honeypot93 Honey Girl

"Me pregunto, ¿eres mi mejor amigo?, Siento un río corriendo por mi mente Quiero preguntarte si todo esto está solo en mi cabeza. Mi corazón late con fuerza esta noche, me pregunto Si eres demasiado bueno para ser verdad Y estaría bien si... Te acercara más." "El hijo de la señora Park es extraño". "Rarito". "Afeminado". A TaeHyung aquello no le molestaba, no entendía por qué al resto sí. ➵VMin ➳ Kim TaeHyung x Park JiMin ♡ ➵One Shoot ♡ No se permiten adaptaciones ♡ ♡ Soundtrack - Sweet Night - V ♡


Hayran Kurgu Gruplar/Şarkıcılar Tüm halka açık.

#v #jimin #vmin #fluff #romance #one-shoot #boyxboy
Kısa Hikaye
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okuma zamanı
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BARCOS EN LA NOCHE

Con cuidado, los pequeños dedos sujetan el mentón del pelinegro, lo elevan apenas, para poder examinar mejor el daño bajo la luz dorada. Sus ojos recorren la piel canela, deteniéndose justo en la esquina de la boca. JiMin chasquea la lengua con desaprobación, antes de suspirar cansinamente.

—Ah... ¿Por qué siempre estás metiéndote en problemas? — susurra negando. Ladea el rostro con suavidad y presiona el bastoncillo de algodón en la comisura de los labios. TaeHyung se deja hacer en silencio, sacudiéndose ligeramente al percibir el líquido que escuece sobre la piel lesionada, ahoga un gruñido a punto de protestar. — No te atrevas a quejarte, Kim TaeHyung. — le reta JiMin con una mirada severa.

—Lo... siento. — musita apenas, sus manos apretujan la tela de las mantas.

—¿Por qué siempre estás metiéndote en problemas? — repite en voz baja el castaño, sin apartar el bastoncillo del rostro contrario. TaeHyung no sabe si el chico en verdad espera una respuesta, pero no cree estar dispuesto a darla. Cierra los ojos, y exhala en un suspiro suave, rindiéndose por completo. Su rostro cae aún más, siendo acunado en la pequeña palma bajo el.

TaeHyung no se sonroja.

Jamás.

Ese tipo de cosas, no le ocurren a él. Desconoce el por qué, a veces cree que es solo el tono de su piel, su complexión... o que muy pocas veces ha estado lo suficientemente nervioso como para ser evidenciado de esa manera. No se colorea, pero puede sentirlo. El calor viajando a su rostro, a sus orejas, a su nuca. JiMin aún le tiene en la palma de su mano, espera que no lo note.

Que no note que, últimamente, le pone nervioso.

Es extraño.

Han vivido en la misma quinta desde que él se mudó a los cinco años. No hablaban mucho en un inicio y JiMin siempre le había parecido un niño algo tímido. Las cosas cambiaron en cuanto fueron inscritos en la misma escuela - una primaria a un par de calles del lugar en el que vivían – y comenzaron a hacer los deberes juntos. Se llevaban bien. JiMin era "ese niño"; tranquilo, buenas calificaciones, el niño a quien otras madres ponían de ejemplo, el que tenía el mejor dibujo, los cuadernos más bonitos, los zapatos más limpios, en un inicio aquello le había hecho sentir incómodo, pero luego descubrió que JiMin se esforzaba mucho y jamás era egoísta. JiMin podía incluso pintar tu tarea solo para ayudarte, "No me importan las calificaciones" le había dicho a TaeHyung mientras le ayudaba a delinear un dibujo. "Solo me gustan las cosas bonitas".

El JiMin de ocho años, era un niño muy tierno. El JiMin que tenía en frente, era mucho más que eso.

Intenta por un instante, olvidar donde se encuentra. Su mente viaja lejos, muy lejos. A un prado extenso y brillante, crecen bajo el infinito cielo azul, aquellas vibrantes y minúsculas florecillas silvestres, son blancas y con un diminuto centro lavanda, si se inclina lo suficiente, puede olerlas. Sus sandalias se hunden a cada paso en medio de la hiedra, y su piel es besada por el sol mientras la brisa despeina sus ondulados mechones azabaches. Aun en sus peores momentos, aquel recuerdo le tranquiliza. El aroma a lavanda, a sol, a prado. El aroma a su hogar.

