armydanram Dan Castillo

Después de vivir años enamorado de su vecino, Taehyung decide por fin acercarse a Jungkook. Pero ¿Es realmente amor lo que siente? ¿Y hasta donde es capaz de llegar? 🚫 Advertencia🚫 El contenido presentado a continuación puede ser perturbador para algunas personas. Si no te gusta o eres sensible a temas de alto impacto te recomiendo que te retires. -𝑴𝒊 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝑱𝒖𝒏𝒈𝒌𝒐𝒐𝒌, 𝒂𝒍𝒈𝒖́𝒏 𝒅𝒊́𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒂 𝒆𝒔𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒔𝒆𝒓𝒂́ 𝒎𝒊́𝒂.


Hayran Kurgu ünlüler Tüm halka açık.

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Kısa Hikaye
15
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Tamamlandı
okuma zamanı
AA Paylaş

One shot

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Otro día más, Kim Taehyung despertaba y lo primero que hacía al levantarse de su cama, como todos los días sin falta, era mirar por la ventana, la cual dejaba a la vista la ventana de la casa continúa, dónde vivía Jeon Jungkook; el chico rubio que apenas hace un par de años se había mudado al vecindario, llenándolo de vida y ganando la confianza a sus nuevos vecinos, pero sobre todo, alegrando la vida de Taehyung; pues al pelinegro, el solo verlo era más que suficiente para sentir que su día estaba bien, que su vida estaba bien.


Jungkook apareció al otro lado del vidrio, mostrando su desnudo y bien marcado abdomen, en proceso de ponerse una playera blanca; en ese momento Taehyung se imagino en aquella recámara, junto al rubio, creando en su mente una larga conversación con él, la cual deseaba que terminara con los labios del otro sobre los suyos, para después desprenderse de cada prenda del cuerpo del menor pegando sus anatomías y haciéndolo suyo, poseer al menor, y es que para Taehyung no había ser más hermoso y perfecto que Jeon Jungkook. Todo en él le parecía perfecto, desde su cabello hasta su forma de caminar, pero bien Taehyung no se atrevía a acercarse al menor, pues con tan solo tenerlo cerca, o cuando Jungkook lo saludaba era más que suficiente para que Kim Taehyung se quedará sin habla. Siguió con la mirada al menor hasta que esté se fue, desapareciendo de la vista del pelinegro.


-Mi hermoso Jungkook, algún día toda esa perfección será mía -musitó en un suspiro el pelinegro.


Tomó una de sus camisas perfectamente ordenadas en su armario y se arregló para ir de compras, y es que siempre fue un hombre de horarios e itinerarios pero en un descuido por vigilar de más a Jungkook terminó olvidando llenar su cocina de despensa para el resto de la semana. Bajo las escaleras llegando a la entrada principal, tomo sus llaves y se colocó rápidamente sus zapatos, salió de su casa esperando no encontrarse con nadie, no solo con Jungkook, sino con ninguno de sus demás vecinos, pues Taehyung nunca fue bueno socializando o comunicándose con otras personas. Un inadaptado social, como muchos decían a sus espaldas.


El pelinegro subió a su auto y condujo hasta el supermercado, dónde repitió inconscientemente la misma rutina de siempre, paso por los mismos pasillos tomando lo necesario y echándolo al carrito de compras, su ruta ya era común y predecible, hasta se podría trazar un mapa con el recorrido y cantidad de pasos del pelinegro. La vida del joven Taehyung era muy monótona, pero igual él estaba cómodo y acostumbrado a eso. Avanzaba arrastrando el carrito casi automáticamente, como su memoria muscular le indicaba, hasta que vio algo o mejor dicho, a alguien que lo hizo detenerse de inmediato. Jungkook, miraba detenidamente los productos en uno de los pasillos por el que Taehyung se disponía a pasar. Y él, lejos de ser disimulado se quedó parado en ese mismo lugar, mirando fijamente al joven, que al sentir una mirada sobre él, volteó en su dirección, regalandole una enorme sonrisa.


