yamimystikovillalva Ruth Villalva

La pérdida inesperada de un ser querido le rompe el corazón, negándose a dejarle ir, traza un camino de pétalos amarillos que le llevarán de vuelta a él, esperando poder partir juntos.


Kısa Hikaye 13 yaşın altındaki çocuklar için değil.

#angst
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Camino

La luna iluminaba el solitario camino hecho con pétalos de flores, tan brillante y vívido que recordaba el color del sol, su perfume podía ser percibido a metros de distancia, dulce y penetrante, la clase de aromas que podía desagradar o encantar a cualquier persona; atravesaba la silenciosa calle en la que horas atrás decenas de personas habían transitado, pasando por debajo de una reja que delimitaba el terreno de una casa, desapareciendo por debajo del marco de la puerta del hogar, por donde el viento se coló, arrastrando un poco los pétalos consigo.


Las velas titilaron con la brisa, dispuestas en el bonito y pequeño altar, iluminando la fotografía en medio de la mesa.


El frío del viento hizo que quien yacía en la cama de aquella habitación abriera los ojos, mirando hacia la ventana y la puerta, cerradas perfectamente; humedeció sus labios resecos con la lengua, dirigiendo la irritada mirada hacia el altar y levantándose con trabajo.


Sus músculos dolían debido al trabajo que había realizado toda la tarde, bajo las miradas tristes y compasivas de las personas del bonito pueblo. O tal vez era por la paliza que le habían dado un montón de imbéciles hacia unos cuántos días, podía ver el horrible hematoma alrededor de su ojo, como un parche de sangre, y otro junto a su labio, yendo hasta su mandíbula, sus manos todavía no terminaban de sanar las heridas que tenía en los nudillos y uñas.


Caminó hacia el altar, sintiendo las gotas escurrir entre sus dedos, y acarició la fotografía en este, sintiendo el dolor en su pecho como un hierro al rojo vivo, y sus ojos arder, estremeciendose con una nueva brisa que agitó las llamas de las velas.


—Hola, Jon —dijo una voz tan familiar que el sólo escucharla le provocó un gimoteo, llorando, el nombrado se giró y sus labios se estiraron en una sonrisa rota al verle frente a él.


Con esa belleza que lo había cautivado desde el instante en que, distraído, miraba por la ventanilla del colectivo y le había visto en la avenida, sentada en el borde de un local cerrado, retocando su labial y acomodando su rubio cabello; Estrella le sonreía gentilmente, mirándolo con cariño y extendiendo una mano hacia él.


Jonathan la tomó con desesperación, llorando más aún cuando sintió el tenue calor que se extendió desde su mano hasta su pecho.


—Realmente... Viniste —sollozó—, yo... yo quería decirte... quería disculparme...


—¿Disculparte? ¿Por qué? —preguntó con su bonita voz, haciendo que el hierro en el pecho de Jonathan volviera a quemar.


—No pude... No fui capaz de defenderte de esas bestias... —se lamentó, el dolor en su voz resonó en la habitación, junto a sus sollozos.


—No fue tu culpa nada de lo que pasó, yo te vi, tratando de correr hacia mí, te vi luchar con todas tu fuerzas hasta sangrar, Jon, gracias por ello —le dijo, calmada y sonriendole, llevándolo hacia la cama para que se sentara al notar su cuerpo débil y las manchas que se estaban formando en la alfombra.


—Y ni con todas mis fuerzas pude hacer nada, tú... Apagaron tu luz... —le dijo, cerrando los ojos con fuerza.


—Te equivocas, mi luz siempre estará encendida en tanto tú, quién la prendió en primer lugar, me recuerdes con cariño —repuso, acariciando el oscuro cabello, bajando hacia su mejilla, Jonathan puso una mano sobre esta.


—Tú... Tenías tanto por hacer, había tanto... —sollozó, mordiendose el labio.


Estrella sonrió, negando.


—¿Recuerdas cuando nos conocimos? —le preguntó, tranquila—. Ese día siempre será especial, te plantaste en frente de mí, parecías recién bajado del avión con todo lo que traías, yo pregunté qué era lo que querías como servicio... —ella suspiró.


»No quiero eso de ti, yo...


—Lucías tan nervioso que me asusté, ni siquiera pensé en la posibilidad de que fueras un primerizo... Pero de un momento a otro tomaste valor y sacaste de su maleta tu cámara.


»Quisiera tomarte fotos, te pagaré, puede ser aquí o en el camellón, para que no te asustes de estar en un lugar solitario con un tipo raro... Te pagaré, si te gustan, podemos repetirlo en otro lugar...


—Lo primero que pensé fue que en efecto, eras raro, no por lo que querías hacer, sino por tu selección de modelo... —Estella sonrió y apretó la mano de Jonathan.


—Te lo he dicho un montón de veces, eres hermosa y... Te volviste mi musa desde el momento en que te vi —dijo con seguridad Jonathan, haciendola sonreír.


—Aún así, ¿A quién podría interesarle fotografiar a una prostituta transgénero si no era para mostrar lo miserable que era la vida de quienes son como yo? —Estrella bajó la mirada a las manos de Jonathan, triste—, pero las fotografías que tomaste fueron hermosas e increíbles, volviste y ganaste mi confianza, abrimos juntos un Instagram y publicamos las fotos, a la gente le encantó... Pronto más fotógrafos quisieron trabajar conmigo, marcas me contactaron y mi vida cambió por completo —le dijo, más animada—. Encendiste una luz que ya estaba extinta y me diste mil oportunidades que jamás creí pudieran ser para mí, oportunidades que pude compartir con más como yo; tú, Jonathan, tienes que recordarme así, floreciendo y brillante —pidió, de todo corazón.


