kaiproyects Kai Proyects

Todo encuentro es fugaz, relacionarse con otros es del todo inútil. Las personas cambian, traicionan y desaparecen de tu vida. Cuando pensé que por fin había podido abandonar este mundo y sumergirme en la lectura, mi último bastión, la vida decidió mostrarme que no podía estar mas equivocado.


Драма 13+.

#romance #vida-escolar #drama #humor
6
4.3k ПРОСМОТРОВ
В процессе - Новая глава Каждые 15 дней
reading time
AA Поделиться

Poco podría importarme

Desde que puedo recordar, siempre he amado los libros. No se bien cuando comenzó, si fue algo espontaneo, fruto de una casualidad o que alguien me inculcó. Lo único de lo que estoy seguro es de que estos me abrieron puertas a mundos increíbles, historias capaces de transportarte a lugares lejanos más allá de lo razonable u esperado. Cuando sostengo un libro entre mis manos, puedo ser uno con el relato, sentir y ver el mundo desde la perspectiva de los personajes.


Ira, alegría, desconcierto, tensión. Puedo llorar junto a ellos, entusiasmarme ante sus descubrimientos, dejarme guiar por sus actos. El último soldado de un reino caído hace tiempo, librando la marcha final ante un enemigo infinitamente superior. Un gesto de algún desconocido tendiendo la mano ante un niño que lo ha perdido todo bajo las llamas de una venganza que poco podría tener con él. Una joven madre, librando una batalla desesperada con sus hijos a sus espaldas, labrándolos un futuro, sin flanquear en ningún instante. Todos ellos únicos, todos ellos con sus propias particularidades y sobreponiéndose ante sus defectos, obteniendo la fuerza para triunfar al final. No son solo tinta impresa sobre la inconfundible textura del papel, sino que poseen el poder de crear un mundo y más importante, mover el corazón del lector.


La realidad no funciona de la misma manera.


Me encuentro en un centro común, durante un festival escolar común, en mi pausa de descanso tras un día de eventos comunes. Mi clase ha decidido realizar una parada para que "todos disfrutáramos" nuestra vida escolar. En mi caso me encuentro bajo un viejo árbol, situado en una esquina alejada del patio del centro. Este anciano ciprés es mi compañero desde mi primer año aquí; actuando como centinela en cada una de mis escapadas, mi transporte a los diferentes mundos que los libros pueden mostrarme.


Básicamente en esto se resume "mi vida escolar". "Juventud solo hay una", es lo que suelen decir los adultos. "Es ahora o nunca", "Asegúrate de crear muchos recuerdos para cuando tengas que mirar atrás"


He tenido mas que suficiente mirando a mi alrededor para ver como funcionan las cosas en esta realidad. Relaciones fugaces, por personas que dejan huellas aun mas fugaces en la vida de uno. Las personas se mueven única y exclusivamente por su interés, cada acción y cada gesto pertenecen a un solo fin, hacer la vida mas fácil para ellos. No recuerdo bien cuando empecé a pensar así. En mi infancia no me faltaban amigos, siempre estábamos explorando alguna nueva zona de la ciudad, compitiendo en algún deporte, escapando de algún tendero malhumorado después de realizar alguna trastada en su tienda. Siempre riendo, siempre felices. Primero alguien dejó de venir, sin despedirse. Nunca supe el por qué, los demás creo que tampoco. Lo buscamos por toda la ciudad, en cada esquina y rincón, pero nunca apareció. Una pelea, por alguna pequeñez y otros dos desaparecidos. Una mudanza, y ya no éramos suficientes para jugar con un simple balón.


—Yo... Tengo que irme, ¡nos vemos mañana!


Eso fue lo último que escuche hasta encontrarme completamente solo en nuestra base, un pequeño cubículo de madera y chapa que habíamos construido hace tiempo bajo uno de los puentes de la estación. La defendimos con uñas y dientes contra un grupo de niños mayores que nosotros tras una épica batalla. Nos tumbamos sobre la hierva, completamente agotados; riéndonos. Ese día lo prometimos, con el rostro hinchado por el esfuerzo y la risa incapaz de abandonar nuestros corazones.


