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Alonso Velazquez


Salido de la pregunta ¿Que pasaria si tuvieramos poderes? de un grupo de amigos surge la siguiente historia que espero les guste. En un mundo lleno de amenazas la Agencia de Seguridad Civil; La ASC, tomará la decisión de formar un equipo especial para enfrentarse a ellas y detenerlas. Andrea, no la mejor, pero si la más motivada, se encargará del reclutamiento de un grupo de chicos con habilidades sobre humanas alrededor del mundo. Los guiará, les enseñará y sobre todo los cuidará de una de las mayores amenazas, ellos mismos. Santiago, Marey, Zeth, Mike, Alonso, Kevin y Marla no son como las demás personas, solos desde su infancia, se enfrentan al odio de la gente, a sus errores y a su pasado en un intento de salir adelante en una vida que los sigue golpeando. Eso hasta el día en que conocen a Andrea. La chica que los adopta como parte de ella y que juran proteger aunque fuese lo último que hagan. Personalidades, pensamientos y pasados distintos reunidos en un solo lugar. Aprenderán a llevarse bien, pues la vida de muchas personas depende de eso.


Приключения 13+.

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Prologo

Andrea no se sentía preparada para encargarse de algo tan grande. El dolor de la pérdida de su amigo seguía haciendo mella en sus pensamientos de vez en cuando. Aunque ya no eran dolorosos, pues intentó recordar solo los momentos más hermosos con él, la hacían dudar en seguir compartiendo un lugar con otros, o de retomar a quienes ella dejó anteriormente. Se alejó tanto de quienes fueron sus compañeros en un inicio, que empezó a verlos como extraños después de un tiempo. Ahora, años después, se encontraba en su habitación, dentro de aquel rascacielos, mirando desde la cama su nuevo atuendo, con la insignia roja de las fuerzas militares de la ASC bordada en una de las mangas de su chaqueta.

La esperaban ya en la sala de juntas por lo cual se apresuró a cambiarse y salir. Las residencias para los agentes adoptados por la agencia estaban en los pisos más altos. Tomó el ascensor, bajo unas decenas de pisos con el corazón vuelto loco con cada piso que descendía. Al abrirse las puertas avanzo sin intentar pensar en lo que se venía.

El cuarto era enorme, abarcaba medio piso. Realmente el ascensor que abría por ambos lados le dio paso a aquella sala de tonalidades grisáceas. Desde ahí pudo verlos parados. Tres personas que conocía mejor que a ella misma. Dos hombres, uno vestido con el típico uniforme negro de la agencia y otro que portaba un estilo más casual, pareciendo un motociclista. A su lado estaba la chiquilla que tanto le enamoraba, aunque ya no era tan chiquilla, pues debía tener unos dieciocho años. Y ya hacía poco más de cinco años que no los veía.

Caminó, con las piernas vueltas gelatinas por los nervios, pero motivada a estar a su lado nuevamente. Poco a poco su corazón recordó los bellos momentos con todos y la emoción que sentía cuando, en un principio, estaba con ellos. Se paró en medio, quedando a un lado de su amiga, de hermosa melena roja y unos ojos verdes brillantes, que la estudiaban, así como los suyos lo hacían con ella. Ninguna se reconocía, habían cambiado tanto en ese tiempo separadas. A Andrea le dieron ganas de llorar, pero tenía que ser fuerte. Le regaló la sonrisa más calurosa de su vida.

Por otro lado, siendo algo molesto, estaba aquel hombre de rasgos asiáticos. Que fumaba y exhalaba el humo al techo, sin importarle las alarmas contra incendios. Empezó a hacerlo después de aquel fatídico día, cuando Angel dio su vida por todos. En el asiático, la edad parecía ser su amiga. Era un hombre de unos treinta años ya, mayor que todos, pero que se mantenía en mejor forma que cualquiera que hubiera visto en acción. A su lado, el hombre de grandes sonrisas y calma segura. Con su atuendo de motociclista desencajaba de todos los demás miembros de la Agencia.

A pesar de sus diferencias, todos tenían un corazón que le pertenecía a la ASC. Los cuatro... Cinco, hicieron el juramento de lealtad el mismo día. Nuevamente estaban juntos. Eran un equipo. Un golpe en el escritorio que tenían enfrente hizo que Andrea dejara sus fantasías. Un hombre los miró, se le veía que la vida lo había dotado de juventud como castigo, porque a pesar de ya estar algo entrado en años se mantenía completo. Con apenas unas pocas canas salientes de sus largos mechones de cabello, de su cola de caballo, y una que otra visible arruga.

En la mesa había puesto una carpeta con los datos de la misión. El corazón de Andrea se estremeció. Sintió una emoción increíble, lo que hubiera ahí adentro definitivamente lo quería aceptar, sin duda haría cualquier cosa que dijeran esos papeles.

—Los quiero a los cuatro trabajando juntos —dijo el hombre en forma de regaño. Como si predijera sus próximos pasos. Los chicos asintieron, en espera de toda la información. Sin embargo, el hombre regresó la mirada a los archivos que aún conservaba en su escritorio.

—¿Eso es todo? —preguntó con seriedad el asiático. Dio una calada a su cigarrillo. Se le notaba el descontento desde donde estaba Andrea. Siempre fue así, algo serio y a veces muy impulsivo—. ¿No debería de darnos instrucciones más claras? ¿Por qué estamos reunidos otra vez? ¿Qué clase de misión es la que nos está encomendando? No puede solo juntarnos así.

—Tranquilo, Meg —dijo el motociclista, con un tono relajado, para calmar a su amigo— Ya sabes cómo es esto. Además ¿No estamos lo suficientemente experimentados para hacerlo por nuestra cuenta?

—Ni hablar. Dinos que está pasando aquí, viejo.

—Meegwun —intervino Aya, se sentía como la hermana mayor, que está ahí para regañarles y enseñar, aun siendo la más joven con apenas dieciocho años—. Deberías calmarte un poco. Deja que nos explique. Ese temperamento tuyo no te llevará a nada bueno. Y deja de fumar aquí adentro.

—El mundo está en un constante cambio —habló el jefe con mirada seria. En ese instante todos se callaron—. Día y noche nacen personas que están destinadas a cambiar el mundo, algunas para bien... Otras no tanto. Las cosas están empeorando, aquellos de los cuales defendemos a la gente se están revelando con mayor intensidad y nuestra única opción es combatir fuego con fuego. Ustedes cuatro tienen una misión de vida o muerte. Ustedes buscaran, entrenaran y guiaran a aquellos que están destinados a cambiar el mundo. Esa es su misión. Andrea, tu vuelo está programado para salir inmediatamente. Tendrás tiempo de leer sobre la misión en el avión. Meegwun, tu equipo actual necesita estar preparado para estar sin ti. Aya, prepara tu equipo para apoyar en todo lo que se pueda. Y Lawrence. Has lo que sea que haces cuando no hay viajes. De ustedes cuatro dependerá que la misión sea un éxito y, con eso, la vida de los demás sea protegida.

Los cuatro asintieron. Andrea en seguida tomó los papeles y se adelantó a los otros. Los nervios desaparecieron para abrirle paso a la emoción y aventura. Haría todo lo posible porque esa misión saliera bien, encontraría a los que su jefe había nombrado como los indicados y los traería con ella. Apretó los papeles contra su pecho y con una sonrisa entró al elevador.

Así comenzó su aventura.

16 августа 2021 г. 22:36 0 Отчет Добавить Подписаться
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