pampawrites Pampa Gaete

Elizabeth, una adolescente rutinaria, con una vida normal, termina accidentalmente en un inframundo desconocido junto con sus amigos, Lucas, Peter, Violet, Carolina y Marcos, luego de un extraño viaje en tren... Ahora, deben buscar cómo volver a casa, mientras intentan regresar enfrentando todo tipo de aventuras, amores, y peleas…¿Tú crees que lo lograrán?


Genç Kurgu 13 yaşın altındaki çocuklar için değil.

#tren #amorjuvenil #zombies #historica #romance #amistad #aventura
0
2.7k GÖRÜNTÜLEME
Devam etmekte - Yeni bölüm Her Çarşamba
okuma zamanı
AA Paylaş

El Búnker de los Nada.


Fui la protagonista de una historia inusual. Porque yo, Elizabeth Tovar la busque y la encontré.

Escribiendo…:

“Corría el 22 de febrero del año 1983 en la estación de trenes Pasteur, había familias despidiéndose, padres de hijos, abuelos de nietos, novios fundidos en lágrimas, amantes silenciosos y cómplices, amigos entre abrazos fundidos, un sin fin de personas, todas tenían algo en común: una despedida. Así la formación ferroviaria N° 3772, chapa 16 se preparó y partió. La crisis se desató cuando el tren no volvió; los pasajeros no llegaron a sus destinos, y desde la empresa perdieron el rastro del tren. Pasaron dos años, luego diez, y el tren Chapa 16 jamás retornó. Se desató una investigación local y decidieron cerrar la estación. Por fin a 17 años de su último arribo, retornó, solo que con una diferencia; estaba prendido en llamas y los pasajeros no eran exactamente personas. Estas no personas ( unos especímenes no vivos retornados de la misma muerte) que ahora llaman zombies, descendieron de los vagones con una furia sangrienta. Hambrientos, los zombies se abalanzaron sobre nosotros... “

2018.

El día estaba tipicamente primaveral, la brisa se escondía detrás de las casas y jugaba con el pelo negro de Elizabeth, quien se fregaba los ojos constantemente para no caer en un profundo sueño mientras cruzaba la calle.

Entró a la secundaria con pasos cansados. Todo el espacio de la gran escuela cabía dentro de sus ojos verdes.

Una mano se posa sobre su hombro haciéndola volver en sí. Al girarse vio a su mejor amiga Violet quien la miraba curiosamente.

—¡Hola!Planeta Tierra llamando a Elizabeth. ¿Estás ahí?

Elizabeth se frotó nuevamente los ojos y la miró sonriendo:

—¡Hola!, estoy aquí. Sobreviví. Tranquila — le respondió mientras bostezaba.

—Ahh… Ya entendí. ¿Caíste en una borrachera?—inquirió Violet con cizaña.

—Nooooooo!!! — gritó ofendida. Miró remera de diseños pixelados de su amiga, y se le nubló la vista — y Lucas por donde anda?.

Lucas es amigo de ellas, aunque más cercano a Violet.

—No lo sé. —respondió indiferente.

Violet tiene los cabellos rojos con unos rulos rebeldes. Sus ojos grises parecen estar siempre desconfiados e indiferentes. Aumentados por usar unos lentes redondos. Su mirada te juzga como los gatos de esos memes de Instagram. Nunca consigue pararse erguidas porque vive encerrada en su cuarto jugando videojuegos en la computadora. Su especialidad: matar zombies. Tiene 15 años, no pidió fiesta de 15 con vestido blanco y toda la cosa, no…. Sí, pidió una PS5… y eso que aún no salió a la venta.

La campana suena, las amigas entran al salón de clases.

Elizabeth se sentó en su banco y apoyó su cabeza encima de la mesa.

—Alumnos,—habló la profesora y todos callaron.-Demos la bienvenida a un nuevo alumno... su nombre es… Peter Bonerman — exclamó señalando a la nada a su alrededor.

Todos comenzaron a murmurar y reír a lo bajo.

