SeokJin iba tarde, realmente tarde. La noche de ayer se quedó hasta tarde revisando unos documentos y acomodando la agenda de su jefe, por ende mando al diablo su alarma de las cinco quince, se levantó hasta que escucho a su vecina salir para ir al trabajo siendo exactamente las seis de la mañana y él tenía que llegar a las siete.
En tiempo récord se bañó y tomo el primer conjunto de su armario siendo así una falda lápiz negra, que le llegaba un poco arriba de las rodillas, camiseta blanca de botones y su saco negro que combinaba no solo con la falda, también con los tacones cerrados de siete centímetros. Tomó su bolso metiendo la libre y iPad, su cartera, teléfono y llaves de su departamento. No tenia tiempo para tomar el autobús que lo lleve afuera de su trabajo, así que mejor tomo un taxi.
Llego afortunadamente faltando veinte a las siete, tenia que apurarse para poder arreglar el escritorio de su jefe y empezar a dictarle las actividades del día, para después prepararle ese típico café matutino.
Paso empujando las grandes puertas de cristal para después pasar su credencial electrónica y poder dirigirse al ascensor, pasando por la recepción.
—Buen día Mimi—saludo, tenia apuro pero nunca dejaría de saludar a su amigo.
—Buen día Jinnie ¿tarde? Tienes suerte de que aun no llega el jefe, anda, anda.
—Gracias a la luna, te veo en el almuerzo.
Sin esperar respuesta corrió hacia el ascensor, apretando el ultimo botón, esperando a que cierren las puertas.
—¡Detengan el ascensor! —se escuchó a lo lejos.
SeokJin coloco su mano evitando que se cerrada, llegando así otro de las amigas del mencionado.
—Dios Tete, ¿estas bien? —le proporciono aire y un pañuelo de su bolso para que esta pueda limpiar el sudor.
—No—trago con dificultad. —El señor Jeon me pidió que arreglara unas cosas, pero se me ha hecho tarde.
—Ya somos dos—apretó otro botón, siendo así el área de la menor. —Veras que podrás.
—Espero, el Señor Jeon ya me tiene en la mira—suspiro cansado.
El ascensor se detuvo abriendo sus puertas bajándose así el menor y SeokJin siguió con su camino hasta la oficina de su jefe. Al llegar se encontraba todo tranquilo, señal de que efectivamente este no había llegado.
—Hay tiempo—dijo viendo su reloj de muñeca.
Rápidamente dejo sus cosas en su escritorio, encendiendo el ordenador y tomando la iPad, se adentro e la oficina oscura del jefe Kim, con un control del iPad hizo que las cortinas se abrieras y dejaran ver el hermoso amanecer. Ya en el escritorio encendió la el ordenador de este, organizo los papeles visibles de esa mañana y ordeno las pumas que ya hacían revueltas por el escritorio. Justo cuando termino, el jefe llego.
—Buen día Kim—saludo como era de costumbre.
—Buen día señor Kim.
—¿Qué hay para hoy? —se sentó en su lugar, sacando de su maletín más papeles.
—A las ocho tiene una junta con el señor Min quien…—leía todo lo que venía a la tableta.
Mientras que SeokJin dictaba las actividades del día, Kim NamJoon no podía despegar ni un solo momento su mirada de aquella espectacular silueta, su secretario era la definición perfecta de la palabra deseo.
Suspiro un par de veces para después aclarar su garganta fingiendo totalmente atención a lo que el castaño decía.
—Uff… Bien, en cuanto lleguen los papeles me los hace pasar, y por favor vaya y prepare mi café, ya sabe cómo—escaneo la figura de su secretario de pies a cabeza.
No pudo resistirse el ver aquellas piernas tonificadas, esa caderas anchas y cintura de muñeca y sus senos, maldita sea que quería saber si eran suaves como esos gordos labios que poseía.
—Si señor. Con permiso.
Hizo el café de su jefe como siempre y se lo llevó, la jornada de trabajo fue cansada, pues SeokJin se encargaba de muchas cosas como el secretario, tenía que arreglar la sala de juntas, si había inversionistas tenía que sacar copias, engraparlas y colocarlas en carpetas con el logo de la empresa, arreglar aquella sala al inicio y final de la junta; recibía llamadas, papeles y contratos. Era agotado estar incluso sentado todo el día en la silla aunque se veía cómoda.
