leditto LeDitto

Esta historia se sitúa en nuestro mundo, pero por alguna razón, en el existen impresionantes criaturas con poderes fantásticos, que emergieron producto de una de las más grandes catástrofes de la humanidad... Los Pokémon... Seguiremos las aventuras de un joven llamado Edgar, quien en un inicio, no tiene la más mínima intención de emprender un viaje a lado de estas criaturas, pero que poco a poco se va integrando en la profesión de entrenador pokémon, descubriendo, como es que este mundo funciona realmente.


Фанфикшн 18+.

#fanfic #pokemon #fanfic-de-pokemon #fantasia #mundo-alterno #fanfiction #fanfiction-de-pokemon
1
2.4k ПРОСМОТРОВ
В процессе - Новая глава Каждые 10 дней
reading time
AA Поделиться

Capítulo 1: "Una sonrisa y una duda"

A día de hoy, no estoy seguro de si he de maldecir o a gradecer, por aquel día que decidí salir de casa y enfrentarme al mundo.

No podría decir que todo aquello que viví en mi viaje fueron puras desdichas, pero sin duda, en mi memoria perdura una amarga sensación imborrable, como una profunda cicatriz, que después de tanto tiempo no ha terminado de sanar y que aún, duele...

A su vez, aquel recuerdo de vez en cuando genera en mí una sonrisa, al saber que dicho viaje, también me ayudó a mejorar como persona, a volverme alguien mejor, a volverme alguien más fuerte.

Por esa razón sentí que debía escribir esta historia, más como una forma de auto reflexión que otra cosa.

Mi nombre es Edgar y vivo en Ternum, un pequeño país ubicado entre lo que antes eran las partes superiores de Colombia, Ecuador y todo Panamá.

Corría el año de 2027, por aquel entonces el país no llevaba más que 40 años de haber sido fundado, ya que el mismo, no fue creado con la intención de que fuese uno en primer lugar. El terreno que hoy conforma nuestro país, alguna vez fue un inmenso campo de batalla, que protagonizó, una de las más grandes y terribles masacres que jamás se hubiesen visto nunca... "La gran guerra de los monstruos".

Pero de esta guerra, prefiero hablar más adelante, debido a que, por acontecimientos futuros, estaría reiterando demasiado y esa no es mi intención, por ahora, solo me concentraré en contar mi historia.

En esa época yo contaba ya con la mayoría de edad, habían pasado solamente unos cuantos meses de haber cumplido los 18 años y no tenía idea de que quería hacer con mi vida, por esa razón, desde hace año y medio debido a que no había ingresado en ninguna universidad por mi falta de decisión e indisposición a cursar una carrera que no me apasionara, me había puesto a trabajar en una mediana tienda de ítems de entrenadores pokémon, negocio en el cual mi padre estaba involucrado, pero al cual no podía asistir a tiempo completo debido a que sufría de hipertensión y tenía una lesión en la columna.

Sentía que era mi deber ayudarlo además de que así me mantenía haciendo algo productivo, mientras trataba de buscar algún objetivo que perseguir. Aunque para aquel punto, casi me había resignado a trabajar como vendedor de artículos para entrenadores, pese a que quería hacer algo más, me sentía cómodo trabajando en la tienda, se me daba bien el atenderla y mi trabajo estaba relacionado con uno de mis gustos de la infancia.

Fue entonces que un día en el cual me hallaba trabajando, como en cualquier otro, alguien entró a comprar...

— ¡Buenas tardes!- Dijo el joven que entró alzando la voz y apartándose de la puerta antes de que esta si quiera volviese a cerrarse-.

No tuve tiempo de verle el rostro, al entrar se dirigió rápidamente al mostrador mientras agachaba la mirada buscando en su bolsillo el dinero para pagar.

—Sí... ¿puedo... ayudarlo en algo?- dije mientras examinaba su apariencia, habiendo reconocido en él algo familiar-.

Advertí que era alguien alto, y de apariencia relativamente delgada, tenía un pelo extremadamente largo, castaño, rizado y muy enmarañado, que con su cara agachada ocultaba su rostro. Su ropa estaba cubierta de suciedad, traía una camisa manga corta color vino tinto y unos jeans negros bastante maltratados y rasgados.

—Disculpe-Dijo antes de subir la mirada al acercarse al completamente al mostrador- ¿podría ponerme unas cuantas Monsterball y unas papas...?- Me vio y su rostro hizo un gesto de sorpresa y alegría al verme-.

Yo también me había sorprendido, el era Cesar, un buen amigo que había empezado su viaje como entrenador pokémon hace ya dos años.