-Taehyung hyung -exclamó feliz de encontrarse a su vecino. Levantó su mano y la agito en el aire a modo de saludo- que bueno verte.


-Hola -hablo con su voz gruesa, acercándose lentamente al menor. Sentía su corazón palpitar incluso en la palma de sus manos. Se preguntaba que era lo que hacía Jungkook ahí, pues sabía que ese supermercado no es en el que el rubio acostumbraba hacer sus compras, porque si... Taehyung conocía a la perfección los lugares en los que acostumbraba comprar o pasar el tiempo. Jungkook no manejaba una rutina tan impecable como la suya pero no era común verlo fuera de sus zonas de confort- nunca te había visto aquí- menciono actuando como si no estuviera tan interesado en lo que decía.


-Y nunca había venido -le sonrió haciendo que su mundo se paralizace- pero la tienda a la que voy está cerrada y necesitaba esto con urgencia -señaló los envases y bolsas de ramen que tenía en su canasta de compras.


-Es demasiado ramen para una sola persona -frunció levemente el ceño.


-Si -rasco su nuca nervioso- la verdad no sé cocinar, esto es lo que como casi diario -dijo seguido de una risa nerviosa.


Taehyung lo miró con asombro, nunca había escuchado de alguien que su dieta fuera, en su mayoría, aquellos fideos instantáneos, y menos que mantuviera tan buen físico como el de Jungkook- bueno yo... No soy un experto en la cocina pero si gustas puedo invitarte a cenar -comentó el pelinegro disimulando un tono serio para que el menor no notará lo nervioso que en realidad estaba.


-Quizá un día de estos te tome la palabra -sonrío amablemente Jungkook- solo espero que no te arrepientas cuando toque tu puerta -río.


Taehyung por primera vez en mucho tiempo mostró una sonrisa sincera, y Jungkook al ver aquella hermosa sonrisa cuadrada quedó fascinado, sin saber que más adelante el dueño de aquella sonrisa sería su perdición.


-Cuando quieras puedes ir a cenar, lo digo enserio -aseguró el mayor, aún sonriendo.


Ambos chicos sin saber que hacer o decir se quedaron mirándose, mas no hubo nada de incomodidad en aquellos minutos de silencio. Pasó una mujer mayor a un lado de ellos y al reconocer al rubio no dudó en acercarse a saludarlo- joven Jeon -dijo la señora contenta, interrumpiendo el momento de miradas entre ambos chicos- que gusto verlo.


El rubio volteo hacia ella algo despistado, pero al reconocerla le sonrió amable- señora Park, hola.


-Bueno, me voy -mencionó Taehyung alejándose en pasos lentos- nos vemos Jungkook, señora -miro a la mujer e hizo una ligera reverencia que ella correspondió igual.


-Nos vemos, hyung -sonrío el menor.


Taehyung se alejó cambiando de pasillo, siguiendo su recorrido normal haciendo sus compras de siempre. Pasaba por su mente la idea de Jungkook, con él, en su casa, cenando juntos. No hubo un escenario más perfecto que el que se planteó Taehyung en su cabeza.




Pasaron varios días sin que Taehyung y Jungkook cruzarán palabras de nuevo, el rubio nunca llamó a su puerta pero el azabache cada mañana se asomaba por su ventana para verlo. Amaba la perfección del menor, casi tanto que era una obsesión. Pero Taehyung estaba obsesionado desde joven en la perfección, en tener algo o el mismo ser perfecto. Y todo eso gracias a las frases que solía usar su madre cuando se refería a él. Siendo humillado e insultado por ella, una mujer drogadicta, llena de odio y rencor hacia el adolescente que tenía como hijo, pues lo culpaba a él por haber sido abandonada por el padre del chico. Desquitando el dolor que sentía, no había día en el que no le dijera lo horrible y feo que era, que su padre la dejo por culpa de no tener a un hijo perfecto. Cuando la verdad era, que se fue con otra mujer alegando que era perfecta, cosa que su esposa no, pero lamentablemente el azabache creció creyendo todo lo que le dijo su madre.


