wtfhoney Honey

Taehyung viaja a Daegu para ver a su familia en vísperas de navidad, pero el vuelo se retrasa y en cambio, pasa toda nochebuena en el aeropuerto con Jungkook, un tipo rico y arrogante que piensa que las festividades y la alegría ajena son una pérdida de tiempo.


Фанфикшн Знаменитости Всех возростов.

#kooktae #kookv #bts #vkook #taekook
Короткий рассказ
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CAPÍTULO ÚNICO

Navidad era su época preferida del año. Mucho mejor que Halloween, con los niños lanzando huevos podridos y horribles pruebas de valentía que Taehyung era incapaz de completar sin mojar sus pantalones. Navidad era alegría, amor y familia, todo lo que él adoraba.


Aquella Navidad la parte de la familia faltaba, sin embargo.


Había transcurrido menos de un año, desde que se mudó de Daegu e inició una nueva vida en Seúl. Los primeros meses fueron agotadores, con Taehyung tratando de adaptarse al nuevo ritmo de su día a día, a una casa sin sus hermanos pequeños discutiendo cada cinco segundos y en general, una rutina más solitaria de lo que estaba acostumbrado.


Lejos de casa, lo único que pudo hacer fue programarse y comprar un pasaje a Daegu, en vísperas de Navidad. El vuelo duraría una hora, y por fin, se reencontraría con su familia para pasar las festividades.


Una vez que embarcara, por supuesto.


—Hijo, ¿a qué hora debería haber arribado el otro vuelo?— le consultó una señora de edad que estaba junto a él en los asientos de espera. Le recordaba a su abuelita, sobre todo por los ojos dulces y la manera de llamarlo.


Taehyung revisó su reloj de muñeca. —Aún no han pasado veinte minutos desde que anunciaron la reprogramación... Iré a consultar.


La señora le agradeció con amabilidad y una sonrisa. Taehyung se levantó de su asiento, pidiéndole que lo cuidara por él, y se dirigió a la mesa de informaciones.


Un hombre estaba frente a informaciones para cuando Taehyung llegó. Se posicionó detrás de él, capaz de reconocer la marca de la chaqueta que estaba usando —era costosa, Taehyung sólo podía soñar con comprar semejante prenda—, antes de que sus ojos se desviaran a su cabello. Oscuro con mechas claras, Taehyung no pudo evitar evocar las memorias de su adolescencia, la época en la que tiñó unas pocas hebras de tono verde.


—Llevo casi una hora sentado esperando el avión. ¿Me pueden decir a qué debo su incompetencia?— espetó el hombre. Taehyung se tensó a sus espaldas. ¿Acababa de... hablarle así a la señorita del aeropuerto?


—D-Disculpe, joven Jeon... Me temo que todos los vuelos están atrasados...


—Tsk— chasqueó, notoriamente molesto. Taehyung se mordió la lengua, reprimiendo su primer impulso. No estaba en su lugar interferir. Seguro, que el tipo estaba siendo bastante irrespetuoso, pero ese no era su problema.


Su mamá le había dicho que debía dejar de entrometerse. Taehyung tendía a hacerlo, en exceso, y era peligroso, más si el sujeto que planeaba reprender tenía más músculos en un brazo que Taehyung en todo el cuerpo.


—¿Qué se supone que haga ahora? Llegaré tarde a una reunión importante y todo lo que tienes para decir es "lo siento". ¿Cómo es posible que no haya ni una sola persona útil trabajando en este lugar?


—¡Oiga!— intervino Taehyung, mucho antes de poder medir el volumen de su voz o sus palabras—. No puede hablarle así. Ella no tiene la culpa de que los vuelos se hayan atrasado.


En el momento en que el hombre se volteó hacia él supo que había cometido un error.


Bueno. Esto era gracioso. Si sus hermanos hubiesen estado presentes, se habrían reído en su cara hasta mearse. Taehyung debía agradecer que solamente la señorita de informaciones fuera testigo de su humillación.


Se maldijo interiormente por no relacionar el apellido Jeon con "Jeon Jungkook", el hijo primogénito de un empresario exitoso y heredero de la gran fortuna de sus padres.


Honestamente no lo habría reconocido de no ser porque su hermana hablaba del tipo como si fuera un dios griego, que había caído a la tierra para bendecir a los "mundanos" con su apariencia. Jiwoo tendía a leer muchas revistas, y la cara de Jeon Jungkook ocupaba la portada de cada una de ellas.


Jungkook arqueó una ceja, mayormente indiferente. —¿Acaso estaba hablando contigo?


Taehyung negó en silencio, con tardanza, sintiéndose muy tonto y perplejo como para reaccionar o pronunciar una simple sílaba. Esperó —ingenuamente— que Jungkook procedería a ignorarlo y regresar a sus asuntos.


