black_neon_thunder Black Neon Thunder

Una pequeña historia que encogerá tu corazón. Durante unos minutos, vivirás la terrorífica historia de nuestra protagonista. Espero que duermas bien


Короткий рассказ Всех возростов.

#terror #misterio
Короткий рассказ
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MI TÍO JAKE

Era quizás la décima gota que caía en aquel cubo metálico que mis ojos no podían ver. La más intensa oscuridad me envolvía como un capullo de seda y se negaba a dejarme ir, acompañándome desde a saber cuánto tiempo.

No era flotar, más bien me encontraba acostada en un lugar que no podría considerarse como el más cálido, aunque, a mi parecer, era ciertamente conocido. El crujir de las ventanas me hacía evocar un día tempestuoso, más bien ventoso. Aullaba la naturaleza como si reclamara algo, quizás me reclamaba a mí.


Podría decir que, en aquel estado de eternidad perpetua, de oscuridad insólita e insondable, me hallaría temblando como una de esas hojas en el árbol que ahora golpeaba mi ventana, pero la gran realidad es que, sentía una extraña calma. Quizás un ligero hormigueo en mis manos además de un temblor extraño en el pecho, pero fuera de eso, era más bien, agradable.

Quizás había perdido el juicio, aunque si era justa, en la vida nunca fui una niña normal. Era inquieta y, si mencionaba a lo que se dedicaba mi tío, todos ponían la mano en su boca y huían despavoridos. Él era sepulturero y cuidaba de mí pues mis padres habían muerto varios años atrás cuando apenas podía mantenerme en pie. Por lo que pude saber, fue un fatal accidente de coche, pero tras investigar por mi cuenta a escondidas de mi tío, descubrí algo mucho más desagradable.


Mis padres se encontraban en un hotel celebrando su aniversario. Aquel restaurante era su preferido pues era el que fueron en su primera cita. Yo me quedé con mi tío Jake en su casa, completamente absorta en los dibujos animados que danzaban en la televisión desde que mis padres me dejaron sentada en aquel sofá de cuero. Aquella noche sería la última que los vería y, por desgracia, era tan pequeña que no podía recordar ni su rostro ni siquiera, su voz. Solo tenía lo que Jake guardaba de ellos, cuya información me la daba a cuentagotas para no abrumarme. Esa noche mis padres hallaron su final en la habitación donde se hospedaron, pues una mujer enajenada ya se encontraba dentro de la misma, esperando a que cerrasen la puerta. Arrebatándoles la llave de acceso, mis padres quedaron encerrados con esa mujer, la cual los asesinó brutalmente y luego, se desvaneció como si estuviera hecha de humo. Nadie supo las razones reales de aquel crimen, aunque siendo mis padres médicos, podía sospechar que algo salió mal y alguien quiso tomar la venganza por su mano. En cualquier caso, el mal ya estaba hecho y de nada servía llorar.


Moví la cabeza, pero mi cuello crujió, provocando que me quejara ante ese dolor punzante que se había instalado en uno de mis hombros. El viento parecía haberse calmado pero la oscuridad seguía ahí, silenciosa y magnífica. Quise moverme un poco más, pudiendo estirar mis piernas lo suficiente como para sentir deslizar la sábana por encima de mí. Aun a pesar del clima del exterior, la temperatura era tan cálida como un día de Julio, así que pensé que probablemente alguien había dejado una estufa encendida. Por la enorme penumbra que me envolvía, de seguro se había ido la luz de casa y mi tío había salido un momento a por algo que necesitara. De ahí el silencio y el calor de la estufa que él mismo se habría dejado encendida.


El siguiente paso era determinar si me encontraba en una cama. Si, era extraño, pero no tenía la sensación de encontrarme en una. No era tan cómoda y, para colmo, el olor a jabón, ese olor a jabón, me picaba en la nariz. Era limón con algo más, quizás un químico.

Estiré los brazos a ambos lados, haciendo crujir cada uno de los dedos de mis manos. Me puse a pensar, ¿Cuánto tiempo llevo dormida? Pero era imposible saberlo si no podía ver lo que tenía delante. No sabía si era de día o de noche o si realmente estaba en casa; era todo una incógnita.

