asteriabridget Asteria Bridget

A veces los seres más peligrosos son aquellos que están mas cerca de ti. Jason descubre este hecho cuando la persona que menos esperaba lo secuestra y se ve forzado a huir de él si quiere sobrevivir. Reto de la copa de autores "El Turno del Invierno".


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Acto único

El invierno había llegado y con él la temporada de hockey que desde octubre había comenzado. No obstante, no era hasta un mes después que el señor Brent consiguió boletos para ver jugar a los Yellow jacket del cual su hijo Jason de tan solo doce años era un gran admirador. Por lo cual la noticia había sido bien recibida por el menor. Quien esperaba ilusionado el día 19 de noviembre para ver jugar a su equipo favorito contra los Blue lions junto a su padre ya que este era un hombre ocupado, que solía pasársela trabajando desde muy temprano hasta las 6:00 pm por lo que para Jason era difícil convivir con él debido a que el chico también debía ir a clases y después a entrenar en la pista de hielo, ya que pertenecía a un club deportivo de hockey.

Pero a partir de la mañana del miércoles 18 las cosas serian diferentes, finalmente Jason saldría de clases y tendría tiempo para hacer lo que quisiera, levantarse tarde, jugar videojuegos y patinar durante el resto del día. Por lo que cuando dieron las 7:00 am no se levantó de su cama como acostumbraba cuando sonaba la alarma, tampoco corrió a su armario para colocarse el uniforme y bajar a desayunar. Sino que se quedó en la cama hasta las 8:00 am más tiempo de lo que su madre consideraría aceptable, esta al ver que su hijo no se levantaba fue a su habitación y tocó la puerta de la alcoba del chico.

—Jason ya es tarde, deja de estar holgazaneando y baja a desayunar —ordenó su madre tras asomarse por la puerta del cuarto.

—Mamá, son vacaciones.

—Ya me oíste, baja que tu padre ya pronto se va a ir a trabajar.

Jason se levantó de su cama con pesar y es que el frío a pesar de tener un calentador pequeño se filtraba desde la ventana al interior de su habitación. Bajo hasta el comedor, llevando consigo una manta para cubrirse y tomo asiento en su lugar acostumbrado en la mesa. Donde le esperaban un par de panqueques, a los cuales de inmediato puso miel y mantequilla.

—Gracias por la comida, mamá.

Su padre ya había terminado su plato por lo que se levantó para dejar el plato a los trastes sucios.

—Yo lo hago, cariño. No quiero que se te haga tarde.

—Descuida, querida. Ya que estamos en la temporada navideña, nos han movido la entrada a las 10:30.

—¿Papá y sobre mañana?

—Claro, campeón. No me perdería por nada el gran juego.

—Espero que así sea.

—Así será, bien debo irme.

Le despeino el cabello y se despidió de su esposa con un beso. Jason por su parte se mantenía escéptico pero optimista al mismo tiempo, ya que su padre había prometido ir.

—¿Crees que cumpla, mamá?

—Sabes que tu padre es un hombre ocupado, pero adora el hockey tanto como tú.

—A veces pienso que ama más el trabajo.

—Son cuestiones de adultos, cuando crezcas lo entenderás.

—No estoy muy seguro de eso.

—En caso de que sea necesario, te acompañaré yo al partido.

—Pero tu detestas a los Yellow jacket.

—Eso no es verdad, solo no entiendo que tiene de divertido.

—Creo que mejor le doy el boleto a uno de mis amigos.

—Mejor termínate tu desayuno.

La madre de Jason tomó el control de la televisión y la encendió, poniendo el canal del noticiero, justamente cuando la presentadora hablaba sobre uno de los niños que habían desaparecido en la ciudad donde vivían.

—En otras noticias, finalmente las autoridades dieron con la menor Karla Glen quien se encontraba desaparecida desde hace dos meses. Desafortunadamente, fue encontrada sin vida en lo profundo del lago Walton. Debido al estado de congelación que presentaba su cuerpo. Aun se espera los resultados de la autopsia para determinar la causa de muerte.

—¡Que terrible! El mundo es un lugar cada vez más peligroso, ¿me escuchaste? tienes que tener cuidado con los extraños —dijo la madre de Jason y mejor cambio de canal.

Su hijo por otro lado ya comenzaba a distraerse con el celular mientras terminaba sus panqueques.

—Sí, eso lo sé. Aunque sobre esa niña, tal vez solo estaba jugando en el hielo y se cayó al lago, no sería extraño ni la primera vez que el hielo se rompe. Bueno mamá voy a jugar un rato.

—Esta bien, ¿hoy tienes practica de hockey?

—Si, a las 4:00 pm como siempre.

