m_cr696 Alejandra Campo

"La ciudad del los muertos nunca duerme" - ¿Ustedes crearon esta mierda de infección? - mi voz resonó por el laboratorio vacío como si tuviera un megáfono -Por favor cálmate. -¡Y una mierda! Esta cosa se expandió como pólvora en un segundo y por lo menos la tercera parte de la ciudad está muerta y la parte restante a punto de estarlo. No me puedo calmar. ¡Dime que fue lo que hiciste! – bramé estrellando una de las probetas contra el suelo - ¿Qué cojones fue lo que crearon aquí? -No estamos seguros -¿Cómo pretenden entonces revertir esta mierda si nisiquera saben que cojones pusieron en las probetas? ¡No puedo creer que hayan hecho pruebas de fase tres con una sustancia que no conocían! -Todo estaba saliendo bien, pero uno de los sujetos se infectó con otro virus -¿Qué virus exactamente?


Триллер 18+.

#295 #terror #245 #newyork #drama
1
5.6k ПРОСМОТРОВ
В процессе - Новая глава Каждую субботу
reading time
AA Поделиться

I- El no creyente.

Nota: Hola, hola! Espero te encuentres muy bien, paso por aquí para pedirte que si no te agradan las historias de "Muertos vivientes" y explicitas en las que se describen con detalle ciertas escenas ó el lenguaje fuerte, por favor no la leas, no te agradará y puedes pasar un mal rato, aunque como siempre digo, recibiré con amor cualquier crítica que me ayude a mejorar todos los días, y bueno, no siendo más, este el el capitulo I y se titula:

---------00-----------


El no creyente.

"La muerte es el puerto

 de todos los dolores"

Pedro Antonio de Alarcón y Ariza


Faltaban muy pocos kilómetros para llegar a Nueva York, había pasado toda la semana encerrado cual agorafóbico en mi cabaña, sumergido en la naturaleza, en un lugar tan lejos de todo, que el ser humano más cercano estaba a dos millas y media de distancia  en cualquier dirección, se suponía que era una terapia para mí, pero terminé más jodido de lo que me había ido para variar un poco  y por eso no pude estar atento a las noticias locas, sin pies ni cabeza, que empezaban, al parecer, a surgir en la radio, la televisión y las redes sociales, noticias que parecían sacadas directamente  de la cosa espeluznante hecha película del “Amanecer de los muertos”, a las que no les creí mucho, por lo menos al principio, y solo me fui para desconectarme del mundo, para poder lidiar un poco más fácil con la infidelidad de mi ex -prometida a quien amaba, con quien haría una vida…necesitaba alejarme lo más posible de ella  porque si seguía en el plan de disculparse, iba yo a caer como el auténtico gilipollas que era, una vez más.

Finalmente llegué a la ciudad y encendí la radio buscando alguna emisora de música clásica que era lo que necesitaba para poder lidiar con el tráfico infernal de allí, pero no la encontré, ni siquiera en la sintonía en la que normalmente lo hacía, hasta en aquellos canales musicales hablaban de medidas de prevención para evitar el contagio ¿Contagio de qué? ¿De las enfermedades destroza pulmones por polución excesiva? << Vamos a terminar mutando peor que la ardilla de mil ojos de la película de los Simpson según estos locutores escandalosos, joder>> Pensaba con la mayor carga de sarcasmo que podía, mientras avanzaba por la ciudad buscando aun la jodida música que quería con los controles que estaban detrás del volante de mi auto, venga, que yo no era la persona más madura ni la más seria de la isla de Manhattan, a pesar de ser un profesional más cercano a los treinta que a los veinte, seguía caminando por la vida dejando salir al niño interior que hacía trastadas día si y día también, mucho más constantemente de lo que me convenía, así que convencerme de creer o hacer cosas estúpidas no era difícil, considerando que fuera de mi trabajo se me freían las neuronas, porque me encantaba vivir riéndome de la vida y de mi mismo… al final, no encontré nada, ni siquiera una arcaica canción del primer álbum de Dolly Parton, joder, tampoco rastro alguno de la música gregoriana de Thomas Tallis con la que me hubiera conformado, en lugar de seguir escuchando los desvaríos mentales de los comentaristas …así que avancé hablando con la radio como si esta pudiera responderme hasta llegar al edificio donde vivía, frente al Central Park y desde el ultimo piso, Nueva York parecía un poco menos caótica.

