“Cuando menos lo esperé… estaba muerto nuevamente… y me preguntaba ¿Todavía me escucharán? ¿Podrán verme? ¿Sabrán que los miro? ... ¿Me extrañarán?”
Esos son los pensamientos de aquel ser; quizás era ese niño, pero también pudo ser el demonio entrometido o el alma de un albino deseando salir.
Corrían los últimos años del siglo XVIII en España mientras que una noticia sacudió a todo aquel que la leyera en los mil cartelones por las calles y doctrinas ““MaLLevs MaleficarVm, Maleficas et EarVm”, traducido al español como Martillo de las Brujas.
Era impredecible, o posiblemente no, tal vez un tanto sorpresivo, vaya; el hecho demente es ver que los temores del hombre conducen a grandes actos como ejecutar y calcinar a sangre fría; ¿cómo decirle a un sensible que ha sido engañado?¿cómo decirle a una sensible que su amado fue víctima del religioso?
Los secretos mueren con el mentiroso~ porque los muertos no pueden hablarnos, la vida y la muerte son dos dimensiones distintas no quebrantables… no quebrantables hasta que por fin las psicofonías nos cuentan cómo es que tu amado muere y eres engañado, sin embargo, nada habla mejor que un suvenir directo desde el otro lado del silencio.
Todo queda en la memoria, la valiosa caja de souvenirs que guarda nuestro cerebro; el órgano vital del espíritu.
HK~ |
¿Se puede hacer alusión al futuro sin mirar
el pasado?
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