christina48 Cristina Blanco

Susan es una abogada de éxito adicta al zumo de naranja que vive en San Francisco .Tímida aunque según con quién y para qué y amante de la arquitectura..Tiene una vida montada con unos padres adoptivos que la adoran y un novio que besa por donde ella pisa.Pero las pesadillas ultimamente se suceden con frecuencia.Una mañana es invitada a un cumpleaños y allí se queda enamorada del retrato de una niña llamada Jane y ésto le cambia la vida.


Драма Всех возростов.
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La mirada de Jane

Susan se incorporó violentamente de la cama. Era la tercera noche que lo hacía lamentando tener pesadillas recurrentes. Era siempre una puerta grande de mansión victoriana la que se abría, ella podía entrar y no veía nada. Todo estaba oscuro, silencioso y de pronto la casa se empezó a inundar hasta que el agua casi la cubrió entera y al fondo veía el rostro de una dama anciana en una silla de ruedas que se reía en la distancia. Se ahogaba y el rostro de la anciana iba desapareciendo hasta que sólo era un vago recuerdo en otra dimensión.

Lo cierto es que no había pasado nada de una importancia tan relevante como para que hiciera estallar los cimientos de su vida. Ya sólo podía escuchar su propia ansiedad, una ansiedad en forma de silencio invasor y un inusitado temblor en las manos.

Se puso la bata y decidió mirar a través de la ventana.¡Dios! El sol casi la ciega por completo. Era un día muy hermoso de primavera, de ésos cuya existencia es necesario probar su veracidad. La luz se apoderó de ella y la dotó de energía y positivismo al instante, el mundo se abría ante sus ojos con su vestido de domingo, una belleza inigualable, el eco del peso de todo cuanto había pasado se difuminaba cada vez más hasta que sólo podía sentir el latido de su corazón. Una mañana nueva cuya fortaleza nos hacía a todos más fuertes, más felices, más conscientes del goce de la libertad.

Miró el reloj. Eran casi las 8 y tenía que ir al bufete a hablar con su jefe y terminar unos trámites burocráticos.

Se miró al espejo. Su pelo nunca había sido más rojo y los recuerdos de las pesadillas comenzaron a disiparse. Creía poder ser de nuevo dueña de sí misma y aislar sus frustraciones y culpas evitables. Abandonarlas donde no pudieran acudir a su doloroso encuentro. ¿Y por qué temía tanto ese encuentro?

Se apresuró y cogió la chaqueta antes de salir por la puerta.Antes se giró una vez más para ver una fotografía enorme donde se mostraba el museo Moma de Nueva York.Le fascinaba esa fotografía.Siempre le había atraido la arquitectura contemporánea.

Se metió en el asiento del conductor en el coche y agarró el volante con firmeza. Todo el trayecto estuvo marcado por sus evocaciones a la pesadilla.El rostro de la anciana con sus inquietantes carcajadas, el agua que iba cubriéndolo todo y esa sensación de amenaza sobre su cuerpo y sobre su alma, algo que no era más que un sueño pero últimamente la tenía esclavizada.

En el bufete apenas estuvo 30 minutos. Pensó en llamar a su madre. Siempre le tranquilizaban su voz y sus consejos. Pocos sabían que no era su madre biológica y a pocos les importaba porque había sido una madre fantástica para ella y su marido,su padre el ancla en el que navegaban todos sus deseos y al que se aferraba para borrar cualquier huella visible de dolor.

A la hora del almuerzo, se sentía cansada y realmente no había estado tantas horas en el bufete, era más un cansancio emocional causado por sus pesadillas.

9 марта 2021 г. 17:41 0 Отчет Добавить Подписаться
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Об авторе

Cristina Blanco Licenciada en Historia del Arte en 1996.Con vocación literaria desde niña, he publicado en diversos medios especializados. Me gustan los retos y en breve comenzaré la escritura de una novela con una trama interesante y original. Me gusta escribir pero me gusta aún más que me lean. ¿Os animáis?

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