Entré a mi casa por fin luego de dos semanas y respiré el aroma que solo el hogar posee, dejando caer mi mochila en el sillón de la estancia de cualquier manera, el ahorro que había hecho por varios años para poder comprar el piso había valido la pena, tenía ventanales de piso a techo con vistas al parque y una cocina americana que no tenía separación del salón, salvo por la barra de caoba.

- ¿Tess? ¿Estás en casa? - grité buscando a mi hermana menor, vivía conmigo desde que nuestros padres la corrieron de casa por quedar embarazada a los dieciséis, era una situación difícil, si, pero no era para tanto, no merecía que la sacaran de casa con una patada en el culo y bien centrada además… por lo que la llevé desde los Ángeles hasta allí para poder cuidarla.

- ¡Chris! ¡Qué bueno que volviste! - se lanzó para abrazarme, ella ya era madre, pero seguía siendo una niña, afortunadamente, siendo medico de la rama del Ejercito Militar, mi sueldo era suficiente para vivir cómodamente, y también para ayudar a mi hermana a estudiar -¿Estas mejor?- preguntó al separarse de mí, indagando por la situación por la que pasaba con mi ex -novia.

-Dentro de lo que se puede, Tess- dije caminando a la cocina para tomar una botella de agua, viendo que la nevera estaba repleta de todas las provisiones posibles, era raro, puesto que nunca exagerábamos al hacer la compra para los dos- ¿Pero qué has hecho? ¿Piensas poner un jodido comedor comunitario? - me reí buscando algo en los muebles de la cocina, pero ella en lugar de reír, frunció el ceño preocupada.

-No sabía cuándo volverías y no quiero salir a la calle sola con todo lo que está pasando- dijo sentándose en la encimera.

-No me digas que tú también estas con eso…venga ya ¿Qué es lo que pasa? ¿El H1N1 como arma biológica del puto Corea del Norte? - a pesar de que mi hermana lucia asustada, yo me negaba a creer el estúpido cuento chino que parecía más bien un chisme de pasillos en alguna secundaria de niños ricos de la ciudad, creado por la animadora principal para ganar atención…joder, ya había salido yo de la época escolar como para volver a jugar al teléfono roto.

-No te rías Chris, esto es serio…-le iba a responder, cuando mi teléfono sonó y yo me apresuré a tomarlo al ver que quien llamaba era una oficial superior, pero que era mi amiga y compañera de universidad así que había más confianza.

-Hola Em ¿Qué tal?

-Necesito que vengas a la base lo más rápido posible Chris, esto es una locura- sentí la preocupación en su voz, cosa que era extraña porque ella mantenía siempre las situaciones bajo control- dime que ya estás en la ciudad

-Si, acabo de llegar, pero ¿Qué sucede?  - <<Cómo me salga con que tiene que ver con el virus de mierda ese, la voy a liar parda>>

-Te lo diré al llegar, han pasado muchas cosas desde que te fuiste.

-Emily Parker, voy a poner mi jodido trasero fuera de la base en segundo y medio si al llegar me dices que todo esto va sobre el rumor de pasillo que han creado los periodistas por una puta epidemia de influenza- dije medio serio porque el asunto me estaba ya sobando los cojones.

-Christian tu solo ven aquí, uniformado y armado, lo más pronto que puedas- torcí los ojos mirando a mi hermana alzar una ceja molestándose por lo que había dicho, que para mal genio la llamaran a ella, joder.