De la nada, alguien abre la puerta rápidamente dejando ver a un apuesto joven con cabellos rubios totalmente despeinado, llevaba unos auriculares en el cuello con Rolling Stones a todo volumen. La profesora enarcó una ceja.

-Hola!, siento llegar tarde… si… ya empiezo mal, lo se.-dijo levantando las manos con culpa.

Todos rieron ante su sentido del humor. Elizabeth se sintió identificada repentinamente.

—Está bien. ¿Quieres decir algo más para presentarte?— suspiro la profesora Martínez

-Bueno… Me llamo Peter, tengo catorce años, me gusta estudiar y socializar— afirmó sonriendo encantadoramente.

Sus cabellos rubios totalmente despeinados denotaban que no estaba muy atento a su aspecto. Sus ojos azules parecían bondadosos, de su largo cuello se sujetaban sus auriculares purpuras que contrastaban con su buzo de color verde limón brillante. Asomaba una vieja remera de rock con el logo de una banda que los demás chicos del salón no supieron identificar. Algunas chicas murmuraban mientras reían bajito.

—Buen punto, siéntate detrás de Elizabeth .—hizo un ademán hacia ella.

Él caminó hacia su asiento sonriendo a Elizabeth en modo de saludo, ella se ruborizó. Las haters del salón la miraron enojadas.

La campana suena indicando la hora del recreo.

Elizabeth y Violet se dirigen al patio con los demás. Por un momento la joven colorada se detiene y encara a su amiga:

— ¡UN MOMENTO! Debo preguntarte algo— dijo toda extasiada

— tengo miedo— suspiró resignada su amiga.

—Te gusta el nuevo, no? —le espetó en la cara.

Los ojos verdes de Elizabeth se abrieron descomunalmente, su mandíbula se separó y dejó asomar apenas un sonido inaudible, mezclado de tartamudeos…

Violet levanta sus anteojos y los coloca sobre su cabeza, suspira resignada y le da un golpe seco a su amiga en la espalda.

— A ver si ahora se te destraban las palabras...—

Elizabeth carraspeó su garganta y tomó aire, intentando expresar su indignación ante tal pregunta.

—En realidad no me gusta, es medio raro— dijo sin convicción

Violet sintió su instinto cazador aflorar y sigo insistiendo:

— Pero te pusiste colorada como culo de mandril cuando te sonrió!!!— le gritó en el corredor vacío de la escuela.

— ¡Callate! ¡No fue así! tenía calor..., y vergüenza… y calor... y estoy abrigada, y,... y… y….—

Violet reía sin parar, agachada golpeando sus rodillas, mientras Elizabeth intentaba explicar… lo inexplicable.

En eso estaban cuando una voz dulce las sacó de su conversación.

— Hola, holis, holas...—

Elizabeth se giró y vió a Peter que sonreía curioso, volvió a girarse y clavó su mirada misericordiosa a Violet, que rió más fuerte.

Elizabeth no podía contener el calor de sus mejillas.

— Finalmente salimos de este sistema opresor educacional — dijo con aire intelectual Peter.

— Alto ahí, cerebrito! acá hablamos en cristiano y capaz urbano freestyle— le dijo furiosa Violet.

Caminaban tranquilos a juntarse con amigos en la tradicional plaza que denominaron “El Búnker de los Nada”. Elizabeth intentaba seguir controlando el ardor de sus mejillas cada vez que Peter le dirigía la palabra. Ella sólo conseguía contestar con”sí”, “no”, “tal vez”, “no sé”.

Cuando llegaron a la plaza como todos los días a la salida del colegio, la única diferencia reside en que esta vez había un intruso nuevo que era Peter. Esperaban que Carolina, que ya lo conocía, los adaptara mejor al grupo. Quienes faltaban eran Marcos y Lucas. Ese día Lucas no llegó a la escuela, pero no se sorprendieron de eso, era normal que eso sucediera. La historia de Lucas y sus conflictos familiares eran el centro de los comentarios cuando él no aparecía. Lucas era como una historia paralela a la alegría de los demás integrantes del grupo.

