A mi padre, quien me enseñó los límites de la mente.
¡¡¡Suena el despertador!!!
Son las 6:00 am y como todos Albert Maxda se despierta y a las 7 en punto, estará en la puerta del ascensor listo para comenzar su día.
Albert Maxda es un hombre de mediana edad, matemático de profesión y que es director del área de Análisis de Datos de la transplanetaria empresa Corporación Sinclair. La totalidad de sus días comienzan con el sonido particular de su despertador, para posterior tomar un baño, afeitarse y vestirse como siempre lo hace con un pantalón y chaqueta que combinan de una manera inmejorable, y además sin faltar con uno de sus muchos corbatines. Acto consecutivo desayuna un par de panes con un rapido tostados, untados con su mermelada favorita, un huevo tibio de justo cuatro y medio minutos de cocción, jugo de naranja y siempre café negro. Para terminar esta rutina, Albert alimenta a su fiel compañero Morris, un gato viejo y antipático.
Exactamente igual que todos los días a las 7:00 en punto Albert estará listo para tomar el ascensor y después, como todas las mañanas, se detendrá en el piso 5 a las 7:05, y entrará la señorita Valeria Cruciani, una distinguida y muy guapa mujer de pelo negro y ojos azules, quien trabaja como gerente en una gran y exclusiva tienda por departamentos propiedad de Corporación Sinclair. Después de unos minutos de viaje, que parecen eternos, ambos llegarán a la planta baja sin decirse palabra alguna, pero sí compartiendo esas miradas que lo dicen todo.
Un día el despertador no sonó como todas las mañanas. Morris lo había tropezado por accidente y cuando Albert efectivamente despertó era un poco más tarde de lo que normalmente lo hacía, lo que lo llevó, para estar en el ascensor a las 7 en punto, a acelerar su estricta pero tediosa rutina matutina, que para su sorpresa logró a pesar del inconveniente.
Una vez en el ascensor, con la percepción de que había cumplido con su cuasi-psicótico comportamiento, que le generaba una supuesta tranquilidad mental, se percató de que había olvidado atar su corbatín y por ende llegaría al piso 5 incorrectamente presentado cuando entrara la señorita Valeria. Con un ímpetu que no conocía poseer, logró atar su corbatín correctamente y justo a las 7:05 am, se abrió el ascensor y entró Valeria como estaba predestinado a suceder. Pero esta vez algo cambio para Albert y ese ligero inconveniente minutos atrás que vino acompañado de ese nuevo sentimiento que no conocía, le dio la fuerza, que desde hace meses necesitaba, para decir: "¡Buenos días!", a lo que Valeria contestó con una sonrisa: "¡Igual para usted!", pero lastimoso dado que el ascensor llego a la planta baja y no dio tiempo para más.
Al día siguiente, con esa nueva fuerza interior, Albert decidió un giro riesgoso, algo casi imposible para un matemático y calculador analista de datos: entrar en el ascensor con la camisa desabrochada, el corbatín sin amarrar y estar listo cuando el ascensor llegara al piso 5 a las 7:05, se abrieran las puertas y estuviese parado como siempre impecable para recibir a la guapa Valeria Cruciani. Para la alegría de Albert, cuando se volvieron a abrir las puertas del ascensor en el piso 5 a las 7:05 am y entró la señorita Valeria, él estaba insuperable y listo a ese viaje a la planta baja, que ese día y gracias a esa nueva sensación que experimentaba Albert, le permitió, aparte de dar los buenos días, decir: "Por cierto, soy Albert Maxda, su vecino del piso superior...", a lo que Valeria, sonrojada, respondió: "Encantada, soy Valeria Cruciani...". Pero como el tiempo es un misterio, mas también un cruel dictador, el ascensor llegó a la planta baja y la vida de ambos continuó como siempre.
Con esta maravillosa sensación, o a lo mejor con este nuevo súper-poder, algo que no podía descifrar, Albert comenzó cada día a tomar más y más riesgos. Lo que inició con el corbatín fue in crescendo cada día en dificultad. Empezó por vestirse complemente en el ascensor, después de un tiempo logró además bañarse y vestirse... por último ya había logrado bañarse, vestirse, desayunar y estar listo cada mañana a las 7:05 cuando se abrían las puertas en el piso 5 y entraba la persona que hacía que su corazón latiera a velocidades casi lumínicas. Por supuesto, esto había llevado la relación entre Valeria y Albert más allá de unos buenos días, pero todavía no tenía la fuerza suficiente para invitarla a tomar un café. Además, había algo que le comenzó a intrigar de Valeria y era que se veía cada vez más mayor con el devenir del tiempo, pero seguro era algo no importante o un error de percepción.
Un día, Albert tuvo la fuerte convicción de llevar su hazaña mas allá de lo imposible. Intentaría, gracias al sofisticado andamiaje que había desarrollado, lograr que su metódica y psicótica rutina de las mañanas se completara dentro del ascensor en los 5 minutos disponibles, es decir, lograría acelerar el proceso para así también leer el periódico, tomar café, responder los emails y preparar las presentaciones del día y siempre estar listo, como todas las mañanas, a las 7:05 en el piso 5 para recibir a la señorita Valeria, a la cual entonces le pediría finalmente que fueran a tomar ese café que tanto deseaba.
Pero en un mundo regido por el caos y la incertidumbre, cuando Albert entró a las 7:00 am al ascensor, dispuesto a forzar el tiempo más allá de los limites posibles, la luz falló y el ascensor se detuvo... Cuando finalmente el problema fue resuelto y Albert llegó al piso 5, habían transcurrido no 5 minutos sino 3 horas. Al abrirse las puertas una anciana, que Albert no pudo reconocer, lo saludó alegre con los buenos días. Sin saber qué estaba pasando y pensando que todo esto debería ser una pesadilla de la cual pronto se despertaría, se dio cuenta de que sí reconocía los ojos de esa señora mayor que lo saludaba y por una extraña razón que aún no comprendía, se percató de que habían transcurrido muchos años, que para él solo habían pasado unas horas y que esa anciana era la misma Valeria Cruciani.
Lo más triste fue que Albert se dio cuenta de que nunca pudo invitarla a tomarse un café y que al parecer ella lo esperó por años.
Es el Universo donde se encuentra Albert Maxda, lo cual incluye el cosmo que seria nuestro Universo visible, y el Universo que seria lo que comprende todo el Universo. Tambien es posible que se viaje a otros Universos distintos de Unicosmo. Los hechos ocurren en el Siglo XXII en el 2130 Hakkında daha fazlasını okuyun Unicosmo.
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