— ¡Edgar!-.

— ¡Cesar!-.

— ¡No pensaba en verte trabajando en esta tienda!- Dijo sonriendo-.

— ¡Yo no pensé verte comprar aquí!- Respondí perplejo- ¡¿Qué rayos hace devuelta en Astrea señor maestro pokémon?!-.

El se rió.

—Muy gracioso, ¿oye cuando te desocupas?- Preguntó mientras le entregaba sus cosas-.

—Pues ya es medio día, ya es momento de mi descanso, espérame a fuera un momento y ahora hablamos- Respondí para luego despedirnos con un "Nos vemos ahora"-.

Luego de eso terminé de atender a otras dos personas que se encontraban comprando dentro de la tienda, luego llamé a uno de los empleados que era un viejo amigo de mi padre para atender el local y luego me encontré con Cesar en la entrada de este.

Ya a las afueras, nos sentamos en una banca que estaba enfrente de la carretera al otro lado de aquella pequeña tienda construida con concreto.

Cesar era un muy buen amigo de la infancia, prácticamente habíamos crecido juntos, el y yo siempre hablábamos acerca de los pokémon y la misma liga, éramos casi como hermanos ¡hasta fuimos a la misma escuela!
Así que me emocioné increíblemente al poder hablar con el después de tanto tiempo.

Mientras estábamos en aquel banco de madera, el abrió sus papitas y mientras agarraba un buen puñado de estas, dijo...

— ¿Y hace cuanto que trabajas en el negocio de tu viejo?- Luego llevó las papitas de su puño a la boca, mientras miraba fijamente la tienda-.

—Como año y medio, tan solo unos meses después de que te fuiste-.

El asintió con la cabeza mientras terminaba de masticar, como diciendo "Así es". Luego yo dije.

—No pensé en que vendrías tan pronto, supongo que ya cuentas con todas las medallas de gimnasio, aun así no recuerdo haberte visto en la conferencia latinoamericana de la liga pokémon- concluí desconcertado.

El me miró levantando una ceja y sonriendo, para al terminar de masticar expresar...

— ¡Qué va! Apenas poseo unas cuatro medallas-.

Yo me quedé perplejo al oír sus palabras, debido a que Cesar siempre había sido un gran conocedor del entrenamiento pokémon y me parecía sumamente extraño el hecho de que aun poseyese cuatro medallas después de 2 años de viaje, así que le pregunté.

— ¿Y eso? ¿Acaso no ibas a convertirte en el mejor entrenador de toda América unida, que digo de América, del mundo?-.

El dio una pequeña risa y luego dijo...

—Sí, pero no estaba listo para la conferencia de la semana pasada -expresó con un tono lento y tranquilo, mientras movía su mano izquierda gesticulando al mismo tiempo que hablaba- Me he tomado mi tiempo para entrenar a mi equipo y conseguir pokémon raros antes de "cazar" a los últimos líderes de gimnasio, y aun con todo ha sido algo complicado conseguir todas y cada una-.

— ¿Y tendrás paciencia para esperar cuatro años a la siguiente conferencia?-.

Al oír mis palabras casi se ahogaba tragando sus papitas y luego me miró sorprendido, para luego redirigir su mirar al frente con los ojos abiertos como platos y luego golpear suavemente su cabeza mientras la agachaba y fruncía el seño, para finalmente decir...

— ¡¿Cuatro Años?! ¡Carajo! ¡Se me había olvidado por completo, ahora tengo que esperar más de la cuenta!- Gritó con algo de molestia en su voz.

Yo me reí fuertemente.

— ¡Parece que a don perfecto se le ha pasado algo por alto!-.

El me golpeó en el hombro sonriendo.

— ¡Tu cállate!- Dijo antes de recostarse totalmente de la banca y tragar un puñado de sus snacks-.

Yo me reí en mis adentros y luego recordé en lo que había preguntado antes...

—Por cierto no me respondiste ¿Qué demonios haces aquí ¡Oh gran maestro!? -.

Me miró mientras sonreía y fruncía el ceño para luego dirigir su mirada al cielo.

—Quería ver mi hogar después de tanto tiempo de estar lejos de él –Su mirada ahora se hallaba perdida entre las nubes, casi podías decir que su mente se hallaba flotando perezosamente en lo alto del cielo y su sonrisa se extendía de oreja a oreja-. De hecho, al llegar visité a mamá y luego me dirigí al centro pokémon –Volteó hacia mí por unos segundos- A continuación iba a saludarte a ti y a tu familia –Volvió su mirada al cielo y se puso sus manos tras la nuca- Pero debía comprar unas cosas antes ¡Fue una sorpresa encontrarte trabajando ahí!-.