Fue así como Taehyung buscaba hacer todo de la mejor manera posible, para alcanzar la perfección deseada. Pero por más que quisiera, por más que tratara, todo le parecía insuficiente, a todo le hallaba un error, por más mínimo que fuera... Hasta que conoció a Jungkook y comprendió que él era la pieza que le faltaba.


Absorto en sus pensamientos preparaba la cena, pasando a un lado a otro de la cocina. Hasta que el timbre lo hizo levantar la mirada, dudoso en si debía atender o no se quitó lentamente el mandil que usaba cada noche al cocinar y camino a la puerta. Miro por la mirilla logrando identificar la silueta de quién estaba afuera, quien no era nada más y nada menos que el hombre que miraba cada mañana desde su habitación.


Tomo la perilla, girandola y jalando la gran puerta de madera blanca. Miro a Jungkook con algo de confusión, mientras que el rubio no dejaba de sonreírle- hyung -lo saludó contento- espero no te moleste que haya venido sin avisar -dijo al ver la cara de confusión del mayor.


Taehyung recordó la conversación en el centro comercial y entendió a qué se debía la llegaba del menor- ah sí, claro. Pasa -se hizo a un lado dejando el espacio suficiente para que Jungkook pasará- ya casi está lista la cena -dijo sonriente- de saber que vendrías hoy hubiera preparado algo mejor.


Jungkook soltó una pequeña risa mientras regresaba a la gran e impecable casa de Taehyung- vine para pasar el rato contigo -dijo mirando al mayor aún con su sonrisa, enseñando sus tiernos dientes de conejo- no fue tanto por la comida.


El pelinegro lo miró asombrado por sus palabras ¿Enserio quería estar junto a él? ¿Por qué? Tae llevó al rubio hasta la sala de estar, diciéndole que se pusiera cómodo mientras terminaba la cena. Se dirigió nuevamente a la cocina, dejando solo a Jungkook, quien se dedicó a admirar los pocos cuadros colgados en los blancos muros. Diplomas y reconocimientos escolares eran los que decoraban la minimalista sala de Taehyung, y solo eso. Ni una sola foto, más que las del pelinegro que estaban incluidas en los diplomas, pero fuera de eso Jungkook no encontró fotografías familiares o con amigos, haciendo que Jungkook se preguntará el porqué ¿Acaso tan solitario era? Sin saber la razón exacta sintió tristeza y melancolía.


-Está todo listo -hablo chico de voz gruesa a espaldas de Jungkook.


-Ah claro -dijo media vuelta y lo miro- vamos -sonrío.


Ambos se encaminaron al comedor donde los platillos ya estaban acomodados y decorados en la mesa. Se sentaron uno frente al otro en la pequeña mesa de madera y degustaron cada platillo hasta que no quedó nada más que los platos sucios en frente de ellos.


-Estuvo delicioso -sonrío el menor echando su cuerpo hacia atrás en la silla- cocinas muy bien Tae.


Taehyung lo miró contento mostrando su sonrisa cuadrada- muchas gracias.


Se quedaron en silencio, mirándose hasta que Jungkook un poco nervioso desvío la mirada, evitando la penetrante mirada del pelinegro u fingió aclararse la garganta- mmh, creo que es algo tarde -dijo aún nervioso.


-¿Ya te vas? -pregunto Taehyung esperando que la respuesta fuera negativa, pero no fue así.


-Si, no quiero darte más molestias -sonrío- muchas gracias por esto -se levantó de su asiento.


-No hay de qué -contestó Taehyung con melancolía, pues sintió que su tiempo con el rubio había sido muy corto. Se levantó de la silla y acompañó a Jungkook hasta la puerta- cuando quieras puedes volver.


