Короткий рассказ
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Arcadio

   ¡Melancolia, maldita puta! - gritaba Arcadio mientras abrazaba su botella, con la delicadeza y dulzura de un padre que recibe por primera vez a su hija recien nacida. - Melancolia y tristeza es todo lo que traes a esta casa!


¿Por que putas no te podes ir? No te necesito más, no te quiero más. ¡NO SOS BIENVENIDA AQUÍ! - Exclamaba desaforado, harto de esta vida, harto del dolor de cuello y espalada que le provocaba trabajar descargando cajas en el muelle. Harto de pensar en cortarse el cuello con su cuchillo de mango verde todos los días. Harto de la vista de la manzana ahí justamente detrás de su sillón. Todo el tiempo viendole la parte de atras de la cabeza. Arcadio estaba desesperado y no sabía que más hacer, la urgencia de volarse la tapa de los sesos no le abandonaba ni un segundo del día.


Esta.... Es.... MI CASA.... Y cuando regrese, no quiero verte más ahi. ¿Entendiste? - Arcadio cerró la puerta de su casa y trató de cerrar con llave el candado que trababa la puerta que era la entrada hacia su humilde choza, que el decía que habia heredado de su abuelo, pero en realidad, construyó el con sus propias manos. Nadie de su familia estaba particularmente encariñado con Arcadio. Lo veían solamente como "Una mancha en el gran apellido que le toco, por buena suerte para el y mala suerte para ellos."


Todas las noches, Arcadio llegaba a su casa y se bebía una botella de ron que vendían los chinos en el muelle. No tenia etiqueta, pero tenia buen sabor. No sabía cuales eran los ingredientes, pero tampoco le interesaba mucho. Si al final quedaba ciego por su insana adiccion de ron chino, pensaba que por lo menos iba a dejar de ver la manzana.


Arcadio se tambaleaba por las calles de San Miguel Arcangel, con una botella vacia entre sus manos, tarareando un canción francesa que escuhó a alguien cantar en un barco que venía de Belgica y que por casualidad del destino, Arcadio subió a inspeccionar sobrio. Esa era la unica vez de su vida adulta que recordaba estarlo, aunque no recordaba por que razón en particular lo estaba. Pero escucho la canción, no entendía una palabra de lo que decía pero pensó que era el coro de los angeles al oirla. Arcadío uso sus breves momentos de sobriedad para aprender al a perfeccion la letra de la canción. De haber tenido un amigo de buena influencia, hubiera persuadido a Arcadio a dejar de trabajar en los muelles y dejar la bebida para dedicarse a aprender lenguas y ser el capitan de algún navio, por la facilidad que se le daba la lengua y la fisica. Pero arcadio nunca tuvo buenos amigos, de hecho, ninguna clase de amigos. Solo tenía a su botella vacia que iba a rellenar continuamente al almacen, el cuchillo con mango verde que se le cayó a una gitana que iba pasando por el pueblo y un colchón que le había dado su abuelo antes de decirle que se fuera de la casa y que no volviera hasta que estuviera listo para ser un hombre de sociedad y porte.


Arcadio entró al almacen chino cantando difusamente

"C’est l’amour qui fait qu’on aime
C’est l’amour qui fait rêver"


Llegó al mostrador y mostró la botella al chino que estaba de turno


Ehh! Chino, la quiero llena y un puro salvadoreño, hoy no me alcanza para el cubano que te encargué. - Mientras metía su mano en la bolsa de su vaquero de trabajo, que solo se quitaba para bañarse y no se bañaba seguido. Su cara se puso palida, al darse cuenta que se había formado un hoyo en su bolsita del pantalón donde llevaba sus llaves y su dinero.


¡Puta! - Dijo mientras el Chino llenaba la botella.

Chino, tuve un accidente, tengo que irme a buscar mis monedas, se le abrío un hoyo a mi pantalón y creo que se cayeron todas. - Le enseño la bolsa mientras intentaba salir corriendo de la tienda pero el chino lo detuvo y le dijo "Mira, pagame despues si queres, yo sé que sos cliente. Pero no me hables pajas de que se te abrío un hoyo en la bolsa y no soy chino, nací acá igual que vos, mis papas son los chinos."


Arcadio le agradeció y salío corriendo por la puerta, rezandole a cualquier Dios al que no le cayera tan mal, aunque el sabía que todos los Dioses lo odiaban por igual, que no se hubieran robado ni sus llaves ni sus monedas.


Arcadio revivió cada uno de sus paso shasta llegar a su casa y al llegar a la puerta de la misma, vio que en el desague con reja había un objeto brillante y cromado, Arcadio con la esperanza de que fueran sus llaves o sus monedas, metió el brazo entre las rejas, pero no las alcanzaba. Intentó empujarse a si mismo un poco más con sus zapatos bien metidos en la tierra para poder levantarlo pero lo unico que logró fue dislocarse el hombro.

¡Puta! - exclamó mientras escuchó el "pop" que su hombro hizo.  Agarro con sus dedos toda la tierra que pudo y sintío que tenía algo agarrado así que se impulsó con sus dos piernas y cayó recostado en la tierra, ensuciando así su pantalón y camisa todavía más de la cuenta. Su hombro, reacomodado pero atrapado en la reja del desague, hizo un "pop" aun más fuerte que la primera vez.