No, no era mi casa. El suelo era frío como de piedra, mientras que, en mi casa, era de madera. Me puse a pensar, ¿Tenemos goteras? ¿Por qué oigo caer agua dentro de un cubo? ¿En casa tenemos uno? No podía hablar y las fuerzas se habían desvanecido de mi cuerpo. Me tambaleaba y tan sólo me mantenía en pie gracias al lugar donde me encontraba acostada. Ahora que tenía las manos sobre ello, pude reconocer un poco más dónde estaba. No era una cama sino una camilla de hospital. Ese aroma de limón se encontraba en mis recuerdos cuando escarbaba en las capas más profundas; cuando mis padres estaban conmigo.


Logré dar varios pasos, topándome con el umbral de lo que parecía ser un arco. No había puerta por lo que continué caminando siempre intentando tocar lo que tenía delante. Había veces que me sentaba en el suelo, pues el cansancio era tan abrumador que apenas podía andar sin fatigarme. El murmullo del viento había cesado, quizás porque me encontraba en un pasillo y la ventana quedaba lejos. En ese lugar, el frío era más evidente, lo que me hizo pensar que la calefacción se encontraba en un punto más lejano. Una gota cayó en mi cabeza, tan fría que me hizo tiritar. Pensé en el cubo; quizás había más de una gotera en casa y yo sin saberlo.

Estaba cada vez más segura de que no me encontraba en mi casa.

No es que hubiera llovido mucho en las últimas semanas, por lo que me parecía muy extraño todo aquello. Cuando di con un muro, tanteé en busca de la llave de una luz para así poder ver un poco más. Tuve suerte cuando encontré una, cantando una pequeña victoria cuando un poco más de luz apareció en mi camino. Desgraciadamente, una de las bombillas de la lámpara de techo, explotó debido a, seguramente, una subida de tensión. Por lo poco que podía ver a mi alrededor, me encontraba en una casa que no reconocía. Su estado no era precisamente bueno; el suelo tenía losas con ciertos agujeros y golpes producto del uso y el paso del tiempo. La pintura de las paredes se había tornado de un tono bastante envejecido, como de un verde apagado. En algunas esquinas podía ver acumulación de polvo y suciedad, al igual que la consola que se encontraba en aquel estrecho pasillo. Un contestador antiguo seguía allí puesto, además de varios libros cuya capa de polvo era tal que apenas podía verse su portada. Abrí uno por gusto, pero al sentir que la piel del lomo cedía, decidí dejarlo sobre la consola de nuevo.


Rebusqué en los cajones en busca de una fuente de luz mejor, dando con algunas velas y un encendedor. Con eso me bastaba para moverme con mayor seguridad por aquel lugar desconocido.

Arrastrándome como buenamente podía, llegué a un despacho cuya acumulación de envases para contener el agua de las goteras, era demasiado. Tenía que esquivarlos para llegar al escritorio de madera cuya humedad ya había hecho de las suyas. Mis pies se encontraban mojados pues se había inundado un poco la estancia. Muchos papeles se encontraban desperdigados sobre el escritorio, además de una pluma cuya tinta se escapaba de la misma. Uno de esos documentos era la cesión de bienes firmados por dos personas cuyo nombre y apellidos reconocí al instante: mis padres.

En él indicaba que yo era beneficiaria de todos sus bienes y que, si algo me sucedía antes de tener descendencia, todo iría a parar a una caja fuerte donde permanecería los siguientes años con la condición de ser usada tan solo en la construcción de un nuevo hospital bajo las órdenes de Jake, el hermano de mi padre. Pero un párrafo en letra pequeña, me hizo sorprenderme hasta tener que dar varios pasos atrás.


“Tan sólo si ha sido evaluado y sigue tomando su medicación”

Aquello me hizo pensar en las rarezas de tío Jake, ¿Y si no era exactamente alguien estrafalario?

Con el corazón en un puño, abrí los cajones del escritorio, topándome con varios cuadernos. Uno de ellos, era de mi madre.

