alan-matu Alan Matu

Un punto reluciente, una luz rodeada entre la oscuridad brinda de esperanza las almas jóvenes y curiosas, entre tanto odio y putrefacción mundano, existe la esperanza de ser un nombre sobresaliente entre tantos mundanos y errantes seres que vagan y caminan por las calles, simbrando su miseria por los alrededores Hay cosas que nos pueden salvar: El amor, la esperanza o el deseo de transcender ¿Pero este deseo, este amor puede realmente salvar nuestras almas y evitar convertirnos en cosas más aberrantes a las que detestamos? Puesto que no toda luz puede a llegar ser tan cálida y apaciguadora, incluso entre un rayo de luz, puedes sesgar tu vista y perder el rumbo en cualquier momento ¿Que pasa si aquel amor tiende a transformarse en una abominación y volviendonos seres egoístas? ¿Que pasaría si la luz del mundo terminara consumiendonos y nos volviéramos lentamente en seres tan obsesivos y egoístas? Pues está es la historia de Frederick, un joven de las calles pobres, quien en la horripilante ciudad antipática y parasitaria de Frankfurt, encuentra a una joven en su camino, cuyos destinos terminarán cruzándose y desembocando situaciones que marcarían no solo ambos o incluso a sus conocidos, si no que cambiaría la historia de Frankfurt para siempre, dejando un nombre en la punta dónde podría llegar a la trascendencia o a terminar en el olvido, siendo otro más de esta ciudad, un polvoriento lastre entre tantas animas


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#Novelajuvenil #Drama #Novela #inkspiredstory
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Expresó

Érase una vez en los remotos barrios de Frankfurt, dónde apenas surgían las primeras pandillas modernas, en las que habitaba un joven de aspecto fino, pero de procedencia mala y desagradable, el cuál vivía junto a su madre en una casa vieja en los bordes de la ciudad, el nombre de aquel chico era Frederick Von Anderson, Von de madre y Anderson de padre, quien resulta difunto en esta historia. Mire pues que aún con todo esto, este jóven tenía el anhelo de salir del rincón oscuro donde procedía y poder ascender al cielo terrenal para escapar de las manos de los viles hombres y mujeres que habitaban está ciudad.

Érase que un día su madre, quien andaba en labores domésticos, pidió un poco de Ritalin para sus viejas lesiones, pero era puro cuento lo de esa patraña, pues sus lesiones sanaron, pero jamás sanó su obsesión con los analgésicos. Bien que pudo haber omitido esta decisión, tuvo que hacer caso a la petición dada, pues al fin y al cabo era la mujer que lo mantenía

Así que agarró un saco y boina y partió hacia más adentro en la ciudad, dónde se hallaba el preciado Ritalin, en eso andaba cuándo se topo con unos tipos de apariencia formal, parecían ir hacia un lugar y vestían de manera cotidiana, uno de ellos se le acercó al muchacho

-Miren bien que está aquí, es Frederick “Dust” Anderson, pero que sorpresa toparte por estos lares ¿Es acaso de que habrás querido salir de tu cueva finalmente?

El tipo que hablaba era Rommel Mainstein, un joven compañero del Gymnasium de Frederick, de fama buena y humildad, quien siempre había querido saber sobre nuestro muchacho, pero el mismo siempre se había negado a una interacción

-Vengo aquí por unas medicinas, no para andar de fiesta en estas calles, en cuanto tenga lo que busco partiré

-Venga hombre, no está mal pasar el rato de vez en cuando, morirás de viejo antes de llegar a los 30 ¿Por qué no mejor tomas el rato y vienes con nosotros? Partimos hacia el centro comercial de la ciudad

Cómo si nada tocó el hombro de Frederick, misma acción hizo que este lo viera con desagradó y le dijera que se fuera, y como el tipo no quería armarse líos con aquel muchacho, partió junto con sus amigos a su ruta antes dicha, por lo que el muchacho siguió a por las medicinas

Llegando a la farmacia, buscó al señor que siempre lo atendía todas las ocasiones, pues aquel don conocía a su madre y era quien le vendía la tan hablada medicina, entró a la tienda y sólo vio a una muchacha en el mostrador

-Disculpe las molestias, pero me gustaría saber dónde está el señor Mascherano, he venido por él pues el sabe la medicina que mi madre necesita