—¿Estás bien?

Abre los ojos de inmediato. Sus ojos castaños chocan con los enormes ojos avellana que le observan llenos de duda, JiMin ladea el rostro en su dirección cual cachorro ansioso. Está... tan cerca...

—¿Tae? — insiste. El moreno retrocede ligeramente, antes de elevar su índice, presionando un poco sobre la comisura de sus labios, ahí donde había sido golpeado. Se sobresalta cuando la ráfaga de dolor atraviesa su mandíbula, haciéndole apretar los dientes en un siseo.

—¡Eish! ¡No presiones! — se escandaliza el castaño, alejando de inmediato la mano del pelinegro. — ¡Acabo de curarte!

—Odio a esos chicos.

—¿Eh? — murmura JiMin incomprensible. Sus ojos vuelven a abrirse enormemente y su boca de pronto no es más que una pequeña y perfecta "o". Suele pasar cada vez que hay duda en él, su expresión se transforma de inmediato a eso: Nada más que enormes ojos avellanados y gruesos labios rosa levemente entreabiertos. TaeHyung desvía la mirada del gesto. — ¿Qué chicos? — susurra.

—Esos... — baja la mirada al piso de madera —... ya sabes, esos chicos. — JiMin niega con la cabeza, luciendo confuso. El castaño suspira, levantándose del borde de la cama y dirigiendo sus pasos hacia el tocador al lado de esta. Intentando olvidar el ultima par de horas, extiende una mano en dirección a la colección de botellas, admirando la colorida variedad – algunas de cristal, otras de plástico. – Sonríe sutilmente al sujetar una botella ligeramente opaca, es pequeña y la etiqueta parece ser de pergamino, hay grabada en ella la imágen de un durazno.

JiMin no se mueve. Sus ojos lucen tímidos, mientras en completo silencio, contempla al moreno estirar los labios en un puchero dudoso. Lo sabe. Es parte de su naturaleza. TaeHyung, es terriblemente curioso. Siempre le ha gustado husmear en sus cosas. A decir verdad, aquello no le molesta; después de todo, TaeHyung es lo más parecido a un amigo que tiene, la única persona que se había acercado a él a pesar del constante rechazo que sufrió desde que le vieron besando a un chico tras ese viejo cobertizo en la escuela.

—¿Es nuevo? — murmura repentinamente, llamando su atención.

—Ah... sí. Ese es nuevo... — JiMin sonríe, sus ojos se convierten en suaves líneas tras sus mejillas. — Mamá fue a Seúl hace unos días, lo trajo para mí.

—¿De durazno? — inquiere levantando apenas el frasquito. Siempre se ha sentido un poco torpe frente al bonito mueble que JiMin parece limpiar con especial dedicación... No es como si el resto de su habitación no estuviese impecable - JiMin se aseguraba de quitar incluso el polvo en las esquinas de la ventana - aun así... ese tocador... con esas luces y las fotografías de ambos enmarcadas, y todas esas cremas con aromas dulces o florales... le parecía tan delicado, tan hermoso...

—Uh... sí. — olvidando un instante su timidez, JiMin se pone de pie y extiende una mano pidiendo silenciosamente la botella. El pelinegro la deja en la palma contraria, observando con curiosidad mientras JiMin le quita la pequeña tapita traslucida. La agradable fragancia a durazno sorprende al pelinegro cuando el castaño pide en un susurro — Dame tu mano.

"—¿Adivina quién soy? — Canturreó con burla aquel pelirrojo alto, colocando ambas manos sobre su cintura y frunciendo los labios.

—Creo que voy a necesitar más pistas. — habló confuso el rubio. SangWoo rodó los ojos.

—"Le traje sus flores, Señora Min." — se burló con voz aguda, mientras caminaba agitando las caderas.

