En Occidente ya no ocultamos nuestras emociones. Hemos subido un nivel: Hacia fuera las trucamos, las fingimos. Podemos estar tristes y sin embargo exhibir una sonrisa radiante. Es parte del marketing , del mundo de la apariencia. Importa no quién eres, sino quien pareces ser. Esta escisión entre realidad y apariencia tiene un alto coste psicológico interno. Nos desajustamos, nos diluimos. Es exactamente lo que profetizó la película "Matrix" . Hoy, 2020, manda la imagen sobre el ethos.

A Neo, el personaje de Keanu Reeves en Matrix, le ofrecen una elección . Podrá tomar la pastilla roja, con lo que percibirá la realidad tal cual es, aunque sea dolorosa, o la pastilla azul, con la que convivirá confortablemente dentro del sistema y sus mascaradas Qué pastilla eliges tú , la roja o la azul? O prefieres no tomar pastilla alguna, interpretar la realidad tu mismo y actuar o permanecer pasivo según tu propio criterio ?

En la era de la manipulación ignoramos la verdad. Intuimos que nos la escamotean, que la desfiguran. No sabemos la verdad, pero pero percibimos las ambigüedades, las cartas marcadas. Ergo: Percibimos que somos manipulados. Cualquier interés núcleo de poder tiene su propio Gabinete de Comunicación . Para què?. Para guiarnos, para llevarnos a dónde les interesa. Es la alegoría de la caverna de Platón , su teoría de las falsas representaciones, o la tesis de la profetica película "Matrix" (sigue).