—Pero si yo no te hubiera hecho famosa... Esas bestias no hubieran llegado a ti, no... Todavía no entiendo cuál era su maldito problema —dijo, ésta vez llorando de rabia, Estrella suspiró profundamente.


—No todos los seres humanos lo entienden como tú, ni son tan buenos y extraordinarios —se lamentó—. Si tú no me hubieras hecho famosa, habría muerto en algún motel de mala muerte sin nadie que me recordara, conociera mi nombre o llorara por mí —le dijo—, en cambio, morí viviendo en un bonito barrio, convertida en lo que tanto añoraba al elegir mi nombre, una Estrella, una hermosa a la que lloraron personas que la amaban y que recibió homenajes y un montón de flores —ella parecía satisfecha y feliz por eso, soltándolo y yendo hacia su fotografía en el altar—. Esta fue de las primeras sesiones, era muy joven aún —recordó, acariciando su rostro impreso y luego observando las flores amarillas y naranjas—. Tú no crees en todas estas cosas, ¿Por qué lo hiciste? Ni siquiera es Día de Muertos, Jon —le dijo, alegre, girándose hacia él.


—No perdía nada intentándolo, y mírate, estas aquí, conmigo —le dijo, tratando de controlar su llanto—, mamá solía decir que Dios tiene un plan para todos, tal vez... Dentro de eso tú pudieras volver...


Estrella sonrió con cierto dolor.


—Y sin embargo, no fue ese Dios el que me dejó visitarte antes de seguir avanzando —le dijo, acercándose de nuevo y tomándole ambas manos—, y sin embargo —repitió—, tú estás interrumpiendo ese plan, Jon —le dijo, mirando hacia las largas e irregulares heridas en los antebrazos, haciéndolo llorar de nuevo con fuerza—, ¿Por qué estás haciendo esto?


Entre los gimoteos, Jonathan trató de encontrar su voz e hilar alguna oración, pero dolía tanto, que no fue capaz de hacerlo.


—No puedo seguir, sin ti... Yo perdí todo... —le dijo, gimoteando con fuerza y desesperación, Estrella trató de calmarlo, susurrando palabras gentiles.


—No lo perdiste todo, Jon, aún... Hay mucho que quieres hacer, nuestra fundación tiene que seguir creciendo, muchas y muchos más como yo están esperando la oportunidad que me diste, la oportunidad de vivir —le dijo, tomando el rostro que tanto adoraba entre sus manos, dejándolo llorar y drenar su dolor en aquellas lágrimas—. Escúchame, Jon, esta noche, voy a irme sola —él negó al instante, Estrella lo calmó—, así es como debe ser, Jon, el mundo no puede permitirse perderte a ti.


—Hay montones como yo... —replicó Jonathan, esta vez fue ella quien negó al instante.


—No es cierto, sabes que no es cierto —le dijo—, ésta noche es tu catarsis, me desearás un buen viaje, como no pudiste hacerlo y yo te daré las gracias por todo lo que hiciste por mí —él gimoteó y ella asintió—. Déjalo salir, deja que todo el dolor salga...


La voz rota de Jonathan en medio de la habitación resonó por varios minutos, hasta que las lágrimas parecieron terminarse, Jonathan besó las manos que lo sostenían y miró a esos hermosos ojos cafés que podían provocar terremotos y poner a las montañas de rodillas ante la mujer que los poseía, sin embargo, no provocaron un terremoto al regresarle la mirada, sino calma.


—Es tiempo —dijo con su suave timbre de voz.


Jonathan asintió y respiró profundamente, sonriéndole.


—Mi querida Estrella, espero que tengas un buen viaje, te veré todos los días en la bóveda celeste —dijo, desde el fondo de su corazón.


—Gracias por todo, Jonathan, gracias por darme una vida y dejarme centellear a tu lado, estaré cuidando de ti desde allá arriba —Estrella sonrió ampliamente, tal cual hacía en la foto iluminada por las velas, tomando el rostro de Jonathan entre sus manos y besando su frente.


Jonathan sintió la brisa fresca que lo había despertado, llevándose la sensación cálida en su frente y alejando las manos de su rostro.


Cuando abrió los ojos, se hallaba de nuevo solo en su habitación, sintiendo su cuerpo débil y frío, alcanzó el teléfono móvil de la mesa de noche y desbloqueó la pantalla.


»Novecientos once, ¿Cuál es su emergencia?


—Soy Jonathan Vera, necesito una ambulancia...




18 Ocak 2021 01:48 7 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
3
Son

Yazarla tanışın

Ruth Villalva Escribo, dibujo, delirio. 🏳️‍🌈♎🏳️‍🌈 ~ Just imagine let go of your mind ~

Yorum yap

İleti!
Rowena Draugr Rowena Draugr
Realmente muy hermoso, bellamente escrito!! Qué alegría haberme topado con este cuento❤️
March 04, 2021, 22:22

  • Ruth Villalva Ruth Villalva
    Muchas gracias por haberte pasado por aquí, de verdad lo aprecio muchísimo uwu ( ˘ ³˘)♥ March 07, 2021, 17:05
AS Adriana Saucedo
Ah, pues gracias ... And now, I'm holding this pain.
January 18, 2021, 08:09

~

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