A tiny light shallow Подписаться

Kotaro nuevamente estaba teniendo un bloqueo para escribir una canción para su nuevo disco, y justo en esos momentos se arrepentía del impulso que tuvo por haber dicho en el en vivo que hicieron hace unos días que es su próxima presentación estrenarán nuevo sencillo, pero que no dirían absolutamente nada para que sea una sorpresa para todos. Inclusive para sus compañeros, pues ni ellos tenían idea de que Kotaro estaba pensando en sacar un nuevo sencillo, y menos para un álbum completo, y lo peor era que tampoco tenía un tema o temas para el disco.

Llevaba desde el mediodía ahí encerrado en su habitación del hotel con su guitarra en mano, y por más que lo intentaba no se le ocurría absolutamente nada, y la presentación de la banda era en una semana, soltó un suspiro, dejando de lado el instrumento, se puso de pie, tomó su chaqueta y la cajetilla de cigarros que estaba sobre el buró a lado de la cama, salió de aquella habitación del hotel en el que se estaban hospedando, no sin antes mandarle un mensaje avisando a Hajime que iba a salir, para que también le avisara a Daichi, ya que no quería repetir lo que había pasado hace unos años en Madrid, soltó una pequeña risa al recordar eso.

Pensó en mandarle mensaje a Kuroo, pero sabía que el azabache iba a querer ir con él, y por ende, Terushima y Satori también querrían ir, y si ellos iban, Suna también para poder grabar absolutamente todo lo que pasara y él único que se abstendría a ir sería Semi, aunque algo le decía que de igual manera Semi se uniría, por lo que realmente no estaba de muchos ánimos para convivir con los demás de sus amigos.

Y así, caminó por el largo pasillo hasta llegar al elevador y esperar unos momentos antes de poder ingresar y apretar el botón correspondiente para llegar a la planta baja, espero unos momentos para así salir del elevador, saludar correctamente al recepcionista y salir del hotel.

Fue recibiendo por un golpe de aire frío de la noche en la cara, revisó por última vez su teléfono viendo la respuesta de su amigo, respondió por última vez antes de guardar su teléfono en su pantalón, metió sus manos en su chaqueta, sacó su cajetilla y prendió un cigarro, inhaló el humo y lo soltó formando una pequeña nube de humo, poso su vista en el encendedor y lo apretó un poco, jamás podría olvidar a su abuelo, aún recuerda el día que se lo regaló, es el último recuerdo que tiene de él. Agradece demasiado el hecho de tener amigos que sepan recargar su encendedor, para así no deshacerse de él.

Suspiro y le dio otra calada al cigarro para así comenzar a caminar hacia el estacionamiento en donde había dejado su motocicleta.

Una vez ahí, esperó unos momentos para acabarse su cigarro, una vez terminado, lo apagó por completo en la suela de su zapato y la tiró en el bote de basura que estaba ahí cerca, se puso el casco y se montó en la moto, la prendió y así empezó a conducir por las calles de la ciudad.

En cada semáforo en el que lo frenaba debido a la luz roja, daba un pequeño vistazo a las personas que pasaban por ahí, desde las parejas jóvenes hasta los mayores, como quisiera tener a una persona así de importante en su vida, pero él sabía que era complicado, y más porque cada vez la fama de la banda estaba llegando más lejos.

Regresó a sí mismo cuando el claxon del carro detrás suyo, observó el semáforo notando que ya estaba en verde y siguió el camino por donde sus instintos le decían que debía ir, aunque estaba completamente seguro que eso podría ser lo peor que pudiera hacer, pero la vida solo es una, ¿no?

Siguió avanzando hasta llegar a la salida de aquel estado llegando a entrar a la carretera, en donde aceleró un poco más y le subió el volumen a la música, estuvo conduciendo alrededor de dos horas y media, hasta que divisó que estaba entrando a otro estado, disminuyó la velocidad y el volumen de la música, y siguió avanzando por donde él creía que habría algo interesante.

Volvió a manejar dando vueltas por aquella ciudad alrededor de otras dos horas y probablemente hubiera seguido manejando de no ser porque sintió que su estómago sonó de que tenía hambre, avanzó otro poco por las calles de la ciudad hasta alcanzar a ver un café que estaba abierto, se estacionó enfrente del local, apagando la motocicleta y quitándose el casco, pasó sus dedos por su cabello acomodándolo un poco hacia arriba, bajó del vehículo guardando las llaves, sacó su teléfono notando que eran las cuatro y media de la mañana, alzó la mirada y se dirigió a una de las mesas vacías.

Una vez en la mesa, nuevamente puso su atención a su celular para enviarle un mensaje a Hajime y Daichi, avisándoles que regresaría en la noche.

Al poco tiempo una camarera llegó y lo atendió, pidió un café negro junto unos hot-cakes con miel y le pidió una pluma antes de que se retirara, volteó a la ventana observando la vista del cielo nocturno, el cual se veía precioso a pesar de que en poco tiempo empezaría a amanecer.

Soltó un suspiro y echó su cabeza hacia atrás, y trato de tararear lo poco que llevaba de la canción, y aún seguía sin poder avanzar los pocos acordes que tenía en mente, y con la letra estaba peor.

― Aquí está su café y la pluma - la delgada voz de la camarera lo hizo regresar así mismo

― Gracias …- miró el pequeño pin en su uniforme donde venía su nombre - Yachi -contestó con una sonrisa antes de darle un sorbo a su café y pasar la pluma entre sus dedos.

La pequeña rubia se retiró y siguió atendiendo a los pocos clientes que había en el local.

Había pasado alrededor de de tres horas, en las cuales lo único que había hecho, a parte de pintar y rayar varias servilletas y pedir tres tazas de café, hasta que volvió a sacar su teléfono, en donde abrió sus notas para tratar de avanzar un poco con la canción.

Le habló nuevamente a la pequeña camarera para pedirle por favor un desayuno, la rubia asintió y se retiró.

Bokuto por su lado, volvió su vista a la ventana del local, viendo como iba saliendo el sol, salió de la aplicación de notas ya abrió su cámara y sin prestar mucha atención, tomó la foto, al prestar más atención, pudo ver a un chico pelinegro tomando una foto a aquel café, apartó la vista al ver que el chico bajó su cámara, y observó la foto recién tomada, y la vió a detalle, hizo zoom y pudo ver a aquel chico justo momentos antes de que él pusiera su cámara totalmente en su ojo para tomar su foto.

Se quedó un momento embobado viendo a aquel chico a través de su foto, regresó a la realidad nuevamente por la pequeña camarera, le puso un plato de hot cakes con miel y un licuado de chocolate y se retiró, inconscientemente alzó su mirada al escuchar que alguien entraba por aquella puerta, y no pudo evitar seguir con la mirada a aquel chico que hace unos momentos había tomado una foto afuera de aquel lugar, lo siguió con la vista, hasta que éste se sentó a unas mesas de distancia, y por un segundo, ambos chicos conectaron miradas, fue como si ambos hubieran encontrado lo que siempre habían buscado, era un sentimiento indescriptible, justamente en ese momento sintieron como si fueran los únicos en aquel lugar, y no hubiera absolutamente nada que les estorbara, hubieran seguido viéndose a los ojos de no ser por el pequeño sonido del teléfono de Kotaro.

En ese instante, ambos apartaron la vista, el azabache sacando su computadora y escondiéndose discretamente por la pantalla, para no demostrar su sonrojo y el mayor respondiendo al llamado de su celular saliendo del café.