aaronrc Aarón Ramos

Desde niños nos han dicho que los monstruos no existen, que son producto de nuestra imaginación. ¿Pero que pasa cuando estos son tan reales que incluso años después de que los enfrentaste las secuelas te siguen afectando? Algunos monstruos que vimos de chicos nunca se fueron, es mas permanecieron todo este tiempo con nosotros. ¿Eres lo suficientemente valiente para enfrentarlos de nuevo en tus recuerdos? Ven y acércate a la ventana, observa lo que yace detrás de ella... Si te atreves. Portada por: Itzel Mosqueda


Ужасы Монстро-литература 13+.

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Короткий рассказ
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La Sonrisa En La Ventana

En ese entonces yo era un niño, pero las secuelas me persiguen hoy en día.

Ahora soy prisionero de mi mismo. Atrapado en una celda a la qué nadie más puede acceder. En un lugar en el qué nadie puede escuchar mis gritos ni mis sollozos. Desdé aquella noche en que algo me fuera arrebatado y no se qué es.

Soy como un fantasma ahora. Un fantasma de carne y hueso que ronda por el mundo sin poder expresar ni sentir nada de nuevo, es como si hubiera perdido el control de mi mismo. Como si hubiera perdido mi alma... Y tal vez así fue.

Ahora aquí, sentado a las cuatro de la madrugada en mi viejas mesa circular del comedor, solo y con las ventanas cubiertas con las pesada cortinas qué no dejan entrar la luz del faro afuera de mi ventana. Bajo el débil amparo del suave fulgor que llega del foco del techo y se derrama sobre el comedor. Es aquí y ahora que logre encontrar el valor y la forma para revivir en la pantallas de mi asolada mente, el recuerdo de aquella espantosa noche.

Era un plácida y algo fría noche de otoño. Yo tenia siete años y hasta esa noche era un niño muy alegre y risueño. Me fascinaba hacer bromas, contar chistes y resolver acertijos. Aún recuerdo con triste añoranza la alegría de encontrar la respuesta de algún acertijo complicado o la frustrante emoción de no conocer su respuesta. Ahora esas emociones no son para mi sino simples fantasmales recuerdos qué vagan por mi mente.

Esa noche, estando ya acostado en mi cama, esperaba a qué me invadiera la inevitable somnolencia para poder así caer en profundo sueño. Con el afán de ayudarme a caer rápidamente en el esperado sopor, decidí tomar un viejo libro forrado con papel de estraza, para cubrir la portada.

Aquél libro era un regalo de mi padre, un regalo qué al inicio me atemorizaba. El libro era Viajes de Kasperle, un libro sobre un muñeco de madera que permaneció dormido durante años dentro de un viejo armario, y un día despierta de su largo letargo para irse de aventuras. El libro en sí no era el problema, es más, me gustaba el libro. La ilustración de la portada era el problema.

En la portada se mostraba el dibujo de un muñeco de madera extraño y con facciones siniestras en su tallado rostro. El bailaba en un frondoso bosques que, seguramente antes fue colorido, pero ahora por el paso del tiempo y el desgaste estaba oscuro y tenebroso. Sobre esta imagen se alzaba el titulo del libro con brillantes letras rojas, que inevitablemente me hacia pensar en el color de la sangre. Toda la escena me provocaban escalofríos.

Mi madre forro el libro con el papel de estraza y fue hasta entonces qué me anime a leerlo, pero la imagen del muñeco espeluznante bailando en aquel bosque oscuro y siniestro nunca se fue de mi mente. Pero esa noche fue la noche que mis pesadillas escaparon de mi mente y cobraron vida, fue la noche qué dejó se ser simplemente espeluznante y se volvió aterrador aquel maldito libro y ese maldito muñeco. La noche que tuve qué encerrarlo en ese neblinoso rincón de mi mente diseñado para encerrar todas las cosas oscuras que me aterran.