Jason levantó su plato y se lo llevo al fregadero. Mientras su madre se quedó viendo el noticiero un rato más. El chico por su parte aprovecho para pasar el día divirtiéndose. No tenía idea de lo que le esperaba al día siguiente. Su padre como era de esperarse tuvo que trabajar hasta tarde por un encargo de su jefe y por más que intentó librarse del mismo le fue imposible. Por lo que Jason como le había dicho a su madre le comentó que invitaría a un amigo al juego y se irían después de la practica al estadio. Lo cual no hizo, no tenía ganas de ir por lo que se quedó hasta tarde lanzando discos a la portería que había en la pista de hielo donde entrenaba, casi no había nadie en la pista así que se sobresaltó cuando escuchó la voz de su coach desde afuera.

—¿Sigues aquí, Jason? Ya va a cerrar el lugar, ve a cambiarte.

—Si entrenador.

El hombre bebió un trago del termo que llevaba consigo y espero a que Jason abandonara la pista antes de retirarse también. Jason se enfocó en guardar su equipo y en cambiarse el uniforme en los vestidores por ropa común. Entonces cuando estaba afuera de la pista que recién habían cerrado se encontró nuevamente con su entrenador.

—Es algo tarde ya ¿tus padres no van a pasar por ti?

—Mi padre esta trabajando, mi madre cree que estoy en el partido de los Yellow jacket.

—Entiendo… te llevó en mi auto.

—No quiero ser una molestia.

—No puedo dejar a uno de mis jugadores aquí a fuera, aun eres joven y el mundo está lleno de locos. Andando, además te congelaras aquí afuera.

—Está bien.

Ambos se dirigieron al estacionamiento y se subieron a un auto negro, con vidrios polarizados. Lo cual era bastante habitual en la ciudad. Jason se colocó el cinturón de seguridad, al igual que el conductor. Que de inmediato encendió el auto, aunque al ver al joven una idea descabellada paso por su cabeza así que antes de arrancar revisó el compartimiento de al lado sacando una pequeña cajita repleta de lo que parecían ser unas pastillas tictac, ofreciéndole al chico. Quien tuvo que aceptar por amabilidad, aunque a su parecer le parecían un poco rancias por lo que para no parecer maleducado simplemente se las trago considerando que estaban viejas. Sin sospechar que eran dulces adulterados.

—Si recuerdo bien vives por las residencias ¿correcto?

—Así es.

—Has estado esforzándote mucho en los entrenamientos.

—Si me gustaría ser algún día un jugador de hockey.

—Para ser titular tendrás que esforzarte mucho más a partir de ahora. —Le distrajo conversando hasta que noto que el efecto de las pastillas empezaba a hacer efecto.

Jason comenzó a tener sueño e intento luchar contra él, pero terminó quedándose dormido confiado al ver que la ruta era similar a la que conocía. Sin embargo, cuando cayó dormido el coach cambio de dirección llevándoselo a las afueras de la ciudad, el hombre sabía bien que tenía al menos tres horas de ventaja antes de que el chico despertara, para llevárselo a una cabaña que tenía en las afueras de la ciudad. Tiempo que aprovecha perfectamente en pasar la urbanización y terminar tomando una ruta que lo llevaría a un bosque, cuyos arboles estaban completamente cubiertos de nieve y los caminos de igual forma.

Sin encontrar, a nadie le expliqué como es que llegó ahí. Jason tras pasar durmiendo por al menos tres horas, se sobresaltó al despertar en una jaula con nada más que una manta. A su alrededor veía celdas similares y en ellas había otros niños, pudo contar al menos otras cuatro además de la suya. Sorprendiéndose de que no parecían ser mayores de trece, y el más pequeño tendría alrededor de unos ocho años.

El chico asustado intentó forzar la celda, pensando que quizá podría abrirla, hasta que escucho la voz de otro de los chicos.

—No lo hagas, vas a hacer que ese hombre venga —dijo una chica de cabello castaño que se despertó por el ruido.

—¿Quién? ¿Dónde estamos? —preguntó Jason.

—Es obvio que habla de la persona que nos trajó hasta aquí. Además, ninguno de nosotros sabe donde nos encontramos —susurró el mayor de los cinco chicos.

Pero todos se callaron cuando escucharon pasos acercándose y Jason hizo igual, trató de recordar como es que había terminado en esa situación, pero lo único que recordaba era haber estado entrenando hasta tarde y el hecho de haberse estado dirigiéndose hasta su casa en auto con su entrenador. Cuando el mismo, abrió la puerta donde se encontraban encerrados Jason se quedo estupefacto al verlo ahí de pie.

—Coach, ¿qué está pasando?

—¡Oh, ya despertaste, muchacho! Eres muy distraído, siempre he lo he dicho por eso es que siempre te estoy diciendo en los entrenamientos que cuides tu defensa.

—Coach, ¿Por qué está haciendo esto? ¿es una broma? mis papás…

Una sonrisa llena de malicia se formó en el rostro del hombre, haciendo que la sangre se le helara al chico, cuando el entrenador sujeto el cuello de la ropa de Jason y presiono su cabeza al jalarlo contra las frías rejas.

—Vas a quedarte calladito obedientemente y quizá vuelvas a verlos, de lo contrario… —El coach sacó un cuchillo y lo acercó al cuello de Jason, quien no tuvo otra opción más que asentir para ser liberado de sus manos.

