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susy-buisson1603067048 Susana Buisson Blog personal sobre historias y poesías publicadas y en proceso. 0 yorumlar

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La noticia de la semana soy yo

Todos los años traen sus novedades, y el 2021 no se quedó atrás.

A Laura la conocí en una red de Lectores y Escritores a la que fui invitada a participar y luego ella me invitó a un grupo de escritores y me encantó, ya conocía su estilo descontracturado para escribir cuentos y algunas veces chateamos por Instagram, así que cuando me llamó para hacerme una nota en su columna semanal, acepté y se las comparto:



Lo que más valoro de esta nota es todo el intercambio ocurrido en el BTS, en el cual descubrí a una persona maravillosa, alguien con quien me identifico desde muchísimos lugares, tanto en lo personal como en lo profesional y desde luego, en esta pasión que es escribir.


12/04/2021.


https://www.instagram.com/tv/CNylFBEFj65/?utm_source=ig_web_copy_link Link de la entrevista completa en vivo por Instagram el sábado 18/04.


13 Nisan 2021 02:28 0 Rapor Yerleştirmek 2
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Anita recuerda -Sendas (y un premio de Narrativa)

Anita recuerda es una historia que escribí tratando de plasmar en pocas palabras y jugando con ellas, la historia de un amor de toda una vida.

Luego de participar en la Antología INICIOS, recibí la invitación para la segunda convocatoria de Ediciones DNA la envié.

No solamente fue seleccionada para formar parte de la Antología Internacional SENDAS, que se publicó en 2009, sino que quedó en tercer lugar en el premio de narrativa, dándome con ello el primer premio en la vida por algo que escribí.

Quiero compartirla aquí con ustedes.


ANITA RECUERDA


Anita recuerda… el primer día y el último… ¡El círculo se repitió tantas veces!

El primer día… Ese fue hace tanto tiempo que Anita se sorprende de que su memoria aún registre con tanta nitidez un hecho tan trivial en una vida llena de sucesos más importantes.

Anita sonríe al recordar… igual que todas las veces después del ultimo día, con esa lágrima rebelde al borde de las pestañas, y un nudo en algún lugar del pecho que se parece más a un dolor de corazón pero… no, Anita, ¡si el corazón no duele! …

Ahora que no hay papeles mojados que disimular y Anita escribe directamente en un blog, ya nadie verá las lágrimas... Está sola… de nuevo.

Ese primer día… la primera vez que hablaron, que él le habló…Claro que tal vez él ni debe recordarlo. ¡Tanto esfuerzo, tanta firmeza, tanto empeño en extinguir lo inextinguible a alguien tenia que darle resultado!

A Anita no…ella recuerda cada detalle de esa mañana de otoño: carpetas en mano, apuradísima, llegando tarde, amiguera, incapaz de dejar a alguien sin contestarle una pregunta…y él preguntó…

Fue algo tan obvio y sin importancia que Anita sonrió, tal vez ese fue el motivo de su castigo: sonreír.. Alguien, muchos años después, le dijo que su sonrisa tenia ese don de transformar el color del día, y desde entonces Anita se cuidó más, pero esa mañana, incauta y totalmente desprevenida, sonrió y se detuvo a responder…

En su conjunto era insignificante de ver. Tal vez si quisiera, podría describir con detalles hasta el color de todo lo que él llevaba puesto aquella mañana. Tal vez si no la hubiera detenido para preguntar, ella no lo hubiera mirado nunca aunque lo hubiera tenido mil veces a un metro frente a los ojos; pero él se detuvo, preguntó, y Anita sonrío…

Claro, después de aquella mañana hubo muchas veces más. El mundo es un pañuelo demasiado chico para algunas cosas, y esa sensación rara de Anita al principio no era equivocada: resultó que con el tiempo aquello no fue un presentarse, fue un reencontrarse lo que sucedió. Además, Anita nunca se equivocaba con las sensaciones, eran más bien algo que no podía evitar, no que le gustaran…