Nunca, jamás, nadie podría separarnos.


Agité fuertemente la cabeza al tiempo que deje escapar un largo suspiro. Basta una serie de pensamientos en origen felices para acabar desvariando sobre sinsentidos, de un pasado sin importancia. Gracias a esto, había perdido el hilo del libro que me encontraba leyendo actualmente. Aún distraído, podía escuchar unas voces procedentes de algún punto al otro lado del viejo árbol. Me incline un poco, dejando caer mi cuerpo para ver de donde procedían, hablaban demasiado alto como para poder concentrarme de nuevo en mi lectura. Un grupo de alumnos estaban situados en uno de los muros posteriores del anexo B, uno de los salones de clase que quedaba enfrente del viejo ciprés. Eran tres tipos, que por sus uniformes, parecían de tercero, igual que yo, entre risas coqueteaban con una alumna femenina que parecía de primero. La chica sonreía ante cada comentario y fingía enfadarse ante los tocamientos. Parte de su uniforme estaba descolocado, dejando ver su piel.


Volví rápidamente a mi posición original, es mejor no dejar ver que estoy por aquí. ¿Sinceramente?, esto es una molestia más que cualquier otra cosa. Me hundí aun mas sobre la rugosa corteza de mi viejo compañero, deseando que nadie se percatarse de mi presencia. Busqué en mi bolsillo, hasta localizar mi pequeño smartphone además de los auriculares que cómo no, estaban enredados de tal forma que parecían un maldito puzzle. Mientras luchaba frenéticamente contra los malditos audífonos, las voces empezaron a subir de volumen. Por mi parte comencé a darme prisa, quería poder relajarme con alguna canción y perderme entre las paginas de mi compañero entintado lo antes posible, sin tener que escuchar "la vida escolar" de los demás sin vomitar. Ya casi lo tenía, estaba apunto de conectarlos al teléfono cuando este resbalo de mis manos, gracias a los nervios por realizar la tarea lo antes posible. Cayó a uno de los lados, quedando visible y fuera de mi alcance sin abandonar forzosamente el escondite.


¿De verdad he llegado al extremo de llamar a mi viejo compañero vegetal un escondite? No, este es mi lugar especial, él único sitio que me trae verdadera paz en este maldito centro y no voy a dejar que me lo arrebaten tan fácilmente. Es en serio que pensé seriamente en un primer momento dejarlo estar, pero con el actual volumen de gritos, no había forma humana de paz. La mejor solución es salir a la vista y rezar por que la vergüenza ante esta situación los hiciera irse a ellos antes que a mi.


Dicho y hecho, abandone la seguridad del viejo árbol, quedando completamente expuesto, no me complique mucho la vida, fui directamente a recoger mi móvil antes de alzar lentamente la vista. He de decir que mas me habría valido quedarme donde estaba, la escena había cambiado más de lo que podría haber imaginado. Uno de los alumnos masculinos la tenia agarrada por las manos, sujetándola contra la pared, los otros la rodeaban con una sonrisa en los labios. Ella ahora tenia la cabeza gacha, hablando sin parar. Aún desde la distancia en la que me encontraba, podría estar equivocado.


Lo primero que me vino a la mente fue: cliché.


Efectivamente, con toda la tensión que se estaba creando en mi en ese momento y en lo único que puedo pensar es que he leído sobre esto un millar de veces. Creo que ya he pasado un punto de no retorno, la verdad. Uno de ellos se giró, justo cuando estaba empezando a retroceder. Su cara batió un récord en cuanto a pasar de la risa a la seriedad mortal. Con un rápido gesto, empezó a llamar la atención a quien sujetaba a la chica, que se giro lentamente con una cara molesta.