En cambio, su atención parecía estar muy cómoda sobre Taehyung.


—¿Entonces? ¿Por qué interrumpes?— insistió, finalmente volteando todo su cuerpo hacia él. Taehyung intentó no deslizar su mirada hacia los pectorales del hombre, ocultos bajo su beatle, pero fue una tarea bastante difícil, considerando que se marcaban incluso tras la fábrica.


Taehyung ni siquiera tenía bíceps. Este hombre lo iba a destrozar.


—Es sólo que... S-Sentí que le hablaste un poco brusco. Son vísperas de Navidad. ¿No deberías intentar estar de mejor humor?


Por la expresión de horror del tipo, supuso que su discurso no había sido muy exitoso.


—¿Mejor humor? El vuelo viene tarde, voy a perder mi reunión, hay villancicos sonando por los parlantes desde que llegué, ¿y quieres que esté de mejor humor?


Uh, tomaría eso como un no.


El ambiente ciertamente no se aligera, un instante después, con los villancicos deteniéndose en los parlantes, para que una voz resuene en todo el aeropuerto.


Estimados pasajeros, debido a las condiciones climáticas actuales en Seúl, los vuelos de la noche se reprograman para mañana. Para más información, por favor diríjase a su sala de embarque o a los monitores que presentan los vuelos pendientes.


Una musiquita indicó el final del anuncio, mientras Taehyung se esforzaba por no perder los estribos.


Oficialmente se perdería nochebuena con su familia. Simplemente increíble. Primero no encuentra autobuses para esa noche a Daegu, ahora el avión. Por primera vez, un sentimiento horrible lo alberga.


Inhaló hondo, recordándose que era vísperas y que esto no era un motivo para lamentarse. Siempre podría viajar al día siguiente, ver a su abuela, a sus padres, a sus hermanos...


Perderse la cena familiar.


—Oye.


La voz del hombre de antes le hizo reaccionar. Casi había olvidado que ese tipo seguía ahí. Su rostro era mayormente inexpresivo cuando se dirigió a Taehyung esta vez, un suspiro amenazando con abandonar los labios del aludido. Él realmente no estaba de ánimos para iniciar una discusión.


—¿Estás bien?


La voz fue suave, a diferencia de su aspecto firme y su expresión pétrea. Taehyung parpadeó, la pregunta atrapándolo desprevenido.


—S-Sí— contestó, apenas siendo audible. La mirada de Jeon permaneció en su rostro, luciendo inseguro sobre la respuesta brindada.


Sólo alcanzó a hacer el amago de hablar, antes de ser interrumpidos por la chica detrás de la mesa de informaciones.


—¡P-Por favor, disculpen los inconvenientes! Si desean, p-puedo darles cupones para el café de la vuelta.


—Está bien— aceptó Jungkook. La chica le entregó los cupones con las manos temblorosas y Taehyung le miró con lástima. La mala suerte de enfrentar a Jeon Jungkook no se la deseaba a nadie—. Buenas noches.


—¡Gracias! ¡Feliz nochebuena!— exclamó Taehyung. La pelinegra asintió, con una sonrisita tímida, que él correspondió.


Cuando Taehyung se dio la vuelta, Jungkook se estaba alejando.


Ahogó un suspiro, empezando a fastidiarse un poco. Podía entender la frustración de Jungkook, sobre todo considerando que al parecer no le agradaban las festividades —o cualquier cosa mínimamente feliz—, mas aquel no era motivo suficiente para ser maleducado.


Con las entrevistas de él que había escuchado en la TV, mientras limpiaba o hacía el almuerzo —y su hermana prácticamente lamía la pantalla—, había supuesto que sería mucho más amigable en persona.


Había estado equivocado.


—Disculpa— dijo sosteniendo la manga de la chaqueta de Jungkook. El hombre, sorprendentemente, se detuvo—. Ella nos dio los cupones a los dos.


Sintió una pizca de culpabilidad por no haber preguntado por el nombre de la señorita de informaciones. Ella había sido muy dulce y amigable. Taehyung procuraría volver más tarde para agradecerle adecuadamente.


El desagrado fue palpable en el aire cuando una mueca desfiguró las facciones de Jeon. Taehyung no sabía si estar ofendido o enfadado por su reacción, usualmente las personas tenían un recibimiento más ameno cuando se trataba de él.


—Bien... Úsalos— accedió tenso, entregándole los cupones. Taehyung los recibió con su mano libre, anonadado por haberlo conseguido sin una discusión no provocada de por medio—. Puedes soltarme ahora.


—¡Vamos a tomarnos un café juntos!— propuso Taehyung. Los ojos de Jungkook se abrieron con sorpresa (¿o terror?) bajo su mirada entusiasmada.


—Puedes ir tú solo.


