-Tiene una enfermedad grave, dudo mucho que pueda sobrevivir. lo único que puedo hacer por ustedes, es decirles que intenten estar el máximo de tiempo con ella hoy, porque mañana, lo más probable es que... acabe muriendo.
El médico continuó hablando con mi padre mientras yo me dedicaba a mirar su cara disimuladamente, tenía una expresión seria, nunca la había visto en su rostro. no sabía lo que pasaba pero sabía que era algo malo. Por un segundo, noté los ojos de mi madre clavados en mí así que giré la cabeza para comprobarlo, ella seguía tumbada en esa cama de hospital, y también seguía pálida. Me sonrió y lo único que pude hacer fue llorar. y antes de que me diera cuenta, tenía la cara empapada de lágrimas. Intenté no gemir para no preocupar más a mi padre pero no pude contenerme. así que me tapé la boca con mis manos para evitar que mi padre lo escuchara, pero ya era demasiado tarde...
-¡Qué coño estás haciendo Derrick! Estoy intentando escuchar al médico y tú lo único que haces es llorar como una niña pequeña, eres... ¡un inútil!
antes de que pudiera apartarme, su mano impactó en mi cara y pude sentir que mi mejilla iba entrando en calor, evité moverme porque sabía que si lo hacía repetiría el movimiento así que de mi boca solo salieron dos palabras.
-Lo siento...
Miré al suelo como si dependiera de ello mi vida pero entonces escuché un pitido era muy molesto y no paraba de sonar ¿que debía significar?
El médico me apartó del medio bruscamente y se acercó a mi madre.
-¡La estamos perdiendo!
gritó.Sin que pudiera reaccionar, por la puerta entraron unos cuatro médicos y se pusieron al lado de mi madre evitando que pudiera ver nada. de parte de mi padre, solo oía gritos refiriéndose a mi madre
-¡Margaret! ahora no ¡aguanta!
me puse de puntillas para intentar ver a mi madre, pero no conseguí ver nada. solo se oían unos gritos ahogados con su voz dulce y cálida.
-Derrick... Derrick...
lloré otra vez sin importarme las consecuencias y grité desconsoladamente.
-Mamá, no te vayas... ¡mamá!
mi padre me miró y los médicos también parecía que hubiesen visto un fantasma.
-¡No puede estar aquí!
gritó uno de los médicos. automáticamente, dos de los cuatro médicos que habían me agarraron de los brazos intentando sacarme de esa habitación. puse resistencia e intenté quitarlos de encima pero... nada. mis pies no eran suficientemente fuertes para soportarlo. Lo último que escuche de mi madre antes de salir de allí hizo que volviera a llorar.
-Te quiero... Derrick.
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