hector-saavedra Hector Saavedra

Soy un ciudadano de a pié, que vive el martirio que vivimos hoy todos en Venezuela, y con tanto dolor y, como decimos aquí, arrechera, me propuse a escribir no como informador, sino los motivos por los cuales seguimos marchando y luchando, en forma de pequeñas historias. Espero sea de su agrado.


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Hijo, no hay desayuno.

 —Mamá, ¿qué vamos a desayunar hoy? —grité desde mi cuarto, eran las 8:00am y ya tenía hambre. Era la tercera vez que había gritado lo mismo, sin obtener respuesta alguna. Estaba escribiendo algo aquí en Wattpad, no recuerdo que era, pero sé que dejé el celular a un lado y me levanté de la cama preocupado. Al salir del cuarto noté a mi mamá sentada en una de las sillas de la sala-comedor, seria, mirándome, ¿ahora por qué estará molesta?, —¿qué tienes?.

—No tengo que darte de desayuno... solo queda un poco de harina pan, y es para tu hermanito, y se la comerá solo con un poco de queso, que es lo último que queda, porque tampoco hay mantequilla, ni salsas, ni huevo, nada —respondió con voz muy suave y temblorosa, inmediatamente sentí un vacío dentro de mi —Tú papá no ha tenido trabajo, no tenemos dinero, y la bolsa de Clap no nos llega hasta dentro de una semana, sabes como son de mentirosos con eso, no sé que vamos a hacer... —finalizó mientras se levantaba de la silla y se dirigía hacia la cocina. El vacío que sentí hace unos segundos empezó a llenarse, claro que no de comida, sino de odio, de tristeza, dolor... si mis padres no pueden hacer nada, yo tampoco.

El día lo pasé muy callado, a comparación de siempre, que suelo hablar mucho, y solo me fijé en las cosas menores que cambiaron en mi vida, en la vida de los que conviven a mi alrededor. Como por ejemplo la inocencia de mi hermano menor, que se comía su arepa con poco queso feliz mientras veía caricaturas, alejado de poder entender que es lo que está pasando en la casa, sabe que hay algo mal porque husmea el celular de mi mamá escondido y allí ve los vídeos de las protestas, y porque una noche tuvimos que pasar casi 3 horas encerrados en el cuarto de mis padres porque el gas lacrimógeno de la calle alcanzaba el resto de la casa, además, el sonido de los perdigones hacía que mi hermano menor entrara en pánico.

Llegué al colegio a las 8:30am, porque ese día entraba tarde, por fortuna estudio a unos 15 minutos caminando, y mientras iba con un paso apresurado noté los sucias que están las calles donde crecí, y no solo de basura, sino de valores, educación, como están sumergidas en un lago de miedo, y aunque es transparente igual nos ahoga, y tenemos que nadar en el día a día, las personas con miradas llenas de angustias, volteando a todos lados pendientes de que no los vayan a robar, haciendo colas larguísimas para comprar harina, aceite, pasta, arroz, papel toalet, dos productos por persona, y ojo, siempre hay es uno de esos productos, nunca pasa de ahí.

Ya dentro del colegio, siendo hora de descanso, vi como del 100% de los estudiantes que compraban como mínimo dos empanadas, incluyéndome, solo quedaba menos del 8%, de los cuales el 2% compraba dos o más, el resto, llevaba su desayuno, una arepa de mediana a pequeña, donde en muchos se apreciaba que era de maíz pilado, y otros muchos estaban en las mismas circunstancias que yo.

Casi finalizando el día de clases, escuché por casualidad una conversación, donde un chico le contaba a su amigo que fue a la casa de un tío, y comió arepa con mantequilla, mayonesa, queso paisa y jamón, y no solo una, sino dos arepas, el amigo abrió la boca mientras, y le preguntó si ese tío tenía mucho dinero, para tener todas esas cosas, no quise escuchar más de ahí.