Paso el día, ya por fin se acercaba la hora de salida, se encontraba en la sala de fotocopias haciendo las ultimas para la junta que tenia mañana a primer hora del día. Mientras salían estas, decidió ir a hacerse un café para por lo menos resistir lo ultimo y su salida en el autobús, literalmente era el ultimo en el lugar, por lo cual su preocupación por algo más era nula.
Preparaba su café hasta con flojera, soltó un bostezo ruidoso meneando la cuchara de su café, hasta que sintió a alguien detrás, iba a voltear pero se lo negaron completamente sosteniendo su rostro mirando hacia la pared de lugar, siendo inclinado sobre el mesón de la cocina el lugar.
—Quédate quieto y cállate—le susurra en el oído.
—¿Señor Kim? ¿Qué—se sorprendió al saber el hombre que hacía esto.
Más no pudo continuar pues una nalgada con bastante fuerza fue la que la interrumpió.
—¡Que te calles maldita sea!
Después de la nalgada proporcionada sobo el área para después bajar por la pierna y subir aquella falda que tanto le estorbaba.
SeokJin mordía su labio inferior para callarse.
—No sabes las malditas ganas que tengo ahora mismo de ti ¿Lo haces a propósito no? Contesta—otra nalgada.
—Yo... N-no sé de qué ha-habla
NamJoon solo soltó una risa.
—Claro que sabes, maldita zorra, meneando siempre tus caderas, dejando al descubierto tus pechos y hablar melosamente ¿Lo haces a propósito?
—No, no, para nada señor.
—Deja de mentir, ahora me atenderás cómo es debido.
Lo tomo por los cabellos y le obligó a que se hincara frente a él, mientras que con su otra mano desabrochaba su cinturón y pantalón, para liberar de su bóxer aquella gran erección.
SeokJin trago al ver el gran tamaño, NamJoon golpeo una de las mejillas con su polla, soltando una risa después.
—Vamos, complace a papi.
El pobre chico no hizo más que obedecer, sosteniendo así ese pedazo de carne el cual se sentía algo pesado y era grueso. Con su lengua empezo a delinear las venas que alcanzaban a remarcarse y después jugar con la cabeza del pene erecto.
NamJoon soltó un suspiro en señal de satisfacción.
Eso hizo sentir bien a SeokJin, sintiéndose capas de meter el miembro a su boca, pero desafortunadamente no todo cabía en él, así que con el vaivén de su cabeza, masturbaba con una lo que no alcanzaba y con la otra daba ligeros masajes en los testículos.
—Si, carajo sigue así—tomo los cabellos del chico. —Relájate, que te ayudare.
Y así NamJoon empezo con estocadas profundas, llegando casi que a la garganta, haciendo que SeokJin se sintiera ahogar, produciendo más saliva logrando que escurriera por los bordes. Su lengua por fuera sintiendo el venoso pene entrar, virando sus ojos por la sensación.
Termino por correrse en la boca del menor, sintiéndose satisfecho, bajo la mirada para poder ver el hermoso desastre que hizo con su secretario. Mierda, podía sentir como se volvía nuevamente duro. Así que salio de él, dejando que el menor trague completamente el semen, para así levantarlo y poder besarle de manera necesitada.
Choque de dientes, mordidas y bailes de lenguas había en ese beso, a la vez que NamJoon rompe la camisa de su secretario, volando así algunos botones por el lugar. El beso fue interrumpido, para que el jefe del menor pudiera ver ese lindo sostén blanco con encaje, no resistió más y hundió su cara entre esas dos bellezas, dándole besos y mordidas logrando sacar jadeos a SeokJin, pues siempre ha sido sensible de sus pechos.
NamJoon bajo aquel sostén y admirando aquellos pezones erectos y de tonalidades cafés los chupo y succiono tal niño amantando, mordió de ves en cuando mientras que con ayuda del secretario se quitaba el estorboso saco que portaba junto con el traje. Volvió a besarlo, pellizcando los pezones y levantándolo hacia la encimera del lugar, levantando aquella falda y colando sus manos entre aquel trasero que le volvía loco.
Aquellas bragas blancas volaron dejando expuesto el coño del menor, por inercia quiso cerrar las piernas, pero su jefe fue más rápido, abriéndolas hasta donde se le era permitido por la elasticidad del menor.
—Delicioso—fue lo único que pronuncio para después empezar a comer de ese coño chorreante.
—¡Ah Señor! —gemía ante la estimulación.
Dios, su jefe si que sabia como hacer esto, comía tan bien su coño que ha este punto su poca cordura se ha ido completamente por la borda. Mientras con una mano pellizcaba uno de sus pezones con la otra la llevo a la cabeza de su jefe, haciendo que se pegara más a él, moviendo sus caderas en busca de su liberación.
