Que tal, no me presento porque no es el momento.
Mi trabajo es el peor, ando por la calle y diferentes lugares saludando gente extraña
Nunca pido permiso para entrar a donde fuese que vaya.
Muchos me odian cuando me ven sin saber que no tengo un hogar donde quedarme como algunos.
Esta historia tal vez les agrade, tal vez no.
Me gustaría saber de su opinión.
Llevo vicitando a un anciano hace meses en el hospital, pero siempre que lo veo va mejorando y los medicos no tienen explicación.
A tal punto de que ya lo veo como un amigo al Sr González.
Y me alegro tanto por el y su mejoría.
Un día estaba sentado al lado de su camilla y de repente ingresa su hija.
Como verán mucho su actitud no me gustó. Pero yo no puedo juzgar a nadie.
No hice nada y solo escuché el intercambio de palabras que tuvieron.
- Qué hacés papá?
- Hola hijita. Acá ya mejorando gracias a Dios.
- si, lo sé. Eso es lo peor! Estas mejorando.
- para eso me venís a ver? Solo para desearme el mal?.
- no te deseo el mal papá. Pero que la muerte te sorprenda
Como odio esa frase,esa maldita y asquerosa palabra. me repugna escuchar eso en boca de un ignorante.
"Que la muerte te sorprenda"
Lo que no saben es que yo soy la muerte
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