La jovencita le explicó que el señor Mascherano había partido a Berlín por asuntos familiares y que llegaba aquel día, solo tenía que esperar una hora para poder verlo. Con esto en mente, él partió hacia la estación (Que estaba a unas esquinas de la farmacia) para esperar al susodicho señor, llegó al lugar y se sentó a leer las noticias del periódico cada vez más trágicas, ya que el creciente resurgimiento del Crack y la metanfetamina había causado algunos problemas en la salud pública, cuya culpa recaía en 2 pandillas inmigrantes: Bloods y Crips

Al caer el medio día en la estación los trenes llegaron a la parada, luego de esperar por 30 minutos finalmente llegó el tren del señor Mascherano, él se había dirigido hacia el vagón donde se suponía que saldría, camino entre la gente para poder ver al señor y observó su figura ahí

De la nada y sin previo aviso, un cuerpo impacto junto al suyo mientras se dirigía a ver al señor, el impacto fue tan fuerte que tiro a Frederick hacia el suelo, perdiendo de vista al dichoso señor, y sin dudarlo levantó voz ante el causante de su caída

-¿Es acaso que tienes los ojos volteados o estás más bizco que una camaleón?- Grito sin importar la gente que pasaba por el lugar.

Tan solo alzó la vista y vio a quien le dirigía tales palabras, era una joven oculta entre su sombrero veraniego, la cual tapaba su cara y solo dejaba ver un vestido blanco como lana y piel clara como las nubes, entre ese sombrero estaba una chica de pelo largo y rubio, ojos verdes como las hojas de un árbol.

-Disculpe mi mala vista, andaba distraída por la euforia de llegar a un nuevo lugar

Aquel joven quedó atónito ante la mirada de la chica, incluso el enojó que tuvo desapareció, pues no sabía de la persona quien estaba por delante de él. Incluso con algo de pena se disculpó por haber mentado insultos

-No te preocupes tanto en ello, bien merecido lo tengo después de andar corriendo sin fijarme, pero lo pasado el pasado se queda

-Disculpa la molestia, parece que no eres de esta zona ¿Es acaso que vienes de pasada o por algún familiar

-Por algo familiar más que nada- comentó- Mi padre tiene un empleo en este lugar y me tocó acompañarlo hasta aquí, soy Elena Wagner y vengo a esta lugar por cuestión de oportunidades, espero que nos topemos en un futuro, buscaré la manera de enmendar está situación tan vergonzosa

Antes de dar su nombre la chica partió hacia afuera de la central, mientras que el jóven siguió pensando en aquel suceso durante un buen tiempo

La cosa fue qué tras ese momento incómodo, él joven Frederick siguió con lo pensado y encontró a el señor Mascherano, quien lo atendió al llegar a su farmacia y obtuvo la tan hablada medicina, con lo que pudo partir hacia su casa. Mientras viajaba sin alguna molestia, notó que había un par de jóvenes en un callejón, un encapuchado y otro con varios euros en mano, asomó su cabeza para verlos de cerca.

Cuando el negocio había terminado, se quedó esperando a escondidas a aquel joven encapuchado, el hombre misterioso salió hacia la calle y tomó una piedra, lanzó aquella piedra hacia un basurero, mismo donde Frederick estaba como comadreja

-Sal de ahí sucia alimaña y déjate ver, no creas que no noté tu presencia mientras negociaba, sal ahora o enfréntate a las consecuencias

Se mostró ante los ojos del encapuchado, quien cargaba arma en mano y esperaba desfundar, por lo qué el miedo se le subió encima al muchacho. Para su buena fortuna, el encapuchado no era alguien que le fuera ajeno, al ver que el escondido era Frederick, guardó él arma y se reveló ante él muchacho, quien era un jóven igual que Frederick, de tez blanca y cabello negro, pelado por completo y con cicatriz en la boca

-Vaya sorpresa ¿Eres Patel Buffurd?- le dijo al jóven, quien asentó con la cabeza

-Antes di que no clave plomo en tu cuerpo, que tienes la suerte de no serme ajeno y ser amigo de Nikita

-Amigos como tal no somos, pero conocidos sí, aún así no habría dicho nada de lo que vi, no me sirve para nada pelear luchas que no debería

-Pues siéntete agradecido, que la próxima que vea que andas merodeando no pensaré 2 veces en darte al blanco, así que parte y vete antes que cambie de humor

