Pocos recuerdan que la guerra estalló a causa de un rumor, sencillo y con la más ruin de las intenciones, del cual su autor no vivió lo suficiente para lograr reparar el daño. ¡Vaya ironía! El idiota sucumbió presa del terror colectivo ocasionado por la alarma de fusilamiento producto de una invasión que jamás sucedió; de modo que sus huesos– y los de unos cuántos inocentes–yacerán por siempre en el cementerio de misiles, en Europa del Este.
Cambio climático, epidemias, escasez de agua, extinción animal e incluso étnica, y finalmente la tercera guerra mundial –no declarada–acapararon los primeros puestos de prioridades en la lista de asuntos sin resolver por 10 largos años...
La inacción cobró indiscriminadamente176.511.188 vidas. Dos grandes naciones alguna vez conocidas, fueron reducidas a 33 personas; 10 jóvenes, nueve familias y dos líderes destituidos.
Hasta que los 193 países de la ONU decidieron dar el primer paso: El plan «Kushiel». El programa era simple, se debía registrar mínimo un miembro por familia y este debía demostrar que la interacción entre los dos bandos era posible. Sin embargo, en algún momento los directivos se desviaron de la misión y en poco tiempo «Kushiel» empezó a presentar anomalías. Y, para asegurar las vidas de sus seres queridos, los 10 jóvenes–que tendieron su vida por la paz mundial– se vieron obligados a cargar con más peso del que podían aguantar.
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