—¿Y tu que narices haces ahí? ¿Un mirón? ¿te pone caliente ver a otros, nenaza? —una mueca burlona comenzó a aflorar en su rostro.


La cara de la chica comenzó entonces a elevarse suavemente. Ahora no cabía duda, había estado llorando; seguramente su pequeño juego se había descontrolado tanto que cuando intento abandonar, ya era demasiado tarde. Aparte de esto, sus rasgos no me decía absolutamente nada, igual que la de los otros tres. No soy bueno recordando personas, menos nombres. Sus caras me parecen todas iguales, simples personajes aleatorios cuya existencia se esfumaría en el momento que abandonara la escena. No tiene sentido contestar, lo mejor es irse de aquí. Me encontraba lo suficientemente alejado como para que fuera inútil seguirme, si empezaban una carrera, no me alcanzarían antes de llegar a una zona concurrida.


Felicitándome internamente por mi pequeño y patético plan fue cuando me di cuenta que estaba caminando hacia ellos. Mis pies se movían solos, mi cabeza se niega a mirar hacia otro lado.


¿Por qué me estoy acercando? Es como si mi cuerpo estuviera en modo automático. No respondía a las ordenes que mi mente repetía sin cesar, esta situación no tiene nada que ver con nosotros, cuerpo, poco puede importarnos.


Huye, corre, salta o haz lo que quieras, ¡pero no te sigas acercando, pedazo de imbécil!

Me encuentro ahora frente a ellos, siento como todo mi ser se pone en tensión, mi boca se abre por si sola, formando frases que no tienen sentido para mis oídos.

—¡Por fin te encuentro!, llevo buscándote un buen rato —mi tono es firme, como si ese fuese el plan original—. ah, estoy cansado. Al final han decidido continuar con el festival, ya sabes, se acabo la pausa —finalice con un encogimiento de hombros, de forma natural.


¿Por qué he dicho eso? ¿se me ha ido la cabeza finalmente? no la conozco, ¿o si? ahora que miro mejor, la chica me suena un poco, en un principio pensé que era de primero por su estatura, debería haberme fijado algo mejor en el uniforme. Ella estaba en mi clase, habíamos estado realizando el evento en el mismo turno. Al menos eso creo. Todo es confuso ahora mismo. No, no pertenece a mi salón de clases, creo que la he visto fugazmente en uno de los eventos deportivos.


—¿Es eso verdad? —preguntó el tipo que la había estado sujetando hasta hace poco, dirigiéndose hacia mi.


—¿Y tu eres...? — contesté fingiendo una sonrisa, la verdad es que llegados a este punto estoy empezando a entrar en pánico con toda esta situación, solo que mi cuerpo parece no notarlo—. Da igual, he tenido que recorrer todo el centro buscándola, tengo algo de prisa, no quiero ganarme yo la culpa—me giré hacia ella, mejor dicho, mi cuerpo se giró— ¿Nos vamos?


Con la viva confusión en su rostro, ella asintió y comenzando a alejarse de los tipos de manos largas. Todo parecía ir bien, llegue a creer que podría escapar de allí, quizás volver a mi lectura bajo el viejo árbol; hasta que, el mundo comenzó a sacudirse.


Duele; duele como el jodido infierno.


Es lo único en lo que podía pensar. Mi vista estaba fija en uno de esos tres, que tenia el puño apretado, dirigiéndose hacia mi con rapidez. El puño conecto en mi abdomen, provocando otra oleada de dolor. Di un paso atrás, por puro reflejo. Mi mente se movía a toda velocidad. Estaba en un lio, de eso seguro. Tenia a tres tipos acercándose poco a poco, todos con los puños levantados y una mirada que pedía sangre.


—¡Idiotas, a él! —gritó uno de ellos.


