hiarvi Hiarvi Ms

«Donde Jimin y Jungkook se enamoran una noche de lluvia, pero no pueden permanecer juntos» . ➳ Inspirada en la canción "Words"-Passenger ➳ Drama ➳ Historia corta ➳Prohibida Copia/Adaptación ➳Publicada: 05/10/18



Фанфикшн Всех возростов.

#kookmin #romance #drama #taegi
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L

Apenas si podía ver algunas luces del carril contrario. El auto se movilizaba con una rapidez moderada, tratando de evitar cualquier accidente o descarrilamiento inesperado. El cielo rugía en cada trueno y la lluvia no dejaba de cubrirnos, la noche había sido opacada por nubes negras y ni siquiera la luna era perceptible en ese momento.

Estaba un tanto exhausto y sensible con respecto a los acontecimientos anteriores. Sabía que no era una persona demasiado paciente y que en cualquier momento explotaría en contra de mis seres queridos, pero ellos también lo sabían y no supieron detener sus palabras a tiempo. Pensé que pasar la semana en la casa de un amigo mío a las afueras de la ciudad iba a ser un buen escape. Pero, no sabía que el clima iba a cambiar de manera abrupta solo para fastidiar mi viaje.

Suspiré por décima vez en la noche, mientras trataba de ver con claridad a través del espejo, el limpia parabrisas estaba haciendo todo lo posible para alejar las gotas de lluvia que imposibilitaban mi visión.

Tenía la necesidad de llegar rápido a mi destino y encender la chimenea para calentarme un poco. Seguramente tendría algo de chocolate caliente y la soledad que necesitaba tanto. Aceleré un poco, teniendo cuidado con la carretera, la cual debía estar resbalosa por la lluvia. Las luces de mi auto apuntaron al frente, donde podía ver el camino abrirse ante mí.

Cuando avancé casi un kilómetro, algo hizo que observara detenidamente hacia mi derecha. La figura de una persona caminando descalza llamó mi atención. Tenía la vestimenta mojada y podía ver desde la lejanía como temblaba.

Quise ignorar aquella silueta y seguir mi camino, pero no fui capaz de hacerlo.

Mi mente me gritaba que debía ayudar a la persona que estaba allí, no podía dejar que pescara un resfriado en medio de la noche, sin que alguien lo ayudase. Detuve el auto delante de él y bajé con rapidez para auxiliarlo.

— ¿Se encuentra bien? — me acerqué un poco más, tratando de observarlo mejor.

Su cabello negro cubría parte de sus ojos, mientras todo su cuerpo temblaba. Podía escuchar el sonido de sus dientes al chocar entre sí a causa del frío y como una pequeña nube de vapor salía de sus labios en cada suspiro. Cuando levantó su cabeza y nuestras miradas chocaron me di cuenta de la intensidad con la que sus ojos brillaban. Me hacían recordar a los adornos de Navidad, los cuales brillaban para embellecer los árboles.

Sin embargo, sus ojos no tenían que embellecer absolutamente nada, su sola presencia representaba la belleza en todo su esplendor.

— No debería caminar en la carretera en una noche lluviosa, podría pescar un resfriado — acercó sus brazos a su cuerpo para abrazarse y resguardarse del frío — está descalzo y la caminata podría dañar sus pies, ¿me permite llevarlo a su casa? ¿Queda muy lejos de aquí?

Frunció el ceño levemente mientras negaba con la cabeza.

— N-No quiero... regresar a casa.

— Entonces permítame llevarlo a un hotel para que pueda descansar. No puede permanecer más tiempo bajo la lluvia.

Yo también estaba mojándome bajo la lluvia, pero no parecía reparar en ello. Lo único que quería era proteger al chico que estaba temblando frente a mí y desaparecer aquella fragilidad que lo consumía en ese momento.

— S-Solo quiero desaparecer... — murmuró — déjeme aquí y siga su camino.

— No puedo dejarlo aquí, podría adquirir una pulmonía y eso es algo que no puedo permitir — retiré los mechones mojados que empezaban a cubrir mis ojos — ¿qué tal si la llevo a la casa de mi amigo? Usted está huyendo de alguien o de algo, ¿cierto? Yo también lo hago, quiero despejarme de mi familia unos días y de las obligaciones. Allí tendría chocolate caliente y una fogata para que pueda calentarse. Le prometo que será cómodo para usted.

Él me miró a los ojos con algo de desconfianza, seguramente no creía en mis palabras y pensaba que yo era un secuestrador o algo parecido, por lo que ofrecí mi mano y le sonreí amablemente. Lo menos que haría sería dañar a tan hermoso ángel y menos en el estado en el que se encontraba. La lluvia seguía mojándonos sin darnos alguna tregua, pero no permitió que él rechazara mi propuesta.