Taehyung y Jungkook llegaron a la entrada de la casa, el mayor estiró su brazo hacia la perilla de la puerta, pero en ese trayecto tuvo que acercarse de más al cuerpo de Jungkook, cruzando su rostro frente al del menor, aprovechó esa cercanía para admirar las facciones de Taehyung, le parecía tan atractivo, dudo unos segundos y al final pensó “Al diablo”, se lanzó sobre Tae uniendo sus labios en un salvaje y desesperado beso, el pelinegro, sorprendido ante el acto, abrió los ojos de sobremanera, pero terminó por cerrarlos lentamente mientras comenzaba a mover los labios al ritmo que marcaba Jungkook. Era un vaivén de saliva, Taehyung soltó la perilla de la puerta y en su lugar tomó la cintura de Jungkook, hasta que el rubio se apartó bruscamente de él, con temor y vergüenza siendo expresados por cada una de sus facciones.


-Y-yo... Yo -dijo nervioso el menor apartando su mirada y abriendo la puerta rápidamente- lo siento, hyung.


Jungkook salió corriendo del lugar dejando a Taehyung confundido parado al pie de su puerta, sin poder quitarle la mirada hasta que perdió al menor de vista cuando esté entro a su casa “¿Pero que acaba de pasar?” pensó.




Taehyung se fue a su habitación después de haber lavado todos los trastes de la cena, pero el pelinegro no dejaba de recordar la sensación de los labios de Jungkook sobre los suyos- esto será más difícil de lo que creí -musitó para sí mismo. Caminaba de un lado a otro en la habitación a oscuras, recordando y frotando su cara y su cabello con frustración. Por si ventana entró más luz de la que ya entraba, llamando su atención, se acercó al vidrio, ocultándose detrás de la cortina, pues sabía que aquella luz que se había colado por la ventana era proveniente de la recámara del rubio.


Cuando al fin lo vio, el menor se encontraba envuelto de la cintura para abajo, en una toalla de baño, con el cabello mojado cubriéndose la frente y un poco los ojos, pero su expresión era lo que llamaba más la atención de Taehyung, pues sonreía, sonreía torpemente como cuando en el colegio una chica hablaba o se cruzaba con el chico que le gusta. Pero no fue por mucho y él pelinegro se centró en el abdomen desnudo del menor, aquella imagen le resultaba muy satisfactoria a Taehyung, quien inconscientemente mordió su labio, y un cosquilleo en su entrepierna apareció, dando inicio a la gran erección formada dentro de su pantalón.


-Esta noche -susurró alejándose de la ventana y acostándose en su cama perfectamente hecha- tiene que ser está noche -se repitió.


Se mantuvo mirando al techo durante un largo rato, planeando exactamente lo que haría, paso a paso. Por el rabillo del ojo noto como la lámpara de la casa vecina era apagada, dejándolo completamente en la oscuridad de su recámara. Se levantó de la cama yendo en dirección al baño, se quitó la ropa y entro a la regadera, la erección ya se le había bajado, por lo que se abstuvo de la idea de masturbarse.


Salió de la ducha, pero está vez, en lugar de ponerse una pijama, tomo una camisa y pantalón negros, seco su cabello y bajo las escaleras a la entrada de la casa, se colocó sus zapatos, pero no saldría por la puerta que daba a la calle. Dió media vuelta, pasando por el comedor y la cocina, para salir por la puerta trasera, donde primero levantó levemente la cortina, asegurándose de que no hubiera nadie que pudiera verlo. Y tal como lo esperaba, no había nadie en los demás patios, ni siquiera luces encendidas, salió del lugar intentando ser lo más silencioso posible y trotó hasta llegar a la puerta trasera de la casa; dónde Jungkook intentaba dormir, mas su intento fue en vano, ya que su cabeza era un lío, pensando en su vecino, era alto, ligeramente bronceado y atractivo pelinegro, y en lo bien que se sintió haber compartido la noche con él.


