asteriabridget Asteria Bridget

Reto Flash de la copa de autores "La anécdota navideña".


Короткий рассказ Всех возростов.

#TheChristmasAnecdote #theauthorscup
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Capítulo 1

Los meses rápidamente pasaron y pronto Alice se encontró con que diciembre empezaba. El invierno habría llegado más pronto de lo que ella esperaba, por lo que siempre procuraba ir abrigada a todos lados. No obstante, aun cuando era una joven que casi todo el tiempo iba bien protegida y cubierta del frio, llevando guantes, bufanda y chaqueta. Su corazón siempre se mantuvo solitario y frió.

Por lo que para ella el cambio de estaciones o las fechas festivas que otros esperaban con emoción, para ella no significaban nada. Su casa nunca estuvo adornada, ni en Halloween, ni el día de muertos, muchos menos en navidad y por supuesto el año nuevo no iba a ser una excepción a la regla.

Para Alice diciembre solo era otro mes más en el calendario. Aunque por mas que intentara alejarse del espíritu festivo que reinaba en aquella época, era complicado, por no decir que prácticamente una tarea imposible de conseguir. Si iba de compras con su madre al supermercado, en ese lugar se encontraba con las decoraciones de la época y con la música navideña inundando el edificio.

En varias ocasiones se encontró a si misma tarareando la letra, con los años incluso se había aprendido algunas de las canciones, básicamente porque a veces los maestros los obligaban a cantarlas, algo que odiaba. Con el tiempo por lo pegadizas que eran especialmente en su estribillo, se había resignado a que rondaran por su cabeza.

En la escuela, los estudiantes también hablaban sobre la navidad, la cual parecían considerar la festividad mas grande del año, algo que ella nunca en su mente pensó. De todas formas, ella no odiaba la navidad, quizá cuando era mas joven si lo llego a hacer, con tantos niños hablando de la fiesta y sobre los regalos que les traería “Santa Claus” la más grande mentira que alguna vez se hubo inventado por parte de todos los adultos y que de alguna forma se había aceptado como una tradición respetable. Por ese hecho en varias ocasiones tuvo problemas cuando era una niña con otros adultos, después de eso a ella nunca le habían mentido y no comprendía en ese entonces porque hacían aquello con los otros chicos.

Pero ese ya no era su situación, ya era grande al igual que sus amigos y con el tiempo había aprendido a tolerar. La navidad tenia un atractivo hogareño que ella nunca experimento mientras fue una niña y aun así nunca pensó no celebrarla le podía llegar a afectar, después de todo solo era una simple fiesta tonta, al menos en su mente. Siempre que la navidad llegaba se preguntaba como seria celebrarla, pero olvidaba rápidamente esa idea y la guardaba en lo mas profundo de su mente.

La forma en que ella pasaba esa noche no era nada fuera de lo común. Cenaba con su familia, no obstante, no era el ostentoso pavo que al mismo tiempo otras familias seguramente estaban comiendo, en su lugar era una cena mas modesta. A veces comía pizza que pedían a domicilio, aunque otras veces se trataba de comida china. Después de comer, simplemente se retiraba a su habitación donde se colocaba unos audífonos viejos y escuchaba música hasta que se quedaba dormida.

En otras navidades incluso la fecha llegaba a pasar inadvertida y como un día normal, solo se ponía a leer o a ver películas, como le parecía mas entretenido. Aunque sus amigos no le dejaban de recordar que la navidad existía y uno que otro le daba sus buenos deseos, por lo que ella por educación debía responder de la misma forma.

Muchas veces se llego a cansar de dar explicaciones del porque no celebraba ella la navidad u otras fechas festivas y en la misma cantidad de ocasiones fue vista como un bicho raro por sus compañeros, amigos o cualquiera que le preguntase. Por lo mismo aquel hecho contribuyo a que ella no quisiera saber durante mucho tiempo nada con respecto a esa y otras fiestas,

La navidad poco a poco se iba acercando y con ella las decoraciones por doquier, los centros comerciales abarrotados. Y un día mientras se encontraba tomando clases uno de sus compañeros le lanzó una nota en un papel arrugado. Ella lo sujetó y buscó al que se lo había lanzado con la mirada, encontrando los ojos de Jake con los suyos, por un instante, entonces una vez se dio cuenta que la nota era de él. La fue desenvolviendo lentamente para leer el papelito.