Cada vez que se veían era lo mismo: una sensación de antigüedad tan conocida, una calma extraña, un abandonarse mutuamente en manos del otro con una confianza total, como si antes ya hubieran estado juntos, incluso en aquel el mismo lugar…

Las explicaciones vinieron después, mucho después, incluso después de la última última vez… o del último ultimo día, como dice Anita cuando vuelve a recordar como hoy…

El primer ultimo día todavía es un recuerdo tan nítido en su pupila que el evocarlo le quita la respiración. Fue cerca del lugar del primer día, nada más que esta vez era de noche, nada más que esta vez Anita no tenia ningún apuro por irse, nada mas que esta vez ellos estaban sentados en los escalones de espaldas a la gente, nada más que esta vez la que estaba llena de preguntas sin respuestas era Anita.

Y así quedó… con todas las preguntas que hizo sin responder, menos esa que preguntó solo con el alma y la respuesta quedó ahí delante de ella, en el fondo de sus ojos, en ese espejo inmenso y claro que para ella todavía era totalmente transparente. Ojos que a partir de aquella noche se cerraron para siempre, alzando el castigo de que no pudiera leerlos nunca más…

Pero nunca más es mucho tiempo, incluso para Anita, que alguna vez hasta llegó a pensar que era para siempre.

Ese primer último día terminó muy tarde, con una despedida a los gritos y sin palabras, donde gritaba el cuerpo, la piel, el alma, y las palabras estaban anudadas en algún lugar que ninguno de los dos pudo encontrar…

Anita se fue esperando que el corriera, tratando de no mirar atrás hasta la esquina, apenas sostenida por un orgullo que se desmoronaba rápidamente frente al dolor. Solo al doblar lo vio: todavía estaba ahí, parado en la misma posición, con las manos en los bolsillos. -Podía jurar que con los puños bien apretados, la palidez en su rostro claro lo delataba-.Los labios rojos apretados, la cabeza gacha… Anita se quedó esperando en la esquina pero él se volvió sobre sus pasos sin levantar la cabeza. Nunca antes había visto a alguien al que le pesara tanto caminar…

Anita quiso correr, volver, gritar, sacudirlo, abrazarlo hasta que se enojara si era necesario, pero no pudo moverse. Estaba clavada en el piso como por encanto. Lo vio desaparecer en la escalera de su habitación y entonces volvió a respirar. Apenas respirando llegó a su casa.

El otro primer día fue al poco tiempo. Anita sobrevivió, no quería seguir viviendo pero su condena era vivir, vivir, vivir…y siguió viviendo. Había una fiesta, él también tenia que estar, ¡tenia que estar en tantos lugares! Había espacios vacíos en todas partes, había recuerdos en todos los rincones. Anita a veces quería arrancarse la piel, pero era inútil. A veces quería llorar, pero un día no tuvo más lágrimas. Quería escribir, pero un día las palabras se le acabaron y solamente siguió viva, respirando.

Ese otro primer día fue igual de insignificante pero la memoria es traicionera y guarda lo que quiere, y Anita recuerda aún cada segundo: desde la sensación de que él estaba ahí de vuelta, hasta la certeza de levantar la vista y encontrarse esos ojos verdes otra vez, clavados y silenciosos, en medio de tanta gente, gente que no tenia ni idea del hilo enorme que los unía desde el fondo del salón donde él estaba; inmóvil entre el movimiento, hasta el escenario del que Anita, atrapada, quería escapar.

Fueron pocas las palabras esa vez, mas dijeron la piel, los abrazos, el roce de las manos y esos segundos en que la persiana se cayó y Anita pudo leer en el fondo de sus ojos amados la respuesta a todas las preguntas; la misma de siempre, la misma de antes, la misma que ella también gritaba, la misma que las palabras no volvieron a decir…

El otro ultimo día fue al día siguiente, después de una noche de fuegos artificiales que no lograron iluminar a las dos únicas miradas tristes entre toda la gente reunida esa noche en la plaza.