-Nos vemos en una hora, Em

-Ve con cuidado- y colgué la llamada a punto de soltar una risa. Vamos, ¿Nos ha dado por jugar al “Escóndete del virus letal come gente” con toda la población de la ciudad? Bueno, de igual forma tenía que ir, sabía que era una orden dada con paños de agua caliente para que no sonara tan feo. Así que me giré a buscar mi uniforme y todo lo que necesitaba, para al salir, encontrar a mi hermana tiesa con su bebé en brazos, viendo el canal de noticias en la tele.

La situación en los hospitales de Nueva York se torna caótica a cada segundo que pasa, las urgencias no dan abasto para la cantidad de pacientes que ingresan cada vez más rápido, estos presentan síntomas de influenza común, pero según los informes preliminares de los directivos del hospital Lennox desde el que trasmitimos en vivo, estas personas se vuelven potencialmente peligrosas luego de un tiempo en el que todos sus síntomas empeoran, por ahora, es todo lo que sabemos de la situación, seguiremos informando, se recomienda alejarse de las personas que tengan estos síntomas: sudoración excesiva, fiebre alta, temblor en manos y piernas, vómito y dificultad para mantener la consciencia”

La joven presentadora lucía tan nerviosa como yo estuve cuando invité a la reina de la nieve de la escuela al baile de graduación, a riesgo de que me dijera que no y se burlara en mis putas narices, sudaba igual que yo también, solo le faltaba el temblor de las manos como si tuviera el sistema nervioso atrofiado con el Parkinson.

- ¿Lo ves? No es para reírse- dijo Tess mirándome mientras arrullaba a su bebé.

-Soy médico, yo no creo en ciertas cosas hasta que no las veo, lo sabes.

- ¿Crees en Dios?

-Como ser superior, sí, ¿Por qué lo preguntas? - amarré la pistolera a mi pierna derecha y luego de cargar el arma la deslicé en ella.

-Porque creo que vamos a tener que pedirle que nos salve del infierno que está empezando.

-------------------00-----------------------00--------------------------------00-----------------------

<<Definitivamente toda esta conspiración presidencial nacional de los cojones ha deschavetado a mi pobre hermanita menor>>

 Aunque de todas maneras sus palabras exageradas sobre el caliente castigo infernal de  Dios y no sé qué extrañas locuras más que se cocinaban tras su lóbulo frontal, se repetían una y otra vez en mi cabeza mientras salía de Central Park Oeste y tomaba la Quinta Avenida, mi plan era seguirla hasta tomar la octava y salir a Broadway Street, para llegar al puente de Brooklyn, pero no pude recorrer ni la mitad del camino antes de que todo se pusiera extraño, y solo pude  dejar de pensar en las dichosas palabras, cuando  finalmente encontré un atasco que me permitió observar a la cantidad de personas que salían con maletas, cajas y enseres de sus edificios, a bordo de taxis y automóviles con desesperación, y en uno de los cruces juro que vi a un grupo de personas corriendo lejos, en la dirección contraria a alguna cosa, que por sus caras de espanto podría ser la versión reencarnada de Godzilla caminando por el centro de la calle, como si fuera la atracción principal del cuatro de Julio y estuviera desfilando por la Quinta Avenida.

Salí de mis pensamientos cuando oí el claxon del auto detrás de mi y sin despegar la vista de una familia que se subía aceleradamente a un autobús, aceleré el auto, craso error, un camión cisterna había pasado en luz roja en la intersección de La Quinta y la Veintitrés, a todo lo que daba su motor, ¿Acaso el condenado conductor se creía Fittipaldi?  Por su velocidad seguro que creía que iba manejando un Lamborghini Murciélago el muy descerebrado, pasando a centímetros de la defensa delantera de mi auto haciéndome maldecir de la impresión y frenar en seco.

