Hoy volví a lo cotidiano, al pan de cada día, no era difícil, todo tranquilo, ir y volver.
Ese era el plan, mi plan, quería evitar a los de siempre, que lo cotidiano deje de ser tanto eso, y cualquier cosa que me dijeran, darle la menor importancia posible, pero que difícil es que te importe menos algo, sobre todo cuando de por si ya no te importa un carajo, pero ahí estaba yo hablando sin poder callarme, preguntándome por qué no hay nadie que diga que me calle, solo cállate la puta boca, pero no, cada palabra que digo es un disfrute de los demás, así lo veo yo, así de narcisista soy, pero no me convencen del todo.
Por favor callénme, me harían un favor.
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