Tomó mi mano y asintió levemente. Hice que subiera al asiento copiloto de mi auto y corrí para ubicarme en mi asiento. Puse en marcha el auto y volvimos a la carretera, sin mojarnos aún más.

— Tal vez desconfíes un poco de mí, pero prometo no hacerte daño — dije mientras conducía — me llamo Jeon Jungkook.

Su rostro se hallaba escondido, perdiendo su mirada a través de la ventana. Cuando volvió a mirarme, pude notar un golpe en su ojo derecho y la camisa entre abierta, la cual era mucho más grande que él. Concluí que la ropa no era suya y que alguien había intentado hacerle daño anteriormente. Seguramente aquello había sido la razón de su caminata nocturna.

— Park Jimin — respondió unos segundos después — mi nombre es Park Jimin.

Sonreí inconscientemente y asentí ante sus palabras. El camino iba acabándose y el bosque iba alzándose ante nuestros ojos. Me adentré en el bosque unos kilómetros, antes de dar con la cabaña de mi mejor amigo. Era una pequeña cabaña en medio del bosque, con el techo de ladrillos y una chimenea en lo alto. Algunas plantas crecían alrededor y decoraban de manera natural la fachada.

— Llegamos — me saqué el cinturón y salí del auto para abrir la puerta de copiloto. Jimin parecía algo perdido, pero estaba más aliviado que minutos atrás — no es una casa lujosa, pero es lo mejor que tenemos por ahora.

— Es perfecta — la sombra de una pequeña sonrisa se instaló en sus labios, los cuales estaban húmedos por la lluvia.

— Tal vez debas usar esto — saqué el abrigo que tenía en la parte trasera del auto y la coloqué sobre sus hombros, él me agradeció con un susurro y esperó a que bajara mis maletas.

Jimin no tenía nada más que la ropa que llevaba puesta y un bolso de mano pequeño. La huida debió haber sido inesperada, obligándolo a dejar todas sus cosas.

Nos aventuramos en el interior, recibiendo el calor que la cabaña nos ofrecía, sintiendo la madera crujir bajo nuestros pies y el aroma hogareño. Cerré la puerta tras nosotros y me apresuré a dejar mis maletas en la habitación principal, la cual parecía estar preparada para recibirme esa noche. Me quité el saco y la corbata que llevaba puesta, mientras subía las mangas de mi camisa hasta los codos. Caminé hasta la chimenea y comencé a dejar algo de leña para calentarnos. Jimin no decía nada, solo se mantenía observando todo el proceso y abrazándose a sí mismo.

— ¿N-Necesitas ayuda? — preguntó al ver que nada ocurría.

— Puedo solo, no te preocupes — le sonreí para que no sintiera más preocupación y seguí con lo mío. Cuando el fuego apareció, suspiré lleno de alivio e invité a que Jimin se acercara al fuego — creo que deberías quitarte esa ropa mojada y cambiarla por una seca.

— No tengo más ropa que esta — susurró mientras colocaba sus manos cerca del fuego y evitaba que nuestras miradas chocasen.

— Puedo prestarte un poco de mi ropa, aunque creo que te quedará algo grande.

— No es necesario.

— No es ningún problema para mí, en verdad — nuestras miradas volvieron a chocar, pero esta vez permanecieron unidas por más tiempo, sus ojos se veían tan jodidamente tristes que me llamaban a rodearlo con mis brazos y protegerlo de todo lo que le hacía daño. Pero, no podía hacerlo, apenas lo había conocido, apenas había intercambiado algunas palabras con él y no creía correcto tomar ciertas libertades. Bajé la mirada y rompí con la conexión—. Te prepararé algo de ropa para que puedas cambiarte. Mi amigo preparó todo para mi estadía y seguramente el baño te servirá.

— Gracias.

Me puse de pie y caminé hasta mi habitación, abriendo una de mis maletas y sacando algo de ropa que seguramente le serviría para resguardarse del frío. Además de aquello, saqué algunas mantas y calcetines para que pudiese sentir calor en vez de aquel frío mortal que estaba abrazándolo en ese momento. Cuando salí, pude darme cuenta de su contextura, su piel parecía más blanca expuesta al frío, sus labios eran rellenos, su cabello de un negro brillante y su estatura inferior a la mía. Sus mejillas eran regordetas, su cuerpo delgado y sus pies eran pequeños.

— ¿Pasa algo? — preguntó después de darse cuenta de mi intensa mirada. Seguramente pensaba que era un pervertido por aquello, así que solo negué con la cabeza y aparté la mirada.

— Traje algo de ropa. Puedes cambiarte en el baño, mientras yo lo hago en mi habitación. Prepararé chocolate caliente para ambos.