La madre de Lucas estaba enferma y los tratamientos no estaban dando los resultados esperados.

Eso sumía a Lucas en noches de desvelos y supervisión. De su papá nada sabían o nada contaba. En la escuela las autoridades estaban al tanto de la situación y eran tolerantes, menos Violet que estallaba de furia cada vez que veía a Lucas quedarse dormido sobre sus cuadernos.Aunque en realidad sentía compasión pero no sabía cómo ayudarlo.

Aparecieron quienes faltaban y sentados en la calesita de niños, comenzaron una charla relajada…

Mientras Peter ponía al día a Carolina sobre su escuela anterior, ella parecía sumida en sus propios pensamientos.

Sus ojos oscuros y su cabello castaño claro con puntas verdes,se balanceaban a cada movimiento de su cabeza. Era feminista y la mas adulta del grupo, con 17 años tenia la cabeza mas fría y firme de todos. Sus convicciones eran firmes.Cualquiera del grupo sabía que ante un consejo podían acercarse a ella. La respetaban por quien es, sin importarle sus ideales, su aspecto robusto, o sus preferencias sexuales.

—Bueno, lamentablemente mucha gente te va a querer por tu aspecto, aunque te darás cuenta enseguida con quien juntarte — le dijo Carolina. Luego mirando a Lucas le dijo cariñosamente:

—¿cómo está tu vieja, Lú?

—Bien, ayer la pastilla hizo más efecto y esa terapia de dibujos la están ayudando bastante, el problema solo es de noche. — dijo mirando sus pies.

Lucas era el más callado del grupo, compartía con Carolina esa madurez natural de los golpeados, de los rebeldes, de los diferentes. Sus zapatillas sucias reflejaban la ausencia de atención. Sus pantalones siempre tenían un defecto, eran largos en exceso por su estatura baja terminaban doblados infinidad de veces en los pies. Sus ojos ámbar contrastaba en un brillo inusual con su piel morena. Eso ablandaba el corazón de Violet y en esos instantes de amor conseguía enderezar su espalda. Todos sabían de ese amor platónico, y todos lo callaban porque Violet tenía tendencia a ponerse violenta ante tal insinuación. Carolina le insinuó alguna vez sobre ese afecto y la respuesta de Violet luego de enderezar su espalda fue:

—No entiendo qué estás insinuando, pero tus ideas feministas no tienen cabida conmigo.

Ese era el “estilo Violet” de mantener a raya de sus emociones a Carolina: atacando sus ideales. Carol la había bautizado “Violent” por su carácter explosivo.

—Mi papá puede ayudarte,—reaccionó Peter.

Lucas se acomodó en el asiento, un poco molesto. Todos eran cautelosos con el tema de la madre de Lucas, pero Peter sonreía tan inocentemente que tuvo que ceder.

— Mi mamá tiene problemas psiquiátricos, específicamente es bipolar, iniciaron un tratamiento nuevo y veremos qué pasa — dijo en voz baja.

Peter continuaba sonriendo. Y Lucas contra todo pronóstico respondió la sonrisa con otra. Sintió tranquilidad de ese extraño halo de paz que irradiaba ese extraño joven de auriculares púrpura.

— La medicina avanzó bastante con respecto a las medicaciones psiquiátricas, siempre leo mucho sobre eso… herencia paterna supongo— dijo Marcos asomando con su sonrisa torcida,mientras rascaba sus cabellos coloridos en mechas celestes. Era el más extravagante del grupo, tatuajes,piercings,bisexual declarado,y todo eso en solo 17 años de vida. Acoplaban perfectamente con Carolina. Hijo de un científico con investigaciones en el área de medicina y una abogada reconocida de la ciudad, debería ser el más conservador del grupo pero sin embargo optó por ir al camino contrario. Sin embargo a nadie parecía incomodar eso. Menos a su madre. Su papá llevaba años fuera de la ciudad en una investigación que todos desconocían, hasta su propia esposa. Llevaba años comunicándose limitadamente. Y Sonia, la madre de Marcos, optó por entregarse a su trabajo y dar riendas suelta a su único hijo,que encontraba comunión con sus padres leyendo libros sobre leyes y medicina, desafiando todo pronóstico sobre lo que debería ser un joven normal.