Con una letra en color azul y bastante descuidada decía el papel:

“Alice, ¿te gustaría venir a la fiesta que estoy organizando el día 24 en mi casa? Responde sí o no”

Alice guardó la nota poniéndola entre sus cosas, no era el tipo de chicas que salía de fiesta. Así que se concentró en la materia. Cuando el timbre sonó anunciando el final de la clase, se apresuró con su mochila para salir de ahí. No quería confrontar a Jake, así que fue de las primeras en dejar el aula.

Estaba dando algunos pasos por el pasillo cuando Jake se apuro a tomar sus cosas y alcanzarla.

—¡Alice! —gritó su nombre, tratando de que ella dejara de alejarse.

Jake se fue abriendo paso entre los estudiantes mientras Alice se iba. Sin embargo, logró alcanzarla y cuando estuvo bastante cerca, le tocó el hombro.

—¡Hey, Alice! Te estaba llamando

—¡Oh, Jake! No te escuché, lo siento.

—Aun no me has dicho si vendrías a mi fiesta ¿recuerdas? Invité a todos los del salón.

—¡Ah! si el papel, perdón se me olvido responderte —dijo ella al verse atrapada.

—Entonces, ¿vas a estar libre esa noche?

—Pues no lo sé.

—Ven a la fiesta, será divertido.

—Voy a pensarlo, si no tengo nada que hacer podría ir.

—Piénsalo, pero no mucho. Te aseguró que te divertirás.

Asentí a sus palabras y luego me despedí.

—Ya debo irme, te veré después.

—No lo olvides, es el 24 de diciembre.

—Claro.

Alice después de esa charla tomó el transporte que se dirigía hacia su casa, donde el conductor colocó varias canciones navideñas en su radio. Alice evitando verse contagiada por el espíritu navideño, se puso sus audífonos para no tener que oír los villancicos. Después buscó la nota de Jake entre sus cosas y volvió a leerla. No sabia si asistir o no, pero siempre podría fingir que estaría ocupada ese día, festejando con su familia. Así no lo ofendería y el rechazo seria lo más natural posible. Después de todo muchas familias acostumbraban a celebrar juntas el 24.

Los días pasaron y cuando dio el 18 de diciembre, los estudiantes de todo el país salieron de vacaciones, Alice ya no tendría porque preocuparse de que le insistieran por asistir a ningún evento. No obstante, cuando dio el 20 de diciembre, recibió la repentina visita de varios amigos en su casa, entre ellos Jake. Tocaron el timbre, de su casa esperando sorprenderla.

—Alice, puedes atender, estoy doblando la ropa —dijo la mamá de Alice, desde la lavandería de su casa.

—No te preocupes, seguro solo es un vendedor, ya se marchará si no le abrimos.

No obstante, el timbre volvió a sonar dos veces y Alice tuvo que ir a asomarse por el orificio de la puerta antes de abrir. Alice se sorprendió al ver a tan grande grupo y sin otra opción abrió la puerta de la casa.

—¡Feliz navidad! —dijeron los jóvenes en unisonó.

—Si igualmente, no esperaba verlos. ¿Qué hacen por aquí? —preguntó Alice, tratando de mantenerse cordial.

—Todos acordamos ir a patinar a la pista de hielo —dijo Jake.

—Pero como no respondías los mensajes decidimos que sería mejor usar tu casa como punto de reunión y de paso visitarte —comentó Alma.

—Lo siento, no se patinar —se excusó Alice avergonzada.

—Descuida la mayoría de nosotros tampoco.

—Aprenderemos en el camino —dijo Samuel.

—Bueno, supongo que debería pedirle permiso a mi madre antes de decirles que sí.

—Esta bien yo se lo pido por ti —dijo Alma, sabía que así no podría zafarse tan fácil de decir que no.

—El resto esperamos aquí afuera.

