Las cosas más importantes son las más difíciles de decir, eso lo dice uno de mis escritores favoritos y es verdad, lo descubrí cuando lo conocí a Él, cuando mi vida cambió por completo, aquella vida era normal, como la de cualquier otra chica de diecisiete años... O eso aparentaba ser.
Pero todo cambió cuando me fijé en Edward Sellers y me dejé sumergir en el intenso azul de sus ojos...
—Te amo... —susurro casi sin alientos. No podía ser que esto terminara así...
—Yo te amo más pequeña, no me odies por favor... —Su mano suelta lentamente la mía y desaparece en la tiniebla de la fría noche que se hace presente.
—¡Edward! ¡EDWARD! —grito esperanzada de que volviera... Pero no fue así, en absoluto.
—No te alejes de mí... Por favor —Suelto un sollozo a la vez que me resigno a perderlo por completo.
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