Haciendo caso a las amenazas partió, siguió su rumbo hasta su casa y dejó el tan dichoso Ritalin, su madre se encontraba inconsciente en él sofá, olía a culo y orines de gato que le aventó la medicina a la cara, luego de ello decidió salir a un bar cercano de su casa

Una particularidad de Frederick era la de asistir al bar de un señor de la zona, quien le servía bebidas de frambuesa y varios sabores, sin una sola gota de alcohol, era Marcus el nombre de tal tabernero y él había cuidado a Frederick hasta esas estancias, hasta ese punto era la única persona que Frederick consideraba como amigo tras la partida de su padre, quién le había encargado la crianza de Frederick por si llegaba a faltar algún día

Cómo todos los días, él chico llegó y se sentó enfrente de la barra, Marcus salió y vio su presencia en el lugar

-Vaya dicha verte a estas horas ¿Es acaso que la vieja Sophía se durmió por las copas?

-Por pastillas más que nada, estaba casi muerta cuando llegué y solo avente las pastillas al sofá, tal vez en un par de horas despierte

-Parece cotidiano que ande en los cielos cada día, a este paso no me sorprendería si llegase a ellos por sobredosis

Tras charlar un rato sobre algunos asuntos Marcus le sirvió a Frederick un nuevo especial de la casa: Un Halley Berry Halelujah de frambuesa con miel o alcohol con Vodka, mientras revolvía la bebida Frederick contó:

-Mira pues que él día de hoy paso algo incómodo, había llegado a la farmacia y me dijeron que él señor Mascherano había partido a Berlín, fui a buscarlo a la estación y caminando en el lugar me choca una chica distraída, por instinto la insulte pues pensaba que era un despistado chiquillo que corría por la zona, pero me di cuenta de que era una chica a la que había mentado de barbaridades

-Para tu rollo un momento ¿Qué importa el hecho de que fuera chica? A ti jamás te importó si fuera hombre o mujer, tu siempre habías insultado sin importar el qué, no me digas que te enamoraste de la joven chica

-No digas ridiculeces, me incómodo el hecho de saber que era nueva citadina, imagínate llegar a un lugar y que tú bienvenida sea una mentada, todavía la tipa se disculpó por el hecho y se fue apenada, diciendo que buscaría la manera de enmendar el suceso

-No hay preocupación que debas tener, en primera el momento no fue tu culpa, aparte de que bien y pudo avisarte de antemano, además de que es muy improbable de que te la encuentres otra vez, esta ciudad es tan grande y las calles tantas que parece un laberinto, por lo qué tú borrón y cuenta nueva, que ya verás que lo que digo es cierto

Camino nuevamente hacia su casa, ese día surgió un accidente por la ruta en la cual transitaba, tomó una ruta alterna y siguió su camino hasta toparse con unas cajas de mudanza en la mitad de una calle, sin ningún cargador a la vista

-¿Quién será el que se está mudando a la zona?- tuvo aquella duda, la cual tuvo una respuesta inmediata, pues antes de partir como si nada, salió una chica de aquella casa, no era menos que la joven con quién se había topado en aquel incidente del tren

Al reconocerla decidió pedir disculpa por lo sucedido, ella solo se digno a aceptar las disculpas y preguntar si era un local en la zona, respondió que sí y que se dirigía a su casa, no sin antes preguntar por aquellas cajas

-En lo que mi padre fue a realizar unos trámites, me encargó el desempacar todas las cajas y organizar, tal vez tarde unas cuantas horas, por lo que decidí empezar en estos instantes

Luego de esto Frederick pidió amablemente ayudarla con el desempaque, pues buscaba la forma de limpiar su imagen ante ella después de lo sucedido, Elena acepto y ambos pusieron manos a la obra para hacerlo

Si bien, subestimaron un poco el trabajo, ambos lograron organizarse para disminuir la carga tan pesada de las cajas, ya que eran de diferente contenido, algunas traían ropas y harapos, otras eran platos o piezas de porcelana e incluso algunos tenían discos adentro, aquellos discos antiguos de vinilo que se cubrían de polvo por el tiempo, entre tantos objetos

Cómo él estaba curioso por ver el contenido de las cajas, fisgoneo un poco entre ellas y encontró algunos discos de calidad, todos parecían cubrirse de una gran capa de polvo y apenas se distinguía de que eran, entre esos tantos discos estaba uno marcado en una bolsa, con la etiqueta “Para Elena, de la abuela”