Pude sentir como se acercaba a paso lento y cortaba la distancia que nos envolvía en ese momento. Cuando sentí sus manos heladas rozar las mías y tomar las prendas, no pude evitar alzar la mirada y observar esa hermosa sonrisa. Sus ojos desaparecieron y se convirtieron en finas líneas, dejando una brillante y agradecida sonrisa en sus labios.

Nunca había visto una sonrisa tan bella como la suya.

— Gracias por todo esto, Jungkook — su mirada se suavizó y tomó la ropa que le ofrecía para perderse en el baño segundos después.

Me apresuré a cambiarme y preparar el chocolate caliente que le había prometido. Lo único que necesitábamos ahora era esperar que la lluvia cesase y nos diera tregua, al menos para que no sintiéramos tanto frío.

Apagué mi móvil para no recibir ninguna llamada y dejé las mantas en el sillón. Cuando el chocolate estuvo listo, lo serví en dos tazas y los coloqué en la mesita de vidrio que estaba frente al sillón grande. Eché más leña a la chimenea, avivando el fuego que empezaba a calentarme. Cuando escuché la puerta abrirse, me apresuré a girar y observar a Jimin, quien traía puesta mi ropa.

Mi suéter le quedaba grande, cubría todo su torso y llegaba hasta su rodilla, el buzo también le quedaba algo grande y los calcetines de lana que le había dado hacían resaltar sus pequeños pies, sus manos se escondían en las mangas y suspiraba sobre ellas para mantener el calor.

— Dije que te quedaría grande, pero no pensé que ibas a desaparecer debajo de mi ropa — comenté de manera inevitable.

— ¿Estás insinuando que soy enano? — cruzó sus brazos con indignación, mientras me miraba con una ceja alzada.

— Yo no lo dije, lo hiciste tú — me limpié de cualquier culpa, haciéndolo enojar más.

— No te atreviste, Jeon Jungkook — caminó de forma amenazadora hasta mí, quedando plantado a unos centímetros cerca — retira lo que insinuaste.

— Son solo imaginaciones tuyas, Jimin.

— Sé muy bien lo que trataste de decir, no me verás la cara de estúpido.

— Al menos no desapareció tu rostro debajo del suéter — le saqué la lengua de manera infantil. Él se sintió ofendido ante mis palabras y me empujó hacia el sillón, colocándose encima de mí —. ¿Qué haces? N-No... para... ¡Jimin!

Sentí la risa salir de mis labios al mismo tiempo en el que sus dedos se movían en mi cuerpo y causaban cosquillas. Él parecía estar muy satisfecho con su pequeña venganza, pues reía de igual manera. Invertí los papeles y giré con él abrazado a mí para posicionarme encima de su cuerpo, empecé con las cosquillas y su risa se extendió por toda la sala.

— ¡Para, Jungkook! — podía ver como pequeñas lágrimas se acumulaban en la esquina de sus ojos. Decidí detenerme en ese momento, puesto que él parecía estar a punto de llorar de la risa. Me aparté un poco y seguí riendo en el otro extremo, contagiándome de Jimin, quien aún no detenía sus carcajadas.

— No sabía que tenías tantas cosquillas — comenté mientras retiraba las lágrimas de mis ojos.

— Eres cruel, Jeon Jungkook.

Su sonrisa permaneció por mucho tiempo, podía ver lo feliz que era, aun cuando mis acciones habían sido pequeñas. Jimin era un chico fácil de impresionar y querer, pero no en el mal sentido, sino en el más bueno de todos. La persona que tenía su corazón debía sentirse muy afortunado.

Vi el golpe en su rostro nuevamente y maldije internamente al causante de aquello.

— ¿Cómo pueden lastimar a un ser tan hermoso? — mis palabras salieron sin mi consentimiento, mi mente hablaba por sí misma y también actuaba sin que yo lo permitiera. Mi mano acarició su mejilla derecha, la cual estaba cerca al golpe y permaneció allí, sintiendo su calor.

— Yo...

— No digas nada si el recuerdo de ese golpe aún te causa dolor — hablé de manera suave — lo que menos quiero ahora es que sufras.

— Duele más haberlo recibido de la persona que juró nunca hacerme daño.

Su mano cubrió la mía y la acarició levemente, mientras recostaba su mejilla y aceptaba mis caricias.

— ¿Por eso quieres desaparecer? ¿Por eso no quieres volver a tu hogar? — me recosté en el sillón y atraje su cuerpo al mío, mis brazos se abrieron y mi pecho lo recibió gustoso.

— Hay más razones detrás de ello — murmuró, mientras se acomodaba mejor a mi cuerpo.

— Ni siquiera deberían existir — el calor de la chimenea nos abrazaba en ese momento, el sonido de la lluvia, la soledad, la tranquilidad, el aroma del chocolate caliente, todo nos abrazaba y nos mantenía unidos —. No deberían herir a tan precioso ángel. No deberías sufrir por culpa de personas que no merecen tu bondad.