“Hoy ha sido horrible, Jake ha intentado hacerme daño. Es la tercera vez que se cuela en mi dormitorio cuando mi esposo no está. Tengo miedo”

“Me duele el brazo y apenas puedo mantenerme en pie. He descubierto que tengo una perforación de aguja. Me estoy temiendo cosas horribles”

“Me quedé embarazada por sorpresa. No lo habíamos planeado pero mi esposo está muy feliz. Extrañamente, Jake ha querido celebrarlo con una fiesta. No sé si es buena idea.”

“Jake nos pidió vivir con nosotros para encargarse de nuestro hijo cuando naciera. Era cierto que, siendo médicos, sería complicada la crianza, pero, ¿Vivir con nosotros? Es una locura.”

“Nuestra pequeña crece sana y fuerte. Ya comenzó a dar sus primeros pasos y eso nos enorgullece. Dentro de unos días será mi aniversario, por lo que Jake se quedará con nuestra pequeña. Crucemos los dedos y que todo vaya bien. Mi esposo llevó a un colega de psiquiatría para evaluar que se encontrara en plenas facultades. Me marcho mucho más tranquila”


Las entradas del diario quedaron ahí. Por lo poco que sabía de la historia, fue justo cuando asesinaron a mis padres esa noche. Pero lo que menos me esperaba es que mi tío tuviera una condición mental. En casa nunca vi ni una sola pastilla más allá de las aspirinas o el paracetamol, ¿Acaso ya no tomaba su medicación?

Debajo del cuaderno de mi madre, se encontraba una carta pegada al mismo. Por la firma, adiviné que era de mi padre.

“Sé perfectamente que mi hermano no se encuentra en sus cabales, que nos ha mentido. Aunque la evaluación fue bien, tengo sospechas de que no todo pinta tan excelente como pretende hacerme ver. Mi mujer y yo hemos tomado la decisión de mudarnos lo más lejos que podamos y romper todo lazo con Jake. Temo que mi familia se encuentre en peligro. Esta noche, mi esposa tiene algo importante que decirme, según ella, es algo que ha descubierto hace poco. Tengo miedo y no hay día que no tenga esa sensación. No quiero esta vida para mi hija. La dejo como beneficiaria de todos nuestros bienes, pero no soy estúpido; sé que Jake podría hacer una tontería. Mi hija la criará otra persona, alguien capaz de brindarle una mejor vida. Y el testamento es claro; si algo le sucede a mi hija, el dinero irá a parar a la construcción de un hospital. Según los papeles, mi hermano constará como dueño, pero eso es tan solo una ilusión. El tutor de mi hija será el dueño del hospital. Que se apiaden de nosotros y que podamos ver a nuestra hija crecer”


Volví corriendo a la habitación donde me había despertado. En la misma vi lo que parecía ser una habitación de hospital, con goteros y muchas medicinas por encima de la mesilla. Me revisé el brazo, encontrándome todo tipo de punciones hasta el grado de tornarse violáceas; se habían infectado. Pero no era extraño pensar en aquello pues el grado de humedad y suciedad era espantoso. Debía salir de allí, ¿Y si mi tío volvía pronto? ¿Y si terminaba como mis padres? ¿Y si fue él?

¿Y si lo hizo?

El calendario seguía colgado. Jake era muy metódico y siempre marcaba todo en rojo, desde los eventos, hasta los trabajos. Con ayuda de la vela, pude leer que nos encontrábamos en un jueves y que le había surgido un funeral. Era mi momento de salir de allí y buscar las respuestas que tanto necesitaba. Pero las fuerzas, una vez más, me obligaron a pararme. La tenue luz de la casa amenazaba con extinguirse. De nuevo, otra explosión acompañada de un grado más de penumbra, me hizo adivinar que otra de las bombillas del pasillo había cumplido su ciclo de vida. Para añadir más leña al fuego, no tenía idea de la hora. Cada una de las ventanas estaban cerradas y cubiertas con largas cortinas de un material tan espeso que no dejaba adivinar absolutamente nada del exterior, por lo que no tenía idea de cuánto tardaría mi tío en volver a casa.