—Sí...-.

—Apropósito-.

—Si ¿qué pasa?-.

— ¿Piensas hacer algo más que solo atender la tienda de tu papá?

—Pues no, solo... no estoy seguro de que quiero hacer con mi vida, además, a la edad de mi papá los fuertes dolores de espalda que tiene, muchas veces le impiden si quiera inclinarse un poco, debo atender la tienda para ayudarlo-.

— ¿Y qué hay de tu hermano? ¿Acaso no les enviaba plata a tus padres?-.

—No sé si esa plata será suficiente... Debo... ayudar a mi padre- Respondí cabizbajo-.

Cesar se quedó en completo silencio durante unos segundos mientras me miraba con aire analítico.

— ¿Pero acaso no querías dedicarte al arte?-.

—Ya no estoy tan seguro de ello...- Dije tratando de cerrar el tema-.

— ¿Por qué?- inquirió-.

—No lo sé, simplemente... siento que quiero algo más... algo... distinto-.

— ¿Qué hay de aquel sueño de ser entrenador pokémon?-.

Al oír esa pregunta, una cólera retenida se apoderó de mí y me hizo pararme del asiento de golpe, mi seño se hallaba fruncido y estrujaba mi cara mientras decía, dándole la espalda: — ¡Maldita sea! no puede ser que tú también me molestes con eso -Me voltee de golpe- ¡Estoy cansado de que mi padre insista en aquella tontería del entrenamiento pokémon! ¡¿Y ahora tu empiezas también con el mismo cuento?!-.

— ¿Tontería? ¿Qué pasó con aquel sueño del cual hablabas con tanto entusiasmo?- Preguntó algo molesto pero sin alzar la voz, ni levantarse de su asiento-.

—Arg, ¡Era un niño! ¿No comprendes? ¡No entendía muchas cosas y mucho menos sabía lo que quería!-.

—Y ahora tampoco... - Respondió de manera chocante-.

Ya estaba empezando a enfadarme realmente, respiré profundo y luego dije tratando de tranquilizarme y regulando el volumen de mi voz...

—Escucha, Cesar, Eso del entrenamiento pokémon no era más que una fantasía infantil, ¡No comprendía en lo absoluto todo lo que conllevaba ser un entrenador! ¡Y no estoy dispuesto a arriesgar mi salud y terminar como mi padre! ¡Así que no desperdiciaré mi vida vagando por el mundo!- Terminé alzando un poco la voz-.

Ya irritado por mi actitud, el se levantó del banco de un golpe y se me acercó mientras hablaba con un tono agresivo.

— ¡¿Oye, pero qué mierda te sucede?! ¡Solo quiero ayudarte!-.

— ¡Muchas gracias pero no necesito tu ayuda, ya encontraré que hacer! ¡Así que déjame en paz!-.

El respiró mientras agachaba la mirada y estrujaba su cara con su mano, para luego decir en un tono más o menos tranquilo...

—Mira, te entiendo, solo quería ayudarte a conseguir una alternativa, mencioné lo del entrenamiento pokémon porque pensé que todavía tenias esa idea en mente –Me tocó el hombro tratando de tranquilizarme- Escucha, no quiero que te estanques y te conformes con dirigir una pequeña tienda en medio de la nada –Señaló con su otro brazo alrededor, lo movió mostrándome las lejanas casas de pueblo, la extensa carretera y los varios kilómetros de prado del municipio de Astrea- Eres mi amigo y quiero que salgas adelante- Se alejó lentamente y luego prosiguió- ¿Recuerdas aquella vez en el estadio de Bogotá? ¿Recuerdas lo que sentimos al ver el enfrentamiento del actual campeón en la final? Esa adrenalina, esa ferocidad ¡ese increíble espectáculo! –Se dio media vuelta y me miró fijamente con una semblante nostálgico- Después de ese combate, no dejamos de hablar acerca de lo genial que sería ser un entrenador ¡Y lo es!- Hizo una pausa, observando mi expresión, la cual estaba menos tensa. Yo no dije nada y al ver esto, él continuó- Peligro no es lo único que te espera allá a fuera, te espera la aventura de tu vida ¡Emociones que nunca encontrarías teniendo un rutinario trabajo de oficina! –Yo me puse pensativo pero sin mostrar en mí gesto un real interés, pese a que sus palabras me habían hecho dudar- Está bien, lo entiendo, no tienes porque vivir de esto, pero, simplemente quiero que sepas de lo que te estás perdiendo amigo-.

Yo me quedé en completo silencio durante unos segundos, apartando la mirada, finalmente él dijo...