Giré mi rostro aun aferrado al volante viendo como el camión impactaba violentamente contra una serie de vehículos que hacían el cruce en el siguiente semáforo de la veintitrés, vi como los pequeños autos se volcaban, girando una y otra vez bajo la sombra que ya se consumía del edificio Flatiron y pocos segundos después, vino una primera explosión que elevó fragmentos del cisterna varios metros en el aire y desencadenó otra explosión, causada también por el escape de las sustancias inflamables de los vehículos en colisión. El cielo se llenó de un rojo sangre, como si un crio hubiese regado pintura roja, super roja,  en el piso de madera de su madre, por desobediente…pero fue solo por unos momentos y entonces la gente empezó a gritar por ayuda para los ocupantes de los autos…yo era médico y con seguridad afirmaba que nadie podía haber sobrevivido a las explosiones y al fuego que le siguió y que seguía ardiendo, pero aun así giré la dirección de mi auto y fui directo al sitio del impacto, estacionando cerca para luego bajar esperando que llegara la brigada apagafuegos con las personas que rodeaban el lugar, alimentando su morbo nada más, porque la garganta para gritar les funcionaba de puta madre, estaba claro, pero su instinto de ayudar estaba más perdido que las Reliquias familiares de Virginia, o el cargamento de Nuestra Señora de Antocha. Pasados entonces unos minutos, los bomberos llegaron finalmente, bajando del camión y poniéndose a la tarea, mientras los policías del distrito cuatro acordonaban la zona.

-Señor no puede estar aquí- me dijo una joven policía que si llegaba a los veinte era rozando la gracia.

-Soy médico, puedo ayudar en algo, si es que hay alguna persona con vida- dije sacando la identificación militar, por si el uniforme no era suficiente.

-Doctor, creo que lamentablemente no es posible- negó con la cabeza, justo cuando uno de los chicos que lanzaban nieve carbónica para controlar el fuego, gritó.

-¡Matt por aquí! ¡Creo que hay alguien con vida! - la agente y yo nos miramos por un segundo y corrimos hacia uno de los vehículos, efectivamente, una delgada mano con la piel quemada buscaba incesantemente el exterior, a pesar de que el auto estaba de cabeza en el asfalto aun con restos de fuego. Rápido, los bomberos empezaron su labor de rescate y luego de varios minutos de esfuerzo conjunto con los policías, lograron sacar al ocupante, que resultó ser una chica joven, al parecer, y respirando levemente, aunque no podía estar muy seguro de ninguna de las dos cosas, pero con quemaduras grado tres con las que parecía casi imposible que estuviera consciente, cada parte de su cuerpo se tornó de un tono que asemejaba madera quemada y los tejidos alrededor que se habían salvado estaban rojos y sangrantes, los bomberos la pusieron sobre el asfalto que se enfriaba conforme se metía el sol esperando a que llegara alguna de las casi veinte ambulancias que escuché que los chismosos y los mismos policías llamaban, así que me arrodillé para quedar a la altura de la chica revisando sus constantes vitales tratando con los dedos de encontrar el pulso en su muñeca o cuello.

-¿Puedes escucharme?- trató de abrir los ojos cuando sostuve su cabeza para que pudieran deslizar su cuerpo por encima de la camilla de emergencia, levanté sus parpados para verle las pupilas, pero lo que pasó luego me hizo flipar en colores, ella abrió los ojos de golpe dándonos a los bomberos y policías que la rodeaban,  y  de paso a mí, un susto de muerte, sus ojos habían tomado un tono blanquecino como si una capa de cal le hubiese caído en ellos, e inmediatamente la chica se incorporó todavía más rápido quedando sentada, moviendo la cabeza lentamente de un lado a otro y olisqueando como si tuviera un suculento Babby Beff frente a ella, cuando vi a la joven que había llamado a su jefe antes, quien se había quitado el traje protector de la cintura hacia arriba, dejándome ver que se trataba de mi mejor amiga de infancia, que se acercó a mi rápidamente.

-Chris, que bueno verte, aún en estas circunstancias- me abrazó brevemente al ponerme en pie sonriendo triste cuando se separó, por cuestiones de tiempo no había podido verla muy seguido durante el último año, por lo que solo hablábamos por chat, ella era muy alegre y su sonrisa a medias no me gustó para nada, conociéndola, no era por no verme, sino por algo mucho más grave- te he echado de menos.