A Anita no le hacia falta darse vuelta para saber los metros y centímetros exactos que los separaban, podía sentir hasta el temblor de sus pestañas sin volverse.

Aquel otro ultimo día era de tarde. El se despidió para siempre llevándose del cuarto de Anita dos cosas que había dejado allí como bandera territorial en un lugar que nunca compartieron: una corbata bordó y una campera rompevientos: recordatorios constantes del cuerpo que ya no volvería a abrazar. También se llevó las fotos viejas, únicos testigos silenciosos de esas historias que tanto la habían echo reír…

El abrazo fue sentido, y otra vez mientras sus labios decían que no, esos ojos verdes apagados decían para siempre que sí. Lo mismo que la piel, lo mismo que el cuerpo y las manos…

El corazón de Anita, apenas cicatrizado del primer ultimo día se volvió a quebrar cuando él cerro la puerta y atravesó el patio de la casa, ahora sí por última vez. Esa última vez duró mucho tiempo.

Un día Anita se fue de esa casa para siempre. Había en esas paredes tantos recuerdos colgados, tantas risas en los rincones y murmullos apagados en la cocina que no podía soportarlo. Ya no podía sentarse en los escalones bajo la ventana de su cuarto a leer como era su costumbre de antes; mucho antes del primer primer día.

Ahora faltaba para siempre una cabeza apoyada en sus piernas; ahora faltaba el motivo para volver a leer en voz alta, el mate en el suelo, el abrazo perfecto donde podía acurrucarse y olvidarse por un instante eterno de todo, absolutamente todo lo que existía…

Anita se fue si dejar rastro igual que él. Guardó un eterno silencio por años, un silencio lleno con la sombra de un fantasma que solo unos pocos veían alguna vez y nadie nombraba. Hasta que una carta que trajo respuestas que ya no importaban volvió a remover todo. Lo único que no desapareció fue el dolor y Anita sangró tanto esa vez que, por primera vez desde que su castigo era estar viva, tuvo miedo de morirse.

Anita no murió, solamente entendió cosas, y las palabras olvidadas por tanto tiempo volvieron a salir en cataratas, sin pensar, llenando papeles amarillos que nunca llegaron a destino. Las palabras que dejaron a Anita al borde de la muerte varios días en el esfuerzo de salir, se perdieron en el tiempo, en algún lugar maldito entre el buzón del correo y él. Anita nunca lo supo…hasta el último primer día

Recordar el último primer día casi la hace sonreír: diez años habían pasado de la condena de Anita de vivir, vivir, vivir… Diez años en los que toda la fuerza estuvo en olvidar y encontrar sentido, olvidar y encontrar sentido, olvidar y encontrar sentido… En los que no hubo muchas palabras en los cuadernos, y la vida de Anita era solo algo tan rutinario como existir.

Las sensaciones tenían que ser tan fuertes para opacar aquellas marcas que le quedaron en la piel que Anita una vez llegó a embriagarse por completo en una piel nueva y sin quererlo casi, aquel adiós quedó un tiempo en el olvido hasta esa mañana maldita en que una voz le llegó sin intermediarios, atravesando vaya a saber cuánta distancia y directo al corazón, igual que antes. Era ese mismo grito de ayer, y despertó en ella algo que creía olvidado pero solamente estaba ahí, dormido…

Anita empezó a buscarlo, la sensación de angustia que traía esa voz lejana le retumbaba en todos los rincones del cuerpo, no tenia paz si no lo buscaba, al menos para asegurarse de que esta vez su sensación era equivocada…

Fueron años en secreto de una búsqueda inútil, sin hacer las preguntas que hubieran hecho el recorrido más corto, pero sabia que no tendría respuestas para las preguntas que vendrían con sus preguntas. Además, solo era esa sensación… ¿Cómo iba explicar la sensación?