Su imponente tamaño trabajado en el gimnasio del barrio le daban un aire aterrador. Pero en el Búnker todos sabían que simplemente era un fachada. Como la de Carolina, o la de Violet.

La rudeza de sus personalidades era simplemente para tapar el dolor de ser jóvenes en un mundo que no los entendía.

Intercambiaron números de teléfonos, perfiles de redes sociales y armaron un grupo de Whatsapp para permanecer comunicados. El “Bunker de los Nada” ya entró al mundo de la comunicación.

—¿Qué tal si vamos a tu casa, Caro? de paso comemos algo. -- propuso Elizabeth.

—Me parece bien —sonrió ella.

Se levantaron del juego permitiendo entrar a unos niños que los observaban molestos desde la distancia.

Avanzaron sin más…

A mitad de camino avistaron un edificio enorme, abandonado al tiempo, con una elegancia de terror.

Elizabeth, portadora del coraje de los cobardes para ese tipo de cosas, se acercó corriendo hasta la entrada de la vieja estación clausurada de la ciudad, y coqueteando al resto del grupo parada con gracia dijo:

—Esto sí que está cool. ¿Quien se anima a espiar?— sonrió maliciosamente mientras se balanceaba sobre su pierna izquierda como una bailarina.

Todos sonrieron, pero ninguno se acercó.

—Ahh… si que son miedosos...eeeeh?—

Violet que no admitia jamás su cobardía la encaró con un golpe bajo:

—bueeeeno, lo dice la que empieza a trabarse cuando el rockero le sonríe…

Todos entendieron la referencia,y se rieron a lo bajo, menos Peter que observaba el curioso edificio, con las manos en el bolsillo, en señal de temor.

—No me animaría…-reflexionó Peter. — Nos podrían ver.

Elizabeth corrió a sujetar a Marcos por el brazo y colgándose de él le suplicó:

— Vamos Marcos! cuenta de nuevo la historia de esta estación! Peter no la conoce… y de paso podríamos entrar a curiosear en la estación.

Entonces Marcos adoptando su postura de “creepypasta” recordó la historia de ese tren que hacía 17 años atrás había desaparecido y nunca llegó a destino ni tampoco volvió. El suceso tomó conocimiento nacional y desde las altas esferas del gobierno decidieron investigar, al no encontrarse una respuesta positiva sobre el final del tren decidieron cerrar la estación.

Carolina observó a Marcos y empujándolo juguetonamente le dijo:

— ayyyy si, por si no saben este lugar es el centro de las citas para Marcos. Trae a las chicas aqui, les cuenta esta historia ellas se asustan y él aprovecha para abrazar a las indefensas mujeres víctimas de un sistema patriarcal machista…

— Ahivadenuevo— dijo resignada Violet —

— Si mal no recuerdo Elizabeth tenias a tu abuela entre los pasajeros que no volvieron, no?— recordó Lucas desde el brillo de sus ojos ámbar.

Los ojos verdes de Eli se oscurecieron.

— Sí, Ese día viajaba rumbo a Encarnación su pueblo natal en la frontera con Paraguay. No pude conocerla porque aún no había nacido. Recuerdo a mi mamá durante años haciendo reclamos y denuncias, fueron años muy difíciles.

Peter se acercó a ella y sin más palabras, la abrazó dulcemente.

— eeeeeeyyyyyyy invasión de espacio personal!— dijo Carolina sonriendo

— ahi va de nuevo…. ahora empieza con la clase de consentimiento— dijo, nuevamente resignada Violet a lo bajo.

— te escuché “Violent” y dejame decirte que debemos escuchar qué tiene Eli para decirnos sobre el abrazo de Peter ....— dijo mirándola con complicidad.

Violet entendió el mensaje.