—Bueno, me tengo que ir... no quiero que se me haga tarde para llegar al siguiente gimnasio... además... creo que ya es momento de que vuelvas al trabajo –Concluyó mientras retiraba su mochila de la banca-.

—Disculpa el haberte gritado, en serio no...-.

—Nah, discúlpame a mí, no tenía porque insistir en el tema –El se alejó lentamente de donde estábamos y se detuvo a unos pocos metros de ahí- ¡Fue un gusto verte de nuevo, salúdame a tus padres, nos vemos Edgar!- Luego se dio la media vuelta al ver mi gesto de despedida y continuó su lento caminar-.

Esa conversación me había dejado pensativo, yo me moví devuelta al local y empecé a atender, algo disperso, a los clientes, no podía sacarme de la cabeza sus palabras: "Peligro no es lo único que te espera allá a fuera, te espera la aventura de tu vida ¡Emociones que nunca encontrarías teniendo un rutinario trabajo de oficina!". El se refería, quizá, a una oportunidad única, algo que la vida nunca más me ofrecería, pues estando más viejo jamás podría experimentar aquello de lo que Cesar me hablaba. Sin embargo, no quería dejar el trabajo de mi padre, ahí me sentía a gusto, y si bien no era exactamente lo que quería... no me molestaba en lo absoluto.

Era genial ganar mi propio dinero, dirigir el negocio y sentir que todo iba a mejor.

Podría soñar con engrandecer el negocio de mi padre y volverla una gran empresa para la exportación de productos de entrenadores, pero... Por momentos, temía realmente el poder arrepentirme de no haber experimentado lo que significaba realmente vivir...

Fue entonces, mientras atendía por eso de las tres de la tarde a un último cliente, que antes de entregarle una Monsterball que había ordenado, me quedé completamente absorto en el destello de luz que aquella espera bicolor reflejaba. ¡Entonces! al igual que un relámpago, un poderoso recuerdo de tiempos pasados llegaba a mí y su energía me colmaba, erizando mi piel y sacándome una sonrisa... el recuerdo... de aquel intenso combate...

Ese día a mis 10 años, había ido con mis padres y los de Cesar a apreciar la gran final de la liga pokémon en el inmenso estadio de Bogotá.

Recordé aquella noche como ninguna otra, entramos a la conferencia por eso de las ocho de la noche, las luces de los reflectores resplandecían en todo el estadio, haciéndolo parecer de día. Nosotros logramos conseguir los mejores asientos, estábamos en primera fila en el lateral del campo, en todo el centro, obteniendo una vista panorámica del combate. Había tensión en el ambiente, todo era silencio, la gente no podía apartar la vista del extenso cuadrilátero, unos se inclinaban con las manos juntas, reposando sus codos en las rodillas, otros estaban de pie aferrándose con fuerza del barandal, era algo sorprendente.

Nunca había visto tan de cerca un combate, la intriga que sentía en ese momento me carcomía. Mi estómago estaba revuelto y tenía un nudo en la garganta.

Fue entonces que una poderosa música de combate resonó en todo el estadio, el clamor de imponentes trompetas, tambores, violines y bajos anunciaban la llegada de los contendientes más poderosos, no del país si no del mundo entero.

La canción erizó mi piel, yo me estremecí y junto a todo el estadio, di un grito de emoción, al ver a los "Maestros" atravesar el umbral que los llevaría a su encuentro.

La euforia de la gente te contagiaba hasta sin que pudieses percatarte, todos estaban vociferando ánimos a ambos, no parecía hacer favoritismos, solo se esperaba que ambos diesen lo mejor en el combate.

Al llegar cada uno a las esquinas del área delimitada para el enfrentamiento entre sus pokémon. La gran pantalla que colgaba del techo, mostraba los rostros de ambos, que se miraban una llameante emoción, posteriormente ambos sacaron sus Monsterball y señalaron al otro bruscamente con ella, era algo así como un saludo, una señal de respeto, sus caras adquirieron un gesto desafiante y con la fuerza de un beisbolista ambos lanzaron al aire las Monsterball, estas impactaron con el suelo y luego solamente pude ver un cegador resplandor del cual emergieron autenticas bestias dignas de la más disparatadas de las fantasías.

De la mano del actual campeón, había emergido una criatura de escamas doradas, complexión robusta y su cuerpo erguido le otorgaban una apariencia amenazante. Sus ojos como los de una víbora, sus dientes como navajas, sus alas gigantescas, capaces de arropar hasta la más colosal de las bestias de la selva, aquella criatura no era más que un verdadero "Dragón" como el de las antiguas leyendas propias del Medievo... su nombre era "Dragonite"...