Ese último primer día que se vieron de nuevo fue de la misma manera pero de una forma distinta: se reconocieron el alma en un encuentro sin piel y sin miradas…

Esta vez hubo alegría, esta vez hubo sorpresas: los dos tenían ganas de encontrarse, los dos se habían buscado, ¡tanto! inútilmente y en silencio… hasta discutieron por quién encontró a quien primero…

Ahora que vinieron todas las respuestas, ahora que salieron todas las palabras anudadas, ahora que estalló sin reserva aquella misma vieja llama, ahora todo era mas imposible que antes…

Fueron soñadores ajenos a la cordura por un tiempo, porque el tiempo entre ellos siempre fue lo de menos, o una eternidad. Nunca hubo diferencia. La alegría duró lo que dura reconocer que algo es una locura. Lo que no dejó de durar nunca, ni siquiera hasta el día hoy, fue esa sensación de infinita soledad que da el volver a separarse cuando uno por fin entiende que el otro es lo único que lo completa, lo único que uno nunca debería haber dejado ir, lo único que uno sabe que no a soportaría volver perder…

La pelea contra esa locura fue tan ardua que hubo puñales clavados sin querer y nuevas heridas.

Anita mueve la cabeza al recordar las horas de mutua y silente compañía solamente sabiéndose estar, al alcance de una palabra…a través de una ventana llamada ¡Internet! y las mil razones coherentes para no hacerlo; y las mil promesas rotas de no volver a ir, de no volver a decir…;y los mil intentos que los dos hicieron por recortarle lo que sobraba a algo infinito y poder encerrarlo adentro del único nombre que quedaba disponible ahora en la vida que podía reunirlos: amistad.

La locura terminó en un encuentro cara a cara, si es que terminar es la palabra para describir la caída vertiginosa por un embudo obvio llamado necesidad. Necesidad de estar juntos a pesar de todas las razones para no estarlo; necesidad de sentirse completo una sola vez más en la vida aunque más no fuera por un rato, necesidad de decir tantas cosas sin la necesidad de tener que decirlas, necesidad de volver a sentir que algo se rompe adentro cada vez que uno vuelve a separarse aunque sea por un rato y a pesar de todas las cosas que podrían perderse en la vida de cada uno si alguien más hubiera visto ese reencuentro.

No hubo persianas esta vez. Hasta la cámara de Anita captó para siempre el discurso en la mirada. No hubo piel esta vez, solamente un montón de palabras y un abismo de silencios que casi se los traga enteros. Solo una montaña de razones para seguir guardándose mutuamente como tesoros en el corazón; y la terrible obligación de renunciar, aun sabiendo todas las respuestas, aun sabiendo que la condena era el recordar por siempre. Aun sabiendo que si nada había cambiado ese grito del alma antes, ya nunca cambiaria…

Y no es que no desearan la piel ausente tantos años, es que igual habría que volver a separarse; y pudo más el temor de no poder volver a separarse que el deseo de tenerse aunque fuera por un rato.

Ese último último día esta vez fue para siempre. A pesar de lo miles de silencios que volvieron a romper, a pesar todas las palabras desesperadas que ya no se guardaron, a pesar de todos los deseos expresados. A pesar de que todo, todo, seguiría igual: Anita con su condena de vivir, vivir, vivir, a la que ahora se agregaba este nuevo castigo de recordar… ¿Y él?, El condenado a la distancia perpetua y el recuerdo constante, al deseo no cumplido, al temblor eterno en el cuerpo, a los puños cerrados como la primera ultima vez, solo que esta vez todo sería para que no duela más la ausencia aun, o para no herir a nadie mas…

El último último día fue cara a cara. Se encontraron sin buscarse, otra vez con la vieja certeza de levantar la mirada y saberse. Otra vez las palabras contradijeron al silencio, a la mirada, al grito desesperado de la piel, y pudieron más…Esta vez hubo testigos. No hubo lágrimas, no hubo promesas tampoco, solamente fue una despedida, aunque ninguno de los dos partiera a ningún lugar…

Anita recuerda. Sabe que es locura recordar, quisiera que ya le fuera quitado ese castigo. Sabe que no habrá más encuentros cara a cara por mucho tiempo. Sabe que ya no hay ni siquiera más palabras, sabe que igual tiene que vivir, vivir, vivir…


Anita recuerda y el tiempo pasa…

Un día Anita despierta con esperanza: uno no vive cien años para nada.

