tgcasandra Casandra Sofía Vázquez

El amor llega cuando menos lo esperas. Eso fue lo que le pasó a nuestro protagonista, un chico tímido y nerd que, por una jugarreta del destino, termina viviendo con la chica de intercambio y de la que quedará perdidamente enamorado. La chica es bonita, atractiva y, por si fuera poco, es cosplayer y adora los videojuegos. Cualquier friki soñaría con una chica así. Lo que nuestro amigo no sabe es que la chica oculta un secreto que le hará cuestionarse sus sentimientos.


Romantizm Erotik Sadece 18 yaş üstü için.

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Friki.

Todo comenzó la tarde que Naomi llegó a la Universidad. Por aquel entonces me encontraba cursando el segundo año de la carrera de Programación. La pelirroja a mi derecha era Belinda; ella se encontraba cursando la carrera de Arquitectura, por lo que no era raro que nos tocara compartir clase alguna que otra ocasión.

Ya nos conocíamos de tiempo atrás. Era amiga de Ethan, un viejo amigo de la preparatoria que nos presentó mutuamente el semestre anterior; fuera de eso, sólo habíamos hablado unas tres veces, o tal vez dos. Era feminista. Nunca me habían agradado las feministas, por lo que procuraba tener el menor contacto posible con ella, y la clase de matemáticas no fue la excepción.

Ése fue el momento en el que la chica nueva llegó. Era una joven linda, de rasgos orientales; llevaba un vestido holgado de color rosa, bastante corto; unas calcetas blancas con encaje, y unos zapatos negros estilo Mary Jane; se robó de inmediato la atención de todo el grupo, sobre todo de los hombres, que no le quitaban los ojos de encima a ese par de piernas perfectamente depiladas que caminaban entre nosotros buscando un asiento.

Algunos de mis compañeros se le acercaron de inmediato; como fue el caso de Belinda. Yo, por mi parte, no le presté mayor atención a aquel suceso. Chicas lindas en el campus había de a montones y, además, yo no guardaba la menor esperanza de que alguna de ellas fuera a fijarse en mí. Ése fue el motivo por el que me retiré del sitio tan pronto como terminó la clase; quería llegar a mi habitación a descansar, jugar Calipso, o quizá pasar un rato agradable viendo videos de chicas desnudas en mi ordenador.

Ethan se hallaba en las jardineras del edificio. Tenía un par de horas libres antes de su siguiente clase por lo que me sugirió ir a tomar algo a la cafetería local. Éramos amigos desde el instituto. Él era el chico guapo, yo el nerd; con frecuencia me contaba sobre sus experiencias amatorias con las chicas y yo… sólo podía usar mi imaginación.

—¿Y tú qué tal? —me preguntó en mitad de la merienda.

—Lo mismo de siempre —dije sin ánimos.

—¿Por qué no lo intentas con Belinda? —insistió—. Está buena, ¿no?

—¿Belinda? Sí, es bonita —exhalé—, aunque… no creo que ella y yo tengamos mucho en común.

—Si vas a esperar a conocer a tu alma gemela te quedarás virgen toda tu vida —rio.

—¡Cierra la boca! —repliqué.

Llegué a mi habitación alrededor de las 5:00 de la tarde, momento en el que procedí a encender mi computadora. Por aquel entonces no tenía compañero de cuarto; se había dado de baja a finales del semestre pasado. Nunca supe por qué y tampoco me interesó, al contrario: disfrutaba de mi privacidad, podía jugar hasta muy tarde y ver lo que quisiera en mi ordenador. Sin embargo, yo bien sabía que la Universidad no tardaría demasiado en llenar ese vacío, y eso fue exactamente lo que sucedió:

Me encontraba en mitad de una partida cuando la puerta de mi cuarto se oyó. Supe que acababa de llegar mi nuevo compañero por lo que acudí a quitar el pasador; casi me fui de espaldas pues lo primero que vi al abrir la puerta fueron los mismos zapatos negros con las mismas calcetas blancas al tobillo, el mismo par de piernas perfectamente depiladas y el mismo vestido rosa que había visto hacía un momento en el salón:

—Hola —me saludó en un marcado acento extranjero—. ¡Oh!, tú estás en la clase de matemáticas, ¿no?

