My Cutie Dongsaeng Подписаться

Personajes._

JungKook, un castaño universitario de 22 años, popular, ama jugar soccer, siendo uno de los mejores en su equipo; tiene una novia muy linda a su lado. Pero es consciente que gusta de precioso hermano menor.

TaeHyung, un chico de 16 años, el menor de los Jeon, estudiante de preparatoria, gusta de usar ropa considerada femenina, amante del baile, con un cuerpo envidiado por muchos y un rompecorazones, el muchacho tenía una larga lista de pretendientes, a quienes nunca les daba ni la hora; ¿por qué?, él tenía un amor secreto, y es que gustaba de JungKook, pero era su hermano.

Eres Sólo Mío

Aquel día el pobre TaeHyung debería irse caminando hacia su casa, pues su madre no podría pasar por él al tener una junta demasiado importante con su jefe.

Él no quería caminar con tremendo calor en la atmósfera. Así que, decidió mandarle un mensaje a su hermano mayor.

Falditas 🔥

Kookie hyung!, puede venir

a traerme a mi instituto?

Por favor

Sexy hyung 😽

Y mamá? 🤨 Ella es la que

siempre pasa por ti

Falditas 🔥

Mamá tiene una reunión

muy importante, tonto

Por eso te escribo a ti 🙄

Sexy hyung 😽

Bien, espérame unos 20

minutos, tengo que dejar

a HyunA en su casa.

—Maldita bruja—. Dice TaeHyung en un murmullo.

Falditas 🔥

Bien, lo espero, hyung

Sólo dese prisa

✓✓

El menor guardó su teléfono al ver que su hermano había leído su mensaje, se dispuso a caminar hacía una banca en la sombra a esperar.

Cómo envidiaba a aquella chica, él quería ser el único a quien amara JungKook. Sin embargo, y para su desgracia, eran hermanos, y JungKook jamás lo vería como algo más.

Sin importar cuán bonito se vistiera o el sutil maquillaje que se pusiera, su cuidado de piel. O también, las pequeñas provocaciones que le daba al mayor, nada parecía llamar su atención.

Una voz lo sacó de sus reproches internos con la vida.

—Hola, Hyungie— saludó un bello chico de cabello platinado y sonrisa hermosa.

—Oh, hola, Hobi. ¿Aún no te vas?

—No, estaba buscándote...

—Aquí estoy. ¿Para qué soy bueno?

—Verás, me gustas, Tae... Quería saber ¿si podemos salir?, a algún lugar que te guste...— aquel chico sonrojado se le hacía tan tierno a TaeHyung.

Darse una oportunidad con alguien más tal vez sería bueno para olvidar esperanzas de un amor imposible, ¿o no?

TaeHyung sonríe y se acerca para besar al contrario, un beso cálido y lento.

Sus labios se movían tímidamente; mas, de un momento a otro, la presencia en frente suyo se desvanece.

Sus ojos se abren y observa al chico que se le declaró, mirando asustado a un costado suyo, y dirige su mirada hacia ahí.

Su hermano se encontraba con el ceño fruncido, mirando a su compañero.

—Aléjate de él—. Pronunció muy serio y rígido.

Hoseok no se hizo esperar y salió como rayo de la vista del universitario.

TaeHyung se enfadó por su actuar, y antes de reclamar algo su hermano tomó su muñeca y lo lleva hacia el auto.

—No quiero que estén juntos—. Dice una vez que el transporte está en marcha. El menor ríe irónico.

—¿Por qué? ¿Tú sí puedes tener a una tarada de novia y yo no puedo siquiera besar a alguien?

Contraataca frustrado, ¿JungKook si podía cogerse a la peliteñida sin neuronas, y él sólo podía ver?

—Sí—, responde sin más

—Fantástico. ¿Sólo tú quieres disfrutar la vida? Déjame decirte que no eres nadie para controlar todo lo que hago, digo o pienso—. El contrario se queda callado, eso sólo enoja más al moreno —¿Sabes? A mí se me hace que estás celoso de que otro me bese y toque—, murmura casi para sí, y luego se coloca sus audífonos mirando el recorrido.

