. Ella salía después, no tomaba café ni fumaba pero le sonreía y le acompañaba a veces sin hablar; se besaban, se marchaban.

Por las noches, después de jugar en el jardín a mi alrededor, escondiéndose en mi basto tronco los niños se recluían en la casa, se oían a veces sus risas, su jolgorio , a veces su llantos y quejas para no ir a dormir. Él salía de noche a mirarme de arriba abajo, volvía a fumar; despreocupado a veces tomaba una infusión de algún pariente menor mío; supongo que el ser humano necesita beber para despertarse y beber para dormir mejor no sé, yo nunca he dormido. Ella le llamaba cariño y él entraba en casa muy dispuesto y feliz, era hora para jugar ellos entendí.

Los años pasaban, yo crecía como era mi deber erguido, firme y frondoso no quería ser un problema para ellos.

Los cafés matutinos y las infusiones nocturnas se sucedían pero había cambios. Por las mañanas el semblante de él ya no era tan férreo y dispuesto, más bien disgustado y abatido y el cigarro se convirtió en dos, ella no aparecía cada mañana y si lo hacía era para esgrimirle alguna orden del día y hacerle ver su repulsa por su costumbre de inhalar nicotina. Las noches eran muy distintas, a veces aún había gritos dentro y él ya salía a su rutina, a la taza le acompañaba lo que atisbaba a ver debía ser una pastilla blanca y los cigarros se sucedían nerviosos y efímeros; ella en la noche nunca aparecía , ya nunca le llamaba.

Seguían sucediéndose los momentos , los meses, las estaciones; el verano era cuando yo me sentía más útil dando sombra para que los niños leyeran o escucharan música bajo mi manto o permitiendo dejar pasar la brisa para que él durmiera siestas de fin de semana.

Una noche todo se rompió.

Él salió perturbado y exacerbado del porche , tenía un cuchillo y se dirigió a mí, lloraba y vomitaba improperios ininteligibles y al llegar a mí descargó todo ese pesar acuchillándome una vez tras otra en mi robusto tronco que sólo permitía pequeñas incursiones indoloras. No sabía que ocurría por qué la rutina se tornaba en esta noche oscura, alce mi copa por encima de mis 25 metros para adivinar a ver como Ella apresurada metía unas maletas en el viejo coche y a sus no tan jóvenes hijos para luego huir espantados de su propio hogar.

Los días se sucedieron, las semanas en las que sin rastro de los niños ni de ella , El se sentaba debajo de mí justo debajo de mis heridas a llorar, sufrir y fumar.

Nunca me sentí dolido por ser marcado aquella noche , tan siquiera me sentí dolido por tantos años de crecer para ellos, de darles sombra, cobijo y abrigo. Pero ahora sí me sentía perturbado por observar el sufrimiento de una persona, El ya no me regaba, ya no se acurrucaba en mí en sus siestas, a caso no dí mis fuerzas por él y los suyos. mis mejores años protegiendo a su familia y ahora sólo observaba rencor, desidia.

No lo merecía, hice un trayecto muy largo para ser útil.

Era momento de terminar por él y por mí, aproveché una noche de fuertes ráfagas de viento.

él salió con su vicio de fumar como cada larga noche y se postro lo suficientemente cerca de mí como para que al dejarme caer sobre él pudiera terminar con su sufrimiento y ahogar mi frustración. El viento era mi coartada, mi impotencia de poder hablar mi declaración, su cuerpo inerte debajo de mí, mi respuesta. Un roble hubiera sido más fuerte que yo.


X.E.P.


03 Eylül 2022 10:54 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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