Era la chica asiática.

Al principio pensé que se trataba de un error, o de una broma; que quizá ella se había equivocado de edificio o que la Universidad se había confundido con el papeleo. Quise ir a hablar con el encargado de los dormitorios, pero la chica se pasó sin más, despojándose de sus zapatos, sus calcetas y su vestido.

Aparté la vista de inmediato; me habré sonrojado muchísimo, aunque no tenía un espejo para corroborarlo.

—¿Estás bien? —me preguntó ella al notar mi turbación.

—Sí —titubeé…

Volví discretamente la vista hacia ella. Tenía puestos tan sólo un pequeño cachetero blanco y una blusa de tirantes rosa pastel.

—… es sólo que… —añadí—, éstos son los dormitorios de los chicos.

—¡Ah!, no hay problema con eso —me aseguró.

Se sentó de golpe sobre la otra cama, donde comenzó a masajearse los dedos de los pies.

—Eso es Calipso, ¿verdad? —distrajo la vista hacia la pantalla de mi ordenador.

Calipso era uno de los MMORPG más exitosos de los últimos años, y había vuelto a ser tendencia apenas unos meses atrás, gracias a su reciente expansión.

—¿Cuál la clave del internet? —me preguntó avanzando hasta su bolso del que sacó su laptop—. Dame tu nombre de usuario.

Era una friki.

No obstante, yo no dejé que eso me impresionara demasiado; no era la primera vez que me encontraba con una chica gamer, aunque nunca había conocido a una en persona; tampoco es que fuera una experiencia frecuente, y rara vez estas jugadoras sobresalían por sus habilidades jugabilísticas. Ella, sin embargo, resultó ser bastante buena; atacaba sin piedad, y sin temer por el número de enemigos, como si buscara la muerte. Pero parecía que incluso la muerte huía de ella, porque no murió ni una sola vez.

Pasamos el resto de la tarde jugando. No obstante, hube de desconectarme pues ya estaba oscureciendo y creí que sería prudente dedicar un poco de tiempo a mis deberes académicos. Ella también se separó de su ordenador un momento para terminar de desempacar sus cosas y acomodarlas en su lado respectivo de la habitación.

Era una friki. A su lado, incluso yo podía parecer alguien normal. Si bien disponía de una amplia variedad de zapatos y vestidos como cualquier señorita, hubo algunas prendas que de inmediato llamaron mi atención, en particular un kimono rosa, muy corto, un vestido de lolita del mismo color, y un disfraz de conejita de Playboy.

—¿Dónde puedo poner mis cosas? —me preguntó.

—Usa el mueble que está al lado de la puerta —le indiqué.

Se tomó su tiempo para acondicionar su espacio, acomodar su guardarropa, enfilar decenas de zapatos y pegar algunos pósteres en la pared, de sus animes y videojuegos preferidos, y de sus bandas favoritas de k-pop.

—Quiero tomar una ducha —exhaló ventilándose el rostro.

Cogió de sus pertenencias una toalla de baño, una botella de jabón y otra de champú, así como una esponja rosa con forma de corazón.

—¿Dónde están las regaderas? —quiso saber a continuación.

—Al fondo del pasillo —le señalé.

Ella entonces abandonó la habitación. Yo por mi parte, quise saber más sobre aquella misteriosa chica que gustaba de jugar videojuegos, ver anime y estar en ropa interior.

No creí que hubiera demasiado problema si echaba un vistazo a sus pertenencias. Así, al revisar su tocador pude percatarme de que esa chica tan atractiva y femenina tenía gustos bastante masculinos: había muñecas de PVC, de ésas que exhiben los otakus en sus libreros; así como algunos cómics y mangas de contenido erótico, con heroínas de poca ropa o colegialas cuya anatomía no coincide con la de una chica de instituto. Al principio no le tomé mayor importancia a este descubrimiento, pero cobraría sentido al día siguiente.