—¿Ya no quieres café?— musitó, un poquito desanimado por la respuesta. En parte había esperado que pudiesen hacer buenas migas, y pedirle un autógrafo para su hermana, de paso.


Un resoplido agobiado abandonó los labios de Jeon. Él se veía mucho más tenso que antes cuando volvió a hablar. —De acuerdo. Vamos.


A pesar de que no lucía especialmente feliz y sus palabras sonaron forzadas, Taehyung no reprimió la sonrisa que se expandió en su rostro. Jeon le dirigió una mirada no impresionada, para luego hacerla caer hacia la manga de su abrigo que Taehyung estaba sujetando.


—¡Ah, perdón!— se sobresaltó, finalmente dejándolo ir. Jungkook hizo una mueca apretada antes de continuar caminando.


Taehyung asumió que esa era su señal para seguirlo.


—P-Por cierto, me llamo Taehyung. Un gusto conocerte— se presentó intentando seguirle el paso. Caminaba inusualmente rápido para alguien de su altura.


—Jungkook— dijo secamente. Le dio a Taehyung una mirada de reojo antes de ralentizar su paso—. Un gusto también.


La mayoría de las personas en el aeropuerto que transitaron por su lado, se encaminaban a la salida. Probablemente intentarían arrendar un automóvil —aunque Taehyung dudaba que las autopistas estuviesen en buenas condiciones—, para retornar a sus hogares o conducir hasta sus ciudades.


También había una hostería frente al aeropuerto. Quedarse por la noche en el hotel sería una buena idea, mucho mejor que intentar conseguir un taxi hacia su departamento, considerando que se lo había prestado a Seo para que pasara nochebuena con su novia.


Se preguntaba si Jungkook se registraría en el hotel o si retornaría a su casa. Él probablemente tenía un chófer al que podía llamar.


—¿Vas a volver a casa para el vuelo de mañana?— se atrevió a decir después de un momento. Jeon no se dignó a verlo y Taehyung se halló a sí mismo luchando con esa tonta necesidad de tener la atención de la otra persona puesta sobre él.


—No. Mi chófer...— Ah, tal como pensaba, la gente rica de verdad tenía lujos peculiares— tiene esposa e hijos con los que estar para Navidad. Le di la noche libre.


—Eso es dulce. Por un instante pensé que no te agradaban las fiestas en lo absoluto.


—No lo hacen— espetó. Su ceño fruncido hizo a Taehyung sonreír. Se veía muy tierno intentando lucir intimidante—. Son estúpidas.


—Pero, ¿qué dices?— replicó, ofendido por la elección de palabras—. La Navidad no es estúpida. Es amor, y familia, y alegría. También regalos. ¿No te gustan los regalos?


—Siempre son cosas inútiles, al final acabo pidiendo un montón de reembolsos. Es un fastidio y una pérdida de tiempo.


—No sabía que tenías una opinión tan dura sobre la Navidad— masculló Taehyung abultando los labios. Por algún motivo, le entristeció que alguien tuviese un punto de vista tan frío hacia unas fiestas cuyo único propósito era traer felicidad.


—Supongo que se trata de experiencias— respondió secamente. Taehyung se encogió dentro de su abrigo, concediéndole eso, sin la intención de profundizar en un tema que parecía ser bastante personal.


Ellos llegaron al café pronto, lo que Taehyung agradeció puesto que su estómago estaba rugiendo desde hace unos largos minutos.


El muchacho tras el mostrador estaba ocupando un traje verde y un gorro de elfo. La etiqueta de su uniforme leía "Hoseok".


Jungkook no fue lo suficientemente bueno ocultando el desagrado en su rostro.


—¡Feliz nochebuena! ¿En qué puedo ayudarles?— canturreó Hoseok alegremente. Taehyung se percató del malhumor de Jungkook rebalsando y esbozó una sonrisa afable.


—¡Feliz noche buena! Me gustaría un café con leche, un trozo de pastel de arándanos y... ¿qué vas a tomar?— preguntó en dirección a Jungkook.


—Un expresso.


—¿Expresso? No me extraña que estés amargado bebiendo algo tan amargo— lo regañó en un tono ligero. El ceño en la frente de Jungkook se acentuó ante el juego de palabras—. Él también tomará café con leche. Y... una dona de chocolate.


—¡Entendido! ¿Cuál es su medio de pago?


—Ah— Taehyung buscó su billetera y hurgó en ella por un par de billetes. Su intento fue en vano cuando Jungkook lo hizo a un lado delicadamente y alzó en el aire una tarjeta de crédito.


—Yo me encargo.


Un sonrojo fuerte se apoderó de las mejillas de Taehyung, parcialmente debido a su vergüenza por no ser capaz de encontrar el dinero, y parcialmente porque... en realidad no estaba acostumbrado a que alguien cuidara de él de esa forma.


