El Chico Orgulloso Hikayeyi takip edin

Aquella mañana del 9 de noviembre de 2016 fue el mejor día de mi vida: finalmente había ganado en Estados Unidos de América un presidente que no fuera socialista, sino un gran hombre de negocios, que quizá no luzca como un ángel para el ojo evasor de la ley, pero sí fiel e integro para con su país desde la perspectiva americana, la verdadera y cristiana perspectiva de un verdadero patriota cristiano americano. Solo uno de los míos lo comprendería de la forma intelectual más extensa.

Y sí que lo necesitábamos. El país estaba siendo invadido por hordas de mexicanos, narcotraficantes y violadores, de centroamericanos pandilleros y violentos, de gente negra y ociosa de África, de asiáticos mafiosos amarillos y de pendencieros e informales españoles que suelen violar las leyes al quedarse ilegalmente cuando se les vence la visa; son los peores, se creen cultos y que lo saben todo; y no sirven siquiera para el trabajo manual.

No soy racista, no hay siquiera un tan solo pelo de racismo en mi cuerpo. Pero seamos francos: ¿Por qué no se quedan a joder en su propio país? Aquí no tienen nada que venir a hacer, ni siquiera profesan nuestra religión, ni nuestros valores culturales. Son gente atrasada que no corresponde a nuestra sociedad. Es como si yo saliera de Houston para irme a vivir a Huauchinango, o a Brasilia, o a Madrid. Lugares calientes, lugares de desenfreno y faltos de leyes.

Para empezar, esos países y sus gentes desconocen cómo funciona el Mundo en la actualidad.

No tienen marcas reconocidas mundialmente, ni tecnología avanzada, ni un programa de atracción de inversiones, como tampoco una seguridad ciudadana que garantice tanto mis derechos como mi vida y ¡mi libertad ciudadana! ¡Mi grandiosa libertad! ¡Solo un país del mundo puede llamarse propiamente a sí mismo de ser un país verdaderamente libre!

¡Y ese país es Estados Unidos de América!

Y la llegada de mi presidente legítimo fue lo mejor que nos pudo haber pasado. En primer lugar, nos rescató la Navidad, sí, nos la rescató. Los malditos traidores demócratas, junto a sus ilegales, nos la querían robar, y ya nos había prohibido exclamar “Felices fiestas navideñas”; en su lugar, querían hacernos creer que el Papa y Mahoma, eran los vicarios de Dios y que debíamos guardar el Ramadán.

No negaré que Vladímir Putin es el mejor presidente del Mundo. Y mi presidente Trump es su amigo, su amigo íntimo. Confieso que cuando era niño mis padres me enseñaron a odiar a los rusos porque eran nuestros enemigos acérrimos, aparte eran comunistas. Ahora no lo son. Y Putin es un gran hombre. En Helsinki, me sentí orgulloso de él y de mi presidente. Lloré. Por fin, aquel odio tonto hacia los rusos había quedado en el olvido. Por eso me molesta cuando la prensa lambiscona, las “fake news” arman una gran alharaca para informar falsamente que “Rusia nos ha tenido hackeados” por meses, “y que más que un hackeo, Rusia había tomado el control de las dependencias del gobierno, incluso por años”. “¡Fake news!” Putin es un hombre honorable y no se atrevería a manchar ni una tan sola pizca de arena de suelo americano. Jamás le haría daño a mi presidente; en cambio, le ha ayudado al desvelar la maldad de los pedófilos y criminales demócratas como Hillary Clinton, que usaba su propio servidor para hospedar sus correos electrónicos. ¡Eso sí es un crimen, una traición nacional! “¡But her emails!”

¡Todos los males de seguridad nacional que aquejan a mi patria en estos momentos son culpa de los demócratas y sus amos los chinos! ¡Hunter Biden es un títere de los chinos! ¡En su laptop se encontraron fotografías donde sostenía sexo con menores de edad, hasta con Sasha Obama! ¡Y los 400 mil dólares! Fue pagado por Xi Jingping, el dictador más sangriento y despiadado del Mundo.

Hoy mi presidente favorito sufre. El Partido Republicano de Arizona me ha pedido que derrame mi sangre por él: lo haré.

Mi presidente se ha sacrificado para que la sagrada Segunda Enmienda no sea tocada siquiera: Mis armas, mi vida, mi libertad.

Mi presidente ha sido atacado, ha sido victima de un horroroso fraude por parte de los demoníacos comunistas demócratas y sus aliados los inmigrantes ilegales; día a día, sumando más de mil tuits desde el 3 de noviembre de 2020, ha puesto al descubierto la gran conspiración del judío Soros y Bill Gates; ha clamado por mi ayuda: no le fallaré.

Soy Enrique Tarrio, un ciudadano americano legal, y estoy listo. Mis “Proud Boys”, mis muchachos orgullosos están listos. Estamos en poder de toneladas y toneladas de armamento. Estamos excitados. Estamos con Dios. Estamos con la Libertad y la Verdad.

Sigue al conejito. Pronto el “Kraken” será liberado. Tengo mis automáticas en la mano. No fallaremos.