Ya somnoliento y encaminado en las largas carreteras que llevan al país de los sueños, decidí cerrar el libro y dejarlo en mi buro. Me quite los lentes y acurruque dentro de las cobijas y con ellas me tape hasta la barbilla. Finalmente cerré los ojos para poder caer en el profundo y delicioso sueño.


...


No sé cuanto tiempo pase dormido, pero sin duda no habían pasado más de dos horas. Escuché un extraño murmullo qué me despertó y no me permitió volver a dormir. Levante la vista e inspeccione toda la habitación, pero no encontré nada. La habitación seguía oscura y vacía salvo por mi presencia. Ahí fue cuando una pequeña chispa de temor comenzó a calentar mi interior, pero nada que no pudiera calmarse con la frase qué me repetía siempre qué me asustaban de noche: “No es nada, los fantasmas no existen”, era lo me repetía a mismo. Pero fue cuando comencé a acomodar de nuevo mi cabeza contra la almohada qué el sonidos surgió nuevamente, pero esta vez no como un murmullo, sino como una llamada clara y concisa dirigida hacia mi. Provenía del otro lado de mi ventana aquel singular susurro, la ventana que daba al jardín de mi casa. El sonido fue cómo de unos pasos sobre el pasto del jardín, suaves, pero claros. Esa chispa de temor comenzaba a avivar y pronto seria una llama caliente.

Permanecí mirando fijamente la ventana durante un minuto aproximadamente y nada más paso. Pensé que tal vez había sido un gato callejero que había saltado la barda de ladrillos y entrado al jardín de mi casa. Esa idea me tranquilizo e intenté volver a conciliar el sueño, pero justo cuando aparte la vista de la ventana escuché algo qué me dejó pálido. Un rasguño en mi ventana, como si una rama de árbol la tocar suavemente, pero no era posible.

Había un árbol en el jardín de mi casa, pero este se encontraba a cuatro metros de mi ventana, junto a la de la habitación de mis padres, era imposible que llegaran las ramas hasta ahí. En ese momento me debatía interiormente si acercarme y abrir las cortinas de par en par y ver que había provocado aquel espectral ruido o ignorarlo e intentar volver a dormir. Decidí que eran mejor no hacerlo, probable no era nada, o en dado caso podría ser el viento solamente.

Ese era mi tercer intento por volver a los caminos de modorra. El tercer y último intento.

Me talle los ojos para despejar mis parpados de las lagañas y poder volver a dormir cuando el ruido volvió, pero estaba vez fuerte y sonoro, un golpe seco contra el cristal de la ventana, este provoco un grave y profundo eco en mi habitación que perduro unos segundos. Me asuste terriblemente, abrí los ojos de par en par y vi claramente la sombría silueta de una mano a través de la cortina de mi ventana. Algo o al guíen estaba ahí afuera, con una mano apoyada en la ventana.

A mi memoria llega el recuerdo de un grito que solté en ese momento, pero la verdad es que ahora, años después de aquella noche, esa parte del recuerdo me parece borrosa. Lo único que recuerdo con claridad fue que me quedé paralizado viendo a la ventana, sudando y temblando del miedo.

La mano desapareció por un segundo y volvió a estrellarse contra la ventana con más fuerza. Me estremecí y di un brinco hacia atrás en mi cama. La mano se deslizó lentamente contra la ventana, provocado un aterrador sonido parecido al qué hacen los cubiertos al ser tallados contra un plato.

La mano desapareció y volvió a arremeter contra mi ventana provocando un espantoso y profundo eco nuevamente, cada vez más fuerte, en el interior de mi habitación. Una y otra vez hacia esto y el sonido retumbaba como si fuera una cueva, casi parecía qué me llamaba, me pedía entrar.

Sin más y bruscamente, la agresión contra mi ventana se detuvo. El eco rebotó unos segundos más en mi habitación pero igualmente paro.

En ese momento debí haber salido de mi habitación y buscar a mis padres, aunque no se si hubieran podido hacer algo, pero era mejor opción de lo que decidí hacer al final.