Por lo que fue bastante torpe al dejar los cupones encima de la superficie del mostrador para entregárselos a Hoseok.


—¡Y-Y tenemos cupones ta-también!— balbuceó, observando a Hoseok asentir al aceptarlos y rogando interiormente porque su rostro hubiese regresado a su tonalidad normal.


Aunque por el calor en sus mejillas, lo dudaba enormemente.


🎄 🎄 🎄


Jungkook no era exactamente bueno lidiando con gente, menos en aquellos días en los que había tipos vestidos de Santa en cada esquina y tocaban música fastidiosamente alegre en la radio.


Sus padres solían llamarlo el Grinch. Lo que no era... alentador o halagador en ningún sentido. Jungkook no era verde, ni peludo. Sin embargo podía comprenderlo. Su malhumor se disparaba durante las festividades y tendía a ser excesivamente insultante con las personas que sí compartían la alegría navideña.


Entonces era un misterio, el porqué este chico que era la personificación del idealismo de vísperas, estaba sentado frente a él en el café barato del aeropuerto.


Su cabello lacio caía suavemente sobre su frente, el extremo de las hebras acariciando las pestañas definidas que enmarcaban sus ojos castaños. Un lunar adornaba su nariz y otro delineaba su labio inferior.


Taehyung era bonito. Siendo honesto, no precisamente su tipo —solía inclinarse hacia mujeres de atributos prominentes y una personalidad ligera—, agregando el hecho de que ambos tenían gustos bastante diferentes.


Jungkook no tendía a encontrar atractivo que alguien adorase las festividades, o que tuviese una billetera con pinos iluminados. Normalmente cualquier chispa se hubiese desvanecido en el momento en que le dijo que debía mejorar su humor.


Así que Jungkook no tenía ni la menor idea de por qué estaba pensando en comerle la boca al tipo.


—G-Gracias por pagar— dijo Taehyung una vez que se sentaron en una mesa del café—. Por favor, déjame pagarte mi parte.


La expresión de Taehyung era suave al dirigirse a Jungkook. No estaba acostumbrado a ello. Usualmente su malhumor generaraba terror en las personas, no que lo siguieran como un cachorro perdido.


—No. Está bien. Dije que yo me encargaría— respondió dándole un sorbo a su café. Su nariz se arrugó. Demasiado dulce.


—Pero siento que me he aprovechado. Por favor...


—Déjalo, en serio— espetó. Invitarle un café no era un gasto importante, sobre todo estando muy económicamente cómodo.


Las pestañas de Taehyung revolotearon con inseguridad, pero un asentimiento fue su última respuesta, junto con un casi inaudible "gracias".


Jungkook bebió nuevamente de su café con leche, convencido de que este chico debía tener problemas con el azúcar si era capaz de beber eso sin hostigarse.


—¿Quieres probar de mi pastel?— dijo Taehyung inclinándose sobre la mesa. El corazón de Jungkook palpitó al percatarse de su cercanía.


—No— respondió tras apartar la mirada. Era tan condenadamente difícil rechazarlo, Jungkook se halló incapaz de verle el rostro iluminado y denegar cualquiera de sus absurdas peticiones.


Debió saber que era muy débil como para mantener su atención lejos de Taehyung por más de cinco segundos. Él se volvió hacia él y Taehyung lucía como un cachorrito mojado, con su tenedor enterrado flojamente en el pastel de arándanos.


Jungkook quería gruñir de la frustración. En cambio, él habló. —Lo probaré.


—¿De verdad?— brincó con alegría. Jungkook presentía que de ser realmente un cachorrito, su cola no cesaría de sacudirse—. Ok, di "ah".


Ni siquiera cuando su madre, a los 5 años de edad de Jungkook, le dijo que abriera la boca para darle de comer, había cedido. Él había alcanzado su propio cubierto para poder alimentarse.


No tenía excusa alguna para justificar por qué permitió que Taehyung lo alimentara. No otra que "es lindo", lo que no estaba seguro de si era mejor.


Una sonrisa media complacida media encantada tiró de los labios rosados de Taehyung. Estaba muy consciente cuando miró a Jungkook con el tenedor en su boca.


—Tierno— comentó, como si estuviese hablando del clima.


Jungkook luchó contra su primer impulso de contrariarlo. No era tierno. Las personas habían utilizado un sinnúmero de adjetivos para describirlo, incluyendo bastardo y "la mejor jodida de mi vida" —adjetivo, para ir al punto—, no obstante, "tierno" no había sido uno de ellos.


Por otro lado, lo último que quería en ese instante era iniciar una discusión absurda.


—Tú también eres tierno— masculló en cambio. Sintió las puntas de sus orejas enrojecer.


Taehyung parpadeó, sonrojándose hasta el cuello. —G-Gracias...


