Había una vez una niña llamada Ana, tenía 8 años, ella vivía en un torre junto a su madrastra llamada Giselle. Un día Ana salió al parque de su casa a jugar, decidió jugar a la cocinera y quería hacer un pastel de chocolate, entonces agarro tierra, un poco de agua y empezó a mezclarlo para lograr el lodo y entonces poder darle forma a ese delicioso pastel.
En lo que ella escarbaba la tierra que utilizaría ve un papel enterrado que decía que había un tesoro escondido entre los ladrillos de la Torre, en la nota daba la dirección exacta del ladrillo y decía que el ladrillo en el que estaba escondido el tesoro tenía una marca color azul. Ella en su interés y curiosidad empezó a buscar aquel ladrillo específico. Cuando por fin logra encontrarlo lo mueve de su lugar y encuentra una pequeña caja, la toma con sus manos y la abre. En cuanto la abrió vio una pequeña joya, junto con ella venía una carta en la cual especificaba que mientras usara esa joya como un collar ella tendría el poder de curar heridas. Ana emocionada corre a contarle a su madre Giselle y desde entonces ella junto con su madre montaron un consultorio para poder ayudar a las personas que lo necesitan.
FIN
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