Del otro lado una criatura con el aspecto de diablos y demonios de todo tipo, con el poder de un hechicero o un esper, su cabeza de cabra tenía cinco puntas, poseía en el hocico un extraño y alargado bigote. Su pecho estaba recubierto por una armadura biológica de color café, misma que, también cubría sus muñecas y rodillas, su pelaje era de un color marrón extremadamente claro y poseía cucharas en las manos...

No hacía falta una presentación para aquel abominable monstruo del cual tantas terribles historias y relatos se oían... él era Alakazam...

La gente gritó eufórica hasta que finalmente vieron salir a ambos pokémon cuando sus voces desaparecieron en el ambiente repentinamente, para esperar la señal del anunciador, quien sabía mantener el silencio y ponernos a todos tensos...

Y después de despertar la ansiedad entre los espectadores, gritó...

— ¡Comiencen!-.

Ambos entrenadores dirigieron sus muñecas a sus labios, y ordenaron a sus monstruos realizar un ataque y antes de que me diese cuenta, el dragón dorado dio un tremendo salto que lo impulso al frente de aquel demonio, giró su cuello mientras la garganta emitía un intenso fulgor, para luego liberarlo en una ardiente llamarada que disperso sus flamas por todos lados.

El entrenador de Alakazam pareció cubrirse, mientras que el otro miraba al cielo sorprendido, Dragonite dejó de escupir su fuego y al darse media vuelta su mirada se topó con Alakazam flotando en el aire en posición de meditación, Dragonite rugió.

El entrenador del esper dio una orden y el cuerpo de Dragonite empezó a contorsionarse, el otro entrenador miró a su pokémon y desesperado le pidió que resistiese, levantó súbitamente la muñeca y dio una orden...

— ¡Dragonite usa Rayo!-.

Con mucho esfuerzo el dragón movió las antenas de su cabeza que rápidamente se iluminaron para entregarnos luego un brillo segador y el posterior sonido de un relámpago, la luz se apagó tan pronto como apareció, y Alakazam se hallaba cayendo desde las alturas.

El dueño de Dragonite sonrió y luego ordenó usar...

— ¡Garra dragón!-.

El cuerpo de Dragonite se disparó nuevamente y justo cuando alzó su pata delantera para lacerar la piel de Alakazam de un zarpazo, este abrió los ojos, tomó sus cucharas y el dragón se disparó devuelta a su posición anterior, esta vez, atravesando con su cuerpo el alto muro de las gradas, levantando toneladas de polvo en el aire.

Alakazam se puso de pie en el suelo, mirando en la dirección a donde había mandado a Dragonite, nosotros no podíamos ver que había sido de él ni que había pasado con el entrenador del esper demoníaco.

Todo era silencio...

¡Hasta que! Nuevamente un inesperado resplandor cubrió todo el estadio para luego desaparecer tan pronto como apareció. Alakazam estaba completamente débil, luchaba por mantenerse en pie mientras se podía ver su cuerpo responder a repetidos calambre.

Justo antes de que el humo se disipara, Dragonite volvió a la acción, volando, se abalanzó en un instante a Alakazam con la única intención de perforar su cuello con sus dientes, fue justo, cuando aquella mitológica criatura estuvo a punto de perforar su yugular, cuando la misma desapareció tras iluminarse intensamente...

Tanto el dragón como su domador estaban confundidos ¿qué había pasado? La gran nube de polvo que estaba del lado de su contrincante, le otorgo una clara respuesta al disiparse... Era su magnífico poder, la tele transportación.

El público gritó emocionado, el espectador escrutó asombrado todo lo que acababa de pasar y luego, el combate continuó con la misma ferocidad con la que había comenzado.

Esa, era la emoción de la cual Cesar me hablaba, esa, era la emoción que mi hermano experimentaba en donde quiera que se encontrase, era, la aventura que me esperaba...

Finalmente volví en mí y una extensa sonrisa se dibujo en mi rostro, era el momento de decidir, el rumbo que tomaría mi vida.

22 сентября 2020 г. 14:41 0 Отчет Добавить Подписаться
0
Продолжение следует… Новая глава Каждые 10 дней.

Об авторе

LeDitto ¡Buenas a todo aquel que se tope con esta cuenta! Soy "LeDitto" y aqui publicaré mis historias relacionadas a pokémon, soy escritor desde hace algunos años y quise ver que tal me quedaba un fanfic de pokémon. Te invito a participar en mi grupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/1100917253636090/

Прокомментируйте

Отправить!
Нет комментариев. Будьте первым!
~