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Sila 115


Dicen que la infancia es el reino donde nadie muere, y cuando el infante siente la pérdida deja la infancia y de repente está en la edad adulta. Ya no hay hadas ni elfos porque algo permanente y que pensaba que era para siempre, de repente, ha desaparecido. Y en ese momento, cuando se dan cuenta de que nada es para siempre, el infante ha crecido. Ahora es un adulto.


Мемуары 13+.

#juvenil #amistad #colegio #instituto #crecer #perder #ganar #aprender #profesores #alumnos #toxicidad
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Capítulo 1

Todos de pequeña de me decían que cuantos más años, la vida te sumaba más cosas, nunca fui lo suficientemente valiente para decirles que conmigo era al revés, cuantos más años, la vida me quitaba más cosas, amigos, familiares que no se lo merecían, amor propio, felicidad, esperanza de en un futuro donde yo tendré éxito y no quedaré en el olvido...

Nunca he verbalizado esto a nadie. Mientras las personas me vean sonriendo parece ser que el mundo sigue girando, y si me hundo bañada en lágrimas en la oscuridad de mi habitación, también.

Hoy era uno de esos días en los que mi cuerpo era un robot programado para hacer sus tareas pero que no sentía nada.

Como siempre me levanto a las 7 de la mañana de la cama, y en el caos de mi habitación intento no caerme.

Abrir el armario para vestirme es mi peor pesadilla, de verdad, nunca sé que ponerme. Aunque al instituto que voy es privado, no llevamos uniforme, nos dijeron algo de no quitarnos la libertad de elección, pero en realidad les gusta tanto el dinero que no lo iban a gastar en uniformarnos.

Después de media hora me decido por unos tejanos rotos azules, una blusa negra y mis botas. Viendo el conjunto puesto añado una chaqueta tejana negra, ya que según la normativa del colegio tenemos, las mujeres, que actuar con decoro respecto la ropa que llevamos. Como si fuese mi culpa que mis compañeros hombres no se la puedan mantener dentro del pantalón. Prefieren que me muera de calor a educarles respecto sus actitudes repugnantes.

Segunda cosa del día, preparar la mochila. A veces siento que esa mochila pesa menos en mis hombros que mi vida en sí. Cojo todos los libros que voy a necesitar hoy lunes, Inglés, mates, psicología, catalán, castellano y educación física. Como si no pudiese odiar más los lunes que encima me tocan estas asignaturas.

Mi madre pica a la puerta avisándome de que el desayuno está listo y que solo me quedan 15 minutos hasta las 8, que es cuando entro al colegio. Salgo intentando simular que hoy me quería levantar de la cama y no quedarme en ella pensando en lo que pudo ser y no fue.

Sonrío al ver lo que hay de comida, tortitas de plátano y leche, mi desayuno favorito, sin duda. Engullo todo en 5 minutos, y sí, es porque voy un poco justa de tiempo.

Casi corriendo, no es un placer que le voy a dar a Beatriz mi profesora de educación física, cojo mi bocadillo del desayuno, la mochila con el chándal y las bambas de correr, me despido de mi madre y mi padre y ya salgo de casa.

Miro mi reloj y son las 7:50, ya estoy llegando tarde y solo estamos a principios de semana. Mi instituto está a 10 minutos caminando y 5 corriendo, comprobado científicamente por mí misma. Había quedado con mi mejor amiga Xuri a mitad del camino (ya que su casa está por ahí) a las 7:45, así que vamos a llegar tarde por mi culpa.

Me dedico a correr, lo siento vida, sí que le he dado a Beatriz el placer de verme correr (desgraciadamente nos ha visto).

Cuando llego a la casa de Xuri está abajo esperándome, dando golpecitos con su enorme pie (es una mujer muy alta) en el suelo impaciente porque no he llegado a tiempo.

-Lo siento...- le doy una sonrisa inocente.

-Siempre igual, no sé ni para qué te espero.- frunce el ceño y pone morros, eso lo hace cuando está MUY enfadada.