Frederick subió hacia la recámara de la misma y le pregunto sobre aquel objeto

“Oh vaya, no pensé reencontrarme con esto” había afirmado mientras veía tenuemente el disco, tal vez pensaba en algún recuerdo, sea amargo o dulce, pero le había sacado una mirada melancólica de pronto, al notar esto el joven, pregunto por el malestar que le aquejaba a la chica, a lo que ella simplemente ignoró

Acto seguido: Elena fue hacia un toca discos que había puesto en su cuarto y reprodujo el dichoso Vinilo, se sentó en su cama y se quedó oyendo la música por un momento, invito a Frederick a sentarse junto a ella e hizo caso a la orden, pasaron unos segundos hasta que el joven pregunto por la razón de su melancolía

-No olvidó las tardes de verano en Dortmund con mi abuela, se sentaba en los jardines del hogar y se ponía a escuchar aquel Vinilo, ella cargaba la imagen de mi difunto abuelo mientras recitaba una canción que él le había dedicado a ella cuando eran jóvenes y viajaban al extranjero, no me acuerdo de la tonada, pero solo recuerdo que ella siempre decía “Si 100 años vivo, 100 años pienso en ti “ y derramaba una lágrima antes de irse a dormir, tal vez no vivió 100 años para cumplir aquella promesa, pero cada día, durante cada tarde, por 27 años desde la defunción de mi abuelo, ella nunca dejo de recordarlo todos los días, pues 27 años vivió y 27 años siempre pensó en é

No hubo una respuesta o palabra ante tal historia, el joven Frederick solo se quedó callado mirando el suelo ineptamente, mientras la jóven caía en un momento de vacío en sí, recostó su cabeza un segundo en él hombro de Frederick, lo que solía causarle repelo le causó algo diferente aquel día

-Ahora que recuerdo bien, jamás dijiste nombre ante mí ¿Serías tan amable de poder decírmelo?

-Frederick Von Anderson- dijo casi susurrando

-Vaya nombre, espero poder recordarlo la próxima que nos veamos

La tarde de aquel día paso y Frederick se despidió de aquella chica, siguió su rumbo sin antes decirle dónde podría encontrarlo si ella quisiera, regreso a su casa y solo recibió insultos de su madre, quien le recriminaba el tardar horas en la calle, no hizo caso alguno a los insultos y subió a su cuarto

-Mas te vale no haber tomado algo de la zorra de Nikita- subió a su cuarto sin tomar en cuenta lo dicho y decidió escribir un poco sobre una historia mientras hablaba en un foro de internet

Tras un rato de estar escribiendo, algo tocó la ventana, Frederick no parecía sorprendido, pues reconocía a la visita que había llegado, era una joven algo desarreglada, con ojos rasgados y tatuajes entre las manos, traía algo consigo en la misma chamarra, unos sobres raros y un tipo de botella de cristal

Entro al cuarto y saludó a Frederick tan cotidianamente, se sentó en su cama y empezó a quemar la botella de cristal con un encendedor, vaporeaba humo por la boca como si fuera chimenea, el nombre de esta persona era Nikita, alguien quien vendría siendo más conocida que amiga, de mala fama entre las calles e hija de un mafioso de pandillas

-Mala noche la de hoy, hubo otro conflicto cerca de una discoteca, oí solo algunos disparos antes de irme de ahí- Sacaba de sus bolsillos unos medicamentos, eran algunos que su madre requería para tratar un padecimiento cutáneo y cuyo precio era alto, Frederick había hecho un trato con Nikita por el medicamento, lo cogió y se retiró a su escritorio mientras ella fumaba

La noche siguió cayendo y la tipa se quedaba en la habitación, era cotidiano que ella hiciera aquellas rutinas, pasaba normalmente las noches en el cuarto de Frederick, pues de la mala fama que tiene, no podía estar tan al descubierto entre las calles, incluso solía hacerle plática al muchacho, quien solía ser de pocas palabras

-¿Nada nuevo en lo cotidiano?