—Si, si, más ¡Ah! —gemía al sentir la intromisión no solo de la lengua, sino de los dos dígitos que el señor Kim introdujo.
La gloria, en eso podía resumir SeokJin los dedos de su jefe, los suyos dejaron de ser suficientes a partir del momento en que entraron los del mayor, pues tocaban su punto dulce. Sentía que podría orinarse en cualquier momento por tanto placer.
De repente esas ganas aumentaron por tan rápido que se volvió el movimiento de los dedos de su jefe en su vagina, teniendo así un gran squirt, salpicando en toda la cara de su jefe.
El mayor se levantó, tomando su duro pene para poder posicionarse entre las piernas de su bonito secretario.
—Espere tanto por esto…
Entro de una sola estocada, logrando que SeokJin ahogara un grito ante tal repentina intromisión. Podía sentir como se enterraban en sus hombros las uñas bien arregladas del menor, y es que sentía tan rico la sensación, le apretaba a la perfección. Ese coño eral el perfecto para su polla y no lo dejara ir.
Las estocadas empezaron siendo lentas, pero eran profundas, SeokJin sentía que podría explotar, sentía lleno su interior, sentía que se podría hacer adicto a esto.
—Ma-más…—se mostro tímido ante su petición.
—Pídemelo bien dulzura, pídele a papi lo que quieres—dio una estocada fuerte.
—Ah~ más papi, qui-quiero más.
Y eso fue más que suficiente para que NamJoon aumentara de manera gradual, complaciendo a ambos ante las sensaciones que les provocaba esta con el otro.
Las ropas de ambos empezaban a volar, no había lugar de la habitación donde estuvieran ya parados, sentados o incluso acostados.
No sabían ni que hora era, ni les importaba, bien sabían que ninguno se podría resistir al otro y el trabajo era lo de menos, SeokJin complacía a su jefe y a él mismo a su paso.
Se encontraban ya en el sofá de aquella habitación de descanso para los empleados de planta, SeokJin estimulaba su clítoris buscando nuevamente su orgasmo, NamJoon envestía con fervor para su liberación, la última de la noche.
—Papi, ya ya, ¡Ah!
—Vamos bebé, solo u-un poco m-más.
Las estocadas eran erráticas, aquel clítoris estaba demasiado estimulado, pero por fin llegaron a su clímax dejándose caer en el lugar, las respiraciones se encontraban rápidas, fue demasiado, pero realmente increíble.
SeokJin fue quien cayo rápidamente, NamJoon solo pudo sonreír y fue quien se encargo de limpiarlo y vestirlo.
—Por fin eres mío—dijo para besar la frente del cansado secretario.
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.
.
1 año después.
—Llegaras tarde a tu reunión con Jeon y no olvide que a las cuatro tiene una junta con los accionistas…—miraba la iPad para decir las actividades de su jefe.
Más este le miraba de mala manera.
—SeokJinnie, no es por interrumpirte pero, literalmente te estoy follando y tu solo te concentras en darme mi horario de hoy—dijo fastidiado.
Pues era verdad, al llegar NamJoon los besos no se hicieron esperar, y las segundas intenciones aparecieron de promedio. El jefe se encontraba en su silla sentado, mientras que SeokJin se encontraba a horcajadas encima de el con la polla de su jefe dentro mientras le dictaba todo lo que el iPad tenía.
SeokJin dejo el iPad y tomo la corbata de su jefe.
—El que me folles, no significa que te deslindes de tus responsabilidades, papi—le sonrió con falsa inocencia.
Haciendo que NamJoon le de una estocada y este ahogara un gemido.
—Pero bien que te gusta.
—Dormirás con Monie esta noche.
—Pero…
—Termina de follarme que tienes trabajo—dio un sentón provocando más al mayor.
Más la puerta fue abierta de golpe, dejando ver a un castaño apurado.
—Jefe Kim, Jeon lo bus…—no pudo seguir hablando a ver tal escena. —Dios, porno en vivo.
—¡Dios TaeHyung vete, vete! —SeokJin se bajó, empezando a lanzar cosas que se encontraban en el escritorio del mayor.
—¡Ay! ¡Pues pongas seguro a la próxima! —sugirió cubriéndose y saliendo de la oficina.
—¡Pues toca la maldita puerta!
SeokJin termino completamente rojo, TaeHyung probablemente traumado y NamJoon… Bueno, él solo se rio por el escándalo.
Fin.
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