Короткий рассказ
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내일 (mañana)

Escucho tu respiración tranquila a mi lado.

Siento que, aunque tengas los ojos cerrados, tu tampoco duermes. Aun así procuro no moverme mucho ni hacer ruido, pues se lo mucho que necesitas descansar.


Yo por el contrario soy incapaz de dejarme arrastrar por el sueño, miro al techo y suspiro, miro hacia ti y se me corta la respiración.


Mis vistas son privilegiadas, descansas a mi lado, cubierto a penas por una sábana de un color claro.


Recorro lentamente tu cuerpo desnudo, tus brazos, tu pecho, tu cuello, hasta alcanzar tus labios entreabiertos, reprimiendo el impulso de tocarte, de besarte.


Al llegar a tus ojos cerrados veo un mechón rebelde de pelo que cae sobre ellos y no puedo evitar apartarlo con toda la suavidad posible.


— Deberías dormir — dices, manteniendo los ojos cerrados


Niego en silencio


— Necesitas descansar — añades, ahora si con los ojos abiertos, estudiando los mios.


— No quiero cerrar los ojos. Se que cuando vuelva a abrirlos tu lado de la cama estará vacio y tendré que asumir de nuevo que esto es sólo un sueño.


Parpadeas despacio, dejándolos cerrados un instante mientras se escapa una especie de lamento o suspiro de tus labios.


— Sabes que me gustaría que no fuera asi, ¿Verdad?


Te giras sin mirarme y te incorporas en la cama. Con la mirada perdida hacia la ventana, me das la espalda.


— No me gustan las despedidas, por eso prefiero simplemente irme, por eso aprovecho la madrugada cuando aún duermes.


Acerco mi cuerpo al tuyo y deposito un suave beso en tu hombro, seguido de otro y otro más mientras subo por tu cuello.


Siento tu piel erizárse por el contacto y tu cuerpo reaccionar al mio.


Me detengo y te envuelvo en un abrazo.


— Lo se Yoon, se lo que hay, perdona, es sólo que a veces...


— A veces no es suficiente — dices agarrando mis antebrazos suavemente con tus manos, en un intento de mantener el abrazo — Puedes acabar con esto cuando quieras — susurras, como si en realidad no quisieras ser escuchado— nunca te he pedido exclusividad, entiendo que no es fácil seguir a mi lado. Nunca te he hecho promesas — me sueltas y te giras para enfrentar nuestras miradas. — nunca ha habido mentiras ni palabras vacías.


— Nunca —repito apoyando mi frente en la tuya


Y sin embargo, yo te doy esa exclusividad que no pides, soy yo quien no quiere ni puede renunciar a ti. Quien se conforma con estos instantes, quien los anhela y los sueña cuando no estás. Quien acude siempre que me buscas. Porque si, a pesar de todo, me buscas.


Me besas.

Suave.

Lento y dulce.

Mezclando tu aliento y el mio.

Reclamando algo mas que un simple contacto.

Me besas y el mundo desaparece, otra vez.

Me besas y el beso nos acerca mas allá de lo físico.


Aunque negar la parte física de todo esto es imposible. Absurdo negar que nuestros cuerpos despiertan con cada roce, que nuestra piel se estremece con cada beso y caricia.


Te detienes, rompiendo el momento.


Escondes tu rostro en mi cuello y me abrazas.

No.

Mas que abrazarme te aferras con fuerza a mi. Como si yo fuera a desaparecer. Que ironía.


— Sabes que no estoy aquí sólo por esto —dices aún sin mirarme.— nunca te lo digo, porque creo que lo sabes.


— Hay cosas que no es necesario decir. Pero hay muchas otras que si es necesario escuchar. Al menos alguna vez.


Y es verdad. Se que significo algo para ti porque puedo sentirlo. En tu forma de mirarme, de tocarme, de hacerme tuya.

Pero no puedo adivinar lo que piensas, lo que sientes, aunque a veces crea hacerlo.


Y en mi cobardía, nunca antes te he reclamado que pongas un nombre a esto. Pensando que un nombre sólo es una etiqueta más y que las etiquetas a veces solo sirven para romper la magia. Mas eso no evita que mi ego reclame ese reconocimiento en forma de palabras en tus labios.


Sonríes de esa forma tan tuya. Y tu mirada intensa sobre mi cortocircuita mis pensamientos.


A la mierda. Que más da. Aún estás aqui.


Y esta vez soy yo quien reclama tu boca con ansia.


Tu risa se escapa entre nuestros labios y te inclinas suavemente, obligándome a tumbarme, para acabar buscando tu sitio sobre mi.


Me cubres de besos y caricias. Me dejo hacer, sabiendo que así empezamos esta locura que ojalá no tuviera fin. Recuerdo esa primera vez mientras te esmeras en hacer que me olvide de todo y en que lo único que ocupe mi mente seas tu.


Y me pierdo en esos ojos que me roban el alma y me enloquecen, en esos labios de los que nunca tengo suficiente. En tus manos hábiles que recorren mi anatomía preparando el terreno a sensaciones que me harán perder la cordura.


Las horas han pasado demasiado veloces sin que hayamos sabido retenerlas.


Ahora soy quien finge dormir, consciente de que eso te facilita el momento de alejarte.


Siento cómo te levantas y te vistes, puedo ver, sin mirarte, cómo intentas hacerlo sin mirar atrás.

Pero algo es distinto hoy.

Te acercas a mi lado de la cama y lucho por mantener los ojos cerrados y hacerte creer que de verdad duermo.

— Te quiero — susurras acariciando levemente mi nariz con tus labios, en un beso ligero y frágil — Te quiero — repites — Tal vez mañana pueda ser el hombre que esperas que sea.

Y te alejas hacia la puerta mientras murmuro:

—Ya eres el hombre que quiero que seas.

Una lágrima solitaria que no puedes ver recorre mi mejilla desembocando en mis labios, que ya te añoran.







3 октября 2021 г. 8:08 0 Отчет Добавить Подписаться
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