Jungkook lo observó en silencio. Taehyung comió otro bocado de pastel, con la mano temblorosa sosteniendo el cubierto, y las mejillas aún brillantes.


Jungkook quería llenarlo de besos hasta que no pudiese respirar.


De nuevo, tal vez solamente era un efecto secundario de no haberse acostado con alguien en demasiado tiempo.


—¿Me das un minuto?— dijo Taehyung revisando su teléfono—. Mi señal regresó y necesito avisarle a mi familia que no viajaré hasta mañana.


Asintió, a la vez que Taehyung se levantaba de su asiento y se alejaba de la mesa con el teléfono pegado a la oreja. Por la expresión en su rostro, dar las noticias le dolía mucho más de lo que se permitía demostrar.


Antes había sucedido también. Para Jungkook había sido difícil ignorar los ojitos desamparados, que parecían estar a segundos de humedecerse, luego de que anunciaran por los altavoces la cancelación de los vuelos.


Actualmente no era fácil tampoco. El rostro de Taehyung era demasiado expresivo como para tratar de suprimir sus emociones.


Jungkook le dio un mordisco a su dona, frunciendo el ceño con desagrado al percibir en su paladar el sabor dulce del chocolate.


Una risa grave lo hizo remecerse. Taehyung se sentó nuevamente frente a él, alcanzando de su bolsillo un objeto delgado y rectangular, con una cinta roja rodeándolo.


—Toma. Es chocolate amargo. Creo que va a agradarte.


Jungkook dejó la dona a un lado, masticando e intentando ignorar las náuseas. Aceptó el chocolate amargo, con un agradecimiento que hizo a Taehyung sonreír.


—¿Era un regalo?— preguntó tontamente al retirar la cinta roja.


La mirada de Taehyung se volvió vulnerable de nuevo, una pizca de nostalgia siendo transparente en sus ojos. Jungkook se preguntaba si el chico era consciente de que llevaba el corazón en la mano.


—Sí. Para mi padre. Le gusta el chocolate amargo, así que le compré uno que encontré al entrar al aeropuerto.


—Huh, ellos deben adorarte— dijo Jungkook abriendo un extremo de la envoltura del paquete. El aroma del chocolate ciertamente fue más grato que el dulce del café con leche.


—¿No les haces regalos a tus padres por Navidad?— formuló después de un momento, curiosidad emanando de sus poros.


Jungkook hizo una mueca, apenas resistiendo el impulso de besarlo en medio del café. Jungkook había pensado que era más fuerte que esto, aparentemente no lo era.


—No. Mi familia no suele seguir tradiciones— respondió, tras evadir con dificultad la mirada fija puesta sobre él. Taehyung hizo un sonidito de comprensión, mientras Jungkook le daba un mordisco al chocolate amargo


Técnicamente no era una mentira. Sus padres tampoco le hacían regalos para Navidad, por lo que era —en teoría— una indiferencia mutua.


El camino que los había conducido hasta allá, por otro lado, no había sido uno que calificaría como bueno. Sin embargo, eventualmente, aplastar el pasado se había hecho más fácil que evocarlo cada año con un árbol rodeado por luces y leyendas ingenuas como Santa Claus.


Terminaron el café sin que Taehyung volviera a aludir el tema. Jungkook lo agradeció internamente, además de disfrutar en silencio las anécdotas que Taehyung le relató sobre su familia.


Ellos parecían gente de buen corazón. No era una sorpresa que Taehyung lo fuese también. Jungkook no pudo evitar volver a preguntarse por qué este chico estaba desperdiciando su tiempo con alguien como él.


Tras abandonar el café, se encaminaron hacia uno de los monitores con la información de los vuelos. El listado era largo, por lo que se mantuvieron más que un par de minutos intentando encontrar el número de sus vuelos.


Taehyung hizo un ruidito estrangulado al encontrar al suyo. —Siete de la mañana... Ah... ¿En serio?


—Es temprano— puntualizó Jungkook intentando ser alentador. Taehyung le dio una sonrisa enternecida.


—Sí. Pero mis hermanos se despiertan a las seis para abrir los regalos de Santa. Supongo que me lo perderé este año.


Jungkook sintió una opresión molesta en el pecho al percatarse de la inflexión en su voz. No estaba acostumbrado a consolar gente triste, por lo que pareció casi forzado, cuando su mano acarició la nuca de Taehyung, en un intento mísero de confortarlo.


—No te preocupes. Seguro que tus hermanos estarán más que felices de mostrarte lo que recibieron.


Taehyung parpadeó, antes de que su cara se iluminara con una sonrisa cuadrada, que tuvo a Jungkook al borde de su autocontrol.


¿En qué mundo habían esculpido a ese chico?


—¡Muég'ago!— exclamó una vocecita diminuta a sus espaldas. Cuando Jungkook se giró, aún atontado por la cara bonita de Taehyung, había una niña pequeña señalando el techo.


