axel-melgarejo1625109491 Axel Melgarejo

La ciudad de Nueva York se encuentra al borde de una guerra tras los asesinatos e intentos de asesinatos de los jefes de las siete grandes familias mafiosas, un misterioso asesino se cierne sobre la ciudad y la ley nada puede hacer para detenerlo, sin embargo hay una posibilidad debido a que una ex detective de homicidios ha decidido tomar el caso. Hija de un miembro de las fuerzas especiales conocidas como los S.K.U.L.L, Diana Disallvo, o Didi para sus amigos, decide dejar la fuerza policial debido a su ineficiencia y convertirse en una detective privada que ayudará a todos los necesitados sin importar las consecuencias y sin seguir las reglas. ¿Podrá Didi detener al asesino antes de que una guerra entre mafias estalle? Y lo más importante ¿Podrá Didi demostrar su punto respecto a la degradación de las leyes mientras imparte justicia?


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#nueva-york #mafias #Detectives-privados
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CAPITULO 1: LA ÚLTIMA MISIÓN

EL CAIRO, 1975

La noche se veía tranquila en ese desierto, como si no hubiese ni un alma en dicho lugar, pero las apariencias siempre engañaban y ella lo sabía. Sus cabellos castaños se movían con el viento mientras sus ojos verdes miraban tranquilamente su entorno. Manteniéndose en silencio agudizó su oído e intentó olfatear las cercanías como si fuese un perro. No había nada ni nadie cerca.

Sonriendo, se movió con una gran diligencia hacia su destino: Una pequeña aldea abandonada desde haría mucho tiempo, las casas estaban en ruinas, pero todavía se mantenían en pie. Los rebeldes se encontraban allí, golpeando a los rehenes junto a las tropas de rescate norteamericanas. Vestían uniformes color caqui para fundirse con el ambiente, también se encontraban con sus rostros tapados. Aquellos rebeldes debían de ser veinte o treinta. Sonriendo, se colocó en el punto justo y apuntó con su rifle a los cuatro hombres que custodiaban a las tropas norteamericanas. Midió el viento que corría, era favorable, sin dudar ni esperar un solo minuto, disparó a los dos hombres que se encontraban en la azotea. El silenciador era una mierda, igual oirían los disparos, sin embargo su habilidad con el gatillo era buena. Antes de que los dos hombres cayeran al suelo, ella había vaciado el cargador con los otros cuatro hombres que estaban en la casa donde tenían a los soldados Norteamericanos. Los demás Rebeldes se sorprendieron al ver que sus camaradas estaban muertos. Soltando el rifle y sacando su pistola de dieciséis tiros, hizo todo el esfuerzo posible para llamar la atención. Algo que logró cuando aquellos hombres vieron que una silueta vestida de negro con un cinturón marrón que tenía cartucheras y cuyo rostro era blanco, de cabellos castaños claros y ojos verdes, les estaba atacando. Sonrió pensando que incluso les cabrearía que fuese una mujer quien lo hacía.

Sin embargo sus ataques rindieron fruto porque lograron llamar la atención de los Rebeldes quienes estaban preocupados por aquella mujer que les disparaba sin contemplaciones olvidando a los soldados Norteamericanos quienes se armaron inmediatamente iniciando el contraataque. Aquello fue un infierno, varios rebeldes murieron por los disparos de aquella mujer mientras que los demás caían víctimas de los soldados.

La mujer se detuvo cerca de donde estaban las edificaciones y vio a las tropas sacar a los Rehenes pero no veía a quien había ido a buscar. Observando con detenimiento su entorno, notó una casa solitaria en la lejanía y se dirigió allí cuanto antes.

Adentro se podía oír forcejeos y golpes. Caminado, de forma sigilosa, se acercó a la ventana para ver que su objetivo estaba allí dentro siendo golpeado por el líder de los rebeldes: un hombre de piel morena con una barba larga color negro y que vestía de blanco. Sacando de inmediato una granada de humo de su cartuchera. Aquella misteriosa mujer de negro, tiró dicha granada al suelo. Aquella arma explotó tirando una gran cortina de humo que ella aprovecho para poder entrar por la puerta apuntando a su presa quien tenía al soldado como escudo humano.

- Suéltalo- le ordenó aquella mujer, el soldado le miraba sorprendido y el líder le contestó

- ¡No! ¡Es mi rehén, tira el arma y llama un helicóptero! ¡Exijo un helicóptero!

- De acuerdo, tirare el arma, es muy peligroso el apuntarte con ella- le respondió la mujer tirando el arma y sacándose el cinturón mostrándoselo al líder de los rebeldes- mira sin munición tampoco

- B…- intentó hablar aquel soldado norteamericano que tenían de rehén pero el líder de los rebeldes lo golpeó con la culata de su arma exclamando

- ¡Saca la radio y pide el puto helicóptero de escape, mujer tonta e inferior!

- Si insistes- le dijo aquella mujer sacando la radio del bolsillo de su pantalón, acercó aquel instrumento de comunicación diciendo- aquí Alfa uno, necesito un helicóptero de transporte, ubicación quince a veinte kilómetros de la capital, cambio

De forma lenta y cuidadosa hizo un leve movimiento con la antena mientras añadía:

- Que sea para dos- con un rápido movimiento, sacó la antena de la radio mostrando una cuchilla en su parte inferior que se la lanzó al ojo derecho del líder, aquel rebelde gritó al recibir el impacto y el soldado que tenia de rehén lo empujó para atrás logrando hacer que aquel sujeto errase su disparo. La mujer se tiró, de un salto, al suelo tomando de nuevo su revólver y vaciando el cargador en el cuerpo del líder quien murió al recibir los impactos de bala sobre su pecho y estomago.

Todo había terminado.

Aquel soldado, de cabellos castaños cortos y ojos del mismo color, vio a la mujer y le dijo:

- ¿Qué haces aquí a esta hora pequeñita? Es la hora de dormir ¿Sabías?

- Lo siento papá- le respondió aquella mujer sintiéndose aliviada y viéndolo con una gran sonrisa- pero cuando dijiste que esta era tu última misión supuse que querrías ayuda. Ya sabes que en las películas, cuando el protagonista se retira o se está por retirar, no suele acabar bien para él

- Cierto- rió aquel hombre acercándose a su hija, dándole un fuerte abrazó- buen trabajo hija

- Tuve un poco de miedo papi- le confesó aquella mujer emitiendo risas combinadas con sollozos- pero creo que hice una buena primer y última misión de rescate

- Tú lo has dicho- asintió su padre con un gran orgullo besando su frente- tú lo has dicho pequeñita

Al poco tiempo un helicóptero apareció para escoltar a los rehenes junto con las tropas, todos alababan a su heroína

- ¿Cuál es el nombre de tu pequeña?- le preguntó el sargento de la unidad a aquel padre orgulloso

- Se llama Diana Disallvo- le respondió el teniente Disallvo- y es mi hija

- Pero me gusta que me llamen Didi- le respondió ella subiendo con su padre al helicóptero

El helicóptero emprendió vuelo y se retiró a donde el sol comenzaba a nacer siendo esa la última misión del Teniente Disallvo y la primera de su hija Diana Dissalvo, mejor conocida por todos como: Didi.

21 января 2022 г. 3:22 0 Отчет Добавить Подписаться
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