JungKook vuelve a verlo con su ceño más relajado, no dice nada y sigue conduciendo.

El auto para en la entrada y el primero en bajarse en TaeHyung, quién corre hasta su habitación y tirarse de panza en su cama. No estaba de ánimos, JungKook siempre trata de alejarlo de cualquiera mientras él es feliz, no era justo. Algo que odiaba de su hermano.

[•••]

La tarde pasa, y su madre nota el renuente comportamiento de ambos, concluye que están peleados, por ello durante la tarde-noche decide dejarlos solos para que arreglen sus diferencias.

Habla con su primogénito, tratando de convencerlo de arreglar las cosas con su hermano. Pues este es la única persona en el mundo con quién siempre podía contar a pesar de todo. Y eso JungKook lo sabía. TaeHyung siempre fue incondicional con él, y reconoce que no le ha pagado muy bien a su dongsaeng.

Ella se va de casa diciendo que para la mañana siguiente ya estaría de nuevo con ellos.

JungKook sube a su habitación, pensando en cómo pedir una disculpa adecuada.

Otro tramo de tiempo pasa; y hasta luego de una ducha relajante es que decide salir en busca del menor.

Con sigilo se acerca a su puerta, toca, pero no obtiene respuesta. Del otro lado de la madera se escucha música.

—A lo mejor está practicando^— piensa el azabache, pero no sé abstiene de abrir la cerradura y verle.

Mal plan.

Su hermano gusta de bailar ritmos extranjeros, por lo que escuchar electrónica, bachata, salsa, incluso reggaeton, dentro de aquella habitación no era nuevo.

Su ágil cuerpo se movía al ritmo de la música, contoneando sus caderas, elevando sus brazos, y moviendo sus pies con parsimonia.

Sí, quedó embobado viéndole.

En algún punto, TaeHyung notó su presencia a través de los grandes espejos que cubrían casi toda una pared de su habitación. No le formuló palabra, dejó que la música y sus movimientos siguieran fluyendo, moviéndose exquisitamente a la vista contraria.

La música parecía aleatoria, no un género en específico.

Pero la canción actual, en esta ocasión, era un tanto singular. No supo identificar su género, pero sí se dio cuenta de que llevaba un ritmo bastante fluido. Y... wow, no sabía que su hermanito tenía tales gustos.

¿Su tierno niño practicaba bailes eróticos? ¿O ya estaba delirando?

Sus pensamientos se dispersaron cuando vio a TaeHyung mover sensualmente sus caderas y elevar sus brazos juntos por encima de su cabeza, deslizando los dedos zurdos por su brazo derecho.

Sus ojitos cerrados, sus labios entreabiertos, su bellos cabellos rubios un poco rizados, y esa piel canelita, es lo que podía percibir JungKook a través del espejo.

Los movimientos del menor comenzaron a ganar fuerza, ahora su cuerpo se mecía al compás de las notas del aire.

No sabe en qué momento, optó por entrar más a la habitación; sentándose en el suelo, justamente apoyado en la puerta que ahora se encontraba con seguro. Su mano se paseaba de arriba abajo por su entrepierna ya despierta, mientras veía el espectáculo del menor. Entremedio de sus largas pestañas divisó el cuerpo que yacía en el suelo, cuidadosa y sigilosamente fue acercándose.

Sus manos pasaban por su esbelto cuerpo, y ya al estar un poco cerca del castaño, sus párpados se separaron con parsimonia, batiendo esas hermosas y largas cortinas negras embelleciendo sus iris mieles.

Le tiró un beso y al ritmo de la canción volvió a darle la espalda. JungKook estaba demasiado ido en su movimientos que no se abstuvo de dejar salir un jadeo muy audible cuando su hermanito flexionó sus piernas hasta hacer un split en el suelo justo frente a él, su trasero resaltaba en aquellos hermosos booty shorts y su cintura se acentuaba aún más. Y, definitivamente, decidió detenerlo cuando vio como el menor comenzaba a elevar sus pompas y dejarlas caer en el suelo haciendo un sordo sonido excitante para el castaño.