TaeHyung sabía que eso no debía importarle. No debería haber mirado en primer lugar. No era asunto suyo. "Solo son idiotas". Lo eran de hecho. Conocía a JaeHyung y a SangWoo desde que tenía memoria, no eran más que un par de abusadores. Creyó que en algún momento se aburrirían de molestar a JiMin; es decir, ellos no iban a tener doce años de por vida, tendrían que crecer... madurar... las personas lo hacían llegado un tiempo, ¿Cierto?

Madurar.

Ha aguardado

Aguardó pacientemente mientras ayudaba al castaño a levantarse cada vez que le ponía la zancadilla en los pasillos de la escuela. Aguardó mientras ayudaba a quitar las manchas de jugo en sus camisas. Aguardó mientras veía los avellanados ojos aguarse al descubrir el pegamento en sus cuadernos. Habían pasado siete años y quedaban solo meses para el examen de ingreso a la Universidad; sin embargo, esos dos idiotas, seguían aprovechando cualquier oportunidad existente para meterse con JiMin. No podía, no era capaz de entenderlo... Los odiaba. Se atrevía a pensar que quizá, incluso más que el mismo JiMin, quien, a pesar de ser el blanco de todas sus burlas, no parecía guardar rencor alguno. El castaño apenas se inmutaba.

—¡Hey Jaehyung! — exclamó desde la banca en la que se hallaba sentado. El rubio frente al pasamanos del parque, elevó la mirada en su dirección.

—¡Pero si es Kim! — rio con sorna. — ¿También quieres jugar?

El pelinegro sonrió débilmente.

—Yo sé quién eres. — afirmó con un suave asentimiento, señalándole con su indice. El rubio enarcó una ceja en su dirección, pidiéndole mudamente que continúe — Un pobre diablo. — TaeHyung agachó la cabeza, viendo el césped bajo sus pies. Le gustaba ese lugar del parque. Esa banca en específico. Era el lugar perfecto para ver la luna.

—¿Perdón? — replicó lo suficientemente fuerte como para amedrentarlo.

—¿Quieres que lo golpee? — musitó SangWoo, tronando sus nudillos. El rubio le detuvo elevando una palma, a la espera de una disculpa.

—¿Perdón? — repitió el pelinegro con expresión confusa — ¿Qué debo perdonar? — rio suavemente — ¿Qué tus padres no usaran protección?"

El pelinegro examina el montoncito de crema en la palma de su mano, JiMin sonríe con timidez antes de tomar un poco en la yema de sus dedos para untarla en la mejilla morena con dulzura. Si lo piensa un poco, resulta curioso; aquel contraste entre el puño del pelirrojo en su rostro y el suave toque cálido de JiMin en su mejilla. No entiende muy bien como un hombre puede ser tan suave, gentil... los hombres que TaeHyung conoce, no se sienten de esa manera. Exceptuando a su padre, la mayoría de ellos solían sentirse como el puño de SangWoo en su rostro y el pie de JaeHyung en su estómago...

JiMin en cambio...

Eleva la mirada a los ojos avellanados, el castaño le mira profundamente, acunando su rostro en su pequeña palma.

—Ya no pelees. — pide en voz baja — Me asusta.

Apenas puede pensar cuando sus dedos se enrollan alrededor de la pequeña muñeca, acercando más el cuerpo contrario para abrazarle.

JiMin huele diferente a cualquier otra persona. Es un aroma cálido y dulce, como lavanda y durazno. JiMin huele a hogar. Aun cuando lo tiene entre sus brazos, no es suficiente. Debe haber algo mejor para JiMin. Un lugar seguro en el que nadie pueda hacerle daño.



꧁❀꧂




Oscurece en el cielo lavanda, el final de la tarde se acerca. TaeHyung no tiene idea de qué está haciendo precisamente en ese lugar, pero sus pies le obligan a regresar a él una y otra vez. El letrero de cartón tras el cristal que indica que la florería ya ha cerrado, debería ser suficiente para detenerle.

No lo es.

Coloca sus manos sobre el cristal y se asoma; si entrecierra un poco la mirada, logra ver algo de luz al fondo y la pequeña espalda del castaño barriendo tras el mostrador de cristal.