Al abrir la mano,  Arcadio vió entre la tierra tres monedas, y una pistola con dos balas. Pero no estaban sus llaves por niguna parte,y por consecuente, no tenía como entrar a su casa. Arcadio se incorporó como pudo y le apuntó con el arma al candado.


¡Si Dios la cierra, el diablo la abre! - Dijo con una risa casi traviesa mientras disparó al candado, que se destruyó instantaneamente pero hizo que la bala volara y atravesara la pared y el techo de la casa de Arcadio.


Arcadio entró a su casa y se sentó en su silla a gritarle al a manzana otra vez, mientras destapaba su botella de ron chino y le gritaba  la manzana. "¡NO TE QUIERO AQUÍ, TE DIJE QUE TE FUERAS! ¿POR QUE NO TE FUISTE? No puedo..." Dijo Arcadio, le daba el primer trago a su botella "No puedo seguir así. No puedo tener nada más con vos ahí viendome todo el tiempo." La voz de Arcadió pasó de tener la furia de un espartano en batalla a tener la serenidad y resignación de una madre guiando a su hijo al más allá. "No puedo más. Nada puede estar peor. Ya no aguanto ni un segundo más de todo esto." Dijo.


Me voy a fumar un cigarro, y va a estar muy bueno y mañana... Mañana va a ser otro día. ¡MAÑANA NO VAS A ESTAR AQUÍ! - Le gritó a la manzana como un maniatico poseido.


No voy a beber más y entonces voy a amnaecer sin resaca y posiblemente aprenda una nueva cancion en los muelles. Entonces tal vez logre librarme de la maldita manzana. Eso voy a hacer y no me va  poder destruir nada más... Porque Arcadio puede con todo. - Se dijo a el mismo para darse animo.


Destapó su caja de fosforos y vió que era el ultimo fosforo que tenía y lo interpreto como una señal de los Dioses diciendole que era una oportunidad más. Cuandó escuchó la lluvia caer. Arcadio se puso feliz por la cosecha que iba a crecer. El optimismo recien encontrado, tal vez por su suerte de encontrar un arma que podia vender en la tienda de empeño para comprar ropa limpia. Tal vez por el acto de bondad del chino o tal vez por la emoción de que iba a poder aprender una nueva canción lo tenian dispuesto a ser alguien nuevo. Así que encendió el fosforo y puso el cigarro en su boca. Mientras transportaba el fosforo con el mayor cuidado hacia su boca con una mano protegiendolo del viento, veía en ese fuego arder todas las posibilidades de su nuevo mañana. La pasion que le causaba la idea de aprender una cancion nueva y la llusion de que tal vez, solo tal vez, los Dioses habian decidido quererlo, al fin despues de tantos años. Estando a menos de un centimetro del cigarro, una gota de lluvia que pasó por el agujero que había abierto la bala apagó el fosforo. 



¡Mierda de vaca! - gritó mientras le pegaba una manada a la pared causando una vibración en su casa que causo que la manzana cayera. y empezara a rodar lentamente hasta sus pies. Arcadio al verla se enfureció tanto que la pateo y salío fuera de la casa por la puerta.


Arcadio con sus tres nuevas monedas decidío ir donde el chino por unos fosforos para encender su cigarro. "Todavia no me rompen" le dijo a los Dioses "Todavia no." Salió corriendo y se paró encima de la manzana. Lo podrido de la manzana, la rapidez de su trote y la humedad por la lluvia causaron que Arcadio resbalara y cayera hacia atras con la espalda quedando entre la abertura que habia dejado cuando su hombro dislocado arrancó la reja del desague. Inmediatamente sintió como sus piernas dejaron de funcionar.


Arcadio no podia mover sus piernas pero podia mover sus brazos, intentó levantarse con ellos, pero no tenia la suficiente fuerza para hacerlo. Así que intentó hacer la segunda mejor cosa, intentó alcanzar su botella de ron. Al darse cuenta que no iba a poder alcanzarla nunca, intentó gritar para que alguien llegara a su rescate, pero se dio cuenta rapidamente, que nadie iba poder oirlo con semejante lluvia tan fuerte.


Arcadio tomó la pistola de la bolsa sin hoyo de su pantalón y se apuntó directamente a la frente. "Ya me canse... Ustedes ganan." susurró. Mientras jalaba el gatillo, toda su vida paso frente a sus ojos y se dió cuenta de que no tenía nada que extrañar, que esta decision, debio tomarla hace años y en su momento final, Arcadio sonrió.


La bala, tras atravezar su craneo, impactó la botella de ron chino explotando y prendiendo en llamas su techo, techo que despues cayó encima del tanque de gas de su pequeña cocina e hizo que toda la casa estallara en llamas.


En la bodega china, el padre le preguntaba a su hijo en chino si creía que arcadio le iba a pagar de regreso, mientras ambos veían caer la lluvia. A lo que el chino respondió con una sonrisa : "Arcadio es un hombre decente, lo que pasa es que tiene mala suerte.Vas a ver que me va a pagar, si no le pasa algo." El chino se detuvo por un momento y se rió mientras le decía a su padre "Aunque fijate que tal vez no me pague nunca, Arcadio tiene tan mala suerte que en medio de este diluvio, es posible que se le incendie la casa."



12 мая 2018 г. 9:48 0 Отчет Добавить Подписаться
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