Me arrastré como pude hacia una de las cortinas para intentar echar un vistazo fuera. Tras descorrerla, me percaté que varios tablones habían sido colocados en el marco de la ventana, como si hubieran pretendido cerrarla a cal y canto. Conforme más tiempo pasaba allí, menos posibilidades tenía de paladear la libertad. Sin ir más lejos; si mi tío tenía que ver con mi estado, ¿Qué deseaba realmente hacer conmigo?

Fue en vano probar la puerta de entrada; completamente cerrada y sin ninguna llave a la vista. Lo que llevaba en mi torrente sanguíneo parecía que se comenzaba a manifestar con más fuerza, intentando tumbarme de nuevo. En una de esas ocasiones en la que me tastabillé y caí al suelo, hice caer conmigo una mesita junto con todo su contenido. Además de jeringas, muchos medicamentos tanto inyectables como en pastilla, se esparcieron como un manto de muerte.


Diazepam, zaleplon y orfidal, entre otros muchos nombres igualmente técnicos. Tras ellos, rodaron varias botellas de alcohol, algo completamente impensable en pacientes que toman medicamentos de ese tipo. Comenzaba a comprender los efectos que había en mí además de las marcas de agujas en uno de mis brazos; mi tío me tenía en ese estado por algo y el tiempo que llevaba así no podía recordarlo. La vista se nublaba por momentos y me dificultaba aún más la huida. Para mayor de los horrores, un ruido en el exterior me hizo palidecer de pies a cabeza: el sonido del motor de un coche.

Sabía que disponía de poco tiempo hasta que él accediera al interior de la casa y, sobretodo, al dormitorio dónde me encontraba acostada. Antes de deslizarme escaleras arriba, coloqué varias almohadas de forma que pareciera más un cuerpo que un simple bulto. Revisé rápidamente la estancia antes de correr con todas las fuerzas que me quedaban en el cuerpo, pero desgraciadamente, la mesilla aún estaba en el suelo.

No lo pensé dos veces y subí los peldaños intentando hacer el menor ruido posible. Nada más girar la primera esquina, la puerta principal se abrió y el sonido de unas botas llenaron el ambiente. La humedad era casi eléctrica; podía sentirla mezclarse con el sudor de la carrera, por lo que o la noche era húmeda o bien, estaba lloviendo. Me metí en la primera habitación que encontré sin pensar en nada más que en alejarme de él, entrando en lo que sería un dormitorio un tanto destartalado. La ropa abundaba por cualquier parcela de suelo que mis ojos escaneaban y por lo poco que podía ver, no se encontraba precisamente limpia.


Intenté recomponerme, dejando la puerta entreabierta, justo como se encontraba al inicio. Si todo iba bien, podría salir por la ventana sin problemas antes de que él llegara. Encima de un escritorio, yacía un teléfono de esos de ruleta, como los que solían usar las personas más mayores en épocas pasadas, pero desgraciadamente no podía usarlo ahora que mi tío se encontraba en la casa. Puse la mano en el mismo y pensé en mis padres, en cómo se debieron sentir cuando llegó ese terrible momento. Por fortuna, no había tablones y la ventana no estaba atrancada, por lo que me apresuré a salir de allí.

Nada más poner un pie fuera, sentí algo cortante, que me hacía recordar a una caja de herramientas. Justo encima del canalón, insertada en un hueco de piedra que había sido deliberadamente hecho, una caja metálica crujió ante mi patada, haciendo que ésta se abollara y lograra acceder a su interior.


En cuanto saqué un arma, todas las alarmas sonaron en mi cabeza, ¿Qué demonios hacía eso allí? ¿Cómo era posible? Pero mi vista se perdió en la casa que no quedaba lejos de dónde yo me encontraba. La puerta principal podía verse si me asomaba desde donde yo estaba agazapada, justo debajo de mí. Aunque me costara romperme cada hueso, debía de saltar al árbol más cercano; sí, ese que golpeaba incesantemente la ventana. En uno de esos vaivenes, dejé todo miedo atrás, sumergiéndome en la más terrorífica de las experiencias.


