Creí que Maxwell, mi fiel dálmata, velaría en soledad mi ataúd... Estaba equivocado.
Mi casa nunca hospedó a una aglomeración como esta. Todos vinieron; incluso mi hermana, que vive al otro lado del país y con quien sostuve un feroz e injustificado desprecio hasta el final.
¿Quiénes serán esos niños que ofrecen panecillos a los asistentes? Seguramente son los hijos de mis primos; esos que nunca me interesaron y de los que siempre rehuía.
Me sorprende que también estén presentes algunos de mis viejos alumnos; los mismos que me llamaban ¨Maestro cascarrabias¨.
Incluso la anciana de la esquina vino a dedicarme una oración…, a pesar de que siempre la traté como a una leprosa.
Un amigo de la infancia entretiene a todos con una anécdota protagonizada por mí y una bicicleta… No sé si es verídica, no puedo recordarla.
¿Cómo se habrá enterado Patty? Desde hace décadas cortamos toda línea de comunicación. ¿Por qué me rocía con sus lágrimas, si lo único que hice fue darle un matrimonio infestado de infamias?
Un misántropo no es digno de estos arreglos florales, de estos lamentos, y mucho menos de una paz tan asfixiante… No merezco nada esto.
¡Quisiera que se me concediera un último hálito para poder liberar todo lo que yace encerrado en mi pecho! ¡Ofrendarles a todos las disculpas que les debo…! Decirles que me arrepiento de mi testarudez… Y especialmente, hacerles saber que fui un tonto al no apreciarlos cuando estaba entre ellos.
Спасибо за чтение!
Мы можем поддерживать Inkspired бесплатно, показывая рекламу нашим посетителям.. Пожалуйста, поддержите нас, добавив в белый список или отключив AdBlocker.
После этого перезагрузите веб-сайт, чтобы продолжить использовать Inkspired в обычном режиме.