Promesas olvidadas [Saga Final Fantasy -VII- #1] Подписаться

Dicen que las estrellas son el conocimiento y el sufrimiento del mundo, luces que cumplen nuestros deseos. Otros, que son las almas de nuestros seres queridos que ya no están con nosotros y que no han ido a la Corriente Vital; que desde el cielo oscuro nos guían.

Nadie repara en la sombra en ese oscuro callejón. Hay una chica arrodillada ante una cañería oxidada de ella sale un especie de vapor de un color verdoso, curiosamente, del mismo color que sus ojos. Está arrodillada, rezando: junta sus manos y cierra los ojos. Pero algo la distrae y gira la cara con expresión dudosa; el sonido chirriante de las vías del vagón penetra en sus oídos. Es el mismo sonido de siempre pero, esta vez le parece diferente, tan diferente que el bello de sus brazos se han herizado.

Se incorpora sintiendo una pequeña tirantez en sus rodillas ¿cuanto lleva en esa postura?. Pero eso no importa, observa como el vapor verdoso que se desliza de esa cañería avanza por el suelo, es mas espeso ahora y casi camufla sus botas marrones; se desliza en dirección a la calle mayor, no es un vapor cualquiera, es la Corriente Vital. Duda unos segundos mientras ka sigue con la mirada y ve como el resto de transeúntes ignora ese vapor. Coge aire y se obliga a caminar.

Cerrando el puño sobre su pecho camina mientras oye el retumbar de sus botas por el oscuro callejón. Con la otra sujeta su cesta de flores y siente el pulso de sus dedos a través de la palma de sus manos. Al salir de las sombras la luz de la gran avenida la deslumbra unos segundos. La Corriente Vital se ha esparcido, pero aún queda algún vapor perdido que se dirige en zigzag hacia la estación.

Una parte de su cuerpo le dice la siga y tiene la sensación de que va a perder el tren, aunque no quiere subir a él.

Observa la calle. Todo está igual salvo el pequeño rastro de Corriente Vital: nadie parece percatarse de ella. Tiene miedo de seguirla. Su corazón ha empezado a latir fuerte, nervioso. El sonido de la campana del Goblins bar la obligan a apartar la vista de la estación, y a pocos pasos ve como un grupo de personas hacen cola delante del teatro: se estrena por octava vez la obra de LOVELESS.

Siempre ha vivido bajo la placa y nunca se acostumbra al trasiego y al ruido de la superficie. A pesar de los años seguía teniendo algo de miedo. Aferrarse a su cesta le hace sentirse más segura. Levanta la vista para ver la gran estructura del edificio de Shinra, Inc. La aprieta con fuerza mientras se muerde el labio inferior.

—Malditos —murmura con rabia.

Entonces su voz retumbó en su cabeza «Un día te llevaré a ver el precioso cielo azul, el cielo de verdad. Ya verás cómo no tienes nada que temer, estoy seguro de que te gustará». Él mintió, a pesar de tener toda esa luz natural y poder ver el cielo se sentía vacía pues él no estaba con ella. Lo que en verdad descubrió fue el verdadero corazón de esa oscura ciudad dominada por un Presidente lleno de mezquindad y egoísmo.

Ellos la mintieron: ni el cielo era tan brillante ni la vida allí era tan feliz.

El sonido de la locomotora vuelve a llamar su atención ¿Cuánto hace que dejó de esperar? El nunca llegaría y ella tampoco.

Pero ahora algo familiar trae esa locomotora y no sabe si de verdad quiere saberlo.

Quizás traigan promesas olvidadas, promesas que quizá no quiera recordar.