—¿Qué dijo?— preguntó viendo a la mocosa con desagrado. Los niños pequeños no eran su fuerte.


—Muérdago— contestó Taehyung, haciendo su cabeza hacia atrás para dirigir su atención al techo del aeropuerto.


Jungkook lo imitó, confundido al notar una planta pegada con cinta adhesiva sobre sus cabezas.


—¿Y eso?


—¡Bedo!— exclamó la niña. Jungkook supuso que por su falta de dientes frontales, lo que podría estar tratando de decir era "beso".


Su mente entró en cortocircuito al procesarlo. ¿Beso?


—Cuando dos personas están bajo el muérdago, la costumbre es darse un beso— le explicó Taehyung. A diferencia de él, lucía bastante calmado, incluso... entretenido—. ¿Me darás tu primera tradición navideña, Jungkook?


Jungkook tragó saliva, intentando convencerse de que no estaba a punto de gritar, por un simple beso con un chico que acababa de conocer.


—Sí— respondió secamente. Taehyung dejó escapar una risita antes de apoyar sus manos en los hombros de Jungkook y besar con suavidad su mejilla.


Cuando se apartó, Jungkook se sintió estúpido, por haber esperado algo atrevido por parte de Taehyung, y tonto, por estar derritiéndose por un beso inocente de preescolar.


La niña pequeña se marchó chillando como ridícula, que era exactamente cómo Jungkook se sentía en ese momento, siendo honesto.


Taehyung se tornó rojo cuando Jungkook volvió a poner su atención en él.


—T-Tu primera tradición— balbuceó con nerviosismo—. Disculpa si me sobrepasé...


Jungkook sacudió la cabeza sin emitir palabra, y sin estar seguro sobre cómo explicarle que él realmente quería sobrepasarse con él, respetuosamente.


El resto de la noche transcurrió tranquila. Hablar con Taehyung era agradable e, irónicamente, todas sus anécdotas navideñas, mejoraban su humor, mucho más que los molestos villancicos en los altavoces.


El amor y afecto por su familia era fácil de notar a primera vista. La manera en que sonreía cuando le relataba sobre sus cenas familiares, sus hermanos que tiraban la comida que no era de su gusto bajo la mesa y el perro eliminaba la evidencia antes de que su madre se diera cuenta.


Jungkook no tenía muchas anécdotas navideñas que valiesen la pena. Quizá la del año pasado, cuando su mejor amigo apareció en su casa, con comida china y unas películas policíacas que no pudieron ver porque Jungkook no tenía un DVD.


—¿Qué tenías planeado para esta Navidad?— dijo Taehyung, tras el relato sobre cómo su madre casi echa a su esposo de la casa por haberse comido los preparativos de la cena.


Jungkook se encogió de hombros. —Nada realmente.


—¿No tenías una reunión?


—Algo por el estilo— Ante la mirada curiosa de Taehyung, se obligó a sí mismo a continuar—. Un acto de caridad. Doné un poco de dinero a un orfanato, hoy iban a hacer una cena y quería ir.


—Oh... Eso es... dulce.


—No realmente. No soy bueno con los niños, y la mayoría me desagrada. Sólo creo que es bueno que sientan que no están solos, para las fiestas especialmente.


—Eso es... Um— Taehyung se sonrojó, buscando las palabras adecuadas—. Muy tierno. Tuve una impresión equivocada de ti. Lo siento.


—No fue equivocada, sí soy un hijo de puta, casi todo el tiempo— dijo Jungkook para tranquilizarlo. Una sonrisa divertida tiró de las comisuras de los labios de Taehyung.


Optaron por dirigirse al hotel del aeropuerto, para conseguir un poco de descanso. Jungkook le explicó que planeaba viajar de todas formas, para al menos visitar el orfanato. No se atrevió a decirle que llevaba regalos para los niños en sus maletas, temeroso de que Taehyung pensara de él un santo, cuando era todo menos eso.


A pesar de que la caminata para llegar a la salida del aeropuerto, la caminata hacia el hotel fue corta. La recepción estaba vacía, lo que parecía ser una buena señal.


Sólo parecía.


—Nos queda una habitación disponible, de una sola cama— dijo el hombre al otro lado del escritorio. Su mirada se alternó entre Jungkook y Taehyung, como si esperase que ellos accedieran a compartir una cama.


A pesar de que se prometió mantener su enfado bajo control, no pudo evitar que este ebullera de nuevo. ¿En qué demonios estaba pensando? La falta de profesionalismo era impresionante. Jungkook demandaría al lugar si se atrevía a siquiera considerar la idea.


—¡Está bien! La tomaremos— exclamó Taehyung. Jungkook se tensó, volteando hacia él con los ojos casi fuera de órbita.


—¿Es en serio?