Taehyung saco una llave, que él mismo sabía que se encontraba dentro de una maceta, a un lado de la puerta, y si, él sabía de la existencia de la pequeña pieza metálica porque una de las tantas veces que miraba rubio, lo vio sacarla de ese lugar; incluso la busco ahí aunque no estaba del todo seguro de que ahí estuviera todavía. Ingreso a la residencia haciendo el menor ruido, tanto con la cerradura, hasta con sus pasos, mientras cruzaba por la cocina y llegaba al comedor. Pero por accidente y por no fijarse, chocó con un pequeño mueble con fotografías de la niñez de Jungkook, Taehyung cayó sobre él, haciendo añicos todo lo que había encima, incluido el mueble. El sonido, quizá en otro momento del día no hubiera sido tan grave y sonoro, pero este no era el caso, pues Jungkook apenas escuchó el estruendo salto de la cama, preparado para repartir golpes si era necesario, y es que lo primero que llegó a su mente fue que había entrado algún ladrón.


Con los puños cerrados frente a él en posición defensiva se acercó a pasos lentos a la puerta de su habitación; quedaba al menos un metro para que llegara a ella cuando se abrió de golpe, sobresaltando al rubio, que mantenía la misma posición, pero al reconocer a aquella silueta oscura bajo los puños y achinando los ojos hablo -¿Ta-Taehyung? ¿Qué...? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? -preguntaba el menor exasperandose cada vez más con cada palabra que pronunciaba.


El pelinegro levantó sus manos hacia Jungkook en son de paz y a su vez intentando tranquilizarlo- Jungkook, escucha por favor -hablo lento y casi susurrando, dando pasos despacio acercándose al menor.


-Hyung ¿Que haces aquí? -Jungkook se alejaba del pelinegro. Cada paso que Tae se acercaba, él retrocedía, hasta que no pudo retroceder más, pues topo con su armario.


-Pues... -dudo en lo que diría, pues ni él sabía con exactitud el porfa estaba ahí- te necesito -soltó sin pensar. Jungkook, quien hasta ahora había tenido cara de confusión y un poco de temor formó una expresión de asombro.


-¿Que tú...? -Jungkook fue interrumpido de manera brusca, en un movimiento rápido Taehyung se había lanzado sobre él, atacando sus labios con lujuria y deseo. Aunque el menor trato de empujarlo y separarlo llegó al punto en el que correspondió al beso moviendólos al mismo ritmo de los del mayor. Tae posicionó sus manos en las caderas del rubio, pegando más su anatomía a la del menor, Jungkook rodeó su cuello con sus brazos, y el cálido beso empezó a subir de tono. Tae recorrió los muslos de Jungkook con sus grandes y largas manos, haciendo que Jeon jadeara ante su acción, su mano llegó a su pene acariciándolo por encima de la pijama, Jungkook no se opuso al manoseo del mayor e imitó la acción, ahora también acariciando la entrepierna del pelinegro, logrando sentir el gran bulto formado en su pantalón.


Taehyung saco el miembro de Jungkook de su pijama y empezó a masturbarló lento, haciendo al menor temblar, hasta que sintió la punta hinchada, lo cargo y llevo hasta la cama, para después abrir las piernas de Jungkook, colocándose en medio y acostarse sobre el, continuando con el vaivén de saliva, comenzó a desabotonar su camisa mientras Jungkook se despojaba de su cinturón y continuamente del pantalón, dejando la notable erección de Taehyung al descubierto. Tae lanzó a alguna parte de la habitación la camisa, mientras pataleaba intentando deshacerse de su pantalón, se inclinó a besar y succionar el cuello del rubio y a despojarlo de su pijama en movimientos salvajes y bruscos, que a Jungkook le encantaban- descuida, seré cuidadoso -hablo Tae sonriendo con la respiración entrecortada.


-No los seas -musito el rubio y volvió a unir sus labios, tomando el cabello azabache de Tae y halandólo un poco. Tae volvió a tomar el pene de Jungkook pero a diferencia de la primera vez, ahora aló masturbo rápido, haciendo que el rubio comenzará a gimotear, su pecho subía y bajaba al mismo ritmo que la mano de Tae, así fueron largos minutos hasta que se corrió- m-mételo, mételo ya -rogo Jungkook batallando para hablar.