Me levante de la cama lentamente y avance paso a paso a la ventana. El sonido de mis pisadas era todo lo que se escuchaba, como si todo hubiera desaparecido en ese momento. Al llegar a la ventana vacile un momento sobre lo qué estaba a punto de hacer. Aún me podría haber salvado, y no se si yo fui muy estúpido o aquella cosa al otro lado de mi ventana me hechizo, pero mi elección en ese momento me condenó.

Moví rápidamente las manos hacia las cortinas, las tomé y las deslice en un rápido movimiento, abriéndolas por completo. Y fue entonces cuando lo vi, cuando vi aquella cosa que me provoca pavor el ver por las ventas de noche, aquella cosa qué me acosa desde aquella penumbrosa noche. Esa cosa que esta cada vez que cierro los ojos, en mis momentos más felices, en los más triste y en los más privados. Aquella cosa que ahora vive en mi y jamás me dejará.

Era un ser asqueroso y aterrador. Su cara era como la de una persona muerta, putrefacta. En el cráneo tenía unos cuantos hilos de cabello negro y largo. La piel de su cara estaba ennegrecida al igual que las tiras de carne que colgaban de lo que tal vez en otro tiempo fueron sus mejillas. Su nariz había desaparecido y ahora era una oscura cicatriz en el medio de su rostro. Sus siniestros ojos eran amarillos con venas gruesas y rojas por todo el glóbulo ocular que llegaban hasta el iris, que igualmente era rojo. Pero lo que más me daba miedo era aquella espantosa mueca en su horrida cara. Me parecía como si fuera el hocico de un perro o un caballo muerto, aunque ahora que revivo ese espantoso recuerdo me parece confuso. De cualquier manera era una espantosa y pútrida sonrisa. Había perdido los labios aquella cosa y era la única expresión que podía mostrar en su descompuesto rostro. Una sonrisa malévolamente burlona. Sonrisa señal desesperanza.

Mi mente se quedo en blanco ante aquel profano ente. Solo lo miraba y el me miraba a mi con sus ojos hundidos en las cuencas. Di un pazo atrás por instinto y justo en ese momento esa asquerosa cosa movió su mano y la volvió a estrellar contra la ventana, haciendo que el eco sonará profundo y pesado nuevamente. Abrió aquel hocico y dejó escapar un fantasmal vaho que se impregnó en el cristal de mi ventana. En aquel momento me pareció escuchar una extraña risa, grabe y gutural. Yo seguí caminando lentamente a mi cama como si fuera un zombi y me metí en ella, me tape con las cobijas y me quedé mirando aquella cosa afuera de mi ventana. Ella me siguió con la mirada hasta donde estaba y nos que damos viendo el uno al otro durante horas.

El sueño y el miedo se debatían en mi por ver quien me poseería. Pero mi pequeño cuerpo me pedía dormir ya. Yo solo era un niño, y estaba despierto a las altas horas de la madrugada, mi mente me exigía dormir.

Así qué comencé a cabecear. No me podía permitir dormir con aquella cosas en mi ventana pero estaba perdiendo la guerra contra el sueño. Finalmente un cabeceo me hizo cerrar los ojos por unos cinco segundos que yo sentí como varios minutos. Entonces escuché una aguda risotada, como si un duendecillo se burlara a carcajadas de mi, seguido de esto escuche el rumor de algo que se deslizaba por mi alcoba. Abrí los ojos rápidamente pero no vi nada, sin embargo sentía que estaba ahí en algún lado. Acechándome.

Estaba temblando de manera incontrolable en mi cama, como si un fuerte y gélido viento hubiese entrado a mi habitación y me hubiera congelado hasta los huesos. Esa llamarada de miedo que ahora estaba incinerado mi interior era el único calor que podía sentir.

Tenia los ojos muy abiertos, y estoy casi seguro que ni siquiera estaba parpadeado en ese momento. Estaba atento a las sombras de mi alcoba, en busca de cualquier señal de que aquella endemoniada criatura, pero todo estaba en paz y silencio, en un absoluto y ominosos silencio.

