Quizás sea hora de tomar la maleta
que guardo bajos los libros y que esta llena
de versos rotos y poemas a medias
y regresar de inmediato
a los jardines de tu alegría.
Cuantas noches terminé vagando
en estas encrucijadas tristes
de sombra en sombra
acuchillado por la soledad
en las calles sin nombre del olvido
nunca debí irme de tu seno
de la luz exacta de tus ojos
de la piel de porcelana que te cubre
nunca debí haberme apartado de tu sonrisa
no después de chocar de frente
con el semblante duro de los hombres sin rostro
después de estrechar frías manos de carámbanos
y de comer la áspera sal de las mesas opacas
donde no hay pan o un beso tuyo de postre
emprendo mi camino de regreso hacia tus costas
a los archipiélagos que tienes como lunares
al sabor dulce de tus muslos de trigo
a la cosecha de caricias que inauguramos cada noche
ya nada me retiene en estas frías avenidas
nada me ata a estos pórticos inhumanos
me esperan tus labios y tu lengua
y la fruta de amor que tienes abajo del vientre
me esperan los hijos que hemos criado juntos
y que son replicas exactas de nuestros sueños
me espera el canto de tu parsimonia
aquí no hay más que quejas y gritos
y llantos de las masas impasibles
que se levantan día a días para seguir muriendo
he aquí que tomo lo poco que me quepa en las manos
lo poco que puedo llamar mío y me largo
allá donde sé que todo me pertenece
donde soy dueño de tus suspiros
amo y señor de el vaivén de nuestra cama...
Quizás sea hora que abandone este barco de podredumbres
harto estoy de estas mareas inconclusas
es hora que nade a la tierra firme donde pisas
que abandone estos inviernos
y haga una procesión hacia los soles de tu primavera
ya demasiado daño me han hecho estas pesadillas
demasiadas heridas de la navaja del hastío
quiero regresar a casa donde me esperas
con miel y cereal y manzanas y abrigo
quiero dormir sin que el desasosiego sea mi almohada
llevo mis palabras aunque pocas
llevo mis silencios aunque fríos
llevo esta hambre voraz por tu cintura
este anhelo por decir tu nombre hasta gastarlo
estas ansias de tomar tu mano por la senda
dulce de la alegría
porque he sobrevivido
a los perros de sombra que me ladran
cuando me hago pequeño en alguna esquina
he sobrevivido a todo aquello
a lo que los hombres tristes de enfrentan cada noche
y he salido victorioso y con la bandera de amor
que mis versos te hicieron
y me dicen que es hora de irme a casa
donde me recibirás con los pétalos de tus labios
en un beso floral
que nos durará toda la vida...
Спасибо за чтение!