Se posó detrás de su cuerpo, Tae pegó su espalda al pecho contrario, —deslizaba sus palmas por los hombros y cuello del mayor mientras este apretaba su cintura. Sus caderas volvieron a menearse contra la evidente erección de JungKook, este le gruñó al oído antes de besar su cuello.

Lo siguiente fue TaeHyung bajando su torax hasta el piso, donde colocó sus manos flexionadas a sus costados, al igual que buscó los ojos negros de su hermano desde abajo. Sus redondos globos de carne creaban fricción con el vientre contrario, y JungKook sentía que llegaría al orgasmo solamente con aquello.

Abruptamente se separó y cargó a Tae hasta sentarlo en la cama y desnudarlo al mismo tiempo que él lo hacía consigo, besando cada porción de piel que se le aparecía.

Cuando la ropa ya no hacía presencia en sus cuerpos, TaeHyung se dejó caer de espaldas con su hyung encima suyo.

No hacía falta mediar palabra, ambos eran conscientes de lo que pasaría. Ambos lo querían.

JungKook dejaba danzar sin reparo sus manos por el acaramelado cuerpecito bajo suyo.

Sus besos comenzaron a descender; pasando el cuello, clavículas, hombros y abdomen contrario, hasta llegar a su pene muy erecto y goteante. Como si fuera cosa de todos los días, JungKook embistió su propia boca con el pedazo de carne que TaeHyung poseía entre sus piernas. Este mencionado gimió alto ante la repentina acción, separando sus piernas y tomando las hebras cafés de su hermano. JungKook llevaba prisa, se separó un momento de su miembro, para bajar y escupir en la fruncidita entrada anal.

Volvió a envolver el falo con su boca, mientras iniciaba con preparar al rubio.

TaeHyung se deshacía sobre su cama, llamó al mayor y este corriendo llegó a sus labios.

Cuando creyó que era suficiente previa, sacó sus dedos, dejó un último pico y le pidió a Tae que escupiera en su palma para lubricarse él mismo.

Rozaba la punta de su longitud con el perineo del hermano menor, dispuesto a iniciar la introducción, mas este lo detuvo.

—Kook, no. Fre-Frente al espejo— pidió sonrojado apartando la mirada. JungKook paró sus movimientos.

—¿Quieres que te folle frente al espejo?

TaeHyung asintió — E-Es un feti-che mío, más bien una filia...— no pidió mayor explicación, su pene le rogaba entrar en su hermano, así que, hizo caso a la petición y se dispuso a acomodarlo en la cama sentado en su culo y de piernas verdaderamente abiertas.

Le dedicó una sonrisa ladina mostrando un poco de su dentadura al menor a través del espejo. Este volvió a sonrojarse.

Sintió como Jeom mayor lo tomaba de la parte trasera de sus elevadas rodillas y lo levantaba para posicionarlo sobre la punta de su polla.

—Iré lento. Si duele demasiado, avísame—. No esperó respuesta, y TaeHyung vió como el glande carmín se perdía en su interior.

Los deditos de sus pies se enroscaron al igual que sus manitas. Mordió sus labios, pero no dejaba de verse por el espejo. Le excitaba de sobremanera poner ver como JungKook se perdía dentro suyo, así como desviar su mirada, a los labios apretados y ojos cerrados del mayor.

Arte.

Tae sintió su pene palpitar cuando las bolas de JungKook hicieron contacto con su piel. Un poco incómodo desde su posición, comenzó a rotar sus caderas, Dios... eso era el paraíso. Ambos gimieron, uno más ronco que el otro.

—Ya, Koo... Vamos, dale, dale...

Su voz necesitada fue todo el impulso que el pálido obtuvo. Con sus piernas y rodillas inició a elevar sus caderas para iniciar una penetración un poco rápida pero profunda.