En aquel momento estaba maquinando la idea de pararme de un brinco de la cama y correr hasta la habitación de mis padres. Era la única solución racional que venia a mi mente. Estaba mirando fijamente a la puerta de mi habitación, calculando la distancia y el tiempo que me tomaría correr hasta ella, abrirla y correr unos cuatro o cinco metros hasta la alcoba de mis padres. Estaba completamente sumido en esa idea cuando note un movimiento en la esquina superior derecha de mi cuarto. Era un largo y esqueletal brazo que parecía bajar del techo. En cuanto clave la mirada en aquella espectral visión, el brazo se contrajo en un espasmódico movimiento, regresando a las sombras de mi alcoba. Seguido de esto escuche nuevamente una risa, esta vez la risa de una mujer que poco a poco se fue volviendo mas gutural hasta llegar a sonar como el rugido de un demonio.

Mi mente quedo en blanco total. Estaba sudando a pesar de sentir ese abominable frio, seguía temblando y quería gritar, pero cada vez que lo intentaba mi voz se quedaba atrapada en mi garganta, como si algo me estuviera robando la voz. Fue entonces cuando empecé a sentirlo, algo se movía en mi habitación, como un fantasma. No podía verlo, pero si lo podía sentir, como el viento que te azota en un día ventoso. Podía sentir como clavaba su mirada en mi como un cazador que sigue con la mirada a su presa.

El sueño reanudó su invasión en mi por alguna extraña razón, o por el oscuro hechizo que ese monstruo puso en mi, así que comencé a cavilar de nuevo, y a pesar de que di batalla para mantenerme despierta, volví a caer derrotado.

Fue gracias a la llamarada de miedo que se formo en mi que volví a despertar, y cuando lo hice vi aquel muñeco al otro lado de mi habitación, sentado en un banco alto, sentado y viéndome fijamente. Era el maldito Kasperle de la portada de mi libro, aunque diferente de cierta forma. Al abrir más los ojos vi qué tenía los mismo ojos amarillos y rojos de esa cosa que ya no se encontraba más en mi ventana. También parecía tener algunas partes de carne muerta en su cara y su cuerpo de madera. Sin mencionar aquella profana sonrisa en su cara.

Esta vez no espero a que cerrará los ojos. Está vez el muñeco se puso de pie lentamente y sus brazos comenzaron a temblar mientras se reía quedamente. Sus extremidades se alargaron en espasmos horribles al igual que su torso y cuello. La espalda del muñeca comenzó a encorvarse y ensancharse. Todo su cuerpo comenzó a alargarse tanto que tuvo que enrollarse en si mismo y de sus costados comenzaron salir cientos de patas parecidas a las de las arañas. Su cabeza se meneaba en espasmos, como si fuera un juguete descompuesto. Fue la escena mas horrible que jamás haya visto en mi vida.

Cuando termino de crecer se quedo hay quieto, mirándome fijamente con sus asquerosos ojos amarillentos por unos segundos. Fue entonces que súbitamente se movió para subir a mi cama. Su movimiento fue tan rápido que ni siquiera lo note.

Una vez sobre mi cama empezó a reptar hacia mi y yo permanecí quieto, paralizado del miedo. Cuando llegó a la altura de mi cara abrió la boca dejando escapar el aliento mas asqueroso del mundo. El olor de todo lo podrido qué podría haber, pero el olor que más distinguí era el olor a huevo podrido, tan intenso qué el aroma entró por mi nariz y llegó a mi estómago, haciéndome vomitar en ese momento.