— ooooh siiii no hubo consentimiento! y ahora debemos preguntarle a Elizabeth si está de acuerdo con el abrazo de Peter… lo dice ese libro, ese de las mujeres ...mmmm...ese que se llama…mmmm…. “Recetas para cocinar una buena feminista y no morir en el intento”— dijo al azar Violet.

Elizabeth continuaba entre los brazos de Peter,que la sobrepasaba en altura. Sus mejillas ardían y el color morado reflejaba el estado en el que se encontraba.Peter parecía dispuesto a no soltarla. Entonces ella respondió al abrazo dándole palmaditas en la espalda.

— Gracias, gracias, ya pasó mucho tiempo y al final tampoco la conocí a mi abuela—dijo sin más. Luego tomando cuenta del error de sus dichos se corrigió con vergüenza— o sea, o sea, no es que mi abuela no me importe, claro que me importa, lo que pasa es que pasa eso, que no sé qué pasa, pero algo pasa— dijo poniéndose más colorada.

Todos los demás comenzaron a reírse sin disimulo.

Peter se apartó y la miró desde la profundidad de sus ojos azules… Elizabeth sintió que podía navegar en ellos.

— esta bien, no necesito que expliques más.— le dijo comprensivo.

— ok, terminado este acto de romanticismo inesperado...vamos a entrar o no?— dijo Marcos ansioso — porque sino vamos a entrar, tengo que ir a casa a prepararme para invitar a salir a Carolina y traerla aquí para la conquista…. Grrr Grrr nena..— le dijo levantando sus manos como garras.

— En tus sueños, querido. Sólo en tus mayores sueños heterosexuales pasará eso. — respondió Caro colocando sus manos en la cintura.

Debatieron durante un rato sobre cómo burlar la mirada de los vecinos y la guardia de la entrada.

Entonces decidieron volver a la noche, custodiados por las sombras nocturnas y armados con linternas.

La noche los encontró curiosos recorriendo los alrededores del edificio.

Comenzaron a buscar como entrar, pero no conseguían encontrar un acceso fácil. Se disponían a volver por donde vinieron cuando el sonido metálico de un impacto en caída los hizo quedarse quietos. La oscuridad del ambiente,la brisa tibia, y los grillos cantando a los lejos sólo acentuaban el sonido de los latidos de sus corazones descontrolados por el miedo y la ansiedad de lo desconocido.

El primero en avanzar hasta el sonido fue Lucas. Se acercó hasta un portón el cual estaba seguro que no estaba allí anteriormente. Dudó de su memoria, pero miró más detenidamente una cadena a medio enredar que colgaba de las rejas, y un gran candado abierto que se desprendió de sus funciones. Llamó al resto en voz baja:

— pssst... hey! vengan,miren!—

Observaron sorprendidos al candado roto y entendieron que ese fué el sonido que los asustó.

Elizabeth fue la primera en armarse de valor para hablar.

—¡¿Que?!—gritó en voz baja—hicimos tanto esfuerzo, decidimos irnos y AHÍ se le da por destrabarse al condenado candado.

— al condenado candado de un portón que nunca vimos— completó Peter visiblemente asustado.

—Que raro. -- dijo Marcos.

—Entramos?—preguntó Lucas.

Todos asintieron,menos Violet que tenía las manos entrelazadas sobre su pecho.

— ¿estás bien Violet?—preguntó preocupado Marcos.

— no sé… creo que me cagué encima— dijo asustada.

—¿en serio? porque si es asi… traje ropa de repuesto o puedo ir a buscar pañales para adultos de la farmacia de la esquina— dijo Peter intentando animarla en su constante estado de cooperación.

Violet tanteo sus pantalones en la entrepierna y sus nalgas… Todo en orden.

—No hay asomo de caca, señores. Fue una falsa alarma. Sigamos. -- dijo más aliviada.

Lucas extrajo la linterna de su mochila y la prendió.

—Bueno solo nos fijamos la parte principal y NOS VAMOS —le respondió Caro.