Dolor de nuevo, es lo único que inunda mi cuerpo ahora mismo. Un golpe de dolor tras otro. Uno de aquellos tres sujeta con fuerza de mi pelo, tal que es lo único que mantiene mis piernas despegadas del suelo. Y llegados a este punto, el resultado era obvio, si no me mataban hoy, es seguro que no volvería a poder hablar de nuevo. Nunca me preocupo por otros, no me importan los otros y, para una vez que parece que doy el paso ¿Esto es lo que sucede?


— No es nada personal muchacho —susurro una asquerosa boca cercana a mi oído— pero eres tu o nosotros, y bueno... aun queda mucho festival por disfrutar ¿eh?


Suficiente.


Lancé un puñetazo, sin cargarlo, este hizo contacto contra algo. No me detuve ahí, seguí golpeando. No tengo ni idea de a donde se dirigían aquellos puños, siquiera si causaban algún daño. Recuerdo que mi primera pelea fue en medio de preescolar y tras recibir una paliza, también la ultima. Todo comenzó a volverse borroso.


No pienses en nada, solo golpea.


Una danza salvaje, mi cuerpo ya entumecido parecía negarse a detenerse. Continuaba moviéndose de un lado a otro, con el nivel de adrenalina por las nubes, golpe tras golpe. No se ni siquiera si es mi puño, mis piernas o incluso mi cabeza la que golpea. Mi cuerpo sabe que hacer, yo no estoy tan seguro. La sangre de mis venas mantiene mi mente activa, concentrada en el siguiente golpe; y otro mas, seguido de otro hasta que, sin previo aviso, todo se detuvo. Mi vista se aclara, pude ver mis propios puños manchados de un tono rojizo, raspados y magullados alrededor de la zona de los nudillos. Ante mi esos tres tumbados sobre el suelo. Un grupo de alumnos rodeaban la escena, alguien estaba gritando, ¿o eran varios?, no estoy seguro. Sentí como alguien tiraba de mi brazo, hablándome, no alcanzo a escuchar lo que dice. Me duele todo, hasta que creo que voy a desfallecer, pero mi ser sigue empeñado en no rendirse.


Cuerpo, tenemos que hablar.


Soy arrastrado hasta que me encuentro sin apenas ser consciente en una sala de aspecto formal, sentado en una silla, rodeado de un grupo de profesores. Frente a mi se encuentra a quien ahora reconozco como la directora del centro, seguido del jefe de estudios a su derecha. Ambos están hablando, me concentro intentando entender lo que dicen.


—¿Me estas escuchando? ¿sabes el lío en el que te acabas de meter, joven? —su mirada es dura, y no se aparta en ningún momento de mi, no parpadea—. Atacar gratuitamente a unos alumnos de MI centro sin previo aviso.


Atacar, ¿yo? quizás me he perdido en algún momento del día, pero no recuerdo ser yo quien empezó todo.


—Cálmese, directora —el jefe de estudios comenzó a hablar en un tono calmado—. Deje recuperarse al muchacho, parece algo confuso.


Me tome un momento para recuperar el aliento, la adrenalina comenzaba a abandonarme, dejándome completamente rígido y dolorido. De alguna forma me habían arrastrado a la oficina del de la directora y por lo que veo, la situación no pinta nada bien.


—¿Calmarme? —el tono de voz de la directora no bajo ni un ápice—, tu has oído a los testigos igual que yo, la pobre estaba aterrorizada —se giró hacia mi—. Me da igual que asunto tengas con esa chica, es mejor que la dejes en paz, si no fuera porque te entretuviste con quienes trataron de defenderla, quien sabe que habrías hecho.


Estoy comenzando a sentir nauseas. Lo que comenta la directora no tiene nada que ver con lo que recuerdo, es más, desde el inicio no quería ni que vieran que estaba allí. Quería huir, volver a mis libros, a la sombra de mi viejo amigo ciprés, es todo lo que deseaba. Mi cuerpo se movió por si solo a defender una situación que nada tenia que ver conmigo. Por mucho que intento abrir la boca, contar lo que paso en realidad, mis labios no se mueven, siento como poco a poco me resbalo de la silla, casi a punto de caer al suelo. Una mano me sujeta con firmeza y me vuelve a colocar en el asiento. No me giro para ver a quien me ayudo, mi vista esta completamente fija en la directora.