-Todo igual como siempre, salvó un incidente que ocurrió hoy en el tren, choque con una chica y la tuve que ayudar en la mudanza como forma de disculpa

-No suena a algo muy común en ti, habrás querido algo como para hacer semejante acto ¿Dinero, beneficios o amor? No hay razón por la cual uno actúe de manera tan irracional si no es que está loco por amor o avaricia

-Pues locos hay muchos pero cuerdos muy pocos, y si hice todo esto fue por deuda de honor, incluso podré ser hipócrita, pero no hay ser más despreciable que aquel al que le tienden la mano y está la encoge

-Pues ojalá y no te muerdan, incluso hasta los perros muerden por un poco de comida, en este caso parece que quieres morder un buen prospecto para algo personal, pero ahí tú, no soy quién pueda quejarse de esto, solo una simple Hood-rat de calle

Fumó una última vez la botella antes de irse, a la mañana siguiente Frederick partió hacia la taberna de Marcus, pidió lo mismo que la otra vez y contó lo sucedido a su buen amigo

-Mira, creo entender lo que podría estar pasando en tu interior, tal vez exista intriga en tu ser sobre esta persona, pero incluso me atrevería a decir que fuiste precipitado con lo de la mudanza, eso solo lo hacen los buenos amigos o los cargadores

-Discrepo, fue más que nada una cortesía por lo del incidente

-Mismo que ella causó –contesto- A sabiendas de que ella fue la causante, tu actuaste cómo noble caballero de armadura plateada, pero en una absurda situación, hasta diría que parecías un Quijote en búsqueda de una doncella en apuros, solo diré que medites bien las cosas

-¿Meditarlo en qué sentido?

-Muy buena pregunta pequeño ¿Te apetece que responda tu duda con una malteada?

Con un pequeño vaso le sirvió algo que parecía frambuesa mezclada con moras, en otro vaso sirvió una mezcla de Tequila con Vodka, puso en frente del chico los 2 vasos mientras decía:

-Piensa en la vida como si fuera una secuencia aleatoria de decisiones y elecciones, las cuales pueden traer terribles consecuencias o tiempos venideros, cada decisión que tomas afecta el rumbo de esa secuencia, en todos los años que llevo conviviendo contigo, tu siempre eliges la malteada, yo jamás he sido capaz de ofrecerte cerveza para embrutecerte, pero este caso es diferente, es un Hally Berry o Halelujah

-Vale, no entiendo la metáfora detrás de todo esto ¿Cuál es el sentido de que ahora me ofrezcas tomar alcohol?

-Es qué ahora debes ser consiente de tu decisión, sabes muy bien lo que el alcohol le hace a las personas y incluso sabes los riesgos del mismo, pero si en este momento, de alguna manera estuvieras cabreado ¿Serás consciente del riesgo o te dejaras llevar por el impulso? Lo mismo pasa en este asunto, pues pareces no estar tan consciente de la situación y has dejado llevarte por puro impulso

-Entonces dices que por una mala decisión condenare mi vida al sufrimiento

-Mira que no estás tan lejos de la respuesta ¿Tu sabes cuántos hombres y mujeres han entrado aquí para beber por primer vez y terminan volviéndose clientes frecuentes? Deberías contar la cantidad de lamentos que hay aquí en la media noche, pues una simple elección termino por arruinar su camino, ahora es tu turno de que tomes las riendas de tu destino, muy pronto surcaras hacia otros horizontes y habrá momentos en los cuales tu ego, narcisismo o ira dominarán tu ser, es aquí donde deberás probar si eres capaz de aplicar sensatez a tus acciones o vas a dominarte por el mismo impulso, así que preguntaré ahora mismo ¿Estás listo para beber un Hally Berry o seguirás en el Halelujah?

Teniendo en cuenta todas estas palabras, Frederick pensó durante unos segundos, tomó un trago de una de las bebidas y salió del lugar, en el camino a casa se topo con Elena, quien le agradeció nuevamente por lo de la mudanza

Antes de que ella se fuera de ahí, Frederick preguntó

-Cómo fui la persona en darte una bienvenida algo dura, he estado pensando en arreglar mal acto, quería saber si estás disponible para salir algún día en una cafetería, tómalo como una bienvenida apropiada a la ciudad

-Creo que tengo tiempo este viernes ¿Te parece que sea ese día?

-Me parece perfecto, iré a buscarte el viernes para irnos

Y de esa forma fue como Frederick obtuvo su primera cita con una persona, notó que tenía un poco de frambuesa en el labio, por lo que en voz baja susurro

-¡Halelujah!

16 Nisan 2022 22:05 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun Cardumen de pirañas

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