—Elizabeth, si sientes miedo, dile a Peter que te abrace, ah, pero no hables ya sabemos como te cuesta sin cagarla. -- le bromeó Violet, dándole un codazo juguetón. Su amiga la miró enojada. --¿Qué? Te estoy ayudando como buena amiga para darte buena suerte.

—Desde que llegamos aquí no tuve otra cosa más que mala suerte.—le respondió Eli

—Ahhh…¿ y el abrazo de Peter también fue mala suerte?—le interrogó Lucas.

—¿Que? no, para nada, o sea, es… no fue buena suerte ni mala, eso sí, eso… o sea fue solo un abrazo—balbuceó ella.

Todos voltearon para ver a Peter pero ya no estaba allí.

Un pequeño halo de terror los invadió. Desde el fondo de la entrada del portón se escucha su voz:

—van a venir o no?— dijo alentandolos.

Las luces de las linternas se reflejaban vivaces en las paredes.Como el fondo de un bosque desconocido la oscuridad era total en ese corredor que no sabían a dónde los llevaba.Sólo escuchaban sus pasos sigilosos, y algunas ratas pasaban chillonas por encima de sus pies. Cada vez que sucedía eso, Elizabeth y Carolina se sujetaban las manos para darse confianza y valor.

Violet respiraba agitadamente mientras la mano suave de Lucas, se apoyaba en su brazo para calmarla. Marcos y Peter guiaban el camino al resto. Susurraban instrucciones a los demás.

Las paredes estaban manchadas de un moho extraño, manchas oscuras, y algunos trozos de piedras o paredes que caían del techo avejentado de ese corredor interminable. Llegando al final del corredor pueden ver una entrada que muestra los andenes de la estación.

El piso repleto de polvo,dejaba marcas en sus zapatos, el aire sofocado iluminaba las partículas de polvo de la estación.

Los carteles caídos, relojes parados, asientos rotos, zócalos quebrados, y ese olor inminente a fuego los colocaba en alerta. La luces de sus linternas parecían perderse en el frío aire de la estación.

Se aproximaron al andén donde 17 años atrás el tren Chapa 16 había partido por última vez.

Recorrieron el andén hasta la mitad de su trayecto cuando un sonido desde el fondo de la estación los sorprendió de su paseo.

Era el sonido de un tren asomándose pesadamente… repleto de fuego y lanzando llamaradas desde su locomotora, todo ese fuego terminó iluminando la estación como si fuese de día.

A medida que se acercaba podía ver que desde las ventanas de los vagones asomaban unos cuerpos humanos maltrechos, deformes, inexplicables.

— ¿QUÉ CARAJO ES ESO?— gritó Violet desesperada.

Los demás no pudieron contestar, sólo atinaron a correr hasta el final del andén.

Eso pareció aumentar la velocidad del tren que en un instante se colocó a la distancia de ellos, mientras de sus ventanas se lanzaban unos pasajeros deformes...zombies, humanos que por sus raídas ropas repletas de sangre y costras daban a entender que estaban hambrientos.

Uno de los zombies consiguió en la carrera lanzarse sobre Carolina que corría última.

El grito desesperado alertó al resto de los chicos que se detuvieron para socorrerla.

En su fuerza Marcos arremetió contra el zombie una patada que lo lanzó chillando contra un vagón, mientras Lucas levantaba a Carol.

Para cuando retomaron la corrida, una línea de zombies se asomaba por enfrente. Aullando ahogadamente reclamaban por sus víctimas…

— comer… carne… aaaaagggg carneeeeee...— grañitaban

— ¿Qué carajos es esto? yo no voy a ser comida de nadie hoy!!— dijo Lucas y arrancó una cerámica del piso para defenderse.

Los demás chicos lo imitaron, pero Peter observó que los carteles caídos, tenían barandas de metal que podían servir como lanzas. Desarmó uno de los carteles y se dispuso a defenderse. Vió que los atacantes eran de andar lento lo cual les daba ventaja para prepararse.

— ¡Vamos! dejen eso y desarmen los carteles! ¡Vamos! ¡muévanse!

