Llegó como si fuese el mismísimo cielo y causó la misma satisfacción de encontrar dinero en la calle. La cigarra de la escuela sonó como música en mis oídos y en los de los estudiantes de Botticelli, tal vez para los maestros haya sonado como disparos de esos que se sueltan en carreras atléticas pues salieron corriendo antes que todos. Bueno, los entiendo, es viernes.
Dentro de una semana saldremos de vacaciones y podré dormir desde las dos de la mañana hasta tarde. No habrá tarea ni maestros para los alumnos; ni trabajo y mocosos para los profesores.
Entonces todos salimos disparados cual bala sin importar qué.
—Eh, ¡Espérame!— gritan a mis espaldas—, ¡Aliciaaaaa!
Doy medio giro sobre mis propios pies al escuchar mi nombre y diviso entre el mar de gente a un chico azabache. <<Válgame, Andrey>>, pienso por mis adentros. Lo espero pegándome a la pared para evitar ser empujada y cuando me alcanza me suelta un sape. Chillo un poco y se lo devuelvo, comenzamos una pequeña pelea que termina en risas y nos encaminamos hacia la salida.
—Alicia— me llama con cierta inseguridad Andrey.
— ¿Qué?—pregunto.
—Salgamos juntos— dice. Inmediatamente entra en nerviosismo—, me refiero a que salgamos a algún lugar— se apresura a decir.
Había entendido bien, no hacía falta que me especificaran de esa manera. Realmente no me imagino el salir con él, más bien con alguien más, quiero enfocarme en mis estudios, ya no tengo tiempo ni paciencia para soportar las estupideces de alguien más aparte de las mías.
— ¿A dónde?— pregunto.
—A donde quieras— responde.
Sin querer suelto un resoplido, pero puedo justificarme, no me gusta que propongan ideas tan poco planeadas.
—No sé, podríamos salir en vacaciones— supongo.
—Está bien— analiza mi respuesta— ¿Eso es un sí?
Vuelvo a resoplar, doy media vuelta y camino hacia atrás.
—Es un tal vez— aclaro.
Fue rápido, choque contra algo o alguien y en menos de un parpadeo estaba en el suelo, ¡Demonios, qué-vergüenza!, debo de dejar de tratar de caminar hacia atrás. Tan rápido como escuche carcajadas me levante, como si de esa manera no fuera a perder la dignidad que desde hace años no tengo. ‘’ ¡MIERDA!’’, ¡choqué con un matón de la sección secundaria!, ‘’recuerda Ali, pulgares adentro del puño, izquierda, derecha y patada en los bajos’’.
El tipo al que tire en mi afán de caminar hacia atrás se levanta y entro en pánico en cuanto me mira, nos quedamos así unos segundos en los que parecía y se indignaba cada vez más.
— ¿Cómo te llamas?—me pregunta.
‘’ ¡CÚAL ES MI MALDITO NOMBRE!’’, en lo que recuerdo mi nombre él resopla y rueda los ojos con fastidio. ‘’ ¡Ya me acordé!’’
—Alicia— digo inaudiblemente.
Frunce el entrecejo.
— ¿Qué?—pregunta.
—Alicia Schwarzkopf.
Él chico asiente y sonríe burlón— Lukasz Fitzgerald— me dice para luego irse.
Siento que todo el oxígeno del mundo entra a mis pulmones, como si me hubiese estado ahogando en una piscina y me acabaran de resucitar.
Lukasz Fitzgerald, no quiero volver a toparme en mi vida con ese chico, ya he tenido suficiente con matones.
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