Hay un puchero en los labios de JiMin al agacharse para recoger los restos de los tallos, le entristece que su madre corte las flores, pero era necesario en la mayoría de arreglos, así que no había mucho que hacer al respecto. No lo nota en un inicio, hasta que ve el suave vahó que comienza a empañar el cristal de la puerta y sus ojos se encuentran con los del pelinegro. Da un brinquito, porque TaeHyung le mira siempre de esa manera, fijamente, como si desearía protegerle de todo mal y aquello le hace sentir torpe y tímido, con las palmas apenas menos temblorosas que el corazón entre sus costillas. Deja la escoba a un lado y corre hacia la puerta, inclinándose un poco para quitar el seguro adherido al piso.

—Tae —sonríe extrañado — ¿Qué haces aquí?

—Iba a casa. — responde de inmediato.

—T-te... asomaste a la puerta... — afirma JiMin con nerviosismo, manteniendo la pequeña sonrisa en su rostro.

—Creí verte ahí. — El ceño del pelinegro se crispa ligeramente y desvía la mirada al interior de la florería. Las paredes son naranjas, no uno fuerte, es un naranja suave, más tirando a lo cálido, como el cielo cuando el sol rompe el amanecer. Con la puerta abierta, nota que el resplandor ambarino que iluminaba a JiMin hace un momento, proviene de una lámpara cónica en el techo. — No hay flores. — susurra extrañado, observando un estante con papeles de colores, listones y chocolates.

JiMin ríe. Suena agudo y musical, y el sonido le hace sonreír también.

—Claro que no. Todo se llenaría de tierra y agua. — explica haciéndose a un lado para dejarle pasar. TaeHyung entra a paso lento, curioseando un poco más de aquel lugar que también es parte del castaño. — Las flores están en la trastienda, ¿quieres verlas?

Los ojos del pelinegro se abren enormemente, mientras asiente con la cabeza. JiMin sonríe, antes de inclinarse para colocar el seguro.

—Ven. — le invita con un gesto. TaeHyung le sigue en silencio, pasando tras el mostrador en el que nota más golosinas y detalles para regalar — Aquí.

Hay una puerta de madera a uno de los lados. JiMin busca en su delantal la llave, los ojos del pelinegro se abren aún más cuando el castaño presiona el interruptor en la pared y ve el lugar iluminarse. Hay contenedores de cristal por todas partes, con diferentes tipos de flores y tocados; plumas, espuma floral, espirales elegantes, estanterías altas en las que ve moños de satén y colorida organza traslucida y rollos de papeles de colores para envolver los ramos.

—¿Cómo encuentras lo que sea aquí? — ríe. — ¡Hay muchas cosas!

—Es fácil. — JiMin se encoge de hombros. — Se dónde está todo.

El pelinegro enarca las cejas incrédulo.

—Imposible.

—Lo juro. — ríe el castaño, intentando convencerle. Se detiene de pronto, golpeando con suavidad el brazo contrario — ¡Ah! ¡Tu cumpleaños es el treinta de diciembre! —recuerda con ojos enormes. TaeHyung entrecierra la mirada, antes de asentir. — E-espera un momento.

JiMin se adentra a la trastienda, aun cuando se siente tímido bajo la mirada café, el ir y venir de sus pasos, parece decidido. TaeHyung le observa, mientras el castaño saca unas tijeras del delantal para cortar unas flores rojas, cuyos pétalos señalan en distintas direcciones. Corta un trozo de organza lila, es traslucida y suave, y sus manos envuelven a la perfección el ramillete antes de atarlo con una cinta. Cuando TaeHyung tiene a JiMin de regreso frente a él, el castaño sujeta un bonito ramillete de flores contra su pecho.

— Son Calicanto de Carolina. — explica JiMin, y le parece al castaño que hay un matiz rojizo en sus redondas mejillas. — Son tus flores, Tae. — luce algo nervioso, porque no le está mirando. Los ojos almendrados se limitan a ver el ramillete. — Significan caridad y... lealtad. — susurra, extendiendo las flores hacia el pelinegro.