Jake y su grupo se retiraron y quedaron platicando en la calle, mientras Alma entraba por la puerta principal de la casa. Alice esperaba que su madre no aceptara, pero cuando Alma explicó a su madre que varios compañeros de la escuela se habían reunido para ir juntos a la pista ella sonrió contenta por el hecho de que su hija tuviera tantos buenos amigos.

—Me parece una idea espectacular, claro que puedes ir Alice. Voy por mi billetera para darte dinero.

Su madre se retiro un momento en el que Alice aprovecho para guiñarle el ojo a su amiga. Cuando regreso la mamá le dio el dinero a su hija.

—Diviértanse y procura volver temprano, Alice.

—Gracias, mamá.

—Descuide, vamos todos juntos.

Ya Alice con el permiso de su madre se unió al grupo y entonces los jóvenes pudieron dirigirse a la pista, empleando el transporte público. Al llegar el lugar estaba bastante lleno, por lo que tuvieron que hacer fila antes de poder entrar a las instalaciones, después cada quien en el mostrador pidió su talla de patines rentados y una vez se los pusieron pudieron entrar a la pista de hielo. Aunque usar los patines no era tan complejo al caminar fuera del hielo, cuando entrabas a la pista era otro asunto.

Al ser la primera vez de muchos, las caídas fueron frecuentes entre los miembros del grupo sin mencionar que una vez en el suelo ponerse de pie era aun mas complejo por lo que volvían a caer en el hielo, por fortuna el hielo era menos duro que el asfalto por lo que los golpes no fueron demasiado dolorosos, aunque no por eso se salvarían de tener algún hematoma. Alice fue de las precavidas que prefirió sujetarse de la barandilla para no caerse. Pero tras una media hora en la pista, los pies le comenzaron a doler, al igual que a su amiga Alma por lo que decidieron tomar un descanso fuera de la pista.

—Quien diría que traer unas cuchillas en los pies podría hacer que me doliera todo el cuerpo —dijo Alma para romper el hielo entre las dos.

—Si, creo que ya no siento mis pies.

—Por cierto, Alice, ¿vas a ir a la fiesta de Jake el día 24?

—Creo que no, ese día estaré ocupada.

—Si eso pensé, pero no crees ¿qué podrías hacer una excepción?

—No soy exactamente una persona festiva.

—Siempre hay una primera vez, además estarías con amigos.

—Ni siquiera he comprado regalos.

—Los regalos no son tan importantes, pero si quieres puedo acompañarte, aun tenemos tiempo antes de que sea el día.

—Bien, supongo que puedo hacer una excepción —dijo Alice, resignada.

Ya se hacia la idea de que esa era la razón principal por la que habían aparecido frente a su casa, para asegurarse de contar con su presencia.

—Excelente, ahora. ¿qué tal si compramos algo de comer antes de volver a la pista? ya siento que no me duelen tanto los pies.

—Habla por ti, yo aun estoy adolorida, no se como ellos tienen tanta energía y eso que se caen tantas veces.

—Su tolerancia al dolor no es humana, para nada normal— respondió Alma, concordando con Alice.

Tras comer unas botanas que vendían en el lugar y recuperarse del cansancio volvieron a la pista para unirse con sus amigos. Encontraron un poco menos difícil el volver al hielo, pero no por ello se libraron de las caídas. Aun con ello, los jóvenes pasaron una tarde divertida. Por lo que el tiempo que Alice paso con ellos se fue volando en un parpadeo. Antes de volver a casa y despedirse de sus amigos acordó con Alma reunirse una vez mas para elegir regalos en las tiendas.

Juntas acordaron de verse a los dos días de haberse juntado para patinar, en un centro comercial, ya que muy pronto sería navidad.

—Muy bien entonces lo primero es elegir los regalos, después el envoltorio.

—¿Alma, también debería comprar tarjetas o puedo elegir entre una u otra opción?

—Es una cuestión personal, supongo que puedes elegir la que mas te guste. Lo mas importante es la intención, a fin de cuentas.

—Ya veo —Alice revisó su monedero, tendría que tener cuidado de como distribuir sus ahorros para que al menos todos tuvieran un pequeño presente.

17 декабря 2020 г. 17:29 0 Отчет Добавить Подписаться
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