-Porque me amas.- Xuri rueda los ojos y me da una colleja. Muy poco merecida tengo que decir.

Corriendo de camino al insti, creo que nos quedaban como unos 3 minutos (este pueblo no es muy grande y todos nos conocemos con todos, cosa que odio. Pero está en medio de la naturaleza y es tan puro... Me da mucha paz) a Xuri se le ocurre la maravillosa idea de comenzarme a hablar.

-¿Sabes que hoy viene el nuevo?

-¿Se incorpora alguien casi a mitad de curso?- intento absorber aire de algún sitio.- pero si estamos en cuarto de la ESO, segundo trimestre y no hay bachillerato en este pueblo, después de 6 meses se tendrá que ir, no le vale la pena.

-Al parecer sus padres y sus hermanos se mudaron en las vacaciones de navidad para que después de ellas pudieran empezar las clases.

-Qué raro.- después de eso no dijimos nada.

No sé ni cómo, pero llegamos, por los pelos, a la clase de inglés.

Después de una larga jornada, por fin, ya solo me quedaban dos horas, castellano y educación física. No sé cual es peor ni cual odio más, en una soy insultada por mi capacidad de sintaxis (que según Enzo, el profesor, es nula) y en la otra soy insultada por mi capacidad física...En resumen, me tocan dos horas de sufrimiento.

Me siento en primera fila (es el asiento que me tocó a principio al lado de Xuri, no es que me guste, ya que suelo tirar a ser más introvertida, pero los profesores se piensan que estoy intentando sobre ponerme a eso y ya no piensan que soy tan inútil).

Enzo entra en la clase y cierra la puerta. Como si él fuese el portador de la muerte, todo el mundo se sienta en su sitio y saca en silencio el material. Parecía que estaba bastante enfadado, tenía hasta la vena del cuello a punto de reventar.

-A ver tú.-dice señalando a Xuri.- ¿Qué es un diptongo y cómo se forma?

Por supuesto que ella ni nadie sabía la respuesta, por eso nos lo ha preguntado. Dentro de unos minutos empezará con el discurso de que ya estamos en cuarto, ya veréis.

-No me puedo creer que aún no lo sepáis. ¡Lleváis desde primero de la ESO haciéndolo, tenéis que crecer y aprender a estudiar! Para mañana quiero que todo el mundo se lo aprenda y me traiga ejemplos, os lo pediré uno a uno.- y cuando parece que ha acabado sigue.- y no os penséis que ahora os voy a dejar trabajar en una cosa que ya deberías saber, no. Resumidme el capítulo de la Literatura del Romanticismo, y si no lo acabáis, también serán deberes. Para mañana.

Cuando por fin acaba, hay un ambiente de mucha tensión. Algunos como Xuri, les da igual que él haya dicho eso, a ella se la suda (de hecho una vez me lo dijo tal que así), pero a mí me afecta. Siendo como soy, queriendo ascender a la perfección, tenerlo todo controlado y por encima de todo, quiero, necesito, ser suficiente para los demás. Así que cuando dice que maduremos, crezcamos y que aprendamos, me duele , porque detrás de mi respuesta vacía hacia su pregunta, hay semanas de estudio que no han podido ser demostradas por miedo a equivocarme, no ser suficiente.

El reloj marca la una y media del medio día, Enzo sale de la clase y cuando desaparece todos empiezan a respirar de nuevo. Algunos ríen, otros insultan, pero yo me mantengo callada.

Todos recogemos nuestras cosas para bajar a los vestuarios (¡una hora más y soy libre!), Xuri no está conmigo, a veces le pasa, se olvida de que existo, a los profesores también les pasa, así que tampoco me duele tanto como al principio. Antes de poder bajar ni un escalón me cruzo con Fernando, mi profesor de historia.

-Hola Alexa, ¿Qué tal todo?

Nunca sé la respuesta a eso, que se supone que le tengo que decir, ¿Qué estoy bien pero si no estoy distraída por mucho tiempo me dan ganas de llorar? ¿Qué nunca he llorado delante de Xuri, pero ella siempre llora conmigo y de sus problemas? ¿Qué necesito llamar la atención porque no me siento querida, observada ni recordada?