Ligeramente aturdido, TaeHyung extiende ambas manos para recibir el arreglo con sumo cuidado. Lo eleva hasta su rostro, detallando con la yema de sus dedos la alargada forma de los pétalos, la vaporosa tela lavanda y el lazo rojo de seda. Es sencillo. Aun así, se ve tan limpio y cuidado, apenas le había tomado unos minutos a JiMin.

JiMin.

Nunca le ha parecido bonito un hombre, pero de pie delante de todas esas flores con la luz sobre sus cabellos castaños y las mejillas rojas, Park JiMin de pronto luce como el hombre más bonito de todos.

—Gracias. — le sonríe ampliamente, con la chispeante emoción iluminando su interior, acelerando sus latidos.


꧁❀꧂





Presiona el lápiz, dibujando curvas sin sentido. Sus ojos café se desvían un momento hacia el problema de matemáticas que ya debería haber resuelto y pucherea con fastidio mientras decide finalmente cerrar el libro. Lo terminaré mañana.

El grafito sigue creando curvas. No lo nota realmente, hasta que se detiene y acerca un poco el rostro al papel.

—¿Tae? — su madre se asoma por la puerta de su habitación. El pelinegro se gira de inmediato para verla, tiene el cabello liso y oscuro atado en una coleta y los enormes ojos café lucen sonrientes. — Papá dice si puedes ir a la carpintería un momento, hay algunos listones y necesita ayuda para cargarlos... ya sabes, un chico fuerte. — le sonríe ella, inflando ligeramente sus mejillas y mostrando sus bíceps en un gesto que le hace reír. La mujer inclina un poco más la cabeza hacia el interior del lugar — ¿Estudiando? — parece algo preocupada — Si estás ocupado, puedo decirle a papá que regrese ahora y quizá mañana podrían trabajar en eso. Además, ya van a ser las diez...

—No, má. Descuida. — sonríe. — Iré ahora. Conozco a papá. — rueda los ojos con sorna. — Intentará mover los listones solo y podría romperse la espalda...

—Aigoo... tu padre no es tan viejo — protesta ella con una suave sonrisa. TaeHyung niega con la cabeza.

—No, no es eso... es que... a veces le gusta abarcar demasiado. — Se pone de pie y alisa un poco la larga playera gris. — Iré ahora. — Su madre le sonríe con un asentimiento.

Revolotea entre las páginas, el dibujo de los gruesos labios se pierde cuando el castaño cierra deliberadamente el cuaderno.

꧁❀꧂

Eran más que solo "unos listones", había cargado casi un cargamento completo. Se alegró de llegar a tiempo, su padre pudo lastimarse de haberlos levantado el solo.

Camina sin prisa, observando la pequeña pieza de madera en la que trabajó mientras esperaba al mayor para que pudiesen volver juntos. No se sorprendió demasiado cuando el hombre le dijo que, si quería, podía regresar, pues el aún tenía mucho trabajo por hacer. "Volveré en un par de horas, Tae. Gracias por la ayuda". Asintió en respuesta, sacudiendo los restos de madera de su regazo mientras se disponía a volver a casa.

Guarda la pequeña pieza en el bolsillo de las holgadas bermudas café y sigue su camino. No tiene idea de qué hora es, puede que un poco más de las once, apenas hay una que otra persona en la acera, está a punto de atravesar la reja del largo pasadizo que es la quinta cuando un par de risas explosivas lo detienen.

Gira sobre sus talones, sus ojos un poco más grandes de lo usual y las comisuras de sus labios hacia abajo al notar que ese sonido, viene del parque en frente. Esta oscuro, y puede ver únicamente siluetas a lo lejos, parece que empujan a alguien y sus manos se convierten en puños al ver como derriban un cuerpo. Mira el interior tras la reja y sus ojos regresan nuevamente al parque, no sabe si debería interrumpir aquello o no, le prometió a JiMin que no se metería en problemas.