Jason pasó una semana ahí encerrado en la que sus padres estaban como locos buscándolo junto con las autoridades, quienes esperaban que llegara algún mensaje del secuestrador pidiendo un rescate. Sin embargo, no tuvieron ninguna pista del chico, el coach mantenía su cubierta gracias al auto, por lo que continuaba asistiendo al trabajo y haciendo su rutina con normalidad por lo que los chicos cautivos solían pasársela solos la mayor parte del tiempo a menos que el hombre quisiera sacar a uno de ellos para desquitarse de sus frustraciones del día.

No fue hasta el día ocho del cautiverio de Jason que el hombre se preparó para iniciar un juego, por lo que les explicó las reglas. Mientras el portaba un rifle con silenciador.

—¿Alguna vez han jugado a las escondidas? Me imaginó que sí. Pues voy a darles la oportunidad de volver a casa. Colocaré la llave de su jaula en la cerradura, ustedes no la van a girar hasta que salga de aquí o les dispararé. Después tendrán 10 minutos de ventaja para escapar e ir a donde quieran. Yo me alejaré unos ocho metros de este lugar y durante ese lapso no les haré nada, pero cuando pasé el tiempo les perseguiré a cada uno de ustedes. Si logran escapar de mí, podrán volver a casa, pero sino… bueno se convertirán en uno de mis trofeos —explicó el hombre.

Mientras Jason y los otros chicos asimilaban la situación en silencio, el entrenador comenzó a colocar las llaves y al poco abandono la cabaña alejándose de ella. Después los chicos de inmediato giraron las llaves y salieron corriendo del lugar. El exterior estaba tan frio que Jason sintió como la brisa al chocar con su piel lo entumía por completo al no estar bien protegido del inclemente clima.

La nieve era un problema para tan jóvenes criaturas, dificultaba correr y hacia que los chicos dejaran marcas por doquier haciéndolos fácil de rastrear. Pero para el entrenador no sería divertido aquello si los pobres no tenían ventaja, además estaba bien familiarizado con el entorno por lo que se encontraba confiado con que les daría caza a cada uno de ellos, contó el tiempo en su reloj y cuando pasaron 10 minutos levantó la cabeza para admirar el paisaje.

—¡La cacería ha iniciado! —exclamó al aire, aunque no había nadie que pudiera oírle.

Entonces comenzó a perseguir a cada uno de los niños, que solo tenían los árboles como escondite. Adentrándose en el bosque con el sigilo de un cazador, apuntando al pecho o espalda de sus blancos, haciéndolos caer uno a uno en la nieve la cual se teñía de un rojo vivo conforme daba en sus objetivos. Jason escuchaba detrás de si mientras corría, los gritos de los chicos a los que iban asesinando, por lo que buscó una rama para cubrir sus huellas y trepar a un árbol para tener un panorama completo del lugar. Se aterrorizó cuando se dio en cuenta de que no había ningún rastro de civilización a su alrededor, solo había arboles y pinos cubiertos de nieve. No podía creer que estaba tan lejos.

Frotó sus manos para darles algo de calor, no podía quedarse eternamente en aquel lugar, si no lo mataba el hombre, moriría por hipotermia. Gracias a que se encontraba desde un punto alto, pudo ver como el entrenador perseguía al mayor de los chicos en una dirección contraría a donde se encontraba, por lo que aprovechó para bajar y correr lo más lejos que pudo. Sabía que no le tomaría mucho tiempo dar con el otro chico y luego dirigirse a matarlo.

Jason se topó con un lago parcialmente congelado por lo que tuvo extremo cuidado al empezar a cruzarlo. No obstante, la vegetación era menos frondosa por lo que algunos disparos le rozaron desde la distancia, ya que el entrenador había terminado de arrebatarle la vida al mayor de sus víctimas. El coach uso la mirilla del rifle para apuntar a Jason y logro hacer que uno de los disparos acertara en el hombro del chico haciéndolo gritar de dolor.

Ahora que la última presa de aquel hombre estaba malherida. Decidió acercarse rápidamente sin dejar de apuntar a su objetivo. Pensando que no sería divertido acabar, así las cosas. Jason aún seguía corriendo y en un intento desesperado de esquivar las balas se lanzó al agua del rio. El hombre se quedó observando a una corta distancia como el chico comenzaba a ponerse cada vez más azul hasta que finalmente dejo de moverse, dando por finalizada la cacería de ese año.

20 декабря 2020 г. 15:15 2 Отчет Добавить Подписаться
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Об авторе

Asteria Bridget ¿Hastiado de la rutina? En este espacio, encontrarás diversos mundos que te transportarán a lugares llenos de fantasía, ciencia ficción y romance. ¡Atrévete a explorarlos!

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Patricia Pixie Patricia Pixie
Qué brutal final. La última parte transmite de forma excelente la ansiedad del pequeño. Me encantó la helada ambientación de tu relato
~