La chica también había dejado abierta su laptop, por lo que me atreví a darle un vistazo, sólo para comprobar que ésta sobrepasaba por mucho a mi obsoleto ordenador de escritorio: tenía un procesador de 8 núcleos, 32 gigas de memoria, y dos terabytes de disco duro. Me quedé absorto ante tan potente aparato, que no me di cuenta en qué momento la chica asiática volvió.

—¿Está todo bien? —me preguntó.

—Sí, sí —me apresuré a decir.

La chica todavía se encontraba desnuda, salvo por la toalla ceñida alrededor del cuerpo que dejó caer sin el menor tapujo, haciéndome apartar de nuevo la mirada.

—Es una buena computadora —comenté, quizá para hacer un poco de conversación.

—Fue un regalo —agregó ella—, de uno de mis fans.

—¿De tus fans? —repetí contrariado.

—Soy streamer —me explicó.

—Entiendo —exhalé.

Nunca me habían agradado las streamers. Para mí sólo eran chicas sin el menor talento en los videojuegos, cuyo éxito dependía únicamente de su belleza y de la exhibición impúdica de su cuerpo. Pero al menos Naomi era buena en Calipso, y posiblemente en algunos otros títulos, lo que le otorgaba cierto grado de perdón.

Ella ya había acabado de vestirse, tan sólo con una camiseta blanca y un tanga rosa, perfectamente visible por debajo de su top; aun así, no parecía mostrar la menor vergüenza por estar con tan poca ropa frente a mí. Terminó de desenredarse el cabello, luego puso un poco de crema en su cara, en sus manos y en sus piernas.

—¿Y tienes novia? —me preguntó. Se estaba pintando las uñas de los pies.

Tragué saliva.

—No se me da muy bien relacionarme con las chicas —confesé.

—Eso pensé —rio—. Tampoco a mí.

Guardó su estuche de maquillaje y lo metió en su bolso, metió también su computadora junto con algunos lápices, bolígrafos y marcadores. Se paseaba sin cuidado por el cuarto, luciendo su ajustado tanga en ese trasero tan escultural que tuve que echarme una manta encima para disimular el abultamiento que en mi entrepierna apareció. Intenté inútilmente repasar las lecciones de la Universidad, pero apenas podía concentrarme en mi lectura; incluso pasé toda la noche con insomnio, porque a pesar de todo me encontraba feliz: acababa de conocer a una chica linda y divertida con la que ahora iba a compartir habitación. Me sobrevino un pensamiento muy pícaro; nos imaginé, a ella y a mí, compartiendo épicos momentos frente al ordenador, y hasta un posible noviazgo en el que, con un poco de suerte, ambos conoceríamos el amor.

No obstante, todas aquellas ilusiones se vendrían abajo a la mañana siguiente, cuando me levanté con rumbo al sanitario. Aún era temprano y no me di cuenta de que mi compañera se había levantado ya; así que me llevé entonces la sorpresa de mi vida cuando abrí de golpe la puerta del baño y descubrí, a la sexi y divertida asiática, orinando de pie.

12 Mayıs 2023 05:12 1 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun Novato.

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İleti!
Dayanara Castillo Dayanara Castillo
hola me encanto tu historia
March 24, 2022, 15:55
~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 18 bu hikayede kalan bölümler.
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Calipso
Calipso

Calipso transcurre en un hipotético pasado, completamente desconocido para la humanidad. Sin embargo, ése no era el nombre que sus habitantes daban al mundo. El nombre deriva del griego antiguo y significa "la que oculta", en oposición a "apocalipsis", que significa "revelación". En Calipso no existen la magia ni las cosas sobrenaturales, aunque muchos de sus habitantes sean fuertemente creyentes en ellas. Lo que sí existe son ciertos fenómenos de naturaleza desconocida que son estudiados por especialistas de los distintos pueblos y civilizaciones que habitan el mundo: magos, sacerdotes, sabios y científicos. Hakkında daha fazlasını okuyun Calipso.