-Y yo a ti, mujer, parece que los apagafuegos no te dejan tiempo libre- bromee antes de que ella se encogiera para ver a la chica.

-Y a ti el ejercito tampoco, no te jode- replicó torciendo los ojos antes de dirigirse a la chica-Soy Care, del cuerpo de bomberos, estoy aquí para ayudarte ¿Cuál es tu nombre? - mi amiga se agachó sonriéndole amable a la chica, quien se limitó a girar su rostro hacia el hombro donde descansaba la mano y con la rapidez de un jodido petardo abrió su boca propinándole un mordisco ¡Un puto mordisco! En el espacio entre el pulgar y el índice, clavándole los dientes profundamente, pudiendo arrancarle un pedazo de carne cual piraña del rio amazonas, haciendo que de inmediato la sangre empezara a salir y que mi amiga se fuera de espaldas sobre el suelo ante la confusión, luego antes de que yo pudiera hacer algo, la chica sin nombre se había lanzado con fuerza anclándola al piso y clavándole los dientes ya manchados de la sustancia roja de nuevo, pero esta vez en el brazo. Por un momento quienes las rodeábamos quedamos petrificados como si alguien hubiera gritado que jugaríamos a las jodidas estatuas y quien se moviera perdería cincuenta mil dólares…Creo que no podíamos procesar lo que pasaba ante nuestros ojos, aunque solo fueron breves segundos antes de que empezara la locura.

-Vamos ¿Qué haces? -gritó uno de los chicos tomando a la chica por su camisa o por lo que quedaba de ella, quitándosela de encima, ella rodó por el suelo mientras yo ayudaba a Care a incorporarse, había quedado momentáneamente inconsciente, por el golpe contra el suelo o por ver la sangre saliendo de ella o por el shock de ver a una persona devorándola a pedazos, vete tú a saber, por lo que suavemente y con ayuda de otro chico, la llamé por su nombre agitándola y revisando sus heridas, la mujer  además de arrancarle la carne de la mano, le había mordido el hombro y el brazo izquierdo de manera violenta, sus heridas sangraban cada vez más, mientras ella trataba de abrir los ojos

-Christian ¿Qué…Que pasó? - ella tartamudeaba despabilándose mientras llevaba su mano derecha a su hombro que era donde tenía la herida más grande y yo rápidamente pedí un cinturón para atarlo lo más arriba de las mordidas de su brazo que pude.

-Estarás bien, tranquila- le dije para tranquilizarla, aunque yo mismo no me sintiera tranquilo al ver con más facilidad que ella, los vacíos sangrantes que los dientes de la chica le habían dejado, cada herida tenía un tétrico borde irregular que dejaba ver el interior del musculo, creando un túnel por el que se podía ver el hueso, de la misma forma en la que quedaba expuesta la clavícula, provocando una exclamación sonora en los curiosos que rodeaban la escena, y es que no sabía que era más espeluznante, si el accidente que dejó a  más de tres personas rostizadas, o la piraña hecha  mujer de dientes afilados que podía muy bien ser la hermana del puñetero Hannibal  Lecter, joder, para pensamientos desvariados que tenía yo en ese momento…el jefe de mi amiga trajo inmediatamente un pequeño botiquín que no tenia todo lo que necesitaba, pero que de algo tenía que servir. 

-Taponen las heridas y hagan presión- dije con firmeza a los dos chicos que me ayudaban, sacando la totalidad de las gasas y cubriendo los mordiscos con varias de ellas, viendo como Care se apoyaba en su brazo bueno para tratar de ponerse en pie un poco más despejada.

- ¿Qué demonios haces? Siéntate- dije mientras ponía vendas elásticas sobre el brazo para sujetar las gasas.

