ASÍ ES COMO FUE… Подписаться

Lo que estás a punto de leer es nuestra historia desde el principio, a través de este mar de palabras quiero que entiendas y sepas todo lo que he sentido y siento por ti. A ciencia cierta debo comenzar por el inicio, pero empezaré tal y como yo lo recuerdo, sé que tú tienes el tuyo pero así fue el mío...

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Recuerdo que fue el mes de junio de 2018, en un día normal de clases. Yo me encontraba jugando fútbol en la cancha pequeña de césped de nuestro colegio. Era un partido más, un recreo común y corriente. Estaba jugando y recuerdo que la pelota se había marchado del campo de juego, en esa transición en la que todos buscábamos la bola, de repente escuché a lo lejos mi nombre, alguien me llamaba a gritos. Entonces te vi, alzabas los brazos como si fueses un policía de tránsito haciendo parar un coche. Me emocionó saber que se trataba de ti, así que sin dudarlo corrí hasta allá, al borde de la cancha donde estaban las escaleras de subida.

Cuando me acerqué, tú me recibiste con una botella de agua, empezaste a hecharme las últimas gotas de una botella casi vacía. Mientras lo hacías dijiste que una amiga te enviaba a hacerlo y luego de salpicar las últimas gotas dijiste que también te envío a darme un abrazo, y ese sería el primer abrazo que recibí por tu parte. Luego de esa inusual situación, te marchaste y yo me quedé parado sosteniendo la botella ya totalmente vacía. Todo lo que quedó en mi cabeza era ese abrazo y tu imagen.

Quiero aclararte que yo ya sabía de tu existencia, te había visto por los pasillos del colegio y no te miento pero me parecías la chica más bella de toda tu promoción.

Incluso recuerdo que antes de lo que te conté acerca de la botella, yo estuve en otro partido de fútbol en horas de educación física y me choqué por accidente contigo pero en ese momento no me detuve a decirte nada ni tú a mí, solo seguí con el partido.

Hasta este punto de lo que te he contado yo seguía sin conocer tu nombre. Pasaron unos días después de lo de la botella y fue allí, que en esa misma cancha de césped, te vi pasar. Me acerqué a ti y nuevamente recibí un abrazo, el segundo abrazo. No puedo ocultar lo hermoso que se sentía un abrazo tuyo. Mientras el abrazo se prolongaba pregunté tu nombre y entonces me lo dijiste: — Me llamo Antonella —. Luego pregunté por tu cumpleaños y habías dicho que fue una semana antes. Te respondí el clásico: — feliz cumpleaños atrasado —. Sin querer clavé mi diente en tu cabeza. Eso me pasa por hablar mientras recostaba mi cabeza sobre la tuya. Después de ese largo abrazo, te fuiste con tu grupo de amigas.

Esto que acabas de leer es el comienzo de esta historia, es tan solo el principio de algo que significa mucho para mí.