Hay alguien llamando ahí afuera, ya sabe, ya oyó la voz, y es de nuevo esa misma eterna sensación…

Anita cierra el blog y respira. Lo sabe y se alisa el vestido mientras abre la puerta; tenía que cumplir con su condena de vivir para por fin encontrarlo.

Susana Buisson. (una de las primeras historias que se me ocurrió escribir, allá lejos y hace tiempo, que fue premiada)

24 Şubat 2021 00:00 0 Rapor Yerleştirmek 1
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Inicios - Antología 2008

I.

Domingo

La ciudad semi despierta me saluda con su pereza gris,

casi lluviosa.

Las calles silenciosas, la plaza vacía.

Solo unos pocos se aventuran a este paseo matutino.

Camino.

Las callejuelas desconocidas van repitiendo sus nombres hasta el cansancio,

volviéndose más que familiares para mí.

Tu ausencia es asfixiante por momentos.

Extiendo mis manos y es sólo vacío lo que encierro entre mis dedos.

Tu recuerdo me roba sonrisas en la distancia.

Mi corazón salta, rejuvenece con el recuerdo de tu voz y de tus brazos.

Más que nunca deseo acurrucarme en tu regazo.

Mas que nunca deseo perder la noción del tiempo,

detenida entre tus ojos,

ahogada en la intensidad de tu alma.

Mis sueños se hacen reales en tu ausente compañía.

Mi corazón al fin descansa entre tus manos,

Y te vuelves como aire,

como el agua,

como el pan.

Domingo.

la ciudad se despereza lentamente,

y mi corazón arde,

como un fuego lento que no consume,

que solo desea tu presencia,

la frescura de tu alma;

que me devuelve el sentido de las cosas,

lanociónde estar viva,

de ser alguien para alguien.

El cielo se desprende en pequeñas gotas tibias.

Los sonidos invaden las calles,

la plaza vacía de almas se llena ahora con tu presencia que evoco.

Es tu esencia lo que amo,

lo que evoco en esta mañana perezosa y gris de domingo.

En la que mi alma se despereza en un abrazo cálido,

y se estira hasta alcanzarte,ahí,

donde vos estás y mis manos no llegan.



Susana Buisson. (Verano de 2001, Plaza Francisco Ramírez,Concepcióndel Uruguay)

Publicado en INICIOS Antología Internacional (Ediciones DNA) 2008

14 Şubat 2021 00:00 0 Rapor Yerleştirmek 1
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Sobre la foto de portada

Inicios se llama la primer Antología en la que publiqué algo.

Haber escrito poesías para los actos de la escuela y que alguna de ellas se publicaran en la revista que hacíamos los alumnos de tercer año como parte de la tarea de Lengua y Literatura no cuenta.

Tengo dos "Sisters Soul" en mi vida, con las cuales no podría precisar cuándo fue la primera vez que nos vimos porque desde que tengo memoria están en mis recuerdos. Una de ellas, un día especialmente malo de 2008 me envió un mail diciéndome que estaba esta convocatoria de poesía y narrativa de una editorial, y que envíe algo de lo que tenia en mis cuadernos que nunca le mostraba a nadie, para probar... "el no ya lo tenés" fue lo que me convenció, y envié cuatro escritos a probar suerte...

En diciembre de ese año tuve en mis manos el primer libro impreso en una tirada internacional con mi nombre firmando los cuatro poemas publicados ahí, junto a un centenar de autores impresionantes.

Un Inicio en este camino de dejar que otros lean lo que escribo...





09 Şubat 2021 01:06 0 Rapor Yerleştirmek 1
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