—Es mejor que hables jovencito —dijo el jefe de estudios, con el mismo tono calmado—. Hay varios alumnos que aseguran haberte visto como intentabas forzar a la chica, y cuando ella comenzó a pedir ayuda, atacaste a cualquiera que intento acercarse.


Su mirada era severa y puede que su tono fuera de interrogante, pero esta bien claro que su calma solo es fingida. ¿Cómo lo se? me he encontrado demasiadas veces a lo largo de mi vida con adultos actuando de la misma forma.


—Eres demasiado amable para tu bien —la directora se dirigía ahora al jefe de estudios—. Lo que el chico hizo esta bastante claro, lo que deberíamos estar discutiendo es su expulsión.


—Solo le doy la oportunidad de contar su versión —una falsa amable sonrisa comenzó a formarse en su rostro—. No se puede conocer la situación sin palabras de todos los involucrados.


—¿Qué queda por conocer? yo he oído ya bastante de la mitad del alumnado —sus ojos castaños estaban ahora mismo sobre mi—. Según me han comentado, pasas siempre todo el tiempo solo, respondiendo de forma hostil a cualquiera que intente acercarse a ti, dando miradas furtivas a tus compañeras de clase. Los profesores hace tiempo que se han rendido contigo, si no fuera por tus aparentes buenas notas, nos habríamos visto las caras hace mucho —se frotó las sienes a la vez que deja escapar un suspiro—. Los alumnos que has enviado hoy al hospital eran buenos chicos, que intentaron hacer lo correcto, y pagaron por ello.


Sentí como algo se quebraba dentro de mi, no puedo decir que es exactamente. Quizás alguna parte en lo hondo de mi ser aún deseaba confiar en las personas, puede que fuera esa parte la que movió mi cuerpo para ayudar a aquella chica... Y ella había acabado declarando en mi contra. Bien, pues parece que ya no me queda el mas mínimo interés. La verdad, comencé a reírme de todo aquello.

—¡Tu, pequeño...! —una mueca de furia comenzó a dibujarse en la directora del centro.


—No tengo ningún asunto con ella —por fin mis labios comenzaron a formular palabras, pero estas parecían no pertenecerme, las sentía... Distantes—. No veo necesario explicarme tampoco, parece que ya habéis formado una opinión sobre mi y que hacer conmigo —cambié mi postura, empezaba a perder el interés en lo que pudiera pasarme—. Dudo que exista una próxima vez, pero si la hay, prometo no mover un solo dedo, así al día siguiente tendríamos una noticia mucho mas interesante en el periódico local, una violación múltiple quizás. Suena mucho mas interesante que el alumno degenerado, ¿no creéis?.


Sus rostros comenzaron a formar una mueca extraña, ¿no se esperaban que tuviera mi propia versión? lo dudo, algo no cuadra. Comenzaron a murmurar entre ellos, todos excepto uno.


—Directora, conozco a esos muchachos —el jefe de estudios hablaba ahora en un tono mas fuerte—. Tu misma lo has dicho hace unos instantes, son buenos chicos, no es justo que se ponga sus acciones en duda, cuando tenemos pruebas de que solo intentaban defender a la chica de...


—Silencio —la directora alzó la mano, su cara estaba ahora seria—, necesito pensar.


Tras sus palabras, la sala se sumió en una calma total. El jefe de estudios, no se movió ni un poco de su sitio al lado de la directora, pero sus ojos iban de un lugar a otro de la sala con nerviosismo, siempre deteniéndose en ella. Tenía que ser algo relacionado con esos alumnos, por alguna razón los estaba cubriendo o eso pienso. Sinceramente, ya no puede importarme menos. Solo espero no acabar la noche en comisaria o peor. No se ni siquiera cual es el procedimiento en estos casos, se pueden contar las veces que he infringido la ley con los dedos de una mano y sobran 5 dedos. Finalmente, la directora empezó a moverse, saco unos papeles de uno de los cajones de su escritorio y comenzó a firmarlos, solo se podía oír el roce de la pluma mientras trazaba una línea sobre las hojas.