-Como digas -Taehyung formó una sonrisa ladina, tomo las piernas del menor y las elevó a la altura de sus hombros, teniendo así, mayor alcance a la entrada de Jungkook, empezó a masajear suavemente con su dedo las orillas de la entrada, escupió un poco de saliva y con eso introdujo su dedo de una, sacando un gemido sonoro de Jungkook, introdujo un segundo dedo después ase haber metido y sacado en primero en movimientos regulares, haciendo que Jungkook gritara y sus paredes recitales se estiraran, movió sus dedos a su gusto hasta que sintió que el rubio ya estaba completamente preparado para recibir su miembro. Se colocó a escasos centímetros de Jungkook, posicionando su pene sobre su entrada, y sin la más mínima delicadeza lo penetró, comenzando a darle leves embestidas, Jungkook jadeaba y gimoteaba, rogaba por más y Taehyung se lo concedió, sus estocadas comenzaron a volverse más rudas y rápidas, Jungkook apretó las sábanas con fuerza y curveaba la espalda, erizandoséle la piel por el gran placer que le propinaba el pelinegro, el sudor y los gemidos de ambos se mezclaban dando inicio al delicioso u lujurioso climax.


Taehyung saco su pene del rubio y lo cargo, sentandólo encima de su regazo, Jungkook se auto penetró- brinca para mí, Kookie.


-El menor siguió su orden y empezó a dar sentones, los gemidos estaban al máximo nivel, Jungkook recargo su cabeza en el hombro del mayor y después de unos minutos más Taehyung se corrió dentro de su chico perfecto. Con las respiraciones hechas un lío, ambos quedaron agotados en la misma posición hasta que se estabilizaron.


Jungkook se quedó dormido en los brazos de Taehyung después de unos minutos, el pelinegro acariciaba el cabello y la mejilla, admirando la gran belleza del chico. Pero con cada segundo que lo miraba, más dudaba sobre si debía o no llevar a cabo su plan.


Se levantó lentamente de la cama buscando sus boxers con la mirada, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua, pues la boca se le había secado. Paseó por la casa del menor, admirandóla. A diferencia de Tae, Jungkook tenía más muebles decorando el lugar, y muchas fotografías, en muchas se encontraba el chico, llegó a la sala, que seguía hecha un desastre por los restos de madera y vidrios rotos que habían quedado cuando tropezó con el mueble. Esquivo los trozos de madera y vidrios y llegó al muro donde habían fotografías colgadas casi llenando la gran pared. En muchas se encontraba solamente el rubio cuando era apenas un niño, mientras que en otras había amigos o familiares acompañándolo; su mirada se detuvo cuando entre todas las fotos diviso una, dónde Jungkook era un niño y mostraba una sonrisa radiante, pero no era el niño quien llamó su atención, sino la mujer a un lado de él, sonriendo y abrazándolo; Taehyung supuso que se trataba de su mamá y una oleada de calor inundó su cuerpo, pues el pelinegro se sentía lleno de envidia, imaginando la gran vida que tuvo el rubio, y el amor que seguro recibió de la mujer; todo lo contrario de él.


Envidia, rabia; era lo único que ahora sentía Taehyung, y esos sentimientos se apoderaba de él, tanto que sin darse cuenta apretaba sus dientes con fuerza, y unas lágrimas comenzaban a caer de sus verdosos ojos, recorriendo sus mejillas.


-¿Taehyung? -escucho al menor detrás de él- ¿Estás bien? -pregunto preocupado, acercándose a pasos lentos al pelinegro.


-¿Bien? -pregunto Taehyung, con una risa irónica poniendo nervioso a Jungkook por la manera en que hablaba- no, no estoy bien. De hecho nada lo está.


-¿Qué? Taehyung, de que hablas? -volvia a preguntar el rubio, cada vez más confundido.


