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uno

La situación era bastante simple: YoonGi estaba cansado de todo, de la vida en general; de tener que despertar, ir al trabajo, llegar a casa, obligarse a comer, a tomar pastillas y luego a dormir.

Todos sus días eran: cansados, aburridos y horribles.

Es decir, él estaba cansado de eso, aburrido de su rutinaria vida y de esa horrible infelicidad que no le permitía avanzar o reconocer sus logros a pesar de estar trabajando continuamente. Entonces, su terapeuta dijo que tener compañía podría ser beneficioso para él, que necesitaba alguien con quien interactuar para lograr tener algo diferente en su vida. Ella le sugirió hacer un amigo, pero aún no estaba listo para dar pasos tan grandes, así que la mujer preguntó: “¿Qué piensas sobre un perro?”

YoonGi se alzó de hombros, considerándolo una opción viable. A pesar de que quisiera refutar porque la posesión de una mascota implicaba muchas cosas que jamás había hecho, sabía que era beneficioso y que debía comenzar de poco. Quizá teniendo un perro se sintiera menos solo y luego quisiera conocer a más personas, o o algo así, no sabía muy bien cómo funcionaba el proceso, pero de cualquier modo, acabó en la perrera municipal.

Algunos de los perritos tenían rostros adorables y otros removían su corazón, pero nadie le llamaba la atención demasiado para llevarlo a casa. Eso hasta que llegó a la última jaula y vio a un perro de pelaje blanco con manchitas cafés y patas cortitas. No pudo evitar hacer una mueca de ternura cuando el animalito se paró en las patas traseras y comenzó a ladrarle, se veía muy feliz de verlo y eso hizo que lo cargara entre sus manos, solo mirando al animal lamiéndole el rostro mientras que la chica encargada del registro le decía:

—Oh, esto es sorprendente. Normalmente este chico no deja que nadie lo toque, pero parece que le caíste bien.

Yoongi, no muy seguro de si la mujer estaba mintiéndole solo para deshacerse de él, decidió confiar en ella y después asentir cuando le preguntó si quiera adoptarlo.

Llenó el papeleo correspondiente para poder llevarlo a casa. El animal lamió su cara en el transcurso en metro y comenzó a olfatear todo el lugar en cuanto entraron al apartamento. Parecía demasiado curioso, moviendo la cola de un lado a otro y haciendo un sonido similar a un remolino de aire cuando se topaba con algo interesante.

Como era una persona muy precavida, un día antes buscó todas las cosas que leyó en internet que un perro necesitaba, así que tenía una caja de arena, varios juguetes de plástico, pelotas y una pequeña y esponjosa cama color rojo. Todo para hacer sentir bien a su invitado. Pero cuando le mostró las cosas y luego le lanzó el juguete, el perrito solo lo miró sin entender, sentado contra sus morros traseros mientras movía la cola y sus orejas se levantaban más, como si estuviera esperando una explicación hacia lo obvio, que él en ese momento no tenía ganas de dar. Luego de un suspiro y llenar la caja de arena, el animalito olvidó su interés y se dedicó a seguir explorando la casa, deteniéndose demasiado tiempo en el contenedor de basura.

Cabe destacar que YoonGi estaba nervioso ante el sonido que hacían sus uñas contra el suelo, porque era un pequeño desastre ruidoso y él jamás había tenido una mascota en su posesión. Siempre había estado solo desde que decidió alejarse de su familia para ser una persona independiente y según ordenar su vida; sin embargo, hacer eso no fue muy fructífero, pues siempre había sido introvertido y al estar lejos de estímulos sociales acabó aislándose de todo el mundo hasta generar depresión.

Por suerte había buscado ayuda, con mucho miedo al principio, que estaba funcionando y si Rosé dijo que adoptar una mascota iba a ser beneficioso para él, pues lo sería.

Así que miró al pomerania. Quiso hablarle para que se acercara, pero no sabía su nombre. Nadie le había dicho nada en el centro de adopción, ¿cómo se llamaba su nuevo compañero? Dios, iba a ser difícil saberlo.