Alguien grita y TaeHyung se encuentra a si mismo cruzando la calle a toda velocidad. Ni siquiera se toma un momento para reconocerlos, el solo se lanza hacia el sujeto sobre el cuerpo de JiMin y lo aparta con brusquedad, aferrándose a uno de sus hombros para acercar al rubio a su puño. Pasa con demasiada rapidez como para procesarlo; y JiMin, quien tenía los ojos cerrados, los abre con lentitud, ligeramente confuso por los gritos a corta, muy corta distancia. Parpadea rápidamente, despejando la oscuridad de sus aguadas retinas, antes de sentarse con torpeza en el césped; eleva una mano, con la que limpia las lágrimas encogiéndose un poco al sentir la piel lastimada en su pómulo. Sus labios se abren con impresión al ver el brazo del pelinegro retroceder sin piedad una y otra vez antes de cada impacto en el rostro de JaeHyung.

No puede moverse.

Está congelado, su corazón late atemorizado aún ante lo sorpresivo del ataque. JaeHyung ni siquiera parecía estar sobrio cuando le tocó... Le tenía miedo, a esos chicos. Siempre le molestaban. Gira el rostro, buscando al pelirrojo, pero no hay rastro alguno de él.

—Tae... — llama en un susurro al intentar enfocar el rostro del rubio, suena asustado. La cara de JaeHyung no es más que un enorme hematoma sanguinolento. Gatea, acercándose al pelinegro para halar su camiseta. — Tae, detente. — Ve al rubio desplomarse en el césped. — Tae, vas a matarlo. — dice levantándose — Ya basta. — sus brazos se cierran alrededor del pecho contrario, alejándole de ahí. Puede sentir la agitada respiración bajo su abrazo, hunde su rostro en la nuca del pelinegro, murmurando palabras suaves. Le gusta TaeHyung. Era todo lo que él no podría ser. Fuerte y varonil, sin dejar de ser considerado. Adoraba la forma en la que jamás le juzgaba por nada, la forma en la que el aroma a madera de la carpintería, permanecía en su piel miel, la intensidad encerrada en su pecho, en su respiración. — Está bien. — arrulla en un susurro.

El pelinegro agacha el rostro, intentando sosegar su respiración. Una de sus manos repasa las pequeñas manos entrelazadas sobre su pecho.

—¿Estás bien? — murmura. JiMin asiente contra su espalda.

—Solo fue un golpe. — dice en voz baja. El pelinegro asiente en respuesta, pero su ceño se crispa suavemente. JiMin no debería recibir golpes. Nadie debe herir a JiMin jamás, piensa irritado. Le ablanda la leve caricia sobre su camiseta, los labios en su nuca.

—¿Qué pasó? — se anima finalmente a preguntar en medio de la calma de ese abrazo.

—Acompañé a mamá a la estación, tomó un tren a Seúl. Me quedé por ahí y cené algo, tuve que cruzar el parque para volver a casa.

—Te esperaban.

—No lo sé. — JiMin se encoge de hombros, sus manos sueltan el pecho contrario. — Solo vi que se acercaban, luego alguien me golpeó y me asusté. — El pelinegro asiente en medio de un suspiro. Temiendo otro ataque, JiMin se abalanza deliberadamente cuando ve a TaeHyung inclinarse sobre el rubio en el piso.

—¿Qué-

—Solo quiero ver si aún respira. — rueda los ojos, acercando el dorso de su palma a la ensangrentada nariz en el rostro. Todo parece en orden, así que se encoge de hombros y hunde sin previo aviso, uno de sus pies en el costado del rubio.

—¡TaeHyung! — Chilla JiMin, el pelinegro se gira.

—Descuida, apenas y traigo sandalias. — le muestra los pies desnudos. — Puede que le haya roto la nariz... no creo que importe, JiMin-ah, eres demasiado para esto. — dice señalando con la cabeza el cuerpo inconsciente. — No vas a detenerlos, lo sé. Odias la violencia. No creo que vuelvan a meterse contigo.

JiMin asiente. El pelinegro se acerca, y acuna el rostro de mejillas suaves, girándolo un poco. TaeHyung suspira al ver el asomo de la suave sombra purpurea que empieza a teñir el costado de la mandíbula.

—Déjame curarte. — pide en un susurro, demasiado preocupado por el moretón en el rostro de JiMin como para registrar sus propias palabras. La piel de JiMin contra las yemas de sus dedos es calidez abrazadora y un obvio sonrojo que apenas distingue en la oscuridad de ese lugar.