—¿Por qué no? Además nunca me ha gustado pasar vísperas solo. ¡Nos haremos compañía!


Jungkook parpadeó, incrédulo —este chico no podía ser real. Antes de que Taehyung empezara a rebuscar dinero en su billetera, Jungkook alzó la tarjeta de crédito entre sus dedos.


—Yo pago.


Taehyung hizo un puchero, que Jungkook se contuvo de besar. —Tienes que dejar de hacer eso...


—Es en agradecimiento por el chocolate— contestó, lo que fue suficiente para que la preocupación en el rostro de Taehyung se esfumara.


La habitación, en efecto, tenía una sola cama. Sus músculos se tensaron al ingresar al cuarto, intentando convencerse de que esto no era tan malo, en la cama —la única cama— había suficiente espacio para los dos.


—Debo advertirte que tiendo a abrazar a la gente cuando duermo— dijo Taehyung, haciendo que el collar de la camisa de Jungkook le apretara el cuello.


Los zapatos quedaron cerca de la entrada y Taehyung prácticamente se desplomó sobre el colchón. Por su sonrisa complacida, parecía ser un colchón de calidad.


—Lamento que te hayas perdido la cena en el orfanato— dijo después de un momento. Jungkook se deshizo de su abrigo y lo colgó en el armario.


—Lamento que te hayas perdido la cena con tu familia.


—Meh~ Supongo que podría ser peor. Al menos estoy contigo.


Jungkook intentó reprimir una sonrisa. —Eres la única persona en el planeta que podría estar feliz de pasar estas fechas conmigo.


—Claro que no. Eres agradable. Seguro que todos quieren y no te das cuenta.


Taehyung se deshizo de su chaqueta también, dejándola a los pies de la cama, junto con su bufanda. Jungkook recogió las prendas y las colgó en el armario, contiguas a las suyas.


—¿Siempre tratas de subirle los ánimos a la gente?


—Claro que no— replicó Taehyung, abultando sus labios. Aunque fue difícil de creer, considerando que era una bola de amor y afecto.


En la televisión estaban transmitiendo películas navideñas, para colmo. Jungkook hizo un mohín cuando dos niños pequeños en la pantalla se alegraron por salvar la Navidad. Era un tanto... absurdo.


Jungkook se tensó al sentir algo apoyarse sobre su hombro, específicamente la cabeza de Taehyung. Contuvo la respiración cuando el cabello de Taehyung acarició su cuello.


—¿No te molesta, cierto?— dijo distraído, aparentemente demasiado enfocado en el final de la película como para prestarle atención al hecho de que Jungkook estaba al borde del colapso.


—No— masculló, su garganta apretada. Taehyung hizo un ruidito feliz, apoyándose cómodamente sobre el costado de Jungkook.


Fue un poco torpe. Respiró descompensado durante el resto del filme, sin ser capaz de centrarse en la trama, demasiado pendiente del cuerpo de Taehyung pegado al suyo. Era más que frustrante, considerando que no estaba haciendo nada en lo absoluto y aún así apenas podía pensar con racionalidad.


—Hueles bien— comentó Taehyung cuando iniciaron los créditos. Jungkook tragó saliva, diciéndose a sí mismo que eso no significaba nada. Taehyung claramente sólo desconocía lo que era un filtro cerebro-boca.


El chico se apartó repentinamente del costado de Jungkook, lo que fue un alivio, en parte. Observó a Taehyung acercarse al ventanal de la habitación y apartar la cortina con cuidado.


—Está nevando— susurró, antes de girar hacia Jungkook con una sonrisa emocionada en el rostro—. ¡Jungkook, está nevando!


Siendo lógico, la nieve no era para emocionarse. Causaba accidentes y además, en términos científicos, sólo eran partículas de agua congeladas. Jungkook jamás la había disfrutado especialmente, tampoco en muñecos o en guerras de bolas de nieve.


Sin embargo, Jungkook no halló en sí mismo la voluntad para declinar a Taehyung, cuando este sostuvo su mano en la suya y lo condujo hacia el ventanal.


Deslizaron la puerta de vidrio para salir hacia el diminuto balcón del hotel. Jungkook apoyó sus codos en la barandilla, viendo la nieve caer sobre ellos y sobre el pavimento. Taehyung extendió los brazos para alcanzar copos de nieve en sus manos.


—Es tan bonita— dijo con emoción en su voz, una sonrisa preciosa adornando sus labios. A Jungkook le resultó difícil alejar la mirada—. Me encanta la nieve. Me trae bonitos recuerdos y me hace feliz.


—Todo te hace feliz.


—¿Es eso malo?— dudó Taehyung. Él lucía como un cachorro asustado cuando Jungkook sonrió.


—No. A veces desearía ser así también.