Pensó en llamarlo Jin solo para molestar a su compañero de trabajo, pero no lo consideró prudente; luego pensó en Rana, pero ese no parecía nombre de perro. Soltó un suspiro y vio que el perrito se acercaba a olfatear su zapato. Lo tomó entre sus manos y lo levantó a la altura de su rostro, tenía una cara muy adorable y unos ojos cafés que le veían con interés.

No sabía cómo llamarlo.

—Bueno, tú decidirás como quieres llamarte cuando te sientas completamente seguro —le dijo, el perro comenzó a jadear con la lengua de fuera—, de momento te sigues llamando Perro.

Sus ojos le miraron con atención al decir la última palabra.

—Hola, soy perro. ¿Cómo te llamas tú? —dijo Yoongi, haciendo la voz más aguda.

—¿Yo? Oh, me llamo Min YoonGi. Mucho gusto, Perro.

—El gusto es mío —volvió a hacer la voz aguda.

El animal le miraba sin entender, emitió un gruñido y después jugó a morderle la mano. Él no pudo hacer nada más que maravillarse hacia lo lindo que era y hacia la forma en que sus nada dañinos dientes se cerraban alrededor de la carne de sus dedos. Después lo colocó encima de su regazo y le acarició la cabeza mientras comenzaba a trabajar en su ordenador.

2

Al día siguiente, fue al trabajo con dolor de cabeza porque Perro no le había dejado dormir.

Optó por sacarlo al patio porque en algún lado leyó que era malo dormir con animales en la cama por los parásitos, pero el animalito se molestó bastante cuando lo llevó a ese frío sitio apartado de él, a pesar de que le hubiera explicado que ahí tenía su cama, su comida, su caja de arena y una manta. Perro no estaba conforme y solo pudo arañar la puerta mientras comenzaba a ladrar y chillar hasta la madrugada.

A pesar de pedirle amablemente que se callara, de decirle:

—No puedes dormir adentro, los perros no duermen adentro, Perro.

El animal solo le ladraba, luego se colaba a la casa cuando el abría la puerta para explicárselo de cerca y después Yoongi estaba siguiéndolo hasta su escondite debajo de la mesa, y todo a las dos de la mañana.

Pensaba que estaba cómodo, porque tenía su cama, su comida, su agua y un montón de juguetes que no habían sido baratos, pero Perro no parecía conforme con nada.

Después recibió la llamada de una vecina, eran las 4 de la mañana.

—Ey, hola. Espero que esto no suene rudo, pero ¿podrías callar a ese maldito animal, por favor?

Pidió disculpas y abrió la puerta del patio. El perrito entró victorioso, ladrando feliz mientras le seguía a la cama.

Así fue como solo durmió tres horas.

Cuando regresó a su apartamento al medio día, su cara de enojo cambió a una sonrisa al abrir la puerta, pues el perro le esperaba ahí, completamente feliz de verlo. Recargaba las patas delanteras en su pierna y ladraba de la emoción mientras movía su pequeña colita peluda.

Era lindo.

Es decir, YoonGi nunca pensó que alguien se alegrara tanto por verlo. Y le dio las gracias a su terapeuta por segunda ocasión.

Cerró la puerta tras él, hablándole a su perro. Pero después miró a su alrededor, notó que los cojines de los sillones estaban babeados, que la basura de la cocina estaba desperdigada por el suelo y que los papeles del baño se hallaban en toda la sala. Se molestó otra vez, y Perro lo sabía, pues bajó las orejas asustado y pegó todo su cuerpo al suelo, mientras sus ojitos le veían con tristeza.

—Por un demonio, eres demasiado tierno y no puedo enojarme contigo —le reclamó.

Se acercó a cargarlo, Perro le seguía mirando asustado y casi chilló cuando sintió que lo levantaba. Estaba muy asustado, se había puesto muy tenso y sus ojos parecían a punto de salir de sus cuencas.

—Te hicieron mucho daño antes, ¿verdad?