—Ven a casa conmigo. — asiente, tomando la mano del pelinegro que aun acuna su rostro, y entrelazando sus dedos.



꧁❀꧂





Extiende con delicadeza la pomada por la mejilla del castaño. No puede evitar sentirse algo torpe. JiMin tiene un rostro pequeño y su piel parece siempre suave y tibia. Luce tranquilo, escondiendo el nerviosismo lo mejor que puede, mientras espera que el castaño no note lo ásperas que son sus manos.

La habitación de JiMin, huele tanto a él. Floral y algo dulce, siente los latidos de su corazón golpeando con insistencia contra sus costillas cuando examina a detalle el rostro; las suaves sombras de las pecas en las mejillas bajo la luz dorada, las cortas pestañas rizadas enmarcando la mirada curiosa que el castaño dirige en su dirección.

—E-está bien. — murmura. No quiere hablar en voz alta. Siente que todo en él resulta demasiado fuerte en comparación con el castaño. Su cuerpo, sus manos, incluso la voz de JiMin algo suave y aguda. — Estarás mejor en un par de días.

—Gracias. — la sonrisa en los labios afelpados es débil; de pronto, los ojos de avellana se abren con preocupación y sus manos sujetan la mano del pelinegro sobre las sabanas.

—T-tus...

—Ah... esto. — hay una sonrisa algo forzada en su rostro mientras examina sus nudillos. — Si... bueno...

—Lo lamento. — JiMin muerde con suavidad su labio inferior, agachando el rostro debido a la vergüenza que se adueña de él. Si supiera defenderse, TaeHyung no estaría herido ahora.

—Está bien. — sonríe el pelinegro — He tenido peores días en la carpintería con papá. — intenta animarle. El castaño asiente apenas. — Oh, no te preocupes. — le muestra su mano herida. — ¿Ves? — comienza a encoger y extender sus dedos, su rostro se crispa ligeramente — no siento nada...

JiMin toma su mano y la eleva a su rostro para examinarla, TaeHyung le observa rozar los labios sobre su piel lastimada y toda la pesada carga en su pecho se diluye demasiado pronto, como si jamás hubiera estado ahí. Es extraño, porque en medio del silencio que rodea a ambos en ese lugar que resulta familiar y desconocido, bajo aquel resplandor que le permite ver a detalle el rostro que conoce de memoria, no puede evitar preguntarse ¿quién es JiMin? y ¿por qué tiene ese efecto en él? ¿Por qué su corazón late tan deprisa?

Tiene el ceño suavemente crispado, perdido en sus pensamientos al inclinarse un poco en la dirección contraria, sus labios besan la frente del castaño, pero JiMin apenas le deja alejarse. Dudoso, muerde apenas un segundo su labio inferior, aferrando su mano con rapidez al hombro del pelinegro para acercarle más. TaeHyung no ha besado nunca a nadie, pero sabe lo que tiene que hacer cuando siente los labios de JiMin presionarse con lentitud sobre los suyos, acariciando.

Sujeta cuidadosamente su mejilla, acunando. Es torpe y brusco y usualmente tiene miedo de romper lo que sea entre sus manos, JiMin parece tan frágil todo el tiempo. No esta vez. No mientras siente el pequeño cuerpo reclinándose cada vez más sobre el suyo, no mientras siente las manos del castaño halando un poco la tela de su camiseta, no mientras siente la urgencia en su boca. Tiene que quitarse las sandalias y sujeta la cintura de JiMin, atrayéndole por completo a la cama, sobre él.

—Me gustas. — susurra JiMin sobre su boca. TaeHyung asiente con torpeza, no entiende aún que sus manos sujeten la cintura de ese hombre por el que ha estado muriendo en silencio. No entiende aún que el cuerpo de JiMin esté sobre el suyo. JiMin aprieta los parpados un instante, deteniéndose para recuperar el aliento, apoya los codos en el pecho bajo él. — M-me... gustas. — repite.