—Tres meses —su mirada se encontró con la mía, su cara en un tono serio, pero esta vez no puede apreciar la hostilidad anterior—. Tres meses de expulsión, seguirás realizando tus tareas desde tu hogar. Me encargare de que te las hagan llegar diariamente —apuntó con su pluma sobre algún lugar situado a mi espalda—. Habilita un permiso especial para este alumno en la web del centro, realizara los exámenes de forma online.

—¡Si señora! —una voz masculina contestó en un tono nervioso tras de mi.

—Directora, con todo mi respeto —el jefe de estudios estaba perdiendo los nervios, se notaba en el tono de su voz—, bajo los cargos de los que se le acusa, tres meses no es suficiente. La expulsión debería ser total, ni siquiera muestra arrepentimiento...

—¡He dicho silencio! —gritó la anciana, dirigiéndose hacia el jefe de estudios. Entonces se giró hacia mi nuevamente— En cuanto a ti, abandonaras el centro de manera inmediata, no hace falta que recojas tus cosas, un empleado de seguridad te acompañara hasta la puerta.

Me levante sin demorarme ni un momento, los mareos volvieron con un fuerte golpe, teniendo que esforzarme para mantener el tipo. Unos fuertes brazos tiraron de mi, al tiempo que me alejaban de la sala, donde una acalorada discusión comenzaba a aflorar de muchas voces al mismo tiempo. ¿el tema? no estoy seguro.

Y por lo que a mi respecta, poco podría importarme.

19 марта 2021 г. 4:17 7 Отчет Добавить Подписаться
5
Прочтите следующую главу Entonces por qué

Прокомментируйте

Отправить!
Raül Gay Pau Raül Gay Pau
Hay las injusticias.

  • Kai Proyects Kai Proyects
    Bueno, no todo es siempre lo que parece.... ¿Injusticia? Puede que sí, o puede ser que haya algo más ;) May 11, 2019, 09:11
MariaL Pardos MariaL Pardos
Perfecto resumen de lo que ocurre cuando intentas hacer algo bueno y llevas una carga de "rareza" a tus espaldas. 👍
Tenebrae Tenebrae
Al menos no expulsaron al chico. Pero ciertamente los hechos se tornaron en contra de él cuando intentaba hacer algo correcto, aunque bueno, quien sabe, es probable que se haya excedido en algo cuando ayudaba a la chica y golpeaba a los otros puesto que perdió el control, y ya no recuerda mucho de lo que pasó. Digamos que de un simple evento, se originó un caos completo.

  • Kai Proyects Kai Proyects
    ¡Gracias por el comentario Tenebrae!, ten paciencia conmigo, suelo dejar mas preguntas que respuestas en cada capitulo jaj. Me alegro que te guste, aunque puedo avisar que con esta novela quiero llevar un ambiente más relajado, a diferencia de Karagöz, es mas bien una historia de la vida cotidiana y las relaciones entre los personajes :) May 01, 2019, 17:51
  • Tenebrae Tenebrae
    ¡Oh! ya veo, será muy interesante pues, y a como va, divertida. Esperaré pues a la actualización de la misma. Y no te preocupes, si no entiendo algo de algún capítulo o algo no me queda claro, te lo haré saber en la caja de comentarios para que me expliques. May 02, 2019, 01:13
~

Вы наслаждаетесь чтением?

У вас все ещё остались 2 главы в этой истории.
Чтобы продолжить, пожалуйста, зарегистрируйтесь или войдите. Бесплатно!

Войти через Facebook Войти через Twitter

или используйте обычную регистрационную форму

Похожие истории