Sentí mi pecho humedecerse por sus lágrimas y el sonido de sus sollozos ahogados. Lo abracé más a mí y cubrí nuestros cuerpos con las mantas, tal vez era mejor recibir el calor juntos.

— El destino no es justo — habló — y menos cuando hay amor de por medio.

— ¿Enamorarte de la persona equivocada fue tu error? ¿Es eso lo que tanto te atormenta?

— Enamorarme de alguien que solo me daña fue uno de mis errores, pero... fijarme en alguien que tal vez solo permanecerá conmigo menos de un día es el error más grande que puedo cometer.

Decidí dejar aquel asunto allí. No quería seguir hablando de un pasado tormentoso o las razones que lo habían obligado a caminar por la carretera de aquella manera. No quería perder mi tiempo hablando sobre aquello, solo quería sentir su calor junto al mío, su cuerpo cobijándose entre mis brazos y ese sentimiento de seguridad y paz que él estaba ofreciéndome.

Pensé en el descubrimiento grandioso que había obtenido aquel día. La manera en que las personas llegan a conocerse y disfrutar de un sentimiento que va más allá de la amabilidad, el cómo puedes encontrar ángeles bondadosos y hermosos caminando por la carretera, y la calidez que le ofrecía a tu corazón el poder abrazar a uno.

Puedo calificar aquella noche como la mejor entre todas mis noches de insomnio. Sentir su respiración tan cerca, recibir el calor que su pequeño cuerpo me obsequiaba y acariciar la suavidad de sus cabellos, junto al sonido de su corazón; todo aquello era algo que jamás olvidaría.

Aunque supiera que nos separaríamos al día siguiente.

La sentencia estaba dicha, tal vez duraríamos solo una noche juntos, pero quería aprovecharlo. En cuanto nuestra pequeña charla llena de trivialidad cesó, ambos caímos dormidos. Nuestro único enemigo era el alba y cuando se hizo presente, el dolor fue inevitable.

¿El silencio era lo mejor?

En esta ocasión lo fue. Cuando nuestros ojos se abrieron y nuestros cuerpos despertaron por completo, nuestras miradas volvieron a conectar, él me sonrío nuevamente y no dudé en acariciar su rostro con suavidad.

— Buenos días — saludó en tono bajo, mientras sentía mi caricia.

— Buenos días — regresé el saludo con una sonrisa.

No queríamos hablar mucho, todo era tan confuso en aquel entonces. Una persona no podía enamorarse de otra a tan solo horas de conocerse, ¿o sí? Los rayos del sol nos acompañaron y el canto de la naturaleza fuera de la cabaña. Observé la chimenea, resultó apagada en ese momento y las tazas de chocolate intactas sobre la mesa. Ni siquiera habíamos reparado en lo que sucedía alrededor, aquella noche había sido nuestra y de nadie más.

Permanecimos abrazados un par de horas más, ni siquiera pudimos decir algo al respecto, solo nos mantuvimos unidos por un gran periodo de tiempo.

— Me gustaría permanecer más tiempo así... — su voz estaba tan llena de anhelo que se me estrujó el corazón de pensar en lo que pasaría cuando le respondiera.

— Nada me gustaría más — el deseo era mutuo, demasiado para nuestros corazones — pero, cariño, sabes que no puedo quedarme... porque le he dado mi corazón y mi promesa a una mujer lejos de aquí.

Él solo asintió y me dio la razón, dejando el refugio que había formado entre mis brazos y regalándome una sonrisa.

— Lo sé, Jungkook.

Temí que se echara a llorar en ese instante, porque no creía poder sobrevivir a la culpa. No quería hacerle daño, pero tampoco podía acabar con todo lo que había construido anteriormente. Mi familia nunca aceptaría que dejara a la prometida que habían conseguido para mí, nunca lo aceptarían.

Sus ojos se llenaron de comprensión y se confundieron con las lágrimas en ese momento.

Besó mi mejilla y se dio la vuelta para irse.

Escuché su voz antes de verlo desaparecer. Me hubiese gustado no escucharlo. Tal vez así, no hubiese sentido como algo dentro de mi corazón comenzaba a quebrarse.


— Nunca pensé que mi corazón se pudiera romper... en menos de un día.


Suspiré pesadamente mientras acariciaba mi rostro y me dejaba caer en el sillón nuevamente. Habíamos compartido menos de un día juntos y aun así... me parecían años.

Pero, al final, cada uno tomaría su propio rumbo.

Cada uno viviría lo que tendría que vivir.

Y recordaría este día como la muestra de amor más grande y cruel que el destino nos había obligado a experimentar.




21 июня 2021 г. 19:04 0 Отчет Добавить Подписаться
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