Eso me terminó de indignar el día, porque la cara y las expresiones de su compañero eran como si le estuviese contando que conoció la Torre Eiffel, o acababa de perder la virgnidad, era como algo apoteósico, que triste es saber que tu gente está pasando hambre, y que cuando le hablan de comida que antes era normal, lo ven como un manjar traído de los Dioses, y no nada más eso, sino también lo triste y miserable que es ver, como catalogan a personas de mucho dinero, por el simple hecho de tener harina pan, mantequilla, mayonesa, queso y jamón.

Salí por fin del colegio, más triste que como llegué, con el estomago rugiendo muy fuerte, caminando de regreso a casa volví a ver la misma cola para comida o algún producto de primera necesidad, apenas estaban empezando a atender a las personas y eran las 3:40pm, muchas de las personas ahora tenían a su lado a niños de 5 a 9 años, con el uniforme escolar, teniendo que tolerar injustamente las amargas colas y el calor incesante, donde quizá la gran mayoría estaban igual de hambrientos que yo.

Por fin llegué a mi casa, había almuerzo, pasta, con tomate y cebolla como intento de salsa para acompañar, y una pequeña porción para cada uno. Devoré mi parte, quedando aún con hambre y me acosté a dormir sin quitarme el uniforme, pensado en la vida tan azarosa que nos impone el gobierno irracional y descarado de mi País.

...

Me desperté a las 6:50pm, porque tenía que ir a donde una tía para hacer una tarea, así que me cambié de ropa y salí de casa, ya estaba cayendo la noche, llegué a donde mi tía, me empezó a informar que había ocurrido en las marchas, de nuevo reprimieron a los ciudadanos con gases lacrimógenos, de nuevo hubieron heridos, a un chico lo atropelló una tanqueta (vehículo antimotín), me dijo también que me apurara, porque la calle estaba muy peligrosa, y así lo hice, finalicé mi tarea a eso de las 8:00pm, y me fui de ahí, ya mi mamá había llamado también para que me fuera a casa, que era muy tarde, y sí, en mi país las 8:00pm era muy tarde, la calle estaba muy sola, solo permanecía una panadería abierta, sin mucho que ofrecer a la venta y lo poco estaba muy costoso, y también el grupo de unas 13 personas, de las cuales 10 son niños o preadolescentes, escarbando en las bolsas de basura o en la que está amontonada alrededor de las mismas, buscando comida, las sobras de las demás personas, que cada día dejan menos, y me dí cuenta de una última cosa, por más agobiante que haya sido mi día, por más poco convencional, hay muchas personas que están peor que yo.

En mi pequeño hogar somos 5 personas, mamá, papá, hermano mayor (de 22 años), hermano menor (de 8 años), y yo que tengo 18. Soy un ciudadano común, de a pié, que se ve abrumado por la doctrina que el gobierno oficialista trata de implantarnos, la cual nos arrebató la comida, los productos de primera necesidad, la seguridad y calidad de vida, las personas que queremos. Gracias por leerme, y por si se lo preguntan, esa noche no cené, y no fue la primera, ni la última por ahora.

"Si me dijeran, pide un deseo... Preferiría un rabo de nube, un torbellino en el suelo, una gran ira que sube... Un barredor de tristezas, un aguacero en venganza, que cuando escampe, parezca nuestra esperanza". Rabo de nube - Silvio Rodríguez.

¡No más dictadura!, ¡Lucho por una Venezuela libre!.

"En Venezuela, los heridos y muertos por represiones de los entes de seguridad, el gas lacrimógeno y las inquebrantables marchas, se volvieron tan habituales como pasar hambre y necesidad, ser víctima de la delincuencia y la inseguridad." Héctor Saavedra.

23 августа 2017 г. 5:26 1 Отчет Добавить Подписаться
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Andrea Mariana Aparicio Faggion Andrea Mariana Aparicio Faggion
Vaya, es triste que los jóvenes venezolanos (y en general) tengamos en común algo negativo. A pesar de los pesares, sí, hay personas todavía peor.
~

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