Con lágrimas he enjuagado tus tramos faltantes para proceder a vendarte con estolas tristes, el perfume agridulce se retorna putrefacto y tus grietas impalpables se transforman en surcos.
¡Oh dulce traición que desemboca el llanto!
Latente lamento insano desgarrando tus aplacibles mantos, descontrolas los paradigmas más insanos en el ámbito de mi insurgencia, hurgando los secretos de mi afligida partida.
Dama ciega reencarnada entre las cenizas de la injusticia, deplora las remuneraciones que exigen regreso, pesa en su balanza la culpa y el miedo, maldiciendo cuantiosos sepulcros por tus desequilibrados besos.
Enmoheces corazón deplorable, abandonado, traicionado y gastado, tu hongo corrupto te abraza en mutismo, pues tu palpitante ser se ha enmudecido.
Calientan las llamas del resarcimiento vivo, motivadas por el pecado aún ofensivo, cerrando las pautas de la descarada tristeza, inicia por fin la remuneración de mi represalia.
Crysmari Mujica.
Agosto 20, 2020.
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