De ese oscuro agujera que era su boca sonriente, salió como una serpiente una grisácea y pútrida lengua alargada y empapada en saliva que comenzó a lamer todo mi rostro sucio de vomito, después bajo un poco hasta mi cuello, donde comenzó a enrollarse y apretar mi garganta. La lengua comenzó a subir mientras envolvía y apretaba mi cara. Una vez que dejo de deslizarla fue cuando sentí qué aquella cosa comenzó a jalar algo dentro de mí. Se llevaba todos mis sentimientos, ya no sentía ni siquiera miedo en ese momento. Se sentía como si hubiera metido un gancho dentro de mi y hubiera jalado algo en mis entrañas. Mientras lo hacía podía escuchar un millar de carcajadas provenientes del oscuro abismo qué se formaba en la garganta de aquella cosa.

Me jalaba aquella oscuridad en su interior, alejándome de todo y hundiéndome en esa fría negrura. En un vacío eterno.

Sentí que pasé años ahí, solo en el interior de ese ente, sin poder sentir nada. Y después de años de flotar en aquel vacío vi una luz que crecía más y más rápidamente. Finalmente vi que había despertado.

Era de día en una fría mañana y estaba en mi habitación, recargado en la cabecera de mi cama en la posición en que estuve en la noche. Con el vomito encima y las cobijas revueltas. No me sorprendí, no sentía miedo o ira o soledad. No sentía nada más que frío en todo mi interior. Como si hubiera un frío de invierno dentro de mi.

Jamás volví a ver a aquella cosas horrorosa. No en persona, pero si dentro de mi, donde se quedo para siempre.

Nunca volví a sentir nada más qué frío. Las cosas habían perdido el color, ahora todos eran blanco y negro para mi. Las cosas habían perdido el sabor. Y no percibía ningún olor más que aquel de huevo podrido. Mi vida se había ido, había sido robada.

Con el tiempo un par de sentimientos regresaron pero estaban ocultos dentro de mi, sin poder expresarlos. No podía exteriorizarlos, estaba encerrado dentro de mi mismo. Gritaba, pero nadie escuchaba. Lloraba, pero no derramaba lágrimas.

Fue hasta hace unos días que me di cuenta en mi trabajo, mientras escribía un reporte, que la única forma de poder expresarme es a través de la escritura, por algunas razón es la única manera de poder expresarme. Es por eso que decidí escribir esto, para poder deshacerme de alguna manera de esto que lleva encerrado en mi durante años. Y no se si alguien lo leerá, o si me servirá de algo, aunque tengo la esperanza de que me ayude en algo. Pero si no es así y muero sin poder volver a sentir, solo quiero advertirles a quienes lleguen a leer esto. Si ven aquella pútrida sonrisa en la ventana, no duerman, por lo que más quieran. No cierren los ojos, no se rindan como lo hice yo... O perderán su alma.


Nota: Un agradecimiento especial a Itzel Mosqueda, quien me ayudo con la magnifica portada.













29 октября 2020 г. 4:29 6 Отчет Добавить Подписаться
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 AndySGL AndySGL
Transmites el miedo que tú sentiste. Me transportaste a los miedos que sentí siendo solo una niña, me causaste miedo justo ahora y me transmitiste tu deseo por expresar lo que necesitaste. Buena obra - 💋

  • Aarón Ramos Aarón Ramos
    Muchas gracias por tu comentario, lo agradezco muchísimo, y me da gusto saber que te pude sacar un pequeño susto. November 24, 2020, 05:17
𝖘𝖆𝖒 𝖜𝖔𝖑𝖋 𝖘𝖆𝖒 𝖜𝖔𝖑𝖋
Wow, me ha encantado, ¡quisiera leer más! Felicidades por el buen trabajo. ¡Un saludo Aarón!

  • Aarón Ramos Aarón Ramos
    Muchas gracias Samantha, aprecio mucho tu comentario. Por si gustas tengo otra historia corta publicada, e igualmente intentaré publicar más relatos. October 31, 2020, 00:16
Mob M Mob M
Lo repito ésto hace que me sea inevitable no sentir que estoy dentro de la historia osi osi

  • Aarón Ramos Aarón Ramos
    Muchas gracias Itzel, valoro mucho tu opinión y tu apoyo. October 31, 2020, 00:17
~

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