Nunca olvidaré el rostro de aquel policía. Si te soy sincera, que una preadolescente pisara por aquellos lares con el brazo morado y un arma en sus manos, no era algo que formara parte de una noche normal en la estación de aquel pueblo donde, cito palabras textuales, “nunca pasaba nada”.

Pero pasó, sucedió y el crimen quedó indemne. El arma tenía las huellas de mi tío y el análisis de balas coincidió con las encontradas en el cuerpo de mis padres. Incluso había sangre de ellos que había salpicado sobre la misma. Pero si por algo me quedé helada, fue el saber que todo lo que creí haber vivido, era mentira. Desde el fallecimiento de mis padres, me declararon legalmente como desaparecida y, posteriormente, como fallecida. Mi tío lo vendió como que la persona que me había adoptado, quizás me había hecho algo y que había huido para no ser pillado por la policía. Extrañamente, nunca supieron que yo era una rehén, que lo fui por más de diez años y que aquellas cosas que pensaba haber vivido, era fruto de los medicamentos y las historias que Jake me contaba. Mi imaginación había construido los cimientos de una mentira que me había creído de cabo a rabo, pero todo había acabado. O al menos, lo haría cuando dieran con tío Jake, pues por mucho que buscaron por toda la casa, no dieron ni siquiera con ninguna de las huellas de sus zapatos.


Aquello me dejó aún más petrificada; yo misma escuché el motor del coche y el abrir y cerrar de la puerta principal, pero los agentes me especificaron, que allí no había habido nadie a parte de mí. Que la capa de polvo de la casa tan sólo tenía impresas las huellas de mis pies descalzos, que el coche de mi tío había sido desguazado hace años. Que había dejado su trabajo desde hace ya mucho tiempo.

Entonces la eterna pregunta que siempre me quedó, ¿Quién demonios estuvo en esa casa? ¿Dónde está tío Jake?

9 марта 2022 г. 19:34 3 Отчет Добавить Подписаться
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Об авторе

Black Neon Thunder Brujita escritora desde siempre. Artista de corazón, ingeniera por vocación. Si eres de las que sueña despierta, eres de las mías. Siéntete bienvenida a leer y dejarte embaucar por mis letras, alimenta a tus duendes de la imaginación.

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Gonzalo Celayes Caballero Gonzalo Celayes Caballero
Bueno, ya pude terminar de leer la historia y la verdad que esta genial! Te quedo muy bueno este cuento, es muy original, real y hace que te preocupes por el personaje principal. Desde el principio hasta el final, fue muy interesante la lectura, la trama esta bien hecha, asi como las frases cortas y largas. No me esperaba que el tio fuera matar a sus padres, es decir, a su propio hermano y a su cuñada. Tuve algunos presentimientos, pero no pensé que los fuera a matar. Y aparte, si tio Jake pasó diez años con esa joven, me pregunto que tipo de cosas le habra hecho, si la torturaba, le pegaba mientras dormia o si abusaba de ella. Me encantan estas historias que te mantienen intrigado hasta el final, donde te quedas con la pregunta de que va a pasar después. Me gusto mucho como termino, ya que te deja con el misterio de que fue lo que pasó después, que tu imagines tu propia conclusion de como acabo todo con tio Jake y esta joven. Vi que subiste una nueva historia, después la leere, vas muy bien con estos cuentos, sigue asi.

  • Black Neon Thunder Black Neon Thunder
    Ay millones de gracias por leer y comentar! Por supuesto que sí, tengo un montón de relatos para subir pues estoy haciendo un compendio de relatos de terror y misterio para publicarlo en físico, así que por aquí tendrás entretenimiento para rato jaja. Muchas gracias, me hiciste el día! March 16, 2022, 12:40
Gonzalo Celayes Caballero Gonzalo Celayes Caballero
Por ahora no he podido terminar de leer la historia, voy por el %45, pero me esta gustando mucho, es interesante la historia de esta chica, el misterio de porque murieron sus padres y que oculta su tio. Me encanta como narras la historia, esta bien redactada y las palabras estan bien escritas. Cuando la termine de leer daré mi opinión sobre la historia, espero que sigas escribiendo cuentos asi de interesantes, gracias por publicar este cuento.
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