JACOB Y EL MISTERIO DE LOS GUARDIANES Подписаться

Hola soy Jacob, nuevamente me encuentro en la terraza de mi casa, viendo como mi vida pasa frente a mí, como las estrellas alumbran nuevamente mi noche, sintiendo la brisa helada que viene desde el bosque como si este exhalara. Sentado en el borde y con los pies colgando, pensando nuevamente en si mi decisión era la correcta, pensando en si valía la pena hacer lo que hice por ella, pensado en que si era yo el culpable de lo ocurrido. Mientras pienso, veo unas luces acercándose lentamente por la calle que esta frente a mi casa, un automóvil negro se estaciona frente a mi casa, y alguien del lado del copiloto baja, vestido de traje del mismo color de la oscuridad, zapatos negros brillantes, en mano trae al parecer un sobre de color blanco, la última vez que vi a alguien vestido así, fue en la boda de mi prima Daniela, su esposo se vistió de esa forma muy elegante, fue una boda bastante simple al aire libre, pero también recuerdo aquella película de alienígenas donde los agentes secretos visten de negro.

Veo se dirige hacia la puerta de mi casa, abre sin siquiera ver hacia arriba, creo que ya sabe que me encontraba aquí, veo que toca la manilla y abre la puerta sin mayor esfuerzo, me parece que la puerta estaba con llave, pero sabiendo quien es el, es lógico que abriera con tal facilidad, tal como lo hiso la mujer que me visito antes que él, el piloto continua en el auto, espero no tenga prisa, escucho como sube por las escaleras, mientras veo el cielo, no dejo de escuchar como él se acerca por detrás luego de abrir la puerta. Me inclino hacia delante y le pregunto si quiere escuchar una historia, no lo volteé a ver, pero sentí que sonrió luego de una pausa

-claro! aún hay tiempo-

-gracias eres muy amable, por dónde empezar- me pregunte en voz alta-

-por el principio- respondió él

-Antes de empezar ciento la curiosidad de saber cuál es tu nombre, así que crees que podrías decirme tu nombre antes de empezar,

–tú ya te sabes mi nombre me parece, pero está bien, escúchalo nuevamente.

El viento corre más fuerte mientras él dice su nombre, mire al cielo como queriendo encontrar las letras de su nombre.

Baje la mirada para decir, -gracias, supongo que ya no lo olvidare, ahora escucha.