—Sí. — TaeHyung asiente, ligeramente mareado. Estira un poco el cuello para recuperar la boca contraria, pero JiMin se aparta apenas. El pelinegro protesta con un suave gruñido, hundiendo los dedos en la piel bajo la camiseta del chico. — T-tu... me gustas, JiMin. — no le está mirando. Es difícil decirlo en voz alta. Es difícil decirlo ante la intensidad en esa mirada miel. Es difícil decirlo cuando puede ver el rubor en su piel, los brillantes labios del castaño a centímetros de su rostro — También... me gustas.

JiMin sonríe y sus ojos son de nuevo, dos suaves líneas y si TaeHyung se viera obligado a elegir cómo es que el amor debe verse, puede que elegiría aquellas líneas, ese rostro, esa boca sobre la suya.



꧁❀꧂





Las cosas no cambian mucho realmente.

TaeHyung le espera cada mañana para ir a la academia; a veces, toma su mano, a veces solo tira de él por un beso.

Le acompaña de vuelta a casa, le compra paletas heladas. Siguen haciendo los deberes juntos sobre la alfombra de su habitación, pero ahora hay besos entre páginas, en el silencio. Le ayuda a repartir arreglos y a limpiar la florería al final de la tarde. Se encuentra un día en el parque con JaeHyung y SangWoo, pero ambos se esfuman en un abrir y cerrar de ojos cuando ven a TaeHyung tras él, abrazándole.

Le gustan sus manos en su piel, su sonrisa traviesa cuando muerde suavemente sus mejillas, la forma en la que sostiene su cintura. Le gusta su amabilidad, su lealtad. A JiMin le gusta que cree en él y le apoya sin juzgarle.

No tiene idea de qué vendrá, pero espera sujetar su mano, por mucho, mucho más.



꧁❀꧂

Fin.











26 Temmuz 2020 19:54 8 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
6
Son

Yazarla tanışın

Honey Girl Amante de las primeras horas de la mañana y música indie. Alma suave. Escribo fanfics. 24 años. Advertencia: En mis historias o te enamoras de Min Yoongi, o te enamoras de Min Yoongi, porque adivinen qué, estoy enamorada de Min Yoongi. Soy https://www.wattpad.com/user/Kim_SeokMaru en Wattpad :) Gracias por leerme ;)!

Yorum yap

İleti!
Stefierrote Moon Stefierrote Moon
Oh, muchas gracias por tu tiempo, lo cierto es que Wattpad me decepcionó :( Y disculpa que te responda en un nuevo comentario, no sé si se puede o no responder a lo que ya me has respondido antes, no sé si me hice entender, el caso es que te agradezco mucho, atesoraré mucho esta pequeña historia.
November 19, 2020, 18:41

  • Honey Girl Honey Girl
    No te preocupes :( entiendo :( es difícil encóntrar buenos vmin :( suerte!! November 19, 2020, 18:43
Stefierrote Moon Stefierrote Moon
Oie, disculpa las molestias, pero tengo una duda, volverás a escribir una historia VMin?, Fui a tu perfil por más VMin pero sólo hay YoonMin, no es que me disguste, pero pues estoy buscando más historias VMin, pero no encuentro. Mucho texto, perdón las molestias nuevamente. Amé mucho tu pequeña historia. 🌟😔
November 19, 2020, 18:29

  • Honey Girl Honey Girl
    Hola linda, la verdad no escribo VMin :( esta es la única historia Vmin que tengo, lo lamento mucho :( quizá en wattpad encuentres más historias VMin :( November 19, 2020, 18:33
Stefierrote Moon Stefierrote Moon
Awwwwwww Dioooooos, súper lindo todo, lo amé muchísimo.
November 19, 2020, 18:12

  • Honey Girl Honey Girl
    Muchas gracias por darle unos minutos de tu día a mo trabajo 🌻💕 y gracias por dejar tu opinión 💕🌻 lo apreció muchisimo!! Ten un lindo día!!🌻 November 19, 2020, 18:14
Anna Kookv Anna Kookv
Qué bonito💜 Realmente me encanta esta pareja😍
August 13, 2020, 21:57

  • Honey Girl Honey Girl
    Gracias por leer esta pequeña historia 🥰🌻 August 13, 2020, 22:01
~