Soltó un suspiro y lo atrajo a su cuerpo, acariciándole la cabeza mientras el perrito poco a poco dejaba de temblar y volvía a verlo con normalidad.

—Está bien, vas a estar bien aquí —dijo YoonGi—. Yo te voy a cuidar y tú serás muy feliz, pero no hagas tanto desorden.

Quiso darle un beso en la frente, pero después le llegó el olor que emanaba, parecía que se había revolcado en la basura.

—Eres un desastre. Vamos a que tomes una ducha.

Fue por unas toallas y cerró la puerta del baño una vez que ambos estuvieron adentro. Se encargó de regular el agua de la bañera para que tuviera una temperatura adecuada y no fuera a ahogar a su pequeño invitado.

Parecía que el perrito sabía qué estaba pasando, porque corrió a esconderse detrás del bote de basura. No pudo evitar reírse, Perro era demasiado dramático.

Puso una de las toallas en el interior de la bañera y fue a buscarlo. También había comprado un champú cuando se instaló con todas las cosas necesarias que una mascota necesitaba, así que dentro de poco dejaría de oler a basura.

Lo llevó a la tina. Cuando el agua tocó sus patas, algo muy extraño pasó, tan rápido que no estaba seguro de lo que había visto y, claro que se asustó. Se levantó con rapidez del suelo y corrió a la esquina más alejada de la habitación.

Vio una espalda adentro de la tina, tenía piel morena demasiado clara, era muy grande en comparación con la de su perro y estaba libre de pelos. Parecía que estaba viendo a una persona, después apareció una cabeza.

Un chico le miraba desde el interior de la tina.

Quizá era más joven que él, tenía unos ojos cafés bastante conocidos y cabello rubio. Era lindo, no iba a negarlo, pero él quería a un pomerania no a una persona.

Cuando se acercó, vio que lo único que usaba era ese collar azul que le había comprado. Omitiendo eso, estaba desnudo.

—¿Quién eres y dónde está mi perro? —Fue lo primero que preguntó.

Estaba muerto de miedo, a pesar de que el chico no lucía capaz de hacerle daño. Eso era muy raro.

El muchacho le miró sin entender, después vio sus propias manos y soltó un suspiro.

—Pasó de nuevo, rayos —murmuró para sí mismo, después le miró—. Hola, YoonGi. Yo soy tu perro, ¿cómo me llamaste? Ah sí, Perro. Ese es un nombre muy poco original, eh. Pero bueno, está bien, a pesar de que mi nombre real es Jimin. Digo, sí, es Jimin, siempre ha sido Jimin, pero tú puedes llamarme Persona si quieres. Quiero decir, si a un perro le dices Perro yo puedo ser Persona, porque uhm, soy una persona. Es obvio, ¿no?

Yoongi le miró sin entender.

—¿Qué pasa? ¿Estoy hablando demasiado? Dios, esto siempre es un problema. Puedo dejar de hacerlo, si quieres. Soy un buen perro, digo, una buena persona. Podría hacer cualquiera cosa que quieras.

Estaba bastante sorprendido, pero el chico decía todo con demasiada naturalidad y eso le confundía un poco. En ningún lado le habían mencionado que su perro se convertiría en un humano.

—¿Esto es normal? —preguntó.

—Para mí sí —Jimin o Persona se alzó de hombros, aun sentado sobre la tina.

—¿Y cómo te haces un perro otra vez?

—Con agua —dijo con simpleza, levantando este líquido con sus dos manos y dejándolo caer nuevamente sobre sus piernas.

YoonGi parpadeó confundido.

—Eso es muy raro.

—Para ti, para mí es normal. Tengo hambre y comezón —dijo lo último y llevó una de sus manos a su cuello, comenzando a rascarse rápidamente—. Bueno, ahora sólo tengo hambre. ¿Qué vamos a comer?

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Lupita OS Lupita OS
Yo también quiero un perrito así
Yoong dinosaurio Yoong dinosaurio
FUAAAA, ME GUSTAAA, ¿Puedes actualizar, porfavor.
~

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