—Ah. Entonces deberías empezar a hacer cosas que te hagan feliz— respondió sencillamente, sus codos apoyándose en la barandilla crecano a Jungkook. Sus hombros se rozaban entre sí—. ¿No te parece?


Irónicamente, no recordaba haber estado más cálido y cómodo en su vida que en aquel momento.


Detuvo su atención en los labios rosados de Taehyung. Jungkook no tendía a dejarse llevar. Pero supuso que siempre podría culpar el ambiente romántico que generaba la nieve, la noche y la proximidad de este chico adorable, por su impulsividad.


Su mano sostuvo la mejilla de Taehyung. Él estaba cálido en su palma fría. Los labios de Taehyung se entreabieron con suavidad, antes de que Jungkook los acariciara con los suyos.


Fue un beso superficial, medio torpe, presionando con cuidado sobre la boca esponjosa de Taehyung. Pero fue el mejor beso que Jungkook había experimentado en su vida.


Cuando se distanció, la cara de Taehyung estaba roja, desde su cuello hasta la punta de las orejas.


—Eso fue...— carraspeó, mostrándose tímido. Jungkook resistió la urgencia de volver a besarlo.


—¿Estuvo bien?— se atrevió a preguntar, inseguro sobre si el beso había sido un paso aceptable de su parte. Taehyung asintió, enrojeciendo más fuerte.


—¿Puedo?— dijo con la voz pequeña. Jungkook no respondió, inclinándose nuevamente hacia Taehyung y siendo recibido por labios dulces, que se abrieron para profundizar el beso.


La boca de Taehyung sabía dulce. Era café con leche y arándanos, contra su lengua de chocolate amargo. El contraste se sintió bien en su paladar.


El beso fue positivamente adictivo. Los dedos finos de Taehyung se aferraron a los costados de Jungkook, buscando firmeza. Las manos de Jungkook descansaron en la espalda baja de Taehyung, para mantenerlo estabilizado contra él.


No supo cuánto duró. Nunca había perdido de aquella manera la noción del tiempo, pero fue imposible enfocarse en otra cosa que no fuese el chico entre sus brazos. Taehyung hacía ruiditos dulces para sus oídos, cuando acariciaba su lengua en el lugar correcto, y sus dedos temblaban mientras trataban de sostenerse.


Un sonido lejano, que Jungkook tardó en procesar, los hizo separarse. Un hálito abandonó las bocas de ambos. Taehyung se veía precioso, labios hinchados y ojos adormecidos. Besable.


—E-Es una alarma— aclaró Taehyung, sacando el teléfono de su bolsillo. El ringtone se detuvo después de que presionara la pantalla—. Es... medianoche.


Jungkook se acercó, suavemente apoyando su frente contra la de Taehyung, quien se relamió los labios ante la cercanía.


—Feliz navidad— susurró Jungkook. Los pómulos de Taehyung se sonrosaron bajo su mirada, todo cálido a pesar de la nieve.


Sonrió, bonito y brillante. El corazón de Jungkook palpitó con fuerza cuando Taehyung acarició su mejilla y susurró de vuelta. —Feliz navidad, Jungkook.


En esta fría estación

El hecho de que estés aquí es un evento especial

Para ti, la calidez que derrite

Mi azul y gris

Navidad sin ti, simplemente no sería Navidad en absoluto

Muérdagos brillantes arriba de nosotros, solo somos tú y yo...



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PM Pri Martinez
Que linda historia!!! Quedé con ganas de seguir leyendo 🤧💕
Livy Aguilar Livy Aguilar
Que hermosa historia
Bangtan World Bangtan World
QUE BONITO, QUE BONITO
Kim Jeon Kim Jeon
No me gusta Navidad tampoco, pero ame la historia, realmente metas ✨
Mae Kamile Mae Kamile
Navidad waooo nunca le sentí feliz pero la historia me hizo querer por lo menos tener una navidad feliz aunque no la tenga♡
Aquí Leyendote Aquí Leyendote
Que Hermosa Historia 💜
TOMLINSONREY TOMLINSONREY
No puedo explicar cómo ame demasiado estos segundos de fic. Gracias señorita miel
ayra ayra
Esta hermosa historia merece un extra, voy a llorar
s saudade💐
Se que es mucho pedir pero por favor podias hacer un extra🥺🙏 de verdad la historia es hermosa🥰💚💜
Julianny Enid Julianny Enid
Tienes cuenta de Wattpad?
day . day .
ES Q ESTP ES MUY LINDO
Caroline Castilll Caroline Castilll
FUE MUY HERMOSO AYUDDFAAAAA AA
Jk Sam Jk Sam
Cada historia tuya es un regalo. 💜💜💜
k karina
Dios esta historia es hermosa, muchas gracias amo la manera en que escribes, gracias👏👏🥰
bae h bae h
Queee booonitooooo nooo TT
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