-No me quedaré ahí tendida como una muñeca, esa loca me mordió el brazo, no las piernas- terminó de levantarse con la ayuda de uno de sus compañeros y la mía también, venga ¿Qué más podía hacer?, nunca me había hecho caso, como cuando le dije que el capitán del equipo de Football americano era un gilipollas de los pies a la cabeza, así que ¿Por qué iba a empezar en ese momento? levanté la mirada cuando terminé de apretar las vendas alrededor de las mordidas de su brazo y vi como la otra chica se lanzaba  constantemente contra los compañeros de Care y uno que otro agente de policía, tratando de agarrarlos antes de que uno de los últimos apuntara su nueve milímetros contra ella.

<< ¿Pero qué coño le pasa a esa mujer? Debería tener menos consciencia que un adolescente que se ha puesto hasta atrás de alcohol un viernes por la noche en una fiesta de fraternidad, aún más con sus quemaduras>> pero no era así.

-¡Retrocede ahora o disparo!- bramó el policía retrocediendo, pero a la chica parecía resbalarle todo como si fuera una jodida sartén de teflón en una demostración de Televentas, así que, creo que atraída por el olor a sangre fresca de Care se lanzó a pasos firmes hacia nosotros, enfocándonos con sus ojos cada vez más lechosos, y dándonos su mejor sonrisa digna de un comercial de crema Colgate pero llena de glóbulos rojos <<Cariño, necesitas pero ya al mejor odontólogo de toda Norte América para que te arregle el diente astillado que te ha quedado >> entonces fue cuando saqué mi propia arma.

-Te volaré el pecho si te acercas- mi amiga se escondió detrás de mí mientras la cosa seguía avanzando, en realidad no quería dispararle a una persona, así como así, no era normal, ni ético, mierda, yo era un puñetero médico que había pasado la mitad de su vida estudiando  al ser humano, tratando de encontrar la manera de mantener al hombre con vida y por eso  me costó un poco de tiempo entender que eso ya no era una persona, así que pensando en la seguridad de Care, disparé a la rodilla de la chica destrozándole la rótula, nada le hizo, en cambio siguió avanzando con más furia aun hacia nosotros, antes de que otro disparo se oyera y esa vez le atravesara el cuello de lado a lado, nada, ni siquiera un grito de dolor.

- ¿Por qué sigue avanzando?

-Care ¿Puedes correr hacia tu jefe al otro lado? - le pregunté retrocediendo de esa cosa más rápido, tratando de distraerla hasta que Care pudiera ir hasta sus compañeros.

-Si creo que sí… ¿Por qué? ¿Qué plan…? - se detuvo momentáneamente, pero yo no pensaba quitar los ojos de la cosa quemada caminante inmune al dolor, que quería volver a hincarle el diente, así disparé de nuevo esta vez a la pierna, logrando que por lo menos perdiera el equilibrio y se fuera al suelo- Ahh…Christian…Ehh ¿Qué? ¿Qué es eso que está saliendo de otro coche? - por un segundo desvíe la mirada y supe que no iba a poder dormir esa noche.

---------------------00------------------------------------00---------------------------------00-------------------

Muchas, muchas gracias por llegar hasta aquí, eres un muy apreciado lector para mi puesto que has dedicado parte de tu tiempo para darle una oportunidad a la historia y eso representa un mundo entero de alegría para un autor en cualquier nivel de experiencia.

Déjame saber si te gusta, y también si no lo hace, todás las críticas constructivas serán recibidas de la mejor manera porque son ganancia que ayuda a crecer.

Un saludo para ti y llévate la mejor energía del mundo para este fin de semana.

Maleja

18 ноября 2018 г. 22:35 0 Отчет Добавить Подписаться
1
Прочтите следующую главу II- El castillo de naipes.

Прокомментируйте

Отправить!
Нет комментариев. Будьте первым!
~

Вы наслаждаетесь чтением?

У вас все ещё остались 3 главы в этой истории.
Чтобы продолжить, пожалуйста, зарегистрируйтесь или войдите. Бесплатно!

Войти через Facebook Войти через Twitter

или используйте обычную регистрационную форму