Los muchachos desarmaron los carteles con más fuerza mientras las chicas lanzaban los restos de cerámicos contra los zombies para detenerlos más en su avance y ganar tiempo.

—Listo, vamos agarren uno cada uno!—dijo Marcos, que sudaba sin parar.

Consiguieron abrirse paso golpeando a los zombies que se cruzaban formándose en círculo .

A cada golpe que Elizabeth daba, gritaba desesperada como alentándose a sí misma para una batalla.

— Si sigue gritando así, voy a golpearla yo— le gritó Violet a Lucas que rió antes la ocurrencia.

El tren estaba parado, y con sus cuatro vagones vacíos.

— Volvamos al corredor que nos trajo hasta aquí! — gritó Peter.

Corrieron hasta allí, repartieron golpes, patadas, gritos a los zombies, iluminados por las llamaradas de fuego que lanzaba el tren.

Cuando llegaron al lugar donde creían estaba el corredor, no lo encontraron. Una pared que nunca estuvo ahí, apareció.

—pero la put…. — susurro Marcos molesto.

— ¿Y ahora qué hacemos? las demás salidas están tapiadas! — gritó Carolina.

El pitido del tren anunciaba su salida, los zombies no subieron al tren, sino que avanzan persiguiéndolos.

— ¡SUBAMOS AL TREN!! RÁPIDO QUE SE ESTÁ YENDO— gritó Peter

Corrieron hasta el último vagón, que comenzaba a avanzar rápidamente mientras de frente una horda de zombies se acercaba nuevamente.

Uno a uno consiguieron subir por ventanas, o puertas del último vagón.

Carolina la más lenta de todos se estaba quedando atrás, mientras era alentada por Marcos a no rendirse.

A tiempo consigue colgarse de la puerta de la escalera del vagón y su barandilla, mientras sus pies se arrastraban sobre el andén y sus amigos la sujetaban desde dentro del vagón, intentando subirla. Uno de los zombies consigue sujetarse de sus pies y amenaza subir con ellos.

Los gritos desesperados de Carolina no dejaban que pudieran concentrarse para ayudarla.

Entonces Marcos aparece con uno de los asientos del vagón y lo lanza contra el zombie que desprendido por el impacto deja su brazo colgando de la pierna izquierda de Carol.

Finalmente cuando la suben, entre vómitos Elizabeth desprende el brazo del zombie que aún se movía como una serpiente y lo lanza por la puerta del vagón.

Ya acomodados sentados en el piso, con el tren avanzando rápidamente, Carolina mira a Marcos y aun agitada por la odisea pasada le pregunta:

—de donde mierda sacaste ese asiento?—

— No sé, lo ví y lo arranque de su lugar… no parabas de gritar y me estaba alterando— le dijo tranquilo.

— perdoooon por perturbar tu paz mientras un zombie me masticaba las zapatillas!— le dijo Carolina ya más relajada.

— De algo tenían que servirle tantas horas en el gimnasio, no solo para atraer chicas— dijo Lucas que observaba de reojo a Violet.

Violet estaba con la mirada perdida. En evidente estado de shock. Lucas se acercó y se sentó a su lado abrazándola mientras sus ojos grises comenzaban a llenarse de lágrimas.

— ¿A dónde vamos Lucas?— le preguntó.

— no sé, pero donde sea que vayamos iremos juntos. Como lo que somos… el “Búnker de los Nada”.

Peter miraba preocupado su celular.

—Alguno tiene señal?—

Todos miraron sus teléfonos.

La preocupación se hizo evidente: no sólo no sabían a dónde iban, sino que también estaban incomunicados y no podían pedir ayuda.

26 Ağustos 2020 02:44 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
0
Sonraki bölümü okuyun Capitulo segundo: El Chapa 16.

Yorum yap

İleti!
Henüz yorum yok. Bir şeyler söyleyen ilk kişi ol!
~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 2 bu hikayede kalan bölümler.
Okumaya devam etmek için lütfen kaydolun veya giriş yapın. Bedava!