—Que apretada estás, putita... Ahg, apuesto que mi gran polla te abre muy bien—. En respuesta recibió un estruendoso gemido.

TaeHyung se sentía increíblemente bien, muy, muy lleno. Tal como siempre quiso sentirse con su hermano. Sus ojos clavados en el espejo.

Él mismo llevó saliva con sus dedos hasta sus pezones algo olvidados. JungKook se levantó de la cama, caminó un poco y se sentó a la orilla de la misma. Bajó los pies de Tae y este se apoyó en sus rodillas. Se acercó a su oído, y con ese acento tan divino que se cargaba el castaño mientras hacía contacto visual mediante el espejo, ordenó:

—Montame, perrita

TaeHyung no esperó a que se lo repitieran. Sus piernas estaban muy cansadas por la elevación anterior. Por lo que, las dejó colgando sobre los gruesos muslos de su hermano, y forzó el agarre en las rodillas contrarias. Gimió con la primera estocada.

Sus brazos cargaban su peso, pero todo valía el maldito esfuerzo. El dolor que sentiría al día siguiente en su cuerpo lo valía todo, maldita mierda.

—Oh~ Koo, uhmg~~..., tan largo, tan bueno~

Sus ojos se veían en el reflejo.

TaeHyung dejando un buen rastro de presemen en su longitud, mientras JungKook palpitaba dentro del menor. JungKook pasaba la yema de sus dedos por los blandos muslos acanelados, propinando alguna que otra nalgada de vez en cuando, mientras le susurraba cosas muy elevadas de tono.

TaeHyung se cansaba, y aunque estuvieran cerca de su límite sus brazos ya casi no tenían fuerza, y una vez más el mayor se detuvo. Tomando a su hermanito por el tórax lo dejó en cuatro frente al gran espejo.

Sus miradas no se despegaban ni un segundo.

Pero le fue imposible al menor no cerrar sus ojitos cuando JungKook comenzó a arremeter contra él.

Lo abría tan bien. Su interior se acoplaba perfectamente a su moldura.

—Ahg, estoy cerca Tae. Mueve tu culo de puta; haz algo, perra

TaeHyung gimió gustoso y acompañando a los movimientos de cadera del mayor, su culo rebotaba en su contra. El sonido no hacía más que excitarlos. Llevó su manita hasta su propio miembro, estaba a nada de correrse.

JungKook unió sus bocas en un beso francés, y ambos llegaron a la cúspide al mismo tiempo.

—Ah, ah... Ha sido increíble, Kookie

Ronronea TaeHyung, encantado por ser tomado por su hermano como siempre lo había querido.

JungKook ríe egocéntrico —te gustó mucho tener mi polla en este guarro agujerito, ¿no?— se separó y sacó su pene de TaeHyung, viendo como los hilos de semen escurrían, llevó uno de sus dedos para iniciar un entra y sale —este agujerito tuyo de puta; sólo será reservado para mí, ¿entendiste, preciosa zorrita?

TaeHyung asintió, él quería ser el agujero con el que JungKook se saciara cada vez que estaba caliente. Amaba la idea.

—Limpia el espejo, sucia. Tu asquerosa corrida llegó hasta ahí, limpialo—. Dio una ruidosa nalgada viendo como su lengüita el menor se encargaba de desaparecer todo rastro de su semilla.

Se inclina un poco para alcanzar más, dejando su brillante anillo de musculos frente a JungKook, quien le da una lamida hasta el perineo y luego besa ambas mejillas.

Toma a TaeHyung entre sus brazos y lo lleva hasta la ducha, lo limpia con delicadeza. Luego le pone una pijama, apaga la música que aún resonaba y arregla la cama en lo que el menor se cepillaba sus dientes; peina un poco sus cabellos y lo lleva a la cama, acostándose ambos en cucharita, siendo TaeHyung la pequeña.

Luego deberían aclarar algunas cuestiones, pero por el momento disfrutarían de la paz que reinaba en la habitación, y se dejaron ir con Morfeo.