-Tu vida -musito el pelinegro, pero le fue imposible a Jungkook escucharlo, se dió media vuelta con los ojos inyectados en sangre, fulminando con la mirada al rubio- ¡Tu vida fue perfecta! -grito asustando al contrario, se acercó a grandes zancadas, provocando que Jungkook retrocediera asustado por el extraño comportamiento del chico con el que acababa de acostarse.


El pelinegro ya estaba a unos pasos de Jungkook, y sus lágrimas caían con mayor fluidez. Tomo al menor de los hombros y lo agitó- ¿Porque no puedo ser perfecto? ¿Porque no puedo ser como tú? -exclamaba Taehyung.


-Tae, ya basta -le decía Jungkook intentando calmar al mayor, pero sus intentos eran en vano, el estaba perdido en otro mundo, con los ojos clavados en Jungkook pero como si no lo mirara a él- Taehyung todo estará bien.


-Yo solo quería que ella me quisiera -grito fuertemente y soltó a Jungkook empujandoló sin ver a donde, se tiró en el suelo sobre sus piernas haciéndose un ovillo y llorando mientras con sus manos cubría su rostro- quiero ser perfecto. Quiero ser perfecto -repetia casi como si esa frase fuera un mantra, con lo que consiguió calmarse un poco y levantó la cara- Jungkook perdón, yo... -se interrumpió a si mismo al ver la horrible escena frente a él.


Jungkook estaba sangrando, había caído encima de un trozo de madera roto en el suelo, y este había atravesado su costado, Taehyung asustado y preocupado se acercó rápidamente al menor, esperando poder ayudarlo de alguna manera. Pero ya era tarde, Jungkook se había ido, y lo que ahora sostenía Taehyung entre sus brazos era su cadáver.


-No, Jungkook ¡No! -lloraba y gritaba, separo la madera del costado del rubio y lo abrazo, meciendó el cuerpo entre sus brazos- Jungkookie perdóname, por favor perdonáme.


Soltó el cuerpo sin vida del menor y fue hasta la cocina, lavo la sangre que había en sus manos y se recargo en el lavaplatos, apretándolo con fuerza. Posó su mirada en un juego de cuchillos a un lado de él. Su idea era horrible, pero ese era su plan desde el inicio, y ahora que había matado a Jungkook accidentalmente podía hacerlo- enserio perdón Jungkook -susurro. Tomo un cuchillo y regreso a la sala de estar, llegó hasta el cuerpo del menor y después de asegurarse, una vez más, de que estuviera sin vida acaricio los mechones del cabello sedoso y rubio de Jungkook y corto todo el casco, con el fin de obtener todo el cuero cabelludo. Una vez que terminó con eso subió a la habitación de nueva cuenta y busco entre el armario una muda de ropa que solía usar muy seguido Jungkook; una camisa estampada con toques negros y azul oscuro, que por cierto era 3 veces su tamaño, un pantalón negro roto de las rodillas, una chaqueta de cuero y unas botas negras.


Cuando encontró todo eso lo metió, junto al cabello, en una bolsa que estaba cerca y salió huyendo de la casa del menor, dejándolo solo. Aún estaba oscuro, y agradeció en silencio, pues así nadie lo vería salir de la casa. Corrio a su patio trasero y se adentro a su hogar, subió a su habitación y puso todo lo que había tomado de Jungkook en la cama. Se dirigió al baño, tomo unas tijeras y corto su cabello mechón tras mechón hasta quedar casi completamente calvo, tomo una corta ducha quitándose el cabello del cuerpo. Desnudo y a pasos firmes regreso a la habitación, tomo la ropa de Jungkook y se la puso. Procedió por último a colocar el cabello rubio encima de su casco, aún con un poco de sangre la cual corría por la frente de Tae. Pero no le importo, camino hasta el gran espejo que tenía colgado en su habitación, se miro en él y sonrió.


Ahora él era perfecto... Ahora él, era Jungkook.



10 Haziran 2021 09:44 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Son

Yazarla tanışın

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