Por las laderas de tus hombros me he visto en un profundo sueño,
mi cielo es tu cabello ondulado que me cubre del sol,
soy en esa realidad un arquitecto de palabras y herrero de ligaduras en el pentagrama de tu silencio.
Con textos decoro mi casa para recibirte cuando me dirijás una mirada,
mis alfombras son de aliento tibio para que descanses tus pies,
mi papel tapiz hecho de tierra donde he dado vida a una huerta.
Tristemente, fibra tras fibra se deshilacha y se incendia este esquema de pulsaciones,
me ayuda a saborear tus palabras no dichas, escuchar tu evasiva mirada, observar tu silencio,
hoy mi tacto es de fuego; tu estructura glaciar.
No hay más que decir
No existe más en qué pensar
No vine a destruir
Así, el fin, llega sin más.
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