Adopción Подписаться

No me gusto desde que lo vi. Mi esposa decía que era un ser inofensivo, que era un ángel que venía a nuestras vidas para alegrarlas, yo ya era feliz, pero para ser sincero, a mí me parecía de lo más malévolo, repulsivo y aparte de una piel tan oscura que no me gustaba. A causa de que nunca tuvimos la dicha de tener un hijo nos vimos en la necesidad de buscar como llenar ese vacío. Buscamos todos los métodos posibles para embarazarnos, pero nada surgía efecto, yo salía cansado del trabajo y Patricia se hundía cada vez más en la depresión por tantos ángeles que había mandado al cielo sin bautizar. Ella insistía en que sería lo mejor para los dos, pero yo siempre le dije que no sabíamos su procedencia ni que pudiese correr por su cabeza, como era su genética o qué clase de progenitores había tenido, su respuesta siempre fue un: siempre piensas en ti Richi.

Era el pan de cada día, desayuno, comida y cena. Me decía que se sentía muy sola y que siempre tuvo el sueño de ser madre, que como alguien como yo podía seguir con alguien como ella que no podía germinar ni una sola semilla en su reseca matriz. Que si la educaron para ser reina y quería tener diez hijos, y que yo, y que esto y más bla, bla, bla. Con ese argumento siempre me daba la vuelta en la discusión y terminaba por abrazarla durante aquel mar de lagrimas que desbordaba de sus ojos avellana.

Me hizo sentir tan mal que termine por aceptar aquella adopción, paso un tiempo que, por las leyes, y que tenían que revisar que fuera un lugar apto y esas cosas para la estabilidad de alguien así, que buscaba reintegrarse. Al principio me pareció bien llenar aquel hueco que provocaba todos los embarazos perdidos durante largos años. Pero cuando llego a la casa me molesto. Corriendo de aquí para allá, y de acá para allá, haciendo ruido, gritando, saltando de sillón en sillón, tirando todo lo que encontraba a su paso, devorando todo como termita, parecía no tener ni una sola pisca de respeto por lo ajeno, lo quise regañar y pegar pero Paty se interpuso, no pude hacer mas.

Fueron meses difíciles para mi y felices para ella, llegar del trabajo y mirar el desastre que dejaba, me llenaba de aah… no lo sé, tenia que acabar con aquello, pero ¿Qué podía hacer? Patricia se miraba tan contenta desde que eso llego a la casa, aquel hijo de esto y de aquella también, me daba asco, tenia que hacer algo.

Una madrugada me levanté para orinar, lo vi allí, mirándome desde el sillón, le dije: ¿Qué haces despierto? Pero no me contesto, solo me miraba y seguía comiendo algo, no se si me molesto mas que no contestara o que estuviera comiendo en la madrugada. Me fui acercado y él se intimido y se cubría como si lo fuera a golpear, mire a mi paso y estaba mi foto con Paty, mi tarjeta de crédito, mi credencial, estaba devorando mi cartera, el maldito se estaba comiendo mi cartera y mi dinero. Corrí hacia él y este hizo lo mismo pavorido, tire cuanto me encontraba a mi paso en la oscuridad, le soltaba golpes con la escoba, pero no pude cogerlo, gritaba y parecía pedir por su vida, pero yo no lo quería escuchar, despertó Paty y lo tomo en brazos, se miraba muy asustado, sentía que la sangre me ardía por toda la cara.

—¿Qué te pasa, Ricardo? —me grito.

—Es él, Patricia mira mi cartera.

—Es inocente, no lo quieres porque no es de nosotros, eso ha de ser, ¿verdad que es eso?

—Paty, yo…

No quiso seguir hablando y se encerró en la habitación.

No pude dormir, recordaba todo lo que había roto a su paso, como mi vida era muy distinta tan solo algunos meses atrás. Espere a que durmiera, forcé la puerta y entre por él, ahora me dirijo al rio más cercano de aquí, tengo que arrojarlo para que se congele entre las frías aguas antes de que Patricia despierte. Espero que la policía tarde en encontrar el cuerpo.