-Todo bien.- le doy una sonrisa de esas mías que todo el mundo ama. (Yo también solía amarlas, ahora es otra cosa robótica en mí. Sonríe Alexa o los demás sabrán que eres débil, que no eres feliz)

-Me gustaría comentarte una cosa. ¿Tienes un momento? Beatriz ya lo sabe.- no me deja reprocharle nada, él es una de las pocas personas que me conocen un poco más que los demás. Tampoco mucho, a él también lo he defraudado.

Me guía a una clase vacía.

-No sé si lo sabías pero supuestamente hoy iba a venir un chico nuevo.- asiento.- al final hoy no ha podido llegar, vendrá mañana. Hemos pensando que podrías enseñarle el instituto cuando venga. ¿Qué te parece? Sé que tiendes a ser un poco introvertida, pero todos sabemos una cosa, y es que las personas se te dan muy bien.- me sonríe y yo no sé ni qué hacer ni qué decir.

¿Han pensado en mí o es que se han quedado sin los populares? ¿Han pensado que soy una buena influencia o es que les doy pena? Tal vez es un marginado como yo y por eso me piden que nos hagamos compañía, ¿y si se han dado cuenta de que soy frágil, que no soy tan fuerte como mi sonrisa?

-Vale, ¿pero solo se lo tengo que enseñar?

-Sí, solo eso. Además, eres buena gente, confío en ti.

¿Confía en mí para qué?

Con más preguntas que respuestas, por fin bajo las escaleras hacía la clase de educación física.

La clase de hoy no ha estado tan mal, Beatriz se ha portado bastante bien y nos ha dejado hacer libre porque últimamente nos hemos portado bien o algo así, pero no me lo creo, tiene que haber algo más, algo detrás de esa decisión.

Las chicas decidimos jugar al juego de quemados (creo que se llama así). Según Beatriz este juego fomenta el trabajo en equipo y el compañerismo, según yo, fomenta la violencia y mis ganas de desaparecer.

En el momento de elegir los equipos eligieron a Xuri una de las primeras, y en vez de elegirme a mí, eligió a otras personas mejores deportistas. Cuando soy elegida por el otro equipo por obligación (era la última) lo único que Xuri hace es pedirme perdón, pero luego se olvida de mí y se mete tanto en el juego que lo único que escucho decir a sus compañeros es "Dadle a Alexa, es la fácil, no corre y abulta mucho. Corred".

Después de eso, por supuesto, me tiran la pelota como si de una granada se tratase y me dejan la marca en todo el muslo, pero no les importa haberme herido porque han ganado.

Antes de que pueda sentirme más humillada, Beatriz anuncia el final de la clase y yo salgo directa a los vestuarios. A veces desearía que ella se enterase de lo que me pasa, de lo que me dicen, de cómo me siento todos los días de mi vida. Pero ni ella es una adivina ni yo valiente.

Me cambio en los baños del vestuario, hoy no me apetece soportar miradas, y se podría decir que casi salgo corriendo de allí. Mi día de lunes tampoco ha sido tan malo, pero son estás pequeñas cosas que me dejan destrozada. Castellano y ahora esto, definitivamente es suficiente por hoy.

Hay pequeñas cosas que pueden hacer una diferencia en mi día, por ejemplo cuando un profesor me saca de la clase para hablar conmigo, me llaman por mi nombre, me dedican una sonrisa por los pasillos... Esos días siempre me los paso con una sonrisa interior, me demuestran que existo, que saben que estoy ahí.

Luego hay esos días donde no se saben mi nombre, ni me miran en los pasillos y me acuerdo que soy un fracaso.

Evito a todos mis compañeros cuando salgo por la puerta y llego a mi casa, cansada, pero feliz de haber sobrevivido un día más sin que los demás se den cuenta de que no soy quien digo ser.